Donde todo ha sucedido

arte música y literatura, Cine

Hoy me permitiré reseñar un libro. Hace unas semanas andaba yo distraído entre las estanterias de la FNAC Plaza de España, cuando llamó mi atención la fotografía de la portada de un libro. La imagen, según pude comprobar en la solapa de la contraportada, era un imagen de Gene Tierney caracterizada como Lucy Muir para la película El fantasma y la Señora Muir. La belleza de la actriz, la expresividad de sus asombrados ojos, me llevaron a hojear el libro. Se trataba de una colección de artículos aparecidos en diversas publicaciones de prensa periódica del escritor y periodista Javier Marías, recopilados bajo el título Donde todo ha sucedido. Al salir del cine.

Los artículos recopilados tienen un interés diverso. Agrupados por temáticas, van recorriendo aspectos muy diversos del arte, la técnica y la sociología del denominado séptimo arte. Globalmente me han gustado; curiosamente, el que leí con mayor interés es el que se relaciona con la película anteriormente mencionada. Hasta tal punto que busqué la película de la guapa viuda y el simpático y difunto capitán de la más intrépida marina mercante. Y me gustó. Y me emocioné con el amor sin esperanza entre el espíritu y la simpática aunque melancólica matrona británica.

Así que si os gusta la lectura y os gusta el cine, no lo dudéis; el libro os gustará. Y aprenderéis cosas.

Tres simpáticos fantasmas «deambulan» en una estupenda mansión en las proximidades de la localidad escocesa de Mallaig

The Killer Angels – Wikipedia, the free encyclopedia

arte música y literatura, Cine, Historia
Plaza de San Francisco, Zaragoza

En enero comentaba haber visto en vídeo la película Gettysburg, que describía la batalla del mismo nombre, decisiva para orientar el resultado final de la Guerra Civil en los Estados Unidos. Esta película está basada en la novela The Killer Angels de Michael Shaara.

La película, aunque interesante desde el punto de vista de la recreación histórica, no acababa de ser un producto del todo satisfactorio. Aunque buscaba una fidelidad minuciosa a las reflexiones del libro, los interludios entre escenas bélicas, pensados para transmitirnos los pensamientos y los sentimientos de algunos de los protagonistas de la acción, resultaban fríos o poco claros. Bien es verdad que vi la versión doblada, en la que claramente, el trabajo de doblaje era bastante malo, llegando a confundir o desvirtuar algunos pasajes de la acción. Por ejemplo, en un momento dado afirman que dos cuerpos de ejército confederado se está encontrando con la fuerte resistencia de dos regimientos federales. Absurdo. Es como plantear que 500 hombres estén sujetando a 30.000. En realidad se enfrentaban a dos cuerpos de ejército federales y no dos regimientos.

Insatisfecho por lo tanto por estos aspectos, conseguí una copia de la obra literaria original, así como de los dos libros que escribió el hijo del autor en la misma tónica sobre otros episodios de dicho conflicto. Y me lo he leído. En inglés… ufff… Me ha costado un poquito, pero creo que merece la pena. Para quien guste de la literatura histórica (histórica de verdad y no las chorradas sobre enigmáticos códigos, enigmas, templarios, masones, etc. que se están poniendo de moda), es un libro interesante. Con una acción bien descrita. Basado en hechos reales, pero novelizado, y por lo tanto, trasladando emociones e intereses. Finalmente, ha merecido la pena. Y a uno le deja claro algunos de los factores que contribuyeron al desenlace de un conflicto clave en el siglo XIX, y que aunque muchas veces no se reconoce, tanto marca la historia del siglo XX y la actual.

Recomendación, quien guste de la buena historia y de las buenas historias, si consigue un ejemplar y lee en inglés, que no se lo pierda. No me constan versiones traducidas al castellano. O por lo menos yo no he sido capaz de localizarlas.

Alicia en el país de los guardias civiles; sobre una nueva novela de Bevilacqua y Chamorro

arte música y literatura
Puerta y cerradura, Eriste (Huesca)

Allá por el mes de agosto, hice una amplia reseña sobre los personajes y la novelas de Bevilacqua y Chamorro, salidos de la «pluma» del escritor Lorenzo Silva.

Recientemente ha salido publicada la cuarta novela de la saga; recordaremos que el cuarto libro era una recopilación de relatos cortos. Un amigo me ha prestado la novela…

Cielos, ¿qué he confesado? Antes te prestaban un libro y no pasaba nada; se consideraba una forma como otra de convivencia y amistad compartiendo intereses culturales. Ahora, igual lo consideran pirateo. Espero que no se me enfade el autor y la SGAE si leen esto, y comprueban que no he comprado el libro. En fin, retomo el hilo…

De una forma u otra he leído la novela. La comencé con interés. Particularmente me gustó mucho La niebla y la doncella, con una acción más cercana a los protagonistas, con su punto implicación personal, con su morbillo,… Esperaba algo más, profundizando en la cosa. Pero… no sé. El caso me ha parecido menos interesante. Y los personajes han entrado en un estado crepuscular y cotidiano que les quita mucho de su encanto. Ya no se nos recuerda en ningún momento que Chamorro se da un aire a Veronica Lake, y si eso no es así… pues el interés por una guardia que ronda los treinta se pierde. A mi es que los cuerpos de policia en general, y la guardia civil en general, pues que… vaya… que no me ponen. Pero la singularidad de esta pareja y la narración de sus acciones y pensamientos me habían interesado bastante. Me he quedado algo frío. Para nostalgias en la crisis de los cuarenta… pues no sé… bastante tengo con las mías. Y chico… si no tenemos algo de lo que mueve al mundo… de las relaciones entre personas… su poquito de tensión sexual… no sé, no sé… Que no se nos pongan demasiado crepusculares. Que son jóvenes todavía.

Esa música que me acompaña, esas cantantes que me gustan

arte música y literatura
Hot Jazz Club, Praça da Alegria, Lisboa (Portugal)

Cuando me siento ante mi ordenador personal, y me dispongo a pasar un largo tiempo trabajando, tengo una serie de necesidades. Supongo que otros las tendrán parecidas. Una es que nadie me incordie, fundamental. Se me pone un malhumor que no veas. Una segunda es que no haya un exceso de luz; que sienta como una burbuja dentro de la cual soy productivo, y fuera de la cual, nada. Y por fin la tercera es que no hay ruidos, pero sí música.

La utilización de iTunes como reproductor de música en mi ordenador personal me permite de vez en cuando observar qué es lo que más escucho. E invariablemente parece que mis preferencias se decantan hacia la música vocal femenina. Sirva este artículo para homenajear a algunas de estas cantantes:

  • Para empezar, cantantes de jazz de toda la vida, auténticos clásicos como Nina Simone, Dinah Washington, Billie Hollyday, pero sobre todo, y por encima de todo, Ella Fitzgerald, y sus maravillosos songbooks.
  • No olvidaremos a cantantes de jazz modernas, cada una con su estilo, diversas pero interesantes. Citaremos aquí a la omnipresente Diana Krall, pero no nos olvidaremos de Madeleine Peyroux, o de Patricia Barber.
  • Inevitable para mí la música brasileña con gente tan variada como Astrud Gilberto, o las más modernas Joyce, Marisa Monte, y Bebel Gilberto.
  • Sigamos con el portugués, especialmente ideal cuando se mezcla con los ritmos africanos de la caboverdiana Cesarea Evora, o la lisboeta de origen caboverdiano Sara Tavares. Sin olvidar a la vocalista de Madredeus, Teresa Salgueiro.
  • No nos olvidaremos las voces en francés de Carla Bruni, o un reciente descubrimiento, Camille.

Vale, vale. Pero… y en español… Pues siempre me ha privado la voz de Soledad Giménez, de Presuntos Implicados. Desgraciadamente, en España no se popularizan tanto las voces femeninas fuera del pop. Y los cantantes de pop me pueden gustar,… un rato. Luego me cansan. Necesito otro tipo de música más propia, para que se quede conmigo para siempre.

Sirva pues este artículo de homenaje a las mujeres que cantan, y que tanto nos acompañan.

Otro día hablaré de otras músicas que también me acompañan.

Don Quijote en mp3 – Leer o no leer, he ahí la cuestión

arte música y literatura, sociedad
Antiguo Casino Mercantil, Zaragoza

En el portal dedicado a la educación del Gobierno de Aragón,

descubro una iniciativa a priori loable. Esta institución pone a nuestra disposición, sin más coste que el de la conexión a internet necesaria, el Quijote en formato mp3 por capítulos a modo de audio-libro. Estupendo. Cualquier cosa que se haga por fomentar la cultura y dar a conocer a nuestro particular héroe/antihéroe está bien. ¿O no?

Veamos. Dejando aparte la crítica al oportunismo derivado de los aniversarios (quiero decir que cuando no se celebra un aniversario, de este tipo de acciones, poco o nada), hace tiempo que me vengo preguntando si realmente es algo tan positivo el tema de los audio-libros. Estamos en una sociedad en la que parece que todo tiene que entrar suavemente. Sin esfuerzo. Nos entretenemos viendo la televisión, medio de entretenimiento pasivo donde los haya. Escuchamos las noticias en la radio, medio del que te desconectas fácilmente cuando tus pensamientos se distraen con otras preocupaciones, mientras suena de fondo aumentando la contaminación decibélica. Escuchamos música cada vez más simplona, que entre fácil, con argumentos en las letras canciones sin complicaciones. Y ahora… ¿para qué queremos leer? Enchufamos el loro, y una melosa y agradable voz nos sustituye/se prostituye a la hora de afrontar la lectura, no siempre fácil, de nuestros más preciados clásicos.

Pero claro. Algo nos perdemos. Y es que la lectura directa de un libro, invita a pararse en la reflexión. De lo leído. De lo aprendido. Fija en nosostros los conceptos, los reelemos cuando no los hemos comprendido bien, nos enseñas nuevas palabras y, por lo tanto, aumenta nuestra autonomía personal a la hora de pensar y expresarnos. Nos hace más libres. ¿Se consigue esto también con el audio-libro? Me temo que no. Bien está como actividad de divulgación. Pero mal estaría que se plantease como un sutituto/sucedáneo de la auténtica lectura.

Digo yo.

Marionetas en la cuerda

arte música y literatura, sociedad
Mercadillo de la Plaza de San Bruno, Zaragoza

El hecho está ahí. Son días en los que la gente se deja invadir por un extraño estado de ánimo, que los cursis denominan el espíritu navideño. Y entonces, si han alcanzado una cierta edad… pues les da por recordar lo que pasaba en aquellos tiempos… en la infancia y en la adolescencia. Por mucho trabajo que haya, siempre se encuentra un rato en el «curro» para charrar un ratito de aquellos recuerdos divertidos, tengan o no tengan que ver con la Navidad.

Y esta mañana a tocado la infame Eurovisión. Al festival me refiero. Lo curioso es que de los que estábamos casi nadie se acordaba de nada de lo sucedido una vez llegada la adolescencia más avanzada. Pero de los festivales de la infancia, todo el mundo se acuerda. Incluso cuando no es posible acordarse como me pasa a mi con la canción de la descalza británica Sandie Shaw, Marionetas en la cuerda. Yo era demasiado pequeño para acordarme de aquel evento… pero la canción la tengo metida a fuego en mis recuerdos; así que he buscado la letra en la telaraña mundial. Y la he encontrado claro. En el enlace del título.

Ay… si tú me quisieras lo mismo que yo…

(mmmm… que empiezo a sospechar por qué la tengo tan marcada)

Más madera… ¡Es la guerra!

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Estas últimas semanas he leído dos libritos que tenían cierto interés. Ambos del mismo autor, Jesús Hernández, quien pretende dar otra imagen, menos dramática, a veces cómica, del fenómeno bélico. Los títulos,

  • Las cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial, y
  • ¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia militar.

El autor es honesto con la realidad del hecho bélico. En las introducciones a dichos libros y en diversos pasajes de los mismos, reconoce el dramatismo y el sinsentido que supone que los seres humanos se hacen en armas contra sus semejantes. El retroceso hasta lo más animal e inhumano que supone la resolución de los problemas de convivencia por la fuerza.

A partir de ahí, y hecho dicha salvedad, necesaria para la buena salud mental del lector, desfilan una serie de hechos relacionados con lo bélico con una doble misión muy clara. Por un lado, dotar de un mayor conocimiento histórico al lector, que encontrará un gran rigor en los diversos artículos o «anécdotas«. Por otro lado, algo muy necesario también, entretener. A pesar de los títulos de los libros, en los que reina la palabra «anécdotas«, muchos de los hechos narrados no son necesariamente anecdóticos, sino que están rodeados de hechos trascendentes en la historia de los conflictos armados.

Mi recomendación es que si os gusta la historia, los leais. Se aprende. Y no es poco. Y por otro lado, finalmente uno se reafirma en algo que ya intuía. Que la expresión «inteligencia militar» es un oxímoron. Vamos, en lenguaje más llano, un contrasentido. Algo que por mucho que lo busques…

La fotografía de hoy corresponde a Omaha Beach, playa que, a pesar de su nombre, se encuentra en las francesas costas de la Baja Normandía, uno de los lugares del célebre de desembarco, donde Spielberg sitúa la acción de su Salvar al soldado Ryan. El conocimiento de la historia de los hechos nos dirá que, pese al «éxito» de la operación, la ineptitud de los mandos militares aliados ocasionó muchas más bajas de las necesarias en la batalla. Suponiendo que alguna muerte violenta sea necesaria.

«Pero esa es otra historia, y debe ser contada en otra ocasión» (M. Ende).

Desafinado: Bossa Nova y Rolleiflex

arte música y literatura, Fotografía

Sin duda alguna, uno de los géneros musicales que más me han gustado desde que tengo uso de razón es la Bossa Nova. En general, la música brasileña, pero en especial la Bossa Nova. Un genero musical nacido en los creativos años cincuenta en Rio de Janeiro, basado en la samba a la que se le extrae el exceso de percusión y a la que se introducen armonías más sutiles, más delicadas, con una maravillosa interrelación entre la voz y los instrumentos, e indudablemente influenciado por el estilo de hacer de los más finos jazzistas.

Su hito discográfico inicial es Chega de saudade (1958) interpretado por Joao Gilberto, con música y letras de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes. Después ha dado lugar a una pléyade de fenomenales de músicos brasileños y a multiples derivaciones que aun hoy nos deleitan, si bien no se puede considerar una música mayoritaria, especialmente por estos pagos. En fin, vosotros os lo perdéis. Podéis encontrar una reseña y enlaces interesantes en la Wikipedia (edición inglesa, lo siento; la española tiene un artículo de una extensión ridícula).

Entre las muchas bossas que me gustan destaca una. Desafinado, compuesta por Antonio Carlos Jobim e interpretada,… bueno… interpretada por todos. Joao Gilberto, como no, Gal Costa, Ella Fitzgerald, Frank Sinatra, Astrud Gilberto, ¡¡¡George Michael!!!…

No puedo poneros la música, pero si voy a poneros la letra. En portugués. Pero bueno, los espabilados ya se enterarán de lo que dice. Pero cómo me gusta lo de los pechos de los desafinados en los que también late un corazón. Y qué estupendo homenaje a una de las cámaras fotográficas emblemáticas de la época en que se escribió. La mítica cámara réflex binocular, Rolleiflex.

Se você disser que eu desafino amor
Saiba que isso em mim provoca imensa dor
Só privilegiados têm ouvido igual ao seu
Eu possuo apenas o que Deus me deu

Se você insiste em classificar
Meu comportamento de anti-musical
Eu mesmo mentindo devo argumentar
Que isto e bossa-nova, isto e muito natural

O que você não sabe nem sequer pressente
É que os desafinados tambem têm um coração
Fotografei você na minha Roleiflex
Revelou-se a sua enorme ingratidão

Só não podera falar assim do meu amor
Este e o maior que você pode encontrar
Você com sua musica esqueceu o principal
Que no peito dos desafinados
No fundo do peito bate calado
Que no peito dos desafinados
Tambem bate um coração

(Obtenida en http://www.lyricsondemand.com)



¿La foto de hoy? Bueno, es lo de menos. Lo verdaderamente interesante hoy es la canción. Pero para el que tenga curiosidad, es la Plaza de Catalunya de Barcelona.

Dos guardias civiles muy particulares

arte música y literatura

Bevilacqua y Chamorro, dos guardias civiles muy particulares; Lorenzo Silva.

Hace dos años largos, en circunstancias familiares difíciles, y teniendo que pasar muchas horas con frecuencia en hospitales, me hice con una pequeña colección de libros de bolsillo diversos para matar las horas haciendo algo de lo más útil que se me ocurre en esta vida. Leer.

Buscaba tener disponibles siempre libros no muy extensos, de fácil lectura, entretenidos, pero sin caer (demasiado) en el best-seller multinacional, o en la manida ciencia-ficción. No es que entre estas dos últimas categorías no pueda haber buenas obras. Pero son mucho, mucho menos frecuentes de lo que sus fans piensan. Como consecuencia tuve la oportunidad de conocer algunos escritores españoles que se me habían pasado en los últimos años.

Entre estos, me encontré con unos entretenidísimos libros, escritos por Lorenzo Silva, y protagonizados por dos curiosos guardias civiles, convertidos en avezados investigadores criminales de la España rural más diversa. Desde las turísticas playas mallorquinas o gomeras, hasta los hoteles de carretera en la castellana comarca de La Alcarria.

Los protagonistas:

  • Uno, el sargento Bevilacqua, treintañero camino de cuarentón, un licenciado en psicología que se mete a guardia para garantizarse la supervivencia cotidiana. Un poco de vuelta de todo, pero sin pasar de nada. Y desde luego, nada parecido en sus formas y su mentalidad a lo que uno espera de un suboficial de la Benemérita. Nadie, y yo menos que nadie, está libre de prejuicios.
  • La otra, la guardia/cabo Chamorro, una veinteañera estirada y estrecha, hija de coronel de infantería de marina, y frustrada oficial de cualquiera de los ejércitos españoles. Un poco más en la línea que uno se espera en una guardia civil. Salvo por esa insistencia en compararla físicamente con Veronica Lake. Lo cual a uno le produce un morbo que no veas.

Mi primera lectura fue rápida. Superficial. Me entretuvieron, que para eso estaban. Sin embargo, en este verano, con más calma, les he dedicado una lectura un poco más reposada, encontrando en estas novelas una reflexión bastante curiosa e interesante sobre la sociedad española actual. En cuanto a los guardias, en contra de todo lo que podría esperar,… pues les he cogido cierto cariño. Y aunque no me los creo (Silva jura y perjura que son razonablemente reales), sí que tienen algo en común conmigo. La vocación de funcionarios públicos que creen que están al servicio de la gente, y no del capitoste político de turno, al que las urnas han puesto ahí. Aunque no sea porque no hay nada mejor.

No sé. A mí me han gustado. Por cierto… los títulos de las obras de Bevilacqua y Chamorro:

  • El lejano país de los estanques (mmmm, cómo me gusta este título).
  • El alquimista impaciente (hicieron una película; de Chamorro hacía Ingrid Rubio, que aunque me gusta como actriz, no se parece en nada a Veronica Lake,… y no deja de ser una decepción).
  • La niebla y la doncella (realmente, este escritor está dotado para los títulos).
  • Nadie vale más que otro (estos son relatillo cortos, menos trascendentes; aptos para leer a la fresca en verano con un porroncito de cerveza con gaseosa, así bien castizo).


En la fotografía de hoy, dejamos la verde Irlanda, y volvemos a la ruralidad española. En concreto al bello pueblo turolense de Rubielos de Mora.

J.K.Rowling Official Site – Harry Potter and more

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J.K.Rowling Official Site – Harry Potter and more

La verdad es que esta escritora me alucina. Básicamente ha escrito seis libros. Todos ellos sobre el mismo personaje: el mago adolescente Harry Potter. Y se ha hecho de oro. Cada uno de sus seis libros se han vendido como rosquillas. Sean buenos (que los hay, el tercero y el cuarto están muy bien; el sexto, recién leído, tampoco esta mal), o malos (el segundo y el quinto, intragables). Ya veis; yo también los he leído.

Veamos, por partes. Una cosa que me gusta del mundo literario anglosajón es su capacidad de crear mundos imaginarios complejos y atractivos. Quizá los latinos estamos más apegados literariamente a la dura realidad. Es como si el centenario Quijote nos hubiera curado a todos de vivir mundos de fantasía. Y tampoco es eso. Que no sólo de la Tierra pura y dura vive el hombre. Mientras una inglesa coloca a su héroe juvenil en un mundo de magia y fantasía, un francés (Renée Goscinny, con su Petit Nicolas) lo sitúa en la clase media, y una española (Elvira Lindo, con su Manolito Gafotas) en la obrera clase de Carabanchel. Por mucho que me gusten las novelas del pequeño Nicolás y del regordete Manolito, en mi opinión mejor escritas y con más enjundia que las de Rowling,… ¿a alguien le sorprende que los niños y adolescentes prefieran viajar por el mundo de fantasía del enigmático Harry?

Y eso que no he dicho nada del arrollador sistema editorial del mundo angloparlante, capaz de venderle una cámara fotográfica a un ciego de nacimiento. O si no, ¿cómo se explica el éxito arrollador de un bodrio como el Código da Vinci de Dan Brown?


Por mi parte, sigo con mi viaje por un país de magia y duendes (leprechauns, se llaman los duendecillos vestidos de verde que nos pueden proporcionar montones de monedas de oro si los atrapamos). La imagen corresponde a los alrededores de Cong, población de Irlanda en la que se rodó The Quiet Man, dirigida por John Ford y protagonizada por John Wayne.

Una mujer difícil,… pero que muy difícil…

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Acabo de leer una novela de John Irving, Una Mujer díficil. Es la segunda que leo de este autor norteamericano, después de Príncipes de Maine. En ambos casos, la motivación fue la visualización previa de películas basadas en ambas novelas.

Las novelas de Irving son largas. Se toma su tiempo para desarrollar los personajes, que suelen ser ricos y con muchos matices. También se recrea en explicar cómo llegan a las situaciones que suceden en estos relatos. Una mujer difícil no es una excepción. La narración durante cuarenta años de los acontecimientos de una serie de personajes a raíz de la profunda depresión de una mujer que ha perdido a sus hijos en un accidente de tráfico y que marca la vida de su familia y de un joven de 16 años con quien mantiene una relación de verano, se desarrolla con parsimonia, profundizando en los hechos que son importantes en la vida de los personajes. La acción oscila entre el drama y el humor, cuando no roza la tragedia, que por otra parte es la amenaza constante en la vida de los personajes.

Así como en Príncipes de Maine (llevada al cine como The Cider House Rules), el conjunto de la novela me interesó y me hizo reflexionar sobre diversas cuestiones, en Una mujer difícil, un comienzo en mi opinión brillante (y que es la parte de la novela que ha sido adaptada al cine The door in the floor), da paso al resto de la historia más irregular. Ha habido momentos en que hubiese querido saltarme algún episodio, que a mí no me aportaba ya elementos importantes sobre los personajes o sobre el devenir de la acción. No obstante, considero que esta novela es recomendable, como me está pareciendo en general el autor.


La fotografía de hoy procede de mi último viaje por Irlanda. Un grupo de músicos toca canciones tradicionales en The Temple Bar de Dublín.

Ovejas eléctricas y "blade runners"

arte música y literatura, Cine

Hoy hay tormenta sobre Zaragoza. El futuro inmediato para esta tarde es apocalíptico; una buena ocasión para escribir unas líneas. Sobre futuros apocalípticos.

En los últimos días he realizado un ejercicio que me gusta hacer de vez en cuando. Leer un libro y ver una película basada en ese libro. O viceversa, como ha sido la ocasión.

La película, Blade Runner. Esa maravilla de la ciencia ficción realizada por Ridley Scott, cuando tenía imaginación y sabía hacer buenas películas (luego se le ha olvidado un poco). Las aventuras y desventuras del blade runner Rick Deckard (Harrison Ford) «retirando pellejudos»; esos maravillosos replicantes, con Roy Batty (Rutger Hauer) a la cabeza, y esas maravillosas Zhora (Joanna Cassidy), Pris (Daryl Hannah), y Rachael (Sean Young), poniéndole la salsa y la pimienta a la cosa. Un hallazgo conceptual y visual, que luego ha sido imitado, pero prácticamente nunca superado. Recomendable la versión del año 82 a pesar de su lastimoso e impuesto final feliz; más recomendable la versión del año 91, con final abierto, como deben ser los finales. Y eso que a mí siempre me ha parecido que la sugestión de que Deckard sea un replicante le quita profundidad humana a la obra; después de todo, no estaríamos ante un hombre con dudas y que se humaniza, sino ante una mera división entre androides y humanos.

El libro, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick. El argumento es sólo parecido, aunque algunos personajes están ahí. No hay un proceso de convergencia como en la película. No hay una humanización de los androides (aquí nadie los llama replicantes). Aunque el cazarrecompensas sí llega a sentir algo por algún androide, aunque luego se le pase (bounty hunter; no hay blade runners en el libro). Hay cosas importantes. El futuro imperfecto y cataclísmico de la humanidad, una profundización en el concepto de empatía como diferenciador del androide y el humano, ciertas cuestiones relacionadas con la manipulación estatal de las emociones y las creencias; es más profundo en lo social. Sin embargo, creo que PKD no es un escritor capaz de recrear literariamente un universo que haga sentir ante el escenario apocalíptico lo que la película es capaz de transmitir. El libro es mediocre literariamente, mientras que la película es brillante cinematográficamente.

Mi recomendación. Si os gusta la ciencia ficción, o símplemente el cine y la literatura, acercaos a estas dos obras. Algo os permitirán reflexionar. Y también pasaréis un buen rato.

La fotografía de hoy, una imagen de mi serie Reflejos en noviembre que podéis visitar en mi Sala de exposiciones temporales.