[Recomendaciones fotográficas] Weiss, Ho, Goldblatt… clásicos humanistas que hay que recordar

Fotografía

Sigo en situación de mucho trabajo. De tal forma que, incluso si tengo la tarde libre, no me apetece mucho plantarme delante del ordenador aunque sea para temas de ocio y de aficiones. Por eso, llevo muy poco avanzada la revisión de las fotografías del viaje a Japón. Y no reviso a fondo mis fuentes de recomendaciones fotográficas habituales. A ver si va pasando un poco la racha, voy menos cansado, y me centro más en otras cosas. En cualquier caso, algunas cositas he guardado para este domingo. Que van acompañadas de algunas fotos de ayer por la tarde con el objetivo soft focus de Pentax; hace años que no lo usaba.

Monique Sabine Weber, conocida como Sabine Weiss por su apellido de casada, fue una fotógrafa suiza, nacionalizada francesa, que representó perfectamente el movimiento de los llamados fotógrafos humanistas del siglo XX, que tan maravillosas fotógrafas nos dejó a lo largo de tan turbulento siglo. Rechazó ser considerada como artista, viéndose a sí misma como un testigo que documenta las vidas de las gentes, a las que mira con ojos llenos de empatía. Frente a la fotografía callejera actual, muy bruta, más efectista que otra cosa, la fotografía de Weiss está cargada de sentimiento, de una necesaria sensibilidad, en unos años en los que el mundo vio con frecuencia alterada la paz de formas brutales. También hizo moda y, eventualmente, fotografía publicitaria. Y es que,… hay que ganarse la vida, que está muy achuchada. Nos lo recordaron en Aesthetica Magazine.

Y otro fotógrafo que también demostró que la buena fotografía callejera no tiene que ver con lo que ahora nos venden en las redes sociales fue el chino Fan Ho, nacido en Shanghái. Un maestro del uso y control de la luz, las formas, las geometrías, el uso de la figura humana como medida de todas las cosas. Podría, perfectamente, incluirse también dentro de la corriente de fotografía humanista. Y aunque menos conocido por su origen asiático, poco a poco ha ido adquiriendo reconocimiento y situándose en la historia de la fotografía en el lugar que le corresponde. Al igual que Weiss, por qué será que algunos de los fotógrafos más brillantes, y que más corazón ponen en su trabajo, son al mismo tiempo de los más modestos y sencillos. Qué diferencia con los tiempos que corren en los que tanto fotógrafos pontifican sobre las excelencias de su propio trabajo y sus métodos, cuando carecen de profundidad y probablemente caerán el olvido, suplantados por otros que se pongan de moda en las redes sociales. Nos lo recordaron en Photosnack.

Y otro que tal baila, contemporáneo de los anteriores, pero en otro continente, fue el sudafricano David Goldblatt, cuyo trabajo de reportaje se vio condicionado y marcado por el infame régimen racista en su país. Aunque con frecuencia enfocó su cámara en las personas, en retratos también llenos de empatía y solidaridad, insistiendo en la condición digna y humana de las gentes discriminadas por el apartheid, en otras cosas nos habló de las mismas a través de paisajes urbanos o fotografías arquitectónicas, o de ambientes y objetos, desprovistos de la presencia humana, pero donde esta se siente de forma intensa. Otro fotógrafo que no se veía como artista, sino como testigo, y que encuadraba con maestría estética. No lo han contado en Plataforma de arte contemporáneo.

Finalmente, en otro orden de cosas, las fotografías de Ellen Mahaffy, des las que nos han hablado en Lenscratch. Cuando visité Hiroshima, en el Museo Memorial de la Paz, dentro del Parque Memorial de la Paz (Heiwa Kinen Kōen 平和記念公園), encontré fotografías de la japonesa Miyako Ishiuchi, en las que aparecía objetos recogidos entre las ruinas de la ciudad tras el bombardeo atómica. Sencillas. Directas. Pero eficaces a la hora de guardar la memoria de quienes allí vivieron. Ishiuchi realizó un trabajo similar fotografiando los objetos que usó su madre, también en un ejercicio de memoria, de recuerdo. Desde entonces he valorado mucho este tipo de fotografía. Mahaffy también acude al mismo concepto. Sus naturalezas muertas, basadas en objetos de su padre, de las cosas que le relacionan con su padre, que lo vinculan a él, incluso si no fue precisamente un modelo, ya que careció de afecto hacia la fotógrafa en su niñez y adolescencia, generando una relación tóxica.

[Recomendaciones fotográficas] Algún obituario y algo de historia

Fotografía

No sé muy bien qué ha pasado en mis recorridos habituales por los sitios que hablan de fotografía, pero no he marcado muchas recomendaciones. Probablemente, muchos de los norteamericanos y de otras nacionalidades están muy centrados en el problema de la violencia policial en los Estados Unidos y otras manifestaciones del racismo intrínseco en aquella sociedad… y en el conjunto del género humano, sospecho. Pero yo quería dar un poco de variedad a las recomendaciones de este domingo. Algo habrá relacionado con el racismo… bastante,… pero… me hubiera gustado más variedad.

Empecemos con un obituario del que habla de forma extensa Cartier-Bresson no es un reloj. Ya hablé hace un tiempo de la fotógrafa Elsa Dorfman (1937 – 2020), que se dedicó buena parte de su vida a hacer retratos con una Polaroid gigantes que ofrecía fotografías de 20 x 24 pulgadas… esto es 50,8 x 61,0 cm. Lo hice a propósito de un documental en Netflix que hablaba de la obra y la personalidad de Dorfman. Sinceramente, me pareció curioso, pero la obra de Dorfman tampoco me enganchó en especial. En fin. Ha fallecido recientemente, y si alguien quiere conocer tanto a la persona como a su obra, ahí tenéis los enlaces.

Esta semana, en Lenscratch han dedicado varios de sus artículos al paisaje fotográfico, urbano o natural, con un sentido histórico. Y he recogido dos de ellos. En el primero, el fotógrafo Kwasi Boyd-Bouldin recoge el fenómeno de la gentrificación en sus New American Landscapes en Nueva Orleans. Fenómeno que siempre sirve para que unos pocos recojan beneficios y otros muchos queden todavía más pobres y marginalizados.

En un segundo artículo, encontramos un proyecto del fotógrafo Wendel A. White, en el que realiza un trabajo a partir del fotografías realizadas a las escuelas reservadas a los niños afroamericanos en la sociedad segregada americana. Y lo hace en varios estados que no pertenecen necesariamente a ese profundo sur norteamericano donde se supone que pasan todas esas maldades. Nop. Son estados «libres» limítrofes con estados esclavistas del sur… donde también se produjo segregación de iure o de facto.

Si una sociedad recibió el duro juicio de la historia por su aberrante política de segregación racial fue la de Sudáfrica. Pero todo tiene puntos de vistas. Y en un artículo de Feature Shoot nos encontramos fotografías, y una reflexión sobre ellas, de David Goldblatt. Este fue un fotógrafo judío de una familia que había huido del antisemitismo europeo… para encontrarse con el antisemitismo de los afrikáners racistas y segregacionistas. Acabó yéndose del país después de casarse. Pero nos dejó su visión del país. En este caso, con su visión del esa sociedad afrikáner, que generó tan aberrante régimen.

Pronto comentaré uno de los últimos libros que he leído, cuya acción se sitúa en los tiempos de la Revolución Cultural china. En unos días o pocas semanas a lo sumo. Pero si hay un régimen que se las ha apañado a lo largo de sus poco más de 70 años de existencia de degradar, deformar o tirar a la basura las ideas de justicia social y mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, no es otro que el del Partido Comunista Chino, convertido en otro fascismo nacionalista más de los demasiados que han plagado la historia del mundo. El fotógrafo David Bart mezcla los paisajes fotográficos con la imaginería de la propaganda política en el entorno de la faraónica obra de la presa de las Tres Gargantas. Monstruo de la ingeniaría civil utilizada como gran elemento de propaganda por el régimen chino, y que probablemente generará tantos problemas o más como los que pudiera resolver. Lo hemos visto en Photography of China.

[Recomendaciones fotográficas] David Goldblatt que se nos fue y Sally Mann y el Sur

Fotografía

Dos recomendaciones fotográficas para este verano ya tan avanzado.

No me he enterado hasta recientemente, pero a finales de junio falleció David Goldblatt (1930 – 2018). Ya mayor, con sus 87 años, como nos recuerda el artículo que publicaron en la página en internet de The British Journal of Phography. Goldblatt nació en Sudáfrica, hijo de judíos procedentes de Europa, que se refugiaron allí de la inestabilidad política del viejo continente. Por lo tanto, su trabajo en su país recoge en gran medida las convulsiones sociales y políticas derivadas del régimen de segregación racial y étnica que se instauró oficialmente en el mismo. Goldblatt intentó mantener siempre una visión lo más objetiva y ecuánime posible ante la difícil realidad que le rodeaba, trabajando con la máxima honestidad. Para él, la fotografía no debía partir de un juicio previo del fotógrafo, sino que debía recoger los hechos con la mayor claridad posible, y dejar el actor de juzgar la realidad al espectador de la obra fotográfica. Fotógrafo fundamentalmente documental, sus fotografías son de composición limpia, precisa, estéticamente cuidada, sin artificios, sirviendo con economía de medios a ese fin buscado de transmitir la realidad.

Creo que es un fotógrafo de obligado conocimiento a todo aficionado a la fotografía en la dimensión que sea.

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Al igual que en junio, me he llevado estos días atrás unos carretes de Ilford XP2 Super, fotografía con película en blanco y negro. Aunque con una cámara de más nivel que las desechables de aquel viaje. Tardarán unos días en verse los resultados. De momento, os dejo algunos paisajes alpinos de entonces.

En segundo lugar, Sally Mann, una de mis fotógrafas favoritas desde hace mucho tiempo. En estos momentos tiene en marcha una exposición, A Thousand Crossings, que arranca este verano y que viajará durante los dos próximos años, como nos cuentan en LensCulture, con fotografías en su mayoría inéditas, realizadas a lo largo de su vida y obra, y que ponen de manifiesto su íntima relación con la compleja realidad paisajística, cultural, social y política de eso que en Estados Unidos se llama el Sur.

Virginiana nacida en 1951, su trabajo ha estado siempre muy pegado a su tierra y a su familia. Sufrió las controversias de los sectores más reaccionarios de su tierra, ya de por sí bastante conservadora, por la libertad con la retrató y documentó en su momento la infancia de sus hijos en contacto con la naturaleza. Fiel a su cámara de gran formato, su trabajo es preciso y muy personal.

Es una de mis fotógrafas preferidas, y por supuesto considero que debe ser conocida por todas aquellas personas interesadas en el arte fotográfico.

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