No recuerdo muy bien dónde encontré recomendada a esta autora japonesa y, más particularmente, la obra que traigo aquí hoy. Mitsuyo Kakuta es una escritora que lleva ya una larga trayectoria, bastante prolífica, y con bastante éxito en número de lectores. pero de la que no había sabido hasta hace unos meses, con la recomendación de un par de sus obras. He ido con la primera de ellas, la que parecía más prometedora.

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Comienza el libro con la llegada de una mujer en su treintena, acercándose a los cuarenta, en Tailandia, donde se ha refugiado huyendo de la justicia de su país, Japón. Empleada en un banco, se le acusa de haber desfalcado una importante cantidad de dinero, en el orden de los 100 millones de yenes, 600 000 euros en la actualidad, pero un millón de euros en el año 2012 cuando se publicó el libro originalmente en el País del Sol Naciente. En retrospectiva, nos contará cómo un ama de casa, casada, sin hijos, pasa a entrar a trabajar en un entidad bancaria a los treinta años, después de años sin actividad laboral. Y en un momento dado, descubrirá lo fácil que es tomar «prestado» temporalmente parte del dinero que le confían sus clientes a los que visita a domicilio, especialmente los ancianos. Y la cosa se empieza a complicar cuando se hecha un amante joven. El relato se interrumpe con reflexiones o escenas de la vida de otras personas que en algún momento se relacionaron con la protagonista, desde la época escolar hasta el presente, y que nos dan una perspectiva externa de lo que ha sido la vida de Rika, que es el nombre de la mujer.
Este libro se presenta con un planteamiento inicial intrigante. Cómo una mujer educada, razonablemente culta, sin especiales problemas en la vida más allá del aburrimiento conyugal y, eso sí, una dificultad para concebir un bebé, acaba liándose la vida. Sin ser especialmente deshonesta, acaba entrando en una espiral de la que no puede salir. Sin embargo, he de reconocer que en el transcurso del relato, las cosas se vuelven más sosas. Los acontecimientos se hacen previsibles. Sientes que lo que va a pasar es obvio y se hace largo. Sólo muy avanzado el libro retoma el interés sobre cómo va a asumir esta mujer lo hecho.

Sin embargo, el libro no es una reflexión ética sobre los actos de Rika. Es más bien una crítica social hacia las imposiciones que la sociedad de su país impone sobre una mujer. Sobre los roles que debe desempeñar. Las tareas que se le imponen en el trabajo y la forma en que las desempeñan vienen condicionadas por su condición de mujer. Su condición de fracaso como mujer y esposa está condicionada por su capacidad de concebir. Cuando sublima esta cuestión dedicándose a una actividad profesional, surge la cuestión del aspecto físico y externo que debe tener. Y el gasto asociado. Y la cuestión del amante. Ante un marido ausente, por su dedicación al trabajo, y finalmente ausente porque se va a trabajar al extranjero durante un tiempo, surge el amante joven que la admira. Por lo tanto, los temas principales son estas presiones sobre una mujer de clase media, con un recorrido vital inestable hasta cierto punto, y que en un momento entra en una espiral de autoengaño de la que no sale hasta que no es muy tarde.
Dicho lo anterior, a ratos el relato me ha dejado frío. Los temas son interesantes, pero quizá le falta un punto de sutileza en la forma en que surgen. Todo es muy directo y obvio y, por lo tanto, superflua la extensión de la narración, que no aporta más en toda su extensión. Y falta una reflexión ética más profunda. Ese autoengaño forzado por la presión social o del grupo no elimina la responsabilidad de la mujer. Que si al final toma una dirección u otra en su vida, da la sensación de que es más por agotamiento que por reflexión. Pero que consta que no está mal. Quizá he cargado las tintas en las cosas que no me han convencido. Porque quizá lo empecé con unas expectativas altas. Pero está bien escrito y tiene sus momentos.

