Scarlett Johansson… que no se malogre, por favor

Cine

Hubo una época en la que los actores y las actrices de Hollywood tenían glamour. Pero un glamour inteligente, a veces provocador, otras veces ingenuo, íntegro o disipado, sobrio o siempre ebrio, de alcohol o de emociones y sentimientos. Pero tenían glamour. La felina y conservada en alcohol Ava Gardner, la estilizada y elegante pícara «Slim» Lauren Bacall, la liberada y sin embargo pringada Katherine Hepburn, la desgraciada Marilyn Monroe, la joven Liz Taylor, la prematuramente malograda ß ,… y muchas otras. Y otros para quienes los prefieran masculinos.

Hoy en día es difícil encontrar ese glamour. Las actrices de hoy son más materiales, más vulgares, más carne de la prensa del higadillo banal, cutres en sus manifestaciones públicas… y qué decir de su presencia en pantalla. Qué difícil es combinar el glamour con una buena interpretación.

Y qué vamos a encontrar entre las actrices más jóvenes. Meras piezas de carne decorativa para para adornar películas de acción donde un testosterónico macho se dedica a realizar exceso altamente increibles, mientras destroza varias docenas de coches con explosiones pirotécnicas. O tontas adolescentes de 15 a 45 años, que viven eternamente en un ambiente estúpido de instituto.

Pero parece que algo de inteligencia aparece de vez en cuando a orillas del Pacífico en el sur de la California estadounidense. O sea Hollywood. Y es el caso de la rubia, pálida, bajita y sensual Scarlett Johansson. Esta joven actriz de aspecto nórdico y talla y curvas más mediterráneas, muestra una capacidad relativamente camaleónica para pasar de la joven desorientada de Lost in Translation a la adolescente que se busca a si misma en el pasado de su madre de A love song for Bobby Long. De la modosita criada flamenca de Girl with a Pearl Earring a la fatal aspirante a actriz que complica la vida del irlandés en Rhys-MeyersMatch Point. Y siempre destilando esa sensualidad, ese glamour de sus labios rotundos, de su voz grave y profunda (para quien disfruta de las versiones originales) y de la rotundidad de sus femeninas formas.

No es que no halla hecho algún bodrio que otro. De esto no se libra nadie hoy en día en Hollywood. A evitar la lamentable The Island. Pero… está empezando… y no hace malas elecciones en sus papeles. Tiene mucho tiempo para madurar y mejorar todavía. Como decía en el título… ¡que no se malogre, por favor! ¡Y que otras sigan su ejemplo!

Ilustraremos la entrada de hoy con algunas bellezas más exóticas como las que procedentes de la India encontramos por las calles de Londres, escenario de la última película de la Johansson, como he comentado en entradas anteriores.