[TV] Cosas de series; autismos y obesidades en las series surcoreanas

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Esta semana, dos series surcoreanas que he ido viendo muy poco a poco durante el mes de agosto y principios de septiembre. Y las dos, a priori, en una está más claro que en la otra, intentan normalizar la diversidad de las personas desde el punto de vista del físico o de la psique. Si lo consiguen o no, es otra cosa. Si las series entretienen o no, también es otra cosa.

Oh, my Venus [오 마이 비너스, el título en coreano es la transcripción en su alfabeto del título en inglés] es una serie que tiene ya varios años. Su emisión en el invierno 2015 – 2016, y está disponible en Netflix. Aunque es de esas series que los abonados españoles no ven en su catálogo salvo que ajusten la interfaz de la aplicación al idioma inglés. Entonces, sí. Me puse a verla por estar protagonizada por Shin Min-a, una actriz muy guapa, elegante y simpática, que había visto ya en algunas series anteriores, aquí, aquí y aquí. La cosa va de una chica que era un bellezón en su ciudad de provincias cuando era adolescente y en los años de universidad, pero que al entrar en el mundo real, empieza a calmar la ansiedad comiendo y acaba obesa. La trama es una comedia romántica, con su punto de drama, en la que, por supuesto, la chica volverá a ser un bellezón. No normaliza la diversidad corporal; no denigra a las personas obesas, pero no deja de sentir lástima por ellas, y les plantea unos tratamientos, basados en el ejercicio, que probablemente no funcionen sin una dieta realmente ajustada. La trama es entretenida, sin más.

Mucho más interesante es un estreno en Netflix que parece que ha cosechado mucho éxito. Tanto en su programación original en Corea del Sur como en su emisión internacional en la plataforma en línea. El título es Isanghan byeonhosa U Yeong U [이상한 변호사 우영우, La extraña abogada Woo Young-woo], en castellano, Woo, una abogada extraordinaria. Si notáis diferencias en el nombre de la protagonista es por las diferencias en la romanización a partir de la escritura coreana. U Yeong U y Woo Young-woo se supone que suenan lo mismo. La primera es la romanización oficial de las autoridades coreanas y la segunda la adaptada a la escritura en inglés. Ninguna de las dos se adapta al castellano (que vendría a ser U Yongu); pero la primera de ellas se nos acerca más.

En esta serie tratan el autismo. La protagonista, protagonizada por otra habitual de las series que veo, Park Eun-bin, es una abogada, la primera de su promoción, pero cuya personalidad está dentro del espectro autista. Por supuesto, dentro de las tipologías de mayor desarrollo lingüístico y capacidades intelectuales, pero con los rasgos más típicos de dificultad en la relación social y de intereses monotemáticos. Los cetáceos en este caso. A parte del derecho. La chica es admitida como novata en un bufete prestigioso, y la serie nos va contando como participa en los casos, como se relaciona con sus compañeros, y como liga. Empieza como un procedimental, cada episodio o cada dos episodios es un caso, y termina desarrollando la trama de fondo que afecta a quién es la madre que la abandonó con su padre sin querer saber de ella. Es bien intencionada y buen rollista. Muy cuidada. Y muy entretenida. No ha recibido críticas por su forma de presentar el autismo… pero he visto mucho mejores representaciones del mismo en la ficción. Y los casos judiciales me resultan muy poco verosímiles.

[TV] Cosas de series; chica pizpireta que se nos pone seria y aventuras en las montañas coreanas

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Hola, soy Carlos y soy adicto. Adicto a las series surcoreanas. Sean buenas o malas. Hasta no hace mucho las calificaba de placer inconfesable, o guilty pleasure como dicen los anglófonos. Pero hoy en día también hay series de buena o gran calidad. Y todo empezó con las cinco chicas de la residencia para universitarias Belle Époque en la serie que internacionalmente se conoció como Hello my twenties!, pero cuyo título original fue Cheongchunsidae 청춘시대, o sea, Años de juventud. Fue mi primera serie de esta nacionalidad, la primera que vi en Netflix allá por 2016, su primera temporada, y nunca la he considerado un placer inconfesable. Tenía su punto, aunque no fuera perfecta, y a ratos, no acostumbrado todavía a las peculiaridades culturales del país asiático, un poco marciana. A parte de ser responsable de mi adicción, también lo fue de que me animara a irme yo sólo en octubre del año siguiente de vacaciones a Corea del Sur, en un momento en que me quedé colgado sin planes de vacaciones bien definidos, y cuando comprobé que podía tener un coste adecuado para el viaje en solitario. Las fotos que acompañan esta entrada son de ese viaje, claro.

Entre las protagonistas de aquella serie, del quinteto inicial de chicas compañeras de residencia, estaba la actriz Park Eun-bin, que interpretaba a una chica alocada y un tanto fantasiosa, estudiante de periodismo, muy animada, pero que también arrastraba sus problemas por dentro. Como todas. Pues bien, esta actriz desde entonces ha ido adquiriendo impulso y ha llegado a ser protagonista principal de algunas series, estando muy bien considerada en su país, donde opta a premios diversos, y algunos los gana. Decidí comprobar si aquellas pizpireta joven, que provocaba no pocos de los contrapuntos cómicos a los aspectos dramáticos de la serie de 2016, funcionaba también como parecía en otro tipo de papeles.

Yeonmo 연모 (traducción, afecto o cariño), pero presentada internacionalmente como The King’s Affection, en español El afecto del rey, es un drama de época situado en la dinastía Joseon o Choson, en el siglo XV. El reina del momento da a luz a dos gemelos, algo que parece que era de mal augurio, por lo que en secreto deciden matar a la niña recién nacida. Pero la madre la salva y la entrega para su cuidado a unos monjes budistas. Años más tarde, con trece o catorce años, vuelve a la capital y entra al servicio del palacio real, donde se encuentra con el príncipe heredero, con quien, aparte de ser de distinto sexo, comparte un mismo aspecto. Descubierta por los asesinos originales, deciden enmendar el error, y se disponen a matarla. Pero a quien matan es al príncipe. A partir de ahí, la reina su madre decide que para salvar a la chica lo mejor es hacerla pasar por el príncipe heredero. Entre medias,… pues hay un romance adolescente… y tal. Y años más tarde, ya un «joven príncipe adulto», todos se vuelven a encontrar. La historia es absolutamente ficticia, pero es obvio que se inspiran en el corto reinado de uno de los reyes de Joseon en ese siglo. Incluso el nombre es similar, si no igual, siendo las diferencias un problema de transcripción. La serie esta bien… a ratos. Combina romance, comedia, intriga palaciega y drama, con alguna tendencia momentánea a la tragedia. Y es muy irregular en su desarrollo. La protagonista, Park Eun-bin, tiene un papel que le obliga a estar muy seria y estática, lo cual no le sienta bien. Los momentos en los que hay acción y se mueve con más libertad son cuando muestra que tiene calidad. Irregular todo en general, aunque tiene una nota muy alta entre los votantes de IMDb… que suelen ser fanáticos del género.

Mientras veía la anterior, supe que la protagonista había protagonizado un drama romántico el año anterior, Beuramseureul Joahaseyo? 브람스를 좋아하세요?, literalmente, ¿Te gusta Brahms?, o por el título internacional de la serie, Do you like Brahms?. Al coprotagonista masculino lo vimos haciendo de enfermero en uno de los muchos dramas médicos del país asiático (también en este enlace, previo al anterior). Y nos narra las dificultades de una estudiante universitaria de música, de violín en concreto, que ha llegado a la carrera habiendo empezado muy tarde, por lo que le cuesta mucho más que a quienes empezaron con sus instrumentos de niños. Y además es incomprendida. Y las dificultades aumentan cuando conoce a un joven pianista de éxito, niño prodigio, que arrastra sus propios problemas personales. Todos ello en medio de un drama romántico con tres triángulos amorosos entre seis personas. Esta serie tiene algunos de los problemas de interpretación que he comentado en la anterior. Y no son frecuentes en los dramas románticos coreanos, frente a las mucho más animada y libres comedias románticas. Las interpretaciones son muy estáticas, muy rígidas y poco expresivas. Creo que más que un problema de calidad de los actores es de la forma en que se dirigen y se conciben. Una pena, porque el lío de triángulos amorosos que se plantea al principio de la serie hubiera podido dar para mucho… y poco a poco se desinfla de forma un poco desvaída. También irregular.

Voy a comentar brevemente Jirisan 지리산, que es el nombre de una de las montañas más famosas de Corea, y del parque nacional que la rodea. Jirisan sería «monte Jiri«. San, u otras variantes parecidas, es una palabra de origen chino que significa monte o montaña, y encontramos en otros idiomas orientales. También en japonés… véase Fujisan (monte Fuji, nunca Fujiyama), Koyasan, o Shoshazan, tres lugares estupendos que he visitado en mis viajes a Japón. O Huangshan, maravillosas montañas que visité en China. O Namsan (Seúl) y Jangsan (Busán), también visitas que hice en Corea del sur. La serie se emite en iQIYI, un canal chino similar a Netflix pero con producciones asiáticas exclusivamente. Lo probé. Pero no me interesó más que como curiosidad, porque su oferta no me parece de gran calidad, y porque no me fío nada en absoluto de entregar datos personales a plataformas de servicios en internet de esa nacionalidad. Y vi la serie por que está protagonizada por la actriz que protagonizó la estupenda película, precuela de la serie Kingdom, Jun Ji-hyun. Son las aventuras de los guardas del parque nacional, rangers los llaman, protegiendo a los visitantes y al propio parque, mientras se enfrentan a un asesino en serie, y con elementos sobrenaturales. Una mezcolanza curiosa. Ficción con elementos de publirreportaje destino a concienciar a la gente sobre los peligros de la montaña, y la necesidad de respetar la naturaleza. Tiene momentos muy entretenidos, cuando hay acción, y los intérpretes lo hacen bastante bien. Pero por lo demás es anecdótica. Dan ganas de visitar el parque y sus montañas. Eso sí.

Y esto es todo por hoy.