Televisiones… ¡pagar o no pagar! He ahí el…

sociedad, Televisión

Dentro de unos días Canal+ dejará de retransmitir sus emisiones codificadas por vía terrestre analógica. Desde principios de los años 90, se constituyó en la televisión de pago. Un concepto que en su momento supuso una cierta revolución en este país. Todo el mundo daba por hecho que la televisión era un servicio público, y por lo tanto, gratis. Hasta entonces sólo estaba la televisión pública con su dos canales.

Después vimos la expansión de los canales privados. Y descubrimos algo. La televisión no es gratis. Se paga. Aguantando una cantidad desmesurada de publicidad. Soportando reality-shows que no dejan de ser más que otra desmesurada cantidad de publicidad, con sus llamadas a teléfonos con tarifas desmesuradas, con los mensajitos cuyo coste real es también desmesurado, y con una comida de tarro colectiva, que atrofia los pensamientos, y que nunca sabemos muy bien a que intereses sirve. ¿Creen que no sirve a unos intereses? ¿No se acuerdan del follón que montó el Gobierno de Aznar con las plataformas digitales?

Como alternativa, tenemos la televisión de pago. Ahora ya, digital, por vía satélite y pronto por vía terrestre. Nos ahorramos la publicidad. Podemos adaptar la programación a nuestros gustos. No nos equivoquemos; tampoco es inocente en lo de servir a intereses diversos. Pero por lo menos, nos podemos ahorrar cierto grado de basurilla.

Yo he caído de nuevo. Ante la eliminación del canal de pago analógico de toda la vida, me he cambiado al satélite. Y me he suscrito a unos cuantos canales de cine. Hoy he visto Río Bravo, y el otro día Cyrano de Bergerac (la de Jose Ferrer). O qué decir de El turista accidental. Y Europa de Von Trier. Y un ciclo dedicado a Ginger Rogers. Qué comentar de la Desirée que tanto le gustaba a mi madre… En fin. Que lo pago muy a gusto. Y a quien c.ñ. le importa la g.l.p.ll.z del granhermano.

Paseando por Barcelona, uno se llega a la Rambla del Mar, donde podemos ver llegar los barcos de Mallorca, bajo la expectación de turistas y paseantes.

Hoy es día de mercado en Zaragoza

ciudad, sociedad

Todos los años, en el mes de junio, se instala en los alrededores de la Seo de Zaragoza el Mercado Medieval de las Tres Culturas. Las tres culturas son la musulmana, la judía y la cristiana que, según el mito aceptado por los «políticamente correctos», vivieron en «paz y armonía» en el medioevo hispano. A mí se me da que no. Que se frieron mutuamente a impuestos según quien se mandaban, y que con más frecuencia de lo que parece, practicaban un mayor o menor grado de «apartheid» según la etnia dominante. Pero bueno. Lo de hoy es lúdico.


Un ruego, por favor; no digáis Catedral de La Seo, lo cual es una redundancia. Seo es la palabra aragonesa para decir catedral. En Zaragoza, a la Catedral se le denomina con su apelativo aragonés tradicional; la Seo. Su nombre completo es la Seo de San Salvador. También sería correcto denominarla Catedral de San Salvador.

La realidad es que es un acontecimiento muy animado, y una oportunidad para que el fotógrafo aficionado haga «manos» en la cosa del reportaje. No falta el colorido y los mercaderes, aunque más o menos simpáticos según los casos, no ponen pega alguna a los múltiples paseantes con cámaras. Convendrá cuidar, sin embargo, los modos. Y sonreir de vez en cuando, no molestar a los potenciales clientes imponiendo nuestra presencia, e interesarse de vez en cuando por los productos ofrecidos es una buena política. Tengamos en cuenta que hay auténticos musulmanes, hombres y mujeres, que no siempre ven con buena cara determinadas actitudes en los fotógrafos. Tolerancia y respeto.

En la imagen, las hilanderas de Almudevar (Huesca); instaladas en el centro de la Plaza de San Bruno, constituían uno de los principales puntos de atracción. Y además eran muy simpáticas, y se le estaban pasando estupendamente.

El juego de pelota

Fotografía personal, sociedad

Los juegos de pelota contra frontón son de los más populares en España y Francia; existiendo numerosas variedades. Si bien adquieren una especial trascendencia en el País Vasco, Navarra y La Rioja, raro es el pueblo, por pequeño que sea, en el norte de España, también en Aragón, que no tiene su frontón.

Una de las variedades del frontón es el trinquete, frontón más corto y cubierto. En la imagen, una vista del frontón de Barrachina, en la provincia de Teruel. Insisto una vez más; no hay que perderse la provincia de Teruel. De lo más interesante.

Star Wars Collectors Archive – Zewa Moll

Cine, sociedad

Star Wars Collectors Archive – Zewa Moll

Con esto del estreno de Star Wars episodio III, el merchandising del tío George (Lucas) va a marchas forzadas. Hay que exprimir hasta el último dolar posible. Y entre los productos de merchandising, pues… no, no se trata de discos, ni libros, ni juguetes, ni cereales para el desayuno, ni caramelos con chocolate, ni caramelos sin chocolate, ni…

No, se trata de papel higiénico. El papel higiénico de las galaxias. Y que la fuerza esté con vosotros en el momento… en ese momento, en el momento all-bran.

La imagen de hoy está un poco más aquí de una galaxia muy, muy lejana. Está en Berdún (Huesca). Esta y otras fotografías de pueblos del Pirineo Aragonés de De viaje con la cámara al hombro.

Asturianos y la tumba de Darth Vader

Cine, fórmula 1, Fotografía personal, sociedad

Diversas noticas relacionadas con asturianos ilustres:

  1. La cara amable de la televisión de Aznar parirá dentro de unos meses un/a principito/a. Pues que bien. Qué prolíficos. Ale, más carnaza para la prensa del higadillo. Además así no hablaremos de las cosas realmente importantes. No vaya a ser que la gente piense.
  2. No ha podido ser. Fernando Alonso no ha ganado en Montmeló. Pero ha quedado segundo. Y después de circular nosecuantitas vueltas con una rueda rebelde. Y sigue líder del mundial… Bueno, ésta no parece tan mala noticia.

En fin, dejemos estar a los asturianos y vayamos a lo realmente importante.

Las películas de la Saga Star Wars (ya avisé que hablaría de esto de vez en cuando) comienzan con un:

A long time ago, in a galaxy far far away…

Que por estos pagos se ha traducido como:

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy muy lejana…

Pues bien. Yo siempre he pensado que tal vez fuera hace mucho tiempo. Pero que a lo mejor no está tan lejana aquella galaxia. ¿Acaso no han sido numerosas las personas que han reconocido el parecido entre la princesa Leia con el peinado de las ensaimadas y la Dama de Elche, joya de la arqueología ibérica?

Pues bien, la prueba definitiva. Mientras visitaba el Castillo de Peracense con unos amigos (en la provincia de Teruel, casi lindando con Guadalajara; no os lo perdáis), uno de ellos lo descubrió. Allí está. El casco de Darth Vader fosilizado.

La conclusión es lógica. El Planeta Tierra es Endor. Lugar donde fueron quemados y enterrados los restos de Anakin Skywalker, también conocido como Darth Vader cuando se vuelve malo maloso. Por lo tanto la conclusión es obvia. Los humanos, o al menos los íberos, somos descendientes de unos ositos de peluche absolutamente repelentes llamados Ewoks. No es deprimente…

avión…

ciudad, sociedad

avión… (léase «avión tres puntos«)

Un pequeño colectivo de ciudadanos de Huesca, con inquietud por el arte y la ecología, tuvieron la idea de unir el reciclado y el arte. Adquirieron los restos de un avión DC-9 accidentado en Granada ya hace un tiempo, y lo han transformado en un espacio cultural móvil.

Su presentación oficial fue en ARCO’05, y actualmente está instalado en el Paseo de la Independencia de Zaragoza, para que los ciudadanos admiren el «trasto» y la iniciativa.

Bien. Como idea, me gusta. Pero… (maldita sea; siempre pongo «peros» a las cosas). Como decía, pero me parece un trasto. Enorme. Relativamente destartalado. Es curioso. Ayer viernes tenía la oportunidad de escuchar a Rosina Gómez-Baeza, directora de ARCO (Feria internacional de Arte Contemporáneo de Madrid), en una conferencia diciendo que deberíamos preocuparnos por la estética de nuestros edificios e instalaciones y no por la decoración. Pues chico, ya que la supongo relacionada de forma directa o indirecta con el proyecto avión…, me sorprende las carencias estéticas del «chisme». O a lo peor es que yo soy un patán. Eso sí de decoración, nada.

Para muestra, las fotografías. De hoy mismo.

E insisto. La idea del reciclaje me parece espléndida, y la de la promoción del arte, tan espléndida o más. Pero vaya «trasto», oye.

Viajes, viajeros, turistas, turismo

sociedad, Viajes

Hoy he recibido un mensaje por correo electrónico de alguien que había visitado mi página de fotografía de viajes: De viaje con la cámara al hombro. En concreto, relacionado con mis comentarios a las fotografías sobre Praga.

En el texto de su mensaje expresaba una serie de desacuerdos sobre lo que yo escribí en su momento. Desacuerdos correctos, aunque vehementes. Probablemente una persona joven, con vivencias intensas en la capital checa. Bienvenidos sean los desacuerdos. Agradezco las visitas, y valoro positivamente a quienes se molestan en retroalimentarme con sus opiniones.

Sobre todo los agradezco cuando me hacen reflexionar. Detrás de sus comentarios se reflejaba un reproche. «Tú fuiste como un turista y con ojos de turista, y yo viajé allí, me integré allí, y realmente me enteré de que iba la cosa» (este entrecomillado no es literal; es lo que yo pienso que traslucía el texto de su mensaje). Estamos ante una eterna oposición. El viajero frente al turista. El profundo frente al superficial. Quien se entera y quien no se entera. La «élite» y la «chusma» (Por favor que nadie piense que mi corresponsal se expresó así; ya he dicho que fue correcto. Estas expresiones entrecomilladas son mías).

Sin embargo, creo que la profundidad y la capacidad de comprensión no está en el tipo de viaje. Ni en el destino. Está en los ojos y en la mente quien viaja. He viajado por turismo. Por trabajo. Por estudios. Por obligaciones personales diversas. Y nunca he sentido que una forma de viajar excluya la posibilidad de vivencias más o menos profundas. Mis experiencias son básicamente visuales. Mi impresiones también lo son. No soy una persona extrovertida; no seré quien más se relacione con otros. Pero sí que observo. Sí que me intereso en la gente. Y creo que estoy en condiciones de negar dicha disyuntiva. Da igual que uno sea un turista, o un viajero en busca de experiencias trascendentes. Lo que de verdad quede, dependerá de la capacidad de observación y de comprensión de quien vive la experiencia.

En cualquier caso, a mi corresponsal, si llega a asomarse a esta página, gracias. Por haberme permitido reflexionar un rato.

Essential Vermeer

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No soy un fanático de las bellas artes en general. Me gustan las obras de arte… cuando me gustan. Y a veces, pues no. Aunque digan lo que digan los entendidos.

Pero cuando un artista me gusta, pues me gusta mucho. Y ayer, mientras veía el DVD de La joven de la perla, no pude evitar pensar que entre los pintores, uno de mis favoritos sin duda es Vermeer. Os sugiero por lo tanto, por si queréis compartir mi gusto, que visitéis la página enlazada con el título de este comentario.

Hoy la imagen es de Amsterdam, capital de los Países Bajos, patria de Vermeer (si bien este vivió y trabajó en Delft). Esta y otras imágenes de mis viajes en De viaje con la cámara al hombro.

Las compañías telefónicas… y el paraíso capitalista

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Dos días sin subir nada a este diaria no diario, pero que se actualiza casi a diario. Dos días. Cada vez que por casualidad se desconecta el router, pasan un par de días hasta que se sincroniza de nuevo con la conexión ADSL y puedo acceder de nuevo a la red de redes.

Si llamo al servicio técnico de Wanadoo, mi proveedor de servicios de internet, me dan largas y me marean, me dicen que ya me llamarán y no me llaman, o le hechan la culpa a Telefonica (no me olvido de la tilde en la o; es que esta empresa a renunciado a ella en su logotipo, por lo que supongo que ahora la palabra es llana). Escucho a los amigos qué tal les va, y me confiesan problemas de índole similar.

Nos prometían el paraíso. Con la liberalización del mercado de las telecomunicaciones, íbamos a tener un servicio maravilloso y más barato. La verdad es que cada vez es más difícil tener un servicio al usuario digno; sólo unos teléfonos con unos autómatas que nos torean, sin resolver nada. No hay oficinas a las que dirigirse. Sólo números de fax. Cada vez somos usuarios más indefensos. El paraíso capitalista nos tiene bien cogidos por los .ojones. Y el Gobierno con la política del «laissez faire, laissez paser»… «protegiendo» con su mirada atenta (y su inacción) al ciudadano.

No pasa sólo con los teléfonos. Recordemos la liberalización del mercado de los hidrocarburos. La libre competencia. Combustible más barato. Mejores servicios. Desde entonces, la subida ha sido continua e imparable, y ya quedan pocas estaciones de servicios que no sean autoservicio o te limpien atentamentamente el parabrisas. Eso sí. Te ponen unas tiendicas monísimas, donde te sacan más dinero.

Si esto es el paraíso, como será el infierno…

La imagen de hoy corresponde a los alrededores de Almudevar (Huesca), al amanecer.

Media legua ante ellos, por el valle de la muerte, cabalgaron los seiscientos.

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No, no se asusten. En el caso de que alguien haya reconocido la cita del encabezado, no voy a hablar de la carga de la brigada ligera en Balaclava, desastre bélico que demuestra que la expresión «inteligencia militar» es un oxímoron de los más tristes que jamás he conocido. Y eso que Errol Flynn y Olivia de Havilland bajo la direcicón de Michael Curtiz pretendieron hacernos creer que aquello fue un hecho heroico y no una gilipollez (The Charge of the Light Brigade, 1936). Como así lo pretendió Tennyson en el poema al que pertenecen los tres versos del encabezado, aunque incluye la crítica al desatino de la acción. No, no se trata de esos «seiscientos».

Se trata de unos «seiscientos» más entrañables.

De lo que voy a hablar aquí es de que, paseando esta gélida y ventosa mañana por Zaragoza, me he encontrado en el Parque Grande una concentración de aquellos simpáticos vehículos que en un época invadían nuestras calzadas.

«Adelante, hombre del seiscientos, la carretera nacional es tuya».

Unos cuantos pirados, mantienen todavía estos vehículos, muchos de ellos en impecable estado de revista, evitando el «valle de la muerte» del desguace. A pesar del frío, se veía animación y gente simpática.

Por cierto, que como veremos en la siguiente imagen, lo del restyling no es exclusivamente una moda actual, y me ha resultado llamativa la cantidad de variantes que era posible descubrir dentro del esquema general.

Con lo brutos que somos en este país a la hora de tirar a la basura nuestra historia y de destrozar nuestra arqueología técnica e industrial, me ha resultado una experiencia agradable pasear entre tan venerables «trastos». Que les duren muchos años.

World jump day – Salta, salta, salta…

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World jump day

Si algo caracteriza a Internet es que además de muchas, valiosas e interesantes informaciones, uno se puede encontrar las chorradas más increibles que uno se pueda imaginar.

Para muestra, un botón. El «día del salto mundial». Unos pavos proponen que si 600 millones de personas del hemisferio oeste (sí, sí, he dicho 600 millones), se ponen todos de acuerdo y un determinado día dan un salto a una determinada hora, de forma sincronizada, se puede cambiar la órbita de la Tierra, favoreciendo un clima más suave, y evitando el calentamiento global. Ahí es nada.

Para los habitantes de la piel de toro, el momento clave es el 20 de julio de 2006, a las 12:39:13 horas. Nada menos que hay que hacerlo con una precisión al segundo. Tela. Y así conseguiremos la felicidad climática. Nada de ahorro energético, de consumo sensato y sostenible de los recursos, de moderación en la producción de residuos y estás tontadas. Demos todos un saltito… bueno, todos no, 600 millones,… no vaya a ser que nos pasemos y caigamos en el enfriamiento global.

Ale, para los que les interese, en el encabezado de este mensaje va el enlace. Ánimo que ya hay más de 104 millones apuntados (si te apuntas te mandan un correo electrónico el día de antes para que no se te olvide). Para los que tengan dudas, les recomiendo que se repasen la física newtoniana clásica… tal vez descubran porque todo esto es una chorrada. Para los que ya entiendan que es una chorrada, no dudéis en tomaroslo con buen humor. Que para eso estamos.

Hasta el viejo Ronald Reagan se divierte en los canales de Amsterdam. Esta y otras imágenes de mis viajes en De viaje con la cámara al hombro.

Amaba al Gran Hermano

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En mi seguimiento habitual de las noticias sobre fotografía, en los últimos días me han sorprendido dos noticias repetidas que vienen a hablar de lo mismo. Primero, se filtró a partir del caché de Google que Adobe iba a sacar una nueva versión de su programa estrella, Adobe Photoshop. Hoy, por mecanismos similares, se ha sabido que Nikon prepara dos nuevas cámaras. Y Google nos cae bien; lo amamos. Nos suministra toda la información que queremos.

Pero no sabemos cuanta información sobre nosotros guarda. De hecho, la aplicación en la que escribo estas líneas también es de Google. Quien iba a decir que el Gran Hermano orwelliano iba a tener el desenfadado aspecto del logotipo de Google. Sin embargo, ahí esta. Recopilando toda la información que puede sobre nosotros. Tanto la que queremos que se conozca como la que no. Habrá que ser prudentes con lo que introducimos en la red. Pero… pronto no seremos nadie si no estamos en Internet. Y ahí estará el Gran Google Hermano. Para saber todo de nosotros. Y la cuestión es que… amamos al Gran Hermano.

En la imagen, los ositos que representan a la ciudad de Berlín ante la puerta de Brandemburgo. Desgraciadamente, Berlín es una ciudad que tuvo la triste experiencia de «amar al Gran Hermano». Esta y otras imágenes de mis viajes en De viaje con la cámara al hombro.