Esta serie de fotografías que ilustran esta entrada de este Cuaderno de ruta puede verse, comentada desde un punto de vista de la técnica fotográfica, en Carlos en plata. Paisaje con Fujifilm GFX 50R y Fujinon GF 35-70 mm f4.5-5.6.
El paisaje otoñal en las zonas verdes de Zaragoza no es como el que nos cuentan en las redes sociales, de una gran variedad de tonos ocres y rojos. De hecho, eso no sucede en España salvo en muy poquitos sitios. Esos míticos paisajes de tonos ocres y rojos son propios de América del Norte y algunas regiones de Asia, y más raras en Europa. Aun en los países más norteños. La gama de tonos del follaje otoñal, siempre que sea de hoja caduca va más entre el verde amarillento el amarillo anaranjado. Y en Zaragoza, en cuanto llega el primer temporal de finales de otoño o principios de invierno, con cierzo, el temido viendo del noroeste que se enfila por el valle del Ebro, estas hojas se vienen todas de golpe al suelo. Pero no deja de haber escenas otoñales que, si la luz acompaña, nos dejan imágenes serenas y razonablemente bellas, incluso con la mezcla de elementos naturales y urbanos que caracteriza nuestro entorno. Aprovechando las mañanas serenas de estos últimos días, y que me había llegado una nueva óptica de formato medio, los ratos en los que un virus invernal me ha dado algo de tregua, he salido a fotografiar esas escenas. Sin muchas más pretensiones.










