Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Apurando el tiempo en Nankín por la tarde antes de ir a la estación para coger el tren de vuelta a Shanghái.
En las dos últimas semanas se ha producido la transición entre la temporada de primavera y la de verano en la animación japonesa. Como sucede en mucho lugares del mundo, dado que el año tiene 52 semanas (y un día, o dos los bisiestos), se programan las parrillas horarias de las televisiones tradicionalmente en cuatro bloques de 13 semanas. Por ello, tradicionalmente, muchas temporadas de series televisivas de 12 o 13 episodios. Eventualmente hay alguna que se extiende dos bloques, y tiene entre 24 y 26 semanas. Esto ha dejado de tener sentido hasta cierto punto con la programación para plataformas de contenidos en línea. Pero un mezcla de tradición, y de que algunas series se emiten en simulcast en canales convencionales de televisión, hace que la animación japonesa conserve estas convenciones. Por lo tanto, entre finales de junio y principios de julio, hay una de estas transiciones.

Hay varias series, o temporadas de series, de animación japonesa que he terminado de ver en estos días pasados. No sé si hablaré de todas ellas. Quizá, con el tiempo, otras aparezcan en estas páginas. Pero voy con las dos que más me han entretenido, divertido, gustado… como lo queráis ver, en estos últimos meses. Ambas son las segundas temporadas de sus respectivas series. Y ambas tienen en común que hay un personaje principal, femenino, joven, una adolescente, que desentraña misterios. Y, en ocasiones, forma parte o protagoniza estos misterios. Las circunstancias de estas chicas son muy distintas como comprenderéis fácilmente. Pero son personajes atractivos que, desde mi punto de vista, ponen la salsa, la sal y la pimienta a la serie. Bueno… una de ellas es la clara protagonista absoluta de la serie. Y ambas están basadas en una serie de novelas ligeras japonesas.
Shōshimin Series (小市民 シリーズ) transcurre en un instituto de Gifu. El comentario de la primera temporada en este enlace. Una primera temporada de diez episodios que se emitió el verano del año pasado, por lo que sólo transcurrieron seis meses para reencontrarnos con los protagonistas de esta serie, en esta ocasión con doce episodios. Dos alumnos de instituto, que en la primera temporada debían estar todavía en el último año de lo que en España llamaríamos la ESO, mientras que ahora ya están en el equivalente a nuestro bachillerato. Que quiere ser ciudadanos corrientes. Pasar desapercibidos. Con poco éxito. Inteligentes, inquisitivos, curiosos e inquietos, acaban metiéndose en todos los ajos en los que hay misterios que desentrañar. Con una relación entre ambos de tensión romántica no resuelta, aunque eventualmente se conviertan en pareja y se vuelvan a separar. Él, Kobato-kun, es directo, con pocos dobleces, va de cara. Ella, Osanai-san, sin embargo, tiene múltiples facetas. No siempre se puede saber o adivinar lo que piensa. Y no duda en utilizar el engaño para conseguir sus fines. Es éticamente ambigua, muy inteligente, él también es inteligente, y es quien da mayor interés a las historias. Aunque en muchas ocasiones sea Kobato-kun quien tenga más minutos en pantalla. Menuda, de aspecto frágil, esconde una fuerza y un resolución que sorprenden a quienes la rodean cuando se manifiesta.

La segunda temporada ha tenido dos arcos argumentales, el primero, con ambos protagonistas separados, con sus propias relaciones sentimentales en el instituto, se centra en torno a la investigación de unos incendios provocados en distintos puntos de la ciudad. La investigación parece estar liderada por el novio de Osanai-san, que está en el periódico del instituto. Pero pronto nos preguntamos por qué ella está con él, y cuál es su papel en todo esto. El segundo arco es la investigación de la autoría de dos atropellos, uno en el pasado, y otro en el presente, en el que Kobato-kun es una víctima. Una investigación que volverá a juntar y a provocar la colaboración directa de ambos jóvenes. Una serie que, aunque pasa mucho más desapercibida que otras, y especialmente que la que comentaré a continuación, tienes unos guiones y un desarrollo de personajes muy notable. En IMDb tiene una valoración positiva, pero no llamativa en torno al siete. Pero en las páginas específicas de la animación japonesa está mucho más valorada, por encima del ocho. Y esa diferencia, es más importante de lo que parece. Muy recomendable. Me planteo volver a ver las dos temporadas, prestando más atención.
Kusuriya no hitorigoto (薬屋のひとりごと), que serían los monólogos de la boticaria, aunque se traduce en inglés/castellano como The apothecary diaries/Los diarios de la boticaria, es mi serie de animación en activo preferida en estos momentos. Y una de mis preferidas en activo o terminadas incluidas. Segunda temporada también, de 24 episodios, como la primera. La primera se emitió entre octubre de 2023 y marzo de 2024, mientras que esta se emitió entre enero y junio de este 2025. Nueve meses de espera. Hemos continuado con la misma dinámica que en la primera temporada, pero profundizando poco a poco en las relaciones de los personajes. Una serie que sigue a la joven boticaria, herbolaria, o como lo queráis llamar, que pasa de trabajar en el distrito del placer de la capital de un reino ficticio que, según dicen, se inspira en la dinastía Tang china, que se extendió entre los siglos VII y IX de la era común. Aunque introduciendo más modernos, más propios de la transición entre la dinastía Ming y la Qing, es decir, durante los siglos XVII y tal vez XVIII de la era común. Lo marcan cosas como el uso de monóculos o gafas, o de armas de fuego.

La joven boticaria, Maomao, ya libre de servidumbre impuesta, permanece por voluntad propia al servicio del misterioso y bello «eunuco» Jinshi o, eventualmente, de una de las concubinas consortes preferidas del emperador. Y seguirá involucrada en investigar los misterios del palacio imperial. Eventualmente vinculados a las intrigas palaciegas por el poder. Y en las que destaca las intricadas interrelaciones en los árboles genealógicos de los distintos protagonistas. Tiene dos partes muy diferenciadas, una primera de intrigas generales, con arcos argumentales de pocos episodios, a veces uno sólo, como el ingenioso juego de puertas de color con el propio emperador. Y una segunda parte en la que directamente seguiremos la intriga para una rebelión de una de las grandes casas aristocráticas del imperio. Aparecen nuevo personajes, como la misteriosa concubina consorte Loulan, o la simpática sirvienta Shisui, a la que tanto gustan los insectos y otros bichos, y que merecerían una serie propia dado el atractivo de los personajes. De hecho se ha anunciado una nueva temporada, pero no como tercera temporada, sino como secuela. Estaría bien que se centrase en una de estas dos interesantes jóvenes y sus aventuras por el mundo.
Kusuriya… destaca como la anterior por sus excelentes argumentos, y por su excelente desarrollo de personajes. Tiene una realización más compleja, con escenarios más ricos, dado su carácter de ficción histórica, aunque sea en un país ficticio. Y, al igual que la anterior, aunque estén claramente orientadas a un público juvenil, especialmente adolescentes o adultos jóvenes muy jóvenes, sus temas son muy adultos, por lo que cualquier adulto sin prejuicios y con capacidad de apreciar la animación como excelente medio para la ficción audiovisual, podrá disfrutar también. Y mucho. No veo el día de seguir con las aventuras de esta perspicaz boticaria en el complejo mundo de la corte imperial de Li (茘, Rī).




