The zone of interest (2023; 06/20240121)
Tenía muchas ganas de ver esta película. Protagonizada en su papel protagonista femenino por Sandra Hüller, que ya nos maravilló por su buen hacer en una película francesa reciente, y dirigida por Jonathan Glazer, un director que se prodiga muy poquito, pero que ya me sorprendió con su película anterior, hace más de diez años, nada más y nada menos. Una película que valoré bien, pero que probablemente hoy valoraría todavía mejor. Siempre es peligroso crearse una expectativas muy elevadas… pero había motivos para confiar. Así que nos fuimos a verla en una matinal de versión original. Película británica, con título en inglés, pero con los diálogos en los idiomas originales de los personajes, el alemán, algo de polaco y algunas líneas en yidis, aquí y allí. Para aquellos que se lían… el yidis, es frecuente verlo escrito sin adaptar al castellano como yiddish, aunque sea hablado por las comunidades judías de origen centroeuropeo, y escrito con los caracteres del alfabeto hebrero, no es un idioma semítico. Es una lengua altogermánica, muy emparentado con el antecesor del propio alemán oficial en Alemania, Suiza o Austria.

La película se inspira en una novela de Martin Amis que yo no he leído. Pero en realidad no la adapta. Usa las ideas de la novela para reconstruir, combinándolas con las realidades históricas documentadas, una ficción plausible de cómo pudo ser la vida familiar de Rudolf y Hedwig Höss (Christian Friedel y Hüller), el comandante del campo de exterminio de Auschwitz durante varios años, y responsable del plan para el asesinato y exterminio de los judíos húngaros que recibió su nombre, Operación Höss, y su esposa, mientras vivieron en la Polonia ocupada junto al nefasto campo. Glazer filma la vida cotidiana de la familia, sus sirvientes polacos y sus visitantes como si hubiera repartido cámaras por todo el interior de la casa, los jardines y los alrededores, y los lugares donde acuden para disfrutar de su tiempo libre, con sus hijos. Una vida cotidiana familiar, casi idílica, en la que el campo sólo se ve de refilón, detrás de los muros, y se percibe a través de los increíbles y maravillosamente bien realizados efectos de sonido, cuya responsabilidad cayó en el ingeniero de sonido Johnnie Burn, y que debería ser el claro ganador del Oscar en esta categoría. Ya veremos.

La película de Glazer es una de las fundamentales del año 2023 y de las que hay necesariamente que ver. Es cine de altísimo nivel, que bien podría calificarse de obra maestra. Y es una de las que ha mostrado la barbarie del exterminio de judíos y otras comunidades y colectivos por la Alemania nazi de forma más original y contundente, sin haber mostrado, paradójicamente, ninguna imagen directa de estos asesinatos sistemáticos. Lo hace mostrando cómo el mal por antonomasia está latente en el ser humano, y tomar la forma de una familia ideal con perro, y casita con jardín. El Mal con mayúscula integrado en lo cotidiano de un hogar, en las actividades al aire libre bañándose o bogando por un río en verano, cabalgando a caballo por los campos al atardecer, recibiendo a los amigos y a la familia a tomar el té o a cenar. Es el asesinato de masas convertido en un problema de ingeniería industrial del que sentirse satisfecho cuando se da con la solución adecuada.
Eficazmente filmada e iluminada por Lukasz Zal, a quien no vamos a descubrir ahora porque ya ha dado suficientes muestras, también aquí, o aquí, de ser un director de fotografía de referencia en el cine mundial. A la forma de rodar que hemos indicado anteriormente se añaden algunos cortes de escenas nocturnas, rodadas en el infrarrojo, en el que vemos como una joven polaca deja por todos los lugares de trabajo forzado de los prisioneros, manzanas ocultas para el alivio de estos prisioneros al día siguiente. Es de los pocos alivios humanitarios que se permite la película. En varios momentos se corta la narración a negro, momentos de reflexión, una vez a un rojo vibrante, y hay un momento en que un solitario Höss sufre un malestar digestivo en las instalaciones de las SS en Oranienburg, y Glazer nos lleva brevemente a las instalaciones del museo que hay en Auschwitz I, en la actualidad, en el momento en que un grupo de limpiadoras entran ha realizar su trabajo antes de abrir las instalaciones al público. Yo visité en 2008 esas instalaciones, las fotografías que ilustran la entrada son de aquel viaje.

Sólo me queda hablar de la excelente interpretación de todo el elenco de la película, con especial mención, claro está a Hüller y Friedel. Como ya he mencionado, la película es de lo mejor en el 2023. Es difícil si te quedarías con esta o con alguna otra película en un año especialmente bendecido por la buena oferta de excelentes títulos, dependería del momento y el lugar. Y además Hüller ha estado presente de forma fundamental en las dos película que más me han impresionado. La película es candidata a cinco premios Oscar, mejor película, mejor película internacional, mejor dirección, mejor guion adaptado y mejor sonido. Se me hacen cortos, los premios interpretativos también tendrían cabida en esta lista, así como la dirección de fotografía y el montaje, visto lo visto. Pero para una película no americana y rodada en alemán y otros idiomas distintos del inglés, es demostrativo del interés y la calidad. Así como la candidaturas de películas norteamericanas responden a dinámicas muy diversas, cuando una película extranjera y rodada en un idioma distinto del inglés recibe semejantes atenciones, suele ser indicativo de que merecería ganar el premio gordo, sea o no candidata en esa categoría. Así que ya lo sabéis. Aunque pueda resultar de difícil de digerir por los temas y los modos, es imprescindible.
Valoración
- Dirección: *****
- Interpretación: ****
- Valoración subjetiva: *****




