Solvay Conference – La fotografía más famosa de la historia de la ciencia

Ciencia, Fotografía

Gracias a Gaussianos llego hoy en mi deambular por la red de redes al artículo en la Wikipedia sobre la Solvay Conference. Y en concreto a la edición de 1927 en la que se tomó la foto que podréis encontrar en el siguiente enlace.

La imagen representa a un distinguido cúmulo de asistentes, científicos de la época que contribuyeron a cambiar por completo nuestra concepción del mundo, desarrollando o contribuyendo a desarrollar las dos teorías que durante el siglo XX han dominada el mundo de la física: la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica.

Nombres como Einstein, Marie Curie, De Broglie, Bohr, Planck, Schrödinger, Heisenberg, Pauli, Lorentz, entre otros y que resuenan en mi cabeza desde los tiempos del B.U.P. toman presencia física en la imagen, conocemos su auténtico rostro. Para algunos ha sido el martirio de sus estudios, contribuyendo a complicar notablemente la posibilidad de obtener un aprobado en su adolescencia. Para otros ha significado la alegría de no necesitar dioses o fenómenos paranormales para entender que la naturaleza, el universo es per se suficientemente interesante o apasionante. Cada cual que se quede con lo que quiera.

Cuantos de luz atraviesan la bóveda de nubes que cubre la ciudad de Lugano, Suiza

La vida de los otros (2006)

Cine

Leben der Anderen, Das (2006), 26 de febrero de 2007.

Son diversas las obras literarias o cinematográficas que nos trasladan a sociedades distópicas. Ejemplos tenemos en Un mundo feliz, el cómic V de Vendetta, la reciente película Hijos de los hombres, aquella tremenda La Naranja Mecánica, Farenheit 451, y cómo no, 1984. La distopia, como utopía negativa, nos lleva a sociedades totalitarias, a personas reprimidas, a conductas anómala, en ocasiones bajo el disfraz de un orden, una felicidad o un paraíso aparente.

Pero nada nos estremece más que aquellas obras que nos traslada a sociedades reales, que han alcanzado terriblemente, un estado de sociedad distópica, que nos llevan a dictaduras reales, con sufrimientos reales, con falso paraísos convertidos en infiernos reales.

Tengo la sensación de que no es por casualidad que este filme alemán dirigido por Florian Henckel von Donnersmarck, nos devuelve al año 1984 precisamente. Aunque en este caso no se trate de un futuro hipotético y terrible, sino de un pasado real y tambien temible. El lugar, la dictadura prosoviética de la antigua República Democrática Alemana en sus últimos años, pero con todo su aparato de represión y de allanamiento de los derechos civiles en pleno funcionamiento. En este entorno, una pareja formada por un autor de éxito y relativamente integrado en el régimen y una actriz en las mismas circunstancias se ve sometida a vigilancia por la Stasi. Y no por razones políticas o criminales, sino por el capricho de un alto cargo del gobierno y del partido.

Esto nos lleva a ser nosotros también espías de la pareja espiada, de su círculo de amigos y, sobretodo, del oficial responsable de la vigilancia. Conoceremos su evolución personal, aprenderemos de ellos,… y hasta aquí puedo contar. La película es un drama, con sus tonos trágicos,… y sus tonos de esperanza. La ambientación, la iluminación, la puesta en escena en el Berlín oriental del otro lado del muro, nos lleva sin dificultad a las distopias de ficción que antes hemos comentado.

La interpretación es magnífica; de lo mejor. Conocía ya a Martina Gedeck, a quien pude admirar en la «deliciosa» Deliciosa Martha, y en la curiosa Las partícula elementales. También a Sebastian Koch, oficial de las SS en la reciente El libro negro, recientemente comentada en este Cuaderno de Ruta. Ambos están excelentes. Pero sobre todo me ha impresionado la actuación de Ulrich Mühe, componiendo un capitán de la Stasi que es todo manual del buen hacer interpretativo, con algunos momentos y escenas antológicas.

En resumen, una película excelente. De lo mejor que he visto en los últimos años, y con ventaja. Le coloco un nueve, con un diez en la interpretación y otro nueve en la dirección. Por favor, más como esta.

Check Point Charlie, uno de los puestos fronterizos entre el Berlín oriental y el occidental, conservado como reclamo turístico

Esperando a ebay(.it)

Fotografía personal, informática

Este fin de semana he estado entretenido trasteando por internet. Concretamente por eBay. Alguna vez había trasteado, sobretodo siguiendo material fotográfico. Pero hasta ahora no me había decidido a realizar este tipo de compra. Sin embargo, esta vez el objeto de deseo era algo en lo que llevaba pensando hace un tiempo. El precio, muy tentador. Y la oportunidad, fácil. Así que estoy esperando el oscuro objeto del deseo (oscuro por que es negro… como mi conciencia). Cuando llegue seré más explícito y os contaré un poco la historia.

Centro de Historia de la Ciudad, Zaragoza

Antiguas fotos en blanco y negro

Fotografía personal

Si recientemente era mi nuevo equipo multifunción con escáner plano el que me permitía recuperar digitalmente algunas viejas copias en papel, ahora es mi escáner de negativos y diapositivas, que durante un tiempo he tenido desconectado, el que me permite recuperar algunos negativos en blanco y negro. Esto no es necesariamente una tarea fácil. Pero bueno, todo es cuestión de ir poco a poco y con paciencia.


Para muestra, un botón; algunas imágenes de ciertas vacaciones por Escocia, allá por el año 1996. En muchas ocasiones, no recuerdo exactamente donde está tomada la imagen, así que no pondré pies de foto. Lo siento.

PMA 07 – Ferias de fotografía y decepciones varias

Fotografía, Fotografía personal

Como todos los años por estas fechas, en la ciudad de Las Vegas en los EE.UU., se va a celebrar la PMA 07. Junto con la Photokina alemana, que se celebra en Colonia los años pares, son las grandes ferias mundiales en las que se presenta el nuevo material fotográfico. En España, a un nivel más modesto, los años impares se celebra en Barcelona la feria Sonimagfoto, momento que muchas veces aprovecho para darme una vuelta por la capital catalana y comer con antiguos amigos de mis tiempos universitarios.

A mí, últimamente, cada vez me interesa menos estar al tanto de las novedades tecnológicas. Si lo estoy hasta cierto punto es porque viene por defecto en las revistas del tema, o es omnipresente en las páginas en internet dedicadas a la cuestión. Por otra parte, como siempre hay quien te pide opinión, pues más te vale estar un poco al día. Aunque generalmente te piden opinión sobre cámaras compactas, «para tontos», sobre las que es bastante aburrido mantenerse al día. ¡Hay tan poca cosa original bajo el sol de este mundo!

Pero este año estaba interesado. Tras un tiempo tirando de la «vieja» Canon EOS D60 que compré de segunda mano, estaba decidido a comprar un réflex digital nuevecita. Muchos «expertos» auguraban el anuncio de un presunta «Canon EOS 40D» sustituta de la 30D. Me extrañaba un poco. La marca japonesa es casi como un relojico de precisión, renovando producto cada 18 meses, lo que situaba ese anuncio para el próximo verano-otoño. Pero tantos lo anunciaban…

Pues bien, a dos semanas de la fería, Canon ha anunciado sus novedades, y no está la 40D. Un nuevo modelo profesional para fotografía de acción, un nuevo objetivo serie L, varios accesorios, algunas Ixus, un videofotocamara hibrido-rara… nada que me interese mucho. En fin, una decepción. O no. Porque puedo seguir haciendo fotos con la venerable D60, que tampoco va mal, y dedicar el dinero a otras cuestiones, como conseguir nuevas oportunidades para fotografíar. O renovar algún objetivo… ya veremos.

Lo que sí que ha sido decepcionante es la poca fiabilidad de los «expertos«. Son muchos los que habían augurado la todavía non nata 40D. Pero hoy nadie ha reconocido que habían patinado, sólo que habían acertado con la presentación del modelo profesional. ¡Qué memoria tan selectiva tienen! Para que te fíes de lo que dicen por internet.

Sí, sí; aunque no lo reconozcan la han cagado, como este vikingo en el Carnaval Infantil 2007, Paseo de la Independencia, Zaragoza

Zancos y comba

ciudad, Fotografía personal, sociedad

Algunas imágenes del Carnaval Infantil 2007, del pasado domingo en el Paseo de la Independencia de Zaragoza. Entre la animación callejera que participó, marchaban un grupo de «zancudos«, ornamentados con motivos musicales, que en un momento dado se pusieron a saltar a la comba, e invitaron a algunos niños a participar. Curioso. Y una buena forma de poner a prueba el granangular.



Carnaval infantil en el Paseo de la Independencia, Zaragoza

Letters from Iwo Jima (2006)

Cine

Letters from Iwo Jima (2006), 19 de febrero de 2007.

Se ha planteado la combinación de esta película junto con Banderas de nuestros padres, como un díptico que muestra la visión del director, Clint Eastwood, sobre este impresionante hecho bélico que fue la Batalla de Iwo Jima. Tras ver los dos filmes, mi opinión es distinta. En este momento, creo que la primera película, que por sí sola es absolutamente prescindible, fue la causa desencadenante que permitió la creación de la segunda, que por sí sola es absolutamente imprescindible.

Desde mi punto de vista, estamos ante una de las películas bélicas más importantes de la historia del cine. El planteamiento es sumamente valiente. Un director norteamericano, relativamente conservador, decide meterse en la cabeza y en las entrañas del enemigo y exponer sin maniqueismos ni excesivos apriorismos las razones y los sentimientos de esos japoneses tan odiados en su momento, como despreciados o temidos en otros. No estamos ante una película que narra hechos bélicos, que están presentes como un transfondo condicionante y necesario para conocer a una serie de personajes más o menos reales, que arrastran (y arrostran) unos profundos condicionantes históricos y culturales, pero que sufren y sienten de forma muy similar a como lo harían si hubiesen nacido en cualquier otra parte del globo.

Dos son los protagonistas del filme.

Por una lado, la cabeza de la división japonesa en defensa del triste y sulfuroso islote, el teniente general Tadamichi Kuribayashi, excelentemente interpretado por Ken Watanabe. Su discurso no es muy distinto del de muchos generales de todos el mundo. Estan ahí para defender a la patria (la maldita y eterna «patria»), al emperador, el honor y la familia. Valores conservadores que han servido de excusa secular para las más tremendas carnicerías y desmanes. Sin embargo, se presenta como un hombre mesurado, respetuoso con sus hombres, amante de su familia, absolutamente convencido de que esa guerra no debería haber comenzado nunca.

Por otro lado, el soldado más modesto y calamitoso del contingente nipón, Saigo, no menos excelentemente interpretado por Kazunari Ninomiya. Torpe con las armas, incapaz de comprender la mayor parte de las cosas que le rodean, sólo sabe que es un simple panadero, a quien le gustaría seguir al frente de su panadería, con su esposa y su hija, bebé a quien no conoce.

Alrededor, una serie de personajes, diversos, unos buenos, otros malos, otros ni buenos ni malos, que responden de forma distinta a situaciones similares o diversas. Simplemente gente, y una descripción de cómo reaccionaron a una situación imposible. Apenas 21.000 hombres abandonados a su suerte por el Imperio del Japón, aun a sabiendas de la imposibilidad de la victoria, y con la orden de morir antes de reconocerse derrotados. Todo se mezcla, y es difícil de separar. Heroísmo, generosidad, crueldad, fanatismo, sacrificio por el otro, sacrificio por nada.

La parte norteamericana aparece poco, y también aparece ambivalente, no hay buenos ni malos en este negocio.

Técnicamente, la película es casi perfecta, pese a la dificultad de tener como escenario casi continuo unas claustrofóbicas cuevas. La fotografía, con colores muy poco saturados, casi monocromos, pero cálida, acompaña perfectamente la ambientación del filme. El metraje es un poco largo, pero no te cansas, aunque si que te sientes aliviado cuando el desenlace llega.

Evidentemente, en materia de dirección, y a pesar del poco interés que suscitó la predecesora de este filme, Eastwood es un de los referentes actuales en materia de autoría cinematográfica, y así se pone de manifiesto año tras año. A esta película yo le pongo un nueve, con idéntica nota en dirección e interpretación, ya que son muy poquitas las cosas que la alejan de la perfección.

La única nota lamentable de esta experiencia cinematográfica fue la nota expuesta por la sala de cine (el Cinema Elíseos de Zaragoza), lamentándose de tener que exhibir el largometraje en versión original subtitulada por «exigencias del director». Qué pena esta actitud, cuando uno de los atractivos del filme, motivo de publicidad positiva, tendría que ser la oportunidad de escuchar y sentir a los actores y a sus personajes tal cual, sin la adulteración del doblaje. O que pena de país, si somos tan paletos y papanatas que todavía somos incapaces de admitir nada que no esté hablado, aunque de forma falsa, en nuestro idioma materno.

Amanecer cerca de Almudévar, Huesca, preludio del Sol Naciente, emblema del Imperio del Japón

Manhã de Carnaval

ciudad, sociedad

La primera fotografía que colgué en este Cuaderno de Ruta estaba tomada en el Carnaval Infantil del año 2005. Era en blanco y negro. Era pequeñita. Todavía no sabía muy bien cómo iba a funcionar esto de las fotos en el blog. Hoy, algo más de dos años después, volvía a ser la mañana del Carnaval Infantil en Zaragoza.

Con un espectacular pregonero colgado de una fachada, en una mañana que no es fría para la época, pero tampoco del todo agradable por culpa de un vientecillo, una multitud de padres con sus retoños disfrazados han invadido el Paseo de la Independencia de Zaragoza.


La animación no era tan variada como hace dos años, donde había más grupos y más bandas animando todo el paseo, pero no obstante, aun he hecho unas cuantas fotos. Hasta que se me ha acabado la batería y he comprobado que había dejado la de repuesto en casa. Bueno. Menos es nada. Iré subiendo alguna foto.

Animación callejera en el Paseo de la Independencia, Zaragoza

Hay un peligro de yncendio esta noche…

ciudad

Paseaba de vuelta de mi vista a la exposición sobre Ramón y Cajal hace unas semanas, cuando me entretuve tomando fotografías de algunos detalles de las casas de los alrededores, edificios ya venerables por su antigüedad. Y lo que me llamó la atención es algo que hace años que había observado. Hasta un determinado momento, los yncendios eran tal cual, con i griega. Parece ser que data de 1762 el momento en el que la RAE decide separar los usos de la i y de la y. Pero todavía pasó un tiempo hasta que se normalizaron sus usos. Pues hay queda la curiosidad.

Hasta aquí los incendios eran yncendios

Pero en estas, los yncendios ya habían devenido incendios

Aunque siempre los hay que prefieren asegurarse de yncendios en el más allá; allá ellos

100.000

sociedad

Hoy, día 15 de febrero, a las 15:45 horas aproximadamente, en el kilómetro 523,900 de la A-23, sentido Zaragoza, en las proximidades de Zuera, mi Toyota Avensis ha hecho su kilómetro 100.000, y ha agotado su garantía. He llegado antes al kilometraje que a los tres años. Espero que a partir de ahora haga honor a la fama de Toyota de coches que no se estropean.

Alea jacta est (Gaius Julius Caesar)

El Toyota Avensis en Las Parras de Martín, Teruel

La fotógrafa de las formas, Imogen Cunningham

Fotografía

Como hago de vez en cuando, voy a recomendar la obra de un fotógrafo. En este caso fotógrafa; Imogen Cunningham. Fallecida hace ya tres décadas, su obra se caracteriza por su dominio en las formas y en las texturas conseguido por una gran maestría en el dominio de la luz y del medio. En los primeros años del siglo XX, y siguiendo las corrientes del momento, destaca por los retratos y por su estilo basado en el pictorialismo. En 1932, junto a Ansel Adams, John Paul Edwards, Sonya Noskowiak, Henry Swift, Willard van Dyke y Edward Weston funda el grupo f/64.

Como dicen que una imagen vale más que mil palabras, lo mejor es veáis las fotos que podéis encontrar en este sitio.

(Recomendación recibida via Caborian)

Paisaje nevado cerca de Ojos Negros, Teruel

Juegos secretos (2006)

Cine

Juegos secretos (Little Children, 2006), 12 de febrero de 2006

Una vez más, con este filme de Todd Field, a quien ya pudimos admirar en la triste En la habitación, el peligroso psicópata que traduce los títulos de las películas extranjeras al castellano ha vuelto a hacer de las suyas. El título en inglés, que traducido sería Niños pequeños, tiene todo su sentido tanto por la presencia de estos diminutos seres como personajes de esta adaptación de la novela del mismo título escrita por Tom Perrotta, como por su valor como metáfora de los sentimientos y de los comportamientos de los personajes adultos de esta obra de ficción. Supongo que la distribuidora habrá pensado que vale más dar una falsa sensación sobre el contenido real de la película, un drama, y hacer creer que estamos ante una película de alto contenido erótico. Lo cual no es cierto a pesar de las escenas de sexo explícito entre sus protagonistas. Para qué vender una posible calidad cinematográfica si puedes vender carnaza.

Situada la acción en el ficticio (creo) condado de East Wyndam, Massachussets, en lo que pretende ser el corazón de la civilizada, rica y feliz Nueva Inglaterra, el entorno invita a pensar en una vida tranquila, sin grandes preocupaciones, con un nivel de vida razonable, pura clase media de la costa este norteamericana. Y allí nos encontramos una serie de personajes que navegan por el mundo a punto de naufragar, si no lo han hecho ya. Una mujer (Kate Winslet) y un hombre (Patrick Wilson), ambos de profesión «amas de casa», con insatisfacción en sus teóricamente perfectos y acomodados matrimonios. Un antiguo policía (Noah Emerich) marcado por un error cometido en el pasado en relación con un adolescente, casi un niño. Un pedófilo que ha cumplido su pena en prisión (Jackie Earle Haley) y que se ve en el brete de tener que volver a vivir en sociedad, con sus compulsiones aún vivas. Los temas son varios. La intolerancia, la soledad, el adulterio, los matrimonios vacíos… todo siempre desde el punto de vista de los niños, pero no de los que tienen tres o cuatro años, que están ahí, que aglutinan o desencadenan, sino de los niños de 30 ó 40 años, que son los que realmente necesitan cuidados y atención en esta historia.

La película, que peca de un metraje ligeramente excesivo probablemente por el interés de adaptarse a la obra literaria de origen, se ve bien. Produce momentos de desasosiego o tristeza contenidos, pero también echa guiños a la esperanza. Es un verano, lo que nos cuenta; pero sobretodo es un proceso de maduración de estos niños adultos que tienen que comprender qué es lo que les está pasando.

De la interpretación, destacaremos especialmente a la Winslet, que está en estado de gracia, así como a los «protagonistas secundarios» Emerich y a Haley. Wilson, que siendo hombre para variar lleva el peso de ser el «florero» de la película, cumple razonablemente con su papel gracias a un físico particularmente adaptado, con su aspecto de cachas con cara aniñada. Un papel secundario, aunque aparezca tercera en los títulos, tiene la guapísima Jennifer Connelly, a quien nos gustaría ver más.

En resumen, una película que no es especialmente fácil de ver o de digerir, que se aleja de los paradigmas actuales, pero que tiene atributos cinematográficos interesantes sin duda alguna. Yo le pondré un siete, con un ocho en la interpretación y otro siete en la dirección.

Pues no, no es Nueva Inglaterra; es la vieja Inglaterra, Catedral de Wells, Somerset