Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Las cárcavas de los alrededores de Daroca me servirán para ilustrar la geología de Nilfheim, el planeta que colonizan Mickey Barnes y sus «amigos».
Sinceramente, no voy a perder mucho tiempo comentando este libro. Que, ya adelanto, es un entretenimiento razonable, pero poco más. Terminé de leerlo en el viaje de ida a Sicilia. Aunque como digo es entretenido, se me había atascado, y llevaba arrastrándolo desde el viaje de vuelta de Berlín. Un montón de semanas para lo que es. Y lo que es no es otra cosa que la segunda parte, la continuación o una aventura más de Mickey 7, un libro que comenté hace unos meses, y cuya adaptación cinematográfica comenté hace unas semanas. Escrito por supuesto por Edward Ashton, el mismo autor que su aventura predecesora.

Y cogemos a Mickey, su novia y algunos otros conocidos personajes más un par de años después del final de la anterior aventura, cuando las cosas parece que van bien para la colonia humana, que está en paz con los aborígenes del planeta. Parecen. Porque en realidad, unos problemas con la fuente de energía de la colonia hace que las cosas pinten mal, especialmente si el buen tiempo actual termina y vuelven los fríos gélidos que se encontraron los colonos al llegar. La única solución será recuperar la bomba de antimateria que Mickey entregó a los aborígenes. No les llaméis alienígenas. Que en este planeta los alienígenas son los humanos. Y el encargado de recuperarla será Mickey con unos cuantos más, que lo tendrán complicado cuando descubran que en el planeta hay una guerra latente entre distintos grupos alienígenas. Y que establecer pactos y compromisos con unos o con otros es muy muy muy complicado.
Sinceramente, este libro no aporta gran cosa a las propuestas de su predecesor. Para mí es simplemente un intento de ingresar unos buenos dineros aprovechando el éxito del libro original, y la expectación generada por su adaptación cinematográfica. Así que mantiene ese tono de aventura entre la comedia y el drama, y nos encontramos ante el típico viaje del héroe y sus compañeros de ida y vuelta en territorio hostil, para conseguir un fin que parece imposible de conseguir. Entretenido. Sin más. Si este hubiese sido el primer libro de la saga, no hubiese repetido. Tampoco me arrepiento de haberlo leído. Pero si se aventura el autor en una tercera entrega, tampoco me ha dejado con ganas de más. Es lo que hay.

