"House, M.D." (2004) y las teleseries de médicos

Televisión

Qué se le va a hacer. Es así. Hoy os hablaré de una serie de televisión. La ya famosa House, que emiten todos los martes en el nuevo canal, Cuatro. No es que a mi me mate la televisión. En líneas generales veo poca, fundamentalmente películas en los canales monográficos que emiten vía satélite. Pero siempre me ha gustado tener la opción de que haya alguna tele-serie, más o menos intrascendente, que me permita entretenerme un ratico sin complicaciones antes de irme a dormir o de hacer cualquier otra cosa. Cuestión cada vez más rara. Las de producción nacional hacen episodios que son verdaderos largometrajes, que una vez te has acostumbrado a determinadas producciones norteamericanas, resultan bastante cutres. En cuanto a las norteamericanas,… pues siempre se salva alguna… aunque tampoco me suelen enganchar.

Dentro de las teleseries, está el género de las de «médicos». Yo, de pequeñito, guardo recuerdos de cosas como el doctor Gannon (Chad Everett) de Centro médico, o del doctor Marcus Welby (Robert Young) en la serie del mismo nombre. El primero era la versión «superchachigranhospital del copón» del asunto, mientras que el segundo era el médico de cabecera de toda la vida, majete y buen amigo de las familias. Me encantaban. Debió coincidir también que por aquel entonces tome la decisión de estudiar medicina, aunque fuera por otros motivos. Y hasta ahora. La verdad es que una vez que me metí en los estudios y en la profesión, se me fueron las ganas de ver este tipo de telefilmes. La famosa Urgencias apenas me llamó nunca la atención, aunque algún capítulo que otro vi. ¿Y qué decir de esa aberración de producción local que es Hospital Central, mal remedo de la anterior? Cada vez que oigo decir que se basa en situaciones reales no sé si echarme a reír o a llorar. Reconozco que sólo la he mirado un par de veces y sin ver ningún capítulo entero. No tengo estómago para más.

Un médico de la «tele» que sí que me gustó fue el doctor Fleischman (Rob Morrow) de Doctor en Alaska,… aunque dada la intempestiva hora a la que la solía programar TVE, dudo que el motivo para verla fuese el simpático médico en el exilio… creo que la «culpa» la tenía esa inmensidad del género femenino que era la piloto Maggie O’Connell (Janine Turner). ¡Qué mujer! Bueno… la serie no estaba mal.

Llegamos por fin a la que nos ocupa. He de reconocer que si en la vida real hubiese conocido un médico en un hospital tan antipático, con tan mal trato con los pacientes, tan pagado de sí mismo, tan insolidario habitualmente con sus compañeros de todas las profesiones, tan… Bueno… en realidad si he conocido a algún individuo o individua con esas «cualidades». Y creo que deberían encerrarlos en algún sitio donde no hiciesen (más) daño a la sociedad. Y qué decir de los casos que diagnostican y tratan. El día que vi aquel episodio en el que una «pava» pilla una encefalitis de origen desconocido, que está a punto de cascar, y al final resulta que es una tripanosomiasis (enfermedad del sueño) que le ha pegado por vía sexual el mejor amigo de su marido, que estuvo en África de cooperante… Claro, el marido al final la deja… Impresionante… y no es necesriamente el más rocambolesco…

Y sin embargo, me he enganchado. Porque es una prueba clara de que en el cine, sea el de la gran pantalla o el teóricamente más modesto de la caja tonta, lo que importa es cuidar la producción y sobretodo contar bien una historia. Y fijaos lo que os digo. No me refiero a contar una buena historia, sino a contar bien la historia que sea. Pensad en Hitchcock. La mayor parte de sus películas corresponden a historias que no tienen pies ni revés. Pero son apasionantes.

Unos buenos diálogos, unos buenos personajes, una buena interacción entre ellos, un ritmo adecuado, vamos, un buen guion llevado con oficio a la pantalla, nos enganchará siempre a quienes amamos el cine y sus derivados. Y esto es lo que me pasa con el antipático Gregg House, excelentemente interpretado por el británico Hugh Laurie. Que por increibles o rocambolescas que sean sus historias, consiguen que me interesen. Y además,… o sorpresa,… de vez en cuando reflexionan sobre alguna cuestión interesante… Y bueno… qué es el héroe… que en todos los capítulos se le ve que tiene… su corazoncito. Y si nada de esto os convencé… pues está la doctora Allison Cameron (Jennifer Morrison), que aunque sale siempre con cara de estreñida, está como un queso. He dicho.

Un TRD en doble, avanza (relativamente) raudo entre Badules (Zaragoza) y Villahermosa del Campo (Teruel)