[Cine] Los domingos (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. El año pasado visitamos el monasterio de la Encarnación de Osuna, de clausura. Donde constatamos algo de lo que no se habla en la película; que muchas de las novicias y monjas, más o menos jóvenes, especialmente las que vienen de África y Sudamérica, porque en España son pocas, acaban siendo las criadas y cuidadoras de las monjas ancianas. Y algunos ejemplos he conocido de monjas que abandonaron el convento con algún discurso como ese.

Los domingos (2025; 51/20251107)

Nos cuesta mucho ir al cine a ver películas españolas. Creo que ya lo he comentado en alguna ocasión. Pero resumiendo, las historias que nos quieren contar nos interesan pocas veces, y con cierta frecuencia, especialmente con repartos jóvenes, la interpretación deja que desear. Quedó atrás el tiempo en que los intérpretes se fogueaban en el teatro antes de pasar al cine, con suficientes tablas. Ahora pasan primero por la televisión, que no es buena escuela de interpretación las más de las veces. Pero las circunstancias se pusieron de cara para ir a ver la última película de
Alauda Ruiz de Azúa. Que también venía con unas críticas inmejorables, aunque eso tampoco es de fiar, por la tendencia a hinchar las bondades del producto nacional por parte de muchos críticos. A veces hasta cotas escandalosas.

Ruiz de Azúa nos lleva a Bilbao. A una familia bien. Padre (Miguel Garcés) viudo con tres hijas, la mayor, protagonista de la película (Blanca Soroa), de 17 años. Está la abuela (Mabel Rivera), que se ve buena mujer. Y la tía (Patricia López Arnaiz), que suple hasta cierto punto la ausencia de la madre, pero que tiene sus propios problemas. Como buena familia vasca, católica, lleva a las niñas a un colegio religioso de monjas. Aunque la tía se ha vuelto descreída. El padre intenta recomponer su vida con otra mujer (Leire Zuazua), aceptada por las niñas pequeñas, pero no por la mayor. Y tiene problemas económicos. Y en estas estamos cuando, la mayor a punto de entrar en la universidad, e influida por el cura del colegio (Víctor Sainz) y la superiora de un convento de clausura (Nagore Aranburu) donde hacen ejercicios espirituales, declara que contempla la posibilidad de profesar como monja del convento. Esto pondrá a todos los adultos patas arriba. Donde por otro lado, se me olvidaba, está la pareja de la tía, un argentino (Juan Minujín) con quien tiene un hijo, un poco despistado en la vida. Pero que conste ya que es el personaje más honesto y que mejor me cae de todos los que sale, y el que intenta tener la conversación más honesta con la chica de todos los que la rodean.

Vamos con las cosas buenas. La forma en que Ruiz de Azúa rueda se puede calificar, sin temor a exagerar, como magistral. Si alguna pega he de poner a la película será en el mensaje que nos hace llegar, no en su maestría a la hora de coger todos los elementos, encuadres, fotografía e iluminación, sonido, montaje, dirección actoral,… y hacerlos encajar a la perfección. La película es un goce de ver. Y a esto hay que acompañar los trabajos actorales que son también más que notables. Actuaciones expresivas, con las palabras justas, especialmente en la protagonista, pero no únicamente. Es una película en la que para alcanzar a imaginar lo que piensan los personajes hay que ir más allá de las palabras, porque todos son sinceros a la hora de decir que les importa la chica, a la que quieren, pero no lo son a la hora de decir que es lo único que los mueve. Salvo el tío argentino, probablemente el adulto más honesto. Por lo tanto, los gestos, los silencios, las posturas, las relaciones, son fundamentales para leer la película.

Donde empiezo a tener dudas es en el mensaje que nos quiere trasladar Ruiz de Azúa. Ella insiste en sus declaraciones que pretende no emitir juicios, que quiere plantear el dilema de la chica, y presentar lo que pueden ser las reacciones de quienes la rodean. Pero sin prejuicios. Y en esto me siento desorientado. En el lado de los que tiran de la chica hacia el convento,… Bueno, he de decir que no sé si lo que yo aprecio es lo que realmente quiere contar Ruiz de Azúa o si la película se le ha independizado y va por libre, sujeta a la interpretación del espectador. Los que tiran hacia el convento. No puedo considerar a la película neutra. La superiora es maquiavélica. Y el cura… habla en eslóganes, que pueden ser eficaces, pero en ocasiones llega a ser casi una caricatura de este tipo de curas. Y parece que no han cambiado mucho desde que yo estaba en esa edad en un colegio religioso a finales de los años 70. Pero el factor principal, no dejan de dorarle la píldora la chica con lo «inteligente» que es.

Los que tiran para el otro lado… prácticamente es la tía en solitario. Que después de haber representado el papel de madre sustituta en algunos aspectos, siente que se le escapa la niña. Y que comete el gran error, que es negar de alguna forma esa «inteligencia» con la que alaban los religiosos a la niña. Los que se la quitan. El padre… que presuntamente quiere respetar la libertad de su hija,… con problemas económicos,… y con una novia a la que la hija no traga… ¿de verdad esta respetando a su hijas como la mayor parte de los comentaristas dicen? ¿o esta viendo que se libera de una carga económica y para sus relaciones personales, quedando encima bien como padre abierto? Ahí lo dejo. Ya he sugerido que el tío argentino, puede ser el único que, sin intereses personales, bastante tiene con sus problemas, intenta dialogar de una forma respetuosa con la joven.

Y la joven, ¿es tan inteligente como dicen los religiosos?, ¿es tan inexperta en la vida como dice la tía?, ¿en qué medida no está sufriendo una presión de grupo que idealiza algo frente a los problemas cotidianos familiares? ¿Es libre a la hora de elegir o viene condicionada por el sesgo que le introducen quienes se sitúan «a su lado» frente a la familia en la que es una más, con sus responsabilidades y con las cosas que no le gustan? La interpretación de la chica sería perfecta, en cualquier caso es muy buena, si supiéramos que piensa realmente. Hay indicios. Y sabemos su decisión final. Pero no sabemos qué piensa sobre muchas cosas.

Y luego está el problema de las equidistancias. Me molestan mucho las equidistancias. Casi nunca que dos opuestos ideológicos se enfrentan hay equidistancia. Eso es una falacia. Como la confusión que lleva a que el derecho a respetar que todos tengan una opinión sea lo mismo que respetar todas las opiniones. No. No todas las opiniones son respetables. No todas las posturas son igualmente respetables. No todos los valores son igualmente positivos. No podemos ser equidistantes, porque eso da ventaja a las opciones más dañinas. Ruiz de Azúa no creo que sea equidistante, pero me molesta que juegue a serlo. O esa es mi opinión. Y como me molesta, a pesar de las enormes bondades cinematográficas de la película, salí molesto del cine. Como sucedió con las personas que me acompañaron. Pero no me da para reproducir ahora el intenso debate que vino después. No obstante, si podéis, ved la película. Con ojos muy críticos.

Valoración

Dirección: *****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ***

[Cine] 20.000 especies de abejas (2023)

Cine

20.000 especies de abejas (2023; 28/20230423)

Tenía la intención de comentar esta película ayer… porque esta semana es complicada y aun así tenía la intención de publicar una mínima cantidad de contenidos. Pero no me dio la vida para publicar nada, así que hoy tendrá que ser, y ya veremos cómo me organizo el resto de la semana, en la que tengo que viajar a Madrid por trabajo miércoles y jueves. Y me apetece tanto como que me den patadas en la espinilla. En fin… Que el domingo nos animamos a ver esta película española que venía con buenas críticas, especialmente tras su paso por la Berlinale, en la que su joven protagonista se convirtió en la ganadora de un Oso de plata a la mejor interpretación más joven de la historia. Pero comprobemos si esta ópera prima en cuanto a largometrajes de Estíbaliz Urresola tiene tanto como dicen. Que conste que hace tiempo que leemos las críticas de los medios españoles a las películas de producción nacional con precaución, porque suelen exagerar su virtudes. Más de una vez nos hemos preguntado si existe algún tipo de contubernio entre industria y medios para levantar la taquilla del cine español. No sé. Es pura especulación derivada del enorme divorcio entre las opiniones de nuestro pequeño grupo cinéfilo y la de la crítica.

Las abejas están ligadas íntimamente a las flores y al mantenimiento de la cadena reproductiva del mundo vegetal. Y es primavera, y es fácil fotografiar plantas en flor. Este año lo hago con frecuencia con una cámara de espectro extendido, que falsea los colores… pero creo que no está mal.

Es verano y Ane (Patricia López Arnaiz), casada y madre de tres, con residencia en Bayona, Francia, se traslada a pasar las vacaciones con su prole a su pueblo de origen en algún lugar del País Vasco español. Leo en iMDB que la película está rodada en Llodio. Y la criatura más joven de su prole es Aitor o Cocó (Sofía Otero), con ocho añitos, y con un lío en la cabeza notable sobre quién o cómo es, o qué nombre le gusta. Y el nuevo ambiente, con su abuela, su tía la de las abejas y el resto de la familia tampoco ayuda mucho. Y además, es obvio que las cosas, al menos en lo que a los dineros se refiere, no van bien para la familia. Y eso también forma parte de la motivación para haberse desplazado hasta el pueblo.

La película es una reflexión sobre la infancia transexual. En concreto con respecto a un niño que se siente niña, que se siente confusa con su identidad sexual, confusión que muchas veces es más reflejo de la confusión de los adultos que le rodean que de lo que ella siente o piensa. Y hasta ahí, la película va bien. Pero… Ay, siempre hay un pero o dos. La película intenta contar muchas más cosas. Intenta bucear en la relación entre la madre de la niña, la llamaremos niña a partir de aquí, y la abuela, una señora de toda la vida, católica y apostólica. También en las dificultades de la familia, de las tensiones entre los cónyuges por el dinero… o su carencia. Por el intento de la madre, de formación artística como su padre, dedicada durante tanto tiempo a criar hijos, la mayor es ya una adolescente, quiere recuperar su actividad artística y dedicarse a la enseñanza, no sabremos muy bien si por vocación o por necesidad. Y luego está el entorno del pueblo, que es el de los pueblos de interior de toda la vida, tirando a conservadores y esas cosas. El problema está en el viejo refrán de quien mucho abarca poco aprieta. Y esta película opta por intentar hablar de muchas cosas en lugar de centrarse en hablar de lo que quería hablar.

Los mejores momentos de la película son los intimistas. La interacción de la niña con otra niña del pueblo, que la acepta sin muchos problemas, con naturalidad. O las interacciones de la niña con su tía abuela apicultora (Ane Gabarain), mucho más capaz de escuchar y de observar sin prejuicios a la niña que el resto de la familia. Es en esos momento cuando la película encuentra su tono y ritmo adecuados y nos permite acercarnos a la comprensión de la niña. Ciertamente las interpretaciones son de muy buen nivel, especialmente la de Gabarain, pero sin despreciar ninguna otra. En cuanto a la niña… bueno… los peques, cuando están bien dirigidos suelen funcionar. No recuerdo qué estrella del cine americano clásico decía que no quería trabajar en películas con niños o perros porque le robaban la película. La niña lo hace muy bien, pero es fácil prendarse de los peques cuando están bien presentados en pantalla.

La película está bastante bien. Podría haber sido superior, pero no nos quejemos. Es muy recomendable. No, la mirada de Sofía Otero no es como la de Ana Torrent en El espíritu de la colmena. Pero bueno, la niña tendrá derecho a tener su propia forma de mirar, ¿o no? Ese tipo de comparaciones, que he visto por ahí, no llevan a ninguna parte. Y lo que está bien es que los nuevos directores sean capaces de hablar de los temas, pero también de contar historias que atraiga, y no limitarse a una pedagogía forzada, que es lo que muchas veces nos está retirando de las salas donde se proyecta cine español más socialmente comprometido.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***