Estoy harto ya.com

sociedad

Es frecuente en los días que corren que las operadoras de telecomunicaciones te llamen a casa para ofrecerte sus maravillosos productos y sus no menos maravillosas ofertas, y lo fácil que es darte de alta en sus servicios, especialmente si de paso «pones los cuernos» a tu proveedor actual. Obviamente, ninguna de ellas te habla de lo difícil que será darte de baja si tus espectativas se ve defraudadas, o de lo costoso que es que un servicio técnico que nunca, nunca tendrá rostro humano te atienda convenientemente. Vale. Son cosas de la «civilización». Te llaman, dices que no, que muchas gracias, y te despides amablemente de la teleoperadora o, menos frecuentemente, del teleoperador. Estos últimos te hablan en castellano, pero con acentos de distintos países sudamericanos. Desconozco si esto se debe a que los sueldos por hacer este trabajo son míseros y los nacionales no los quieren, o si las empresas directamente instalan sus sistemas de televenta en aquellos países para que les salga todavía más barato. Cualquier cosa por explotar al prójimo.

Pero lo que motiva mi artículo de hoy es que hay una empresa de telecomunicaciones que me tiene especialmente martir. Esta es Ya.com, filial de Deutsche Telekom en España. Desde hace tiempo, no hay mes que no me llamen al menos una vez para ofrecerme sus servicios, y en las últimas semanas, incluso varias veces a la semana. Ha habido días en los que incluso he encontrado hasta cinco llamadas perdidas cuando he vuelto de trabajar. Y sistemáticamente, les digo que no, que no estoy interesado, que me borren de sus listas de potenciales clientes. El hartazgo es tal que ya empiezo a no ser tan amable o educado como antes con los teleoperadores. Y lo siento. Pero es que me siento acosado. Les he escrito un correo electrónico hace unos días pero no se han dignado en contestar todavía.

Por si acaso me leen. Señores de Ya.com; a estas alturas me tienen ustedes tan aborrecido, que les puedo asegurar que nunca, nunca, nunca seré clientes de ustedes. Por muy baratos que sean. Me caen mal. Aborrezco la imagen de su empresa. De hecho, aborrezco la simple mención de su empresa. Son ustedes unos chapuceros y unos zafios. Invaden mi intimidad doméstica con sus constantes llamadas telefónicas. Son unos desconsiderados. Desconozco quien les ha recomendado esta técnica de ventas, pero en mi caso fracasan estrepitosamente, y además voy a comunicar a todas mis amistades y conocidos esta situación para que eviten tener tratos con ustedes. Tontos, más que tontos. Me importa un rábano que sean baratos y que prometan el oro y el moro; si en todo son tan zafios, he de suponer que en sus servicios técnicos lo seran igual. No confiaría en ustedes ni aunque fueran mi última solución.

He dicho. No servirá de nada, pero que tranquilo me he quedado.

Antenas de telecomunicaciones en la Sierra de Alcubierre, Huesca

¿Fotografías cambiando el mundo?

Fotografía, sociedad

Hoy Caborian me lleva a un enlace en Neatorama, donde proponen las 13 fotografías que según ellos cambiaron el mundo. No sé. Podéis seguir el enlace y verlas. Creo que como de costumbre, cuando se hacen semejantes declaraciones, lo de «cambiar el mundo» me parece excesivo. Es cierto que algunas tuvieron fuertes impactos en la opinión pública. La fotografía del oficial survietnamita disparando a un vietcong realmente conmocionó la opinión pública mundial, pero no sé si cambió muchas cosas. Y sinceramente, la foto del «monstruo de Loch Ness» no creo que cambiara absolutamente nada.

Pero bueno, entre ellas hay algunos iconos de la fotografía, bien sea por motivos periodísticos, como la de Robert Capa en Omaha Beach, o bien por motivo estéticos como Le Violon d’Ingres de Man Ray, o sociales como la de la madre emigrante de Dorothea Lange. A cada cual le toca juzgar. La selección me parece buena,… pero no creo que cambiasen el mundo… siguió igual de mal. O bien. Según la perspectiva de cada cual.

En cualquier caso, me gusta que haya una de Man Ray. Es uno de mis fotógrafos favoritos. Y la gente no lo suele conocer.

Las hojas muertas, Plaza de los Sitios, Zaragoza

Moteros protestando

ciudad, sociedad

Esta mañana de sábado tocaba ir de compras, y mientras pululaba de centro comercial en centro comercial, me he encontrado con una manifestación de moteros. Manifestación ruidosa como pocas, reclamaban un acondicionamiento de las carreteras menos peligroso para ellos. Se quejan de que algunas de las vallas y quitamiedos de las rutas españolas son tremendamente peligrosas para las personas sin protección que caídas de la moto se estrellan contra las mismas. Tengo amigos que utilizan la moto como vehículo de transporte habitual, y este problema me lo han comentado en diversas ocasiones. Parece algo preocupante. Sinceramente desde aquí mi apoyo y solidaridad ante estas demandas. Conste.

Pero como buenos españolitos, sus reclamaciones de más «seguridad para todos», se refiere sólo a ellos mismos. Parece que a bastantes de ellos por lo que he observado el rato que me parado a realizar fotos, no les importa mucho la seguridad de los demás. La manifestación se realizaba en condiciones de circulación por las calles, con los semáforos y los pasos de peatones activos. La cabeza de la manifestación ha respetado los semáforos en rojo, permitiendo el paso de los peatones. Pero los manifestantes de la parte central y de la parte posterior no se mostraban tan respetuosos, llegando la situación al punto de casi se han producido varios atropellos de peatones que cruzaban cuando su semáforo estaba en verde. Incluso en ocasiones los manifestantes se encaraban con los peatones, siendo el caso que algunos de ellos eran personas mayores, ancianos. Utilizaban los acelerones de sus motos para intimidar a los mismos.

Si hubiese sido un caso aislado, nada estaría comentando en estas líneas. Vándalos los hay en todos los colectivos. Pero he contado hasta tres paradas de semáforos en los que se han producido situaciones similares. Y esto ya no se puede considerar «hechos aislados».

Como he dicho antes, tienen todo mi apoyo para las reclamaciones que realizan. Pero por mucho que se consideren como una casta o grupo especial, no son nada más ni nada menos que ciudadanos, al igual que los demás que circulamos con otros medios de transporte… incluidos los zapatos. Y que la defensa de sus derechos no puede conllevar el avasallamiento de los que todavía circulan más desprotegidos por las calles de la ciudad.

Espero que los más pequeños que participaban en la manifestación no aprendan de lo que hoy he visto. Espero que crezcan realmente solidarios con todos, moteros o no moteros.

Paseo de la Independencia, Zaragoza

P.S. Quiero aclarar que ninguno de los manifestantes que aparecen en las imágenes ha participado, que yo haya visto, en los desagradables hechos que he narrado.

Expedientan a unos empleados turcos de líneas aéreas por sacrificar un camello

sociedad

Sí. Lo sacrificaron en el aeropuerto. Para celebrar su buen trabajo. Ya veis; pues los expedientaron. Lo dice ElPais.com en una noticia de ayer día 13 de diciembre.

Y diréis… ¿a quién c.ñ. le importa esto? Menuda chorrada. ¿Es que los de El Pais no tienen otras cosas que publicar?

Y tendréis razón. Pero prefiero hablar de esto a darme por enterado de barbaridades como ésta. Seguro que siente nostalgia de viejos tiempos y viejos generales.

Qué largo es el camino hasta la democracia

Feliz día

política, sociedad

No es que yo sea muy dado a los fastos patrios. He de reconocer que mi índice de «españolidad» si tal cosa existiera sería muy bajo. Es que conozco nuestra historia,… creo. La de verdad, no la oficial. Y hace muchos siglos que no nos prodigamos a la hora de hacer cosas que merezcan la pena ser celebradas.

La mayor parte de nuestras guerras en los últimos dos siglos han sido civiles o coloniales. Y tendemos a recordar más nuestras catástrofes colectivas o derrotas que nuestros éxitos, tanto los que se sienten muy españoles como los que reniegan de tal sentimiento, siendo probablemente una prueba de que los «hechos diferenciales» quizá no sean tales.

Cogimos tarde el tren de la revolución industrial, el de las reformas democráticas, el del estado laico y para todos (este todavía no sé si lo hemos cogido bien), el de las revoluciones científicas,… En fin…

Pero chico, hace 28 años por estas fechas, un montón de españolitos, algo temerosos todavía por donde iba a ir a parar la incipiente democracia, depositaron un sencillo voto que permitió que tuvieramos un marco de desarrollo común bastante más que razonable. No a gusto de todos, pero dado que eso es imposible,… razonablemente decente. Y que entre todos en este país se haga algo constructivo y razonablemente solidario merece la pena que se recuerde. Vamos,… que entre tanto santo, tanta hispanidad, y tantas otras fiestas sin mucho sentido, es de las pocas fiestas del calendario laboral que me caen simpáticas. Lo dicho. Feliz día.

Un rincón, en un pueblo, en eso que se ha dado en llamar España
(Alquézar – Huesca)

Paseo, pruebo cámara y me horrorizo… ya está aquí la Navidad

ciudad, Fotografía, sociedad

Domingo, ha estado nublado, anoche llovió. Me han dejado una cámara, una Canon Ixus 800 IS; estoy interesado en ver cómo se comporta cuando la luz es menos que ideal. Aunque ha mejorado el tiempo, sigue estando preferente gris. Así que es la situación ideal. Así soy yo. Un loco peligroso. Me gusta torturar los aparatos fotográficos. ¿Pero qué gracia tiene comprobar que un chisme va bien cuando todo el perfecto?

Paso por la Plaza de los Sitios. La Asociación Española contra el Cáncer ha montado un mercadillo navideño. Cielos. Así sin avisar. Con sus papanoeles incluidos. ¿O debería decir mamanoeles? Es que me parece que debajo de las barbas es muy femenina,… Espero no haberme equivocado… y si lo he hecho, que no me lea.


Sigo paseando y haciendo fotos. La cámara es una Ixus, y como ya he tenido alguna, me siento como en casa. Ya veremos como lucen luego las imágenes. Caminando, caminando, recorriendo el Casco Viejo de Zaragoza, llego hasta la Plaza del Pilar. Horror, parece que han aparecido unas ruinas en medio de la plaza. Me tranquilizo, sólo es que están instalando el belén navideño. Aunque de momento más se parece a cómo dejaría Belén o cualquier otra población palestina el ejército israelí. En fin. Ya no lo puedo negar. Se acerca la Navidad. Y nada puedo hacer por evitarlo. Que nos sea leve.

Que pillines estos portugueses, ¿y si les regalamos un reloj?

sociedad

Entre los RSS que leo habitualmente, el que dedico a las noticias es el que nos ofrece ElPais.com. En realidad no lo leo; más bien lo «hojeo» puesto que normalmente ando mal de tiempo. Pero de vez en cuando encuentro alguna noticia que me interesa o que me parece curiosa.

Como la que me cuenta que nuestro vecinos portugueses han sido sometidos a la tortura de las encuestas. Y he aquí que los investigadores encuentran que algo más de un 85% se consideran bastante o habitualmente puntuales, mientras que sólo un poco más del 5% de estos considera que sus compatriotas son bastante o habitualmente puntuales. Vaya, vaya. O nuestros vecinos mienten mucho sobre sí mismos, o son bastante intolerantes con la puntualidad de sus compatriotas. O más bien será lo del famoso refrán, aquel de las pajas y las vigas en los ojos.

En fin, que quede claro que a mí los portugueses me caen muy bien. He visitado en diversas ocasiones su país, y pienso volver a hacerlo en un futuro. De hecho, Lisboa es una de mis ciudades favoritas, llena de encanto y de tranvías. Es más, me atrevería a decir que el resultado de esta encuesta se hubiera repetido en muchos otros lugares del mundo, incluido posiblemente el País de los Conejos. Simplemente, me ha divertido esta historia porque pone de manifiesto la eterna incosecuencia del género humano.

Bueno, seguiré trabajando un ratito. Mientras oigo un disquillo de Sara Tavares… qué bien.

República de estudiantes en la universitaria ciudad de Coimbra, Portugal

Ha llegado el otoño; tarde gris, mantenimiento del PC

sociedad

Pues eso, que desde hace dos días parece que ya definitivamente estamos con ambiente otoñal. Cielo gris, vientecillo, las temperaturas han bajado 10 grados en cuatro días. Brrrrr…. así que me quedo en casa y aprovecho a hacer un poco de mantenimiento del PC.

Micro$oft ha sacado una actualización de Internet Explorer y otra de Windows Media Player. Dudo mucho que desbanquen de mis hábitos cotidianos al Firefox y al iTunes (aunque este último, desde que llegó a su versión 7 se cuelga en Windows que da gusto; en fin, iPods obligan). Bueno. Pues eso. Nada realmente interesante. Como decía Machado:

monotonía de lluvia tras los cristales

Para alegrar un poco el ambiente, alguna imagen de este verano.

Basilica de San Lorenzo, Milán

La odisea de viajar en un tren de prestigio

ferrocarril, sociedad

En estos momentos, viajar de Zaragoza a la capital del Reino es prácticamente un paseo. Uno coge uno de los modernos y aerodinámicos AVEs con forma de pato, y hora y media más tarde está en el centro de Madrid, abrumado por la cantidad de turistas extranjeros que últimamente recibe la villa y corte. Por supuesto, como es tradición en el mundo occidental, las plazas del tren están divididas, en este caso en tres clases: chusma, pijos y élites. Perdón, quería decir turista, preferente y club.

Si por decisión propia o por que no te queda más remedio (cuando terminará la escasez de plazas de tren que deja a muchos viajeros en tierra o te obliga a pagar más de lo que te apetece) optas por una de las dos clases superiores, piensas que viajarás tranquilo y relajado, ancho, cómodo y esas cosas. Pues bien, mi consejo es que si es eso lo que pretendes, renuncies a todas las prebendas que ofrecen estas clases. Les dices que no quieres comer nada, ni beber nada, ni prensa, ni ninguna otra cosa, y en ese caso quizá consigas la anhelada paz. Pero como entres en el juego de aceptar los obsequios… Pondré un ejemplo. Narraré mi viaje a Madrid del 28 de octubre.

Recorrido: Zaragoza – Madrid. AVE.

9:30. El AVE sale de la estación de Zaragoza-Delicias puntualmente.
En mi juguete nuevo suena Corcovado de Antonio Carlos Jobim.

9:31. Pasa una empleada a ofrecernos una toallita húmeda caliente. Alguien que es la primera vez que utiliza este servicio se pregunta para qué.
Sigue sonando Corcovado.

9:33. Pasan a retira la toallita húmeda caliente. Como estaba ocupado con otras cosas, no me ha dado tiempo a usarla.
Suena Amor em Paz de Antonio Carlos Jobim.

9:35. Pasa una empleada y nos da un díptico con el contenido del desayuno que nos van a ofrecer: Tortilla, jamón cocido, champiñones, croissant, mermelada, mantequilla, pan y natillas.
Suena Insensatez de Antonio Carlos Jobim.

9:37. Nos colocan la bandeja del desayuno en la mesita abatible. Aun no han pasado ni diez minutos desde que nos movemos.
Sigue sonando Insensatez.

9:39. Ofrecen panecillos y croissants. La cara de decepción de la empleada al ver que rechazo el croissant me llega al alma. No lo volveré a hacer más.
Suena Vivo sonhando de Antonio Carlos Jobim.

9:42. Ofrecen prensa. ¿Me quieren decir para qué ofrecen la prensa ahora, si tenemos todos la bandeja del desayuno y empezamos a estar estresados por la velocidad a la que suceden las cosas? Y es que no ha pasado ni un cuarto de hora del viaje.
Suena Desafinado de Antonio Carlos Jobim.

9:45. Pasan a ofrecer las bebidas. La gente se pregunta por qué no ofrecen todo lo comestible y bebestible al mismo tiempo.
Sigue sonando Desafinado.

9:49. Ofrecen el café. No hace ni 20 minutos que hemos subido al tren, estamos tremendamente ocupados todavía con la tortilla, la mesa abatible está ocupada con todo tipo de tarros, servilletas y cubiertos, y no digamos los que se han pillado prensa; nadie ha llegado ni remotamente al momento del café. Pero sí que estamos casi todos al borde del infarto por la ansiedad.
Suena Chansong de Antonio Carlos Jobim.

9: 54. Llegamos a Calatayud en medio de una densa niebla. Igual aquí sí que ha llegado el otoño.
Suena O Morro Nao Tem Vez de Antonio Carlos Jobim.

10:18. Parece que al final nos han dejado en paz, y ya no nos ofrecen más cosas. Todo el mundo ha terminado de desayunar, pero se encuentra aprisionado en sus sitios porque nadie viene a recoger las bandejas.
Suena Oportunidad de Julieta Venegas.

10:20. Nuestras plegarias y el llanto de los niños aprisionados en sus asientos han sido oídos y vienen a recoger las bandejas.
Termina de sonar Oportunidad.

10:24. Nos ofrecen más bebida. Mira esto sí que está bien, ahora que hemos podido acomodarnos sin las dos docenas de trastos extendidas en la mesita abatible que acompañan el desayuno.
Suena Antes de Julieta Venegas.

10:26. En megafonía anuncian que se van a ofrecer artículos de regalo a la venta (en ningún momento de aquí al final del viaje pasan a ofrecerlos; serán mentirosos).
Sigue sonando Antes.

10:32. Atravesamos la estación de Guadalajara sin detenernos. Sol radiante. Parece que la tripulación del tren ha decidido dejar en paz de una vez a los viajeros.
Suena Cómo sé de Julieta Venegas.

10:48. Megafonía a nuncia la llegada a Madrid.
Suena Recuerdo perdido de Julieta Venegas.

10:50. Apago mi nuevo juguete.

10:54. Paramos en la Estación de Madrid-Puerta de Atocha. Finaliza el viaje.

Como habéis podido comprobar, la primera media hora de viaje es una situación estresanto de alto riesgo cardiaco. También es un ejemplo de cómo no organizar un cátering en ruta de forma racional. Mi reflexión es… para un viaje de tan corta duración… ¿por qué no se ahorran toda martingala y democratizan a cambio un poquito los precios? En fin, con el papanatismo que reina en el país, en sus responsables políticos, y en los de algunas de las principales empresas… lo dudo.

El AVE llega a Madrid- Puerta de Atocha con diez minutos de antelación

De compras por Madrid

Fotografía personal, sociedad

Son las cosas de la globalización y las mejoras en las comunciaciones. Uno se puede pasar la mañana del sábado, sin mayor problema, comprando en la capital del Reino.

Tras mis últimas vacaciones, mi querido objetivo todo terreno, el Canon EF 28-135 f/3,5-5,6 IS USM (jo, qué largo), estaba en estado crítico tras años de buen servicio. El aro de variación de las focales se atascaba cada dos por tres, y sufría un descentramiento considerable, que afectaba notablemente la calidad de la parte derecha de las imágenes. Imposible seguir. De paso, un aumento en la calidad, así que puse mis miradas en el Canon EF 24-105 f/4 L IS USM. Tela. Un Canon EF de la Serie L. Una pastuza. Así que hay que mirar donde comprar.

Posibilidades:

  1. Comprar en Zaragoza, mi ciudad: Precio 1.170 machacantes mínimo, y esperar a que lo reciban. De dos a cuatro semanas.
  2. Comprar por internet: Muchas opciones, pero las más fiables no necesriamente más baratas, y esperar a la entrega por correo o por mensajero.
  3. Comprar en otra ciudad, Madrid o Barcelona: En Barcelona, precios similares al anterior en las tiendas de más renombre. En Madrid, encuentro que Fotocasión lo tiene por 1.000 machacantes.

Opto por la última, yendo a buscarlo. Incluso con el coste del AVE (en preferente), me sale mejor. Y de paso lo veo y lo palpo, y charro con el de la tienda, y veo otros objetos. Y salvo por el hecho de que es difícil encontrar billete porque Renfe tiene pocos trenes y caros, se puede hacer la gestión en una mañanica.

¡¡¡Qué pena no tener más machacantes, para hacerme habitual del AVE!!!

Exposición de fotografía en la Estación de Madrid-Puerta de Atocha, Madrid