Algunos me han preguntado cómo he visto algunas series coreanas que no aparecen en la oferta de Netflix España. Si las he pirateado, si he utilizado VPN… u otros métodos… bueno, hay diversos métodos de acceder a series sin romper con la legalidad o usando las zonas grises. Pero hoy comentaré una forma muy sencilla, perfectamente legal, que al menos vale para Netflix. Si vais a vuestras preferencias y en las de vuestro perfil seleccionáis como lenguaje el inglés, de repente veréis una oferta mucho mayor de series y películas. Eso sí, en su mayoría, de países asiáticos y poco habituales. ¿Por qué no aparecían antes? Pues parece ser que si seleccionáis el idioma español, desaparecen de la oferta todas aquellas series no dobladas al castellano o que no disponen de subtítulos en castellano. Obviamente, si este tonto detalle os da igual, os ponéis como idioma principal el inglés… y siendo una plataforma americana cómo no va a estar subtitulada al menos en inglés. Ya está. Eso sí, los títulos de películas y series serán distintos en no pocas ocasiones a los que aparecen en la versión española. Quedáis avisados.

Y de repente, a finales de junio, llegó a Netflix Jongi-ui jip: Gongdonggyeongjeguyeok [종이의 집: 공동경제구역], en inglés Money Heist: Korea: Joint Economic Area, que no es otra cosa que la versión surcoreana de la serie española La casa de papel. Serie que no terminé de ver, porque me cabreó en varios aspectos, principalmente por su populismo barato, digno más de los argumentos neofascistas que de otros antisistemas más solidarios, aunque puedan andar también despistados. No olvidemos que al final del primer gran arco argumental, el asalto a la Casa de la Moneda, glorificaba la figura de uno de los asaltantes, que hasta ese momento se había comportado como un asesino y violador bastante asqueroso. No contentos con eso, se habla de dedicarle una serie al personaje. El caso es que abandoné la serie al comienzo del segundo arco argumental, el asalto al Banco de España. Me asqueaba un poquito. Lo cual no quita que no tuviera curiosidad para ver cómo afrontaban la tarea los surcoreanos, capaces de lo mejor y de lo peor.

Lo que hemos podido ver es una primera temporada de sólo seis episodios de una hora de duración. Así que cayó en un fin de semana. Y tras verlo tuve la curiosidad de leer críticas diversas a esta primera tanda. Con una curiosa tendencia. La mayor parte de los medios españoles la trataban más bien mal, mientras que la mayor parte de los medios no españoles, especialmente americanos e ingleses, la trataban bastante bien. Volviendo a lo del párrafo anterior, apreciaban que no cayesen en la tentación de esa contradicción de presentar a los asaltantes como robinhoods, cuando todos tenían pasados y presentes bastante discutibles como criinales. Los personajes de la versión coreana son muy similares, pero tienen un pasado complejo, violento en muchas ocasiones, pero desde el punto de vista moral, más adecuado a su perfil de robinhoods. La serie está enmarcada en una ucronía alternativa en la que se está avanzando hacia la reunificación de Corea, con una zona económica conjunta, una cierta libertad de circulación de los ciudadanos y una ceca en esa zona conjunta, que es lo que es asaltado por los criminales de rojo, que en esta ocasión no llevan la máscara de Dalí, sino una hahoetal [하회탈, máscara hahoe], procedente del folclore coreano. Creo que la serie es entretenida y está bien hecha. A la par que la española. Pero evita algunos de los temas que generaron mi rechazo en la española, y además algunos de los personajes, especialmente Tokio y la que será Estocolmo me parecen más interesantes que en la española. No me importará seguir viendo su evolución… aunque en general… probablemente sea una serie prescindible. De todos modos no ha tenido una excesiva buena acogida entre el público. Probablemente cerrarán la peripecia actual, pero no creo que tenga más arcos argumentales.

Ya que estamos en Corea del Sur, Urideurui Beulluseu [우리들의 블루스], literalmente Our Blues, Nuestro horizonte azul en España, es una historia de vidas cruzadas en el entorno de una pequeña ciudad pesquera en la isla de Jeju. Drama costumbrista en la que los protagonistas de unos episodios son los secundarios de otros, y que trata temas de interés social como el embarazo adolescente, la negativa visión de la discapacidad cognitiva, las diferencias sociales, las sufridas vidas de mujeres que tienen que trabajar sumergidas en el mar hasta edades avanzadas, la maternidad y la enfermedad mental (depresión)… y otras. Con abundantes dosis de buenismo, en ocasiones abusa de situaciones excesivamente melodramáticas, lo cual desmerece una serie larga, 20 episodios de más de una hora de duración, que sin embargo tiene un buen reparto, con caras que serán familiares entre los aficionados a las series del país asiático. No me atrevo a recomendarla, pero si alguien le entra curiosidad, tampoco es una pérdida de tiempo. Está muy bien valorada en IMDb.

Y la que me ha resultado decepcionante, porque empieza bastante bien pero un un momento dado se pierde en un drama excesivo que no es acorde al planteamiento inicial, es Gyeolhonbaekseo [결혼백서, el libro blanco del matrimonio], en inglés Welcome to the wedding hell, No hay boda sin caos en España. Se ve también en un fin de semana, porque son 12 episodios de solo media hora. Y es muy previsible. Una pareja de 36 años él, 32 años ella, ya suficientemente adultos, deciden casarse, muy enamorados y convencidos, pero se introducen en un caos de elecciones y malentendidos, especialmente con las madres de ambos novios, que ponen en riesgo la relación. Como digo… extraordinariamente previsible, pero que funciona muy bien mientras la mantienen en el terreno de la comedia romántica. Pero que flojea mucho, incluidas las interpretaciones, en el tramo de la serie en el que se ponen más serios y dramáticos. Las dos «suegras» están muy desaprovechadas, especialmente como contrapuntos cómicos. Al igual que las compañera de trabajo de ella. Me cuesta recomendarla, no obstante. Y ha recibido mucho palos, con cierta lógica, entre la opinión de la crítica y el público.
En los primeros meses del año llegaron series muy interesantes, divertidas y bien hechas a Netflix, pero en estos momentos han flojeado. Parece que llegan algunas nuevas… ya veremos que tal.
