2012 (2009), 19 de diciembre de 2009.
Como ayer contaba, el sábado por la tarde hice dos cosas, y la segunda fue imprevista, impensada y, hasta cierto punto, impensable. Había quedado con unos amigos con los que actualmente me veo poco en que nos íbamos al cine, y luego a picar alguna tontada. El caso es que yo llegué con el tiempo muy justo a la cita, por haberme ido a ver la exposición de W. Eugene Smith, que me entretuvo más de lo previsto, y al llegar me dicen que como había mucha gente que habían sacado ya las entradas… Y yo pregunté: «¿Para qué película?» Y sí, efectivamente, para la del título. Para un filme dirigido por el infumable Roland Emmerich, que me había propuesto ignorar, pero que llegados a ese punto o desairaba a mis amigos o la sufría en silencio. Vamos,… como si fuera una hemorroide.
Al poco de empezar ya me dio el ataque de risa tonta. La culpa de la catástrofe que iba a venir era de los neutrinos del sol que se habían vuelto mutantes. Empecé a imaginarme a los neutrinos como los personajes de cierto filme de un distinguido director español venido a menos en su calidad realizadora en los últimos tiempos. Pobres neutrinos, tan sosos ellos habitualmente, que nos atraviesan constantemente como si no existiéramos o como si ellos no existiesen.
Bueno, a partir de ahí, la típica película de catástrofes, con un guion que se le podría haber ocurrido a cualquiera que hubiese visto cualquier otra película de catástrofes, cuyo único aliciente es unos efectos especiales que recrean la catástrofe de forma tan total y absolutamente inverosimil que simplemente te desentiendes de la cosa y a lo único que aspiras es a que deje de hacer tanto ruido. Un ejemplo más de que Hollywood toma al espectador medio por oligofrénico, y algo de razón debe tener porque la gente va a ver estos productos.
De la interpretación ni vamos a hablar. Si da igual. Cualquiera podría haber hecho estos papeles. Además nada tiene sentido, así que.
En resumen, una estupidez creada a base de gastar muchísimo dinero, y que por supuesto no voy a recomendar ni a mis peores enemigos. Quizá no tan rematadamente mala como otros productos del mismo engendrador, pero absolutamente sin interés salvo para devoradores descerebrados de kilos y kilos de palomitas, sal y cocacola.
Dirección: *
Interpretación: *
Valoración subjetiva: *
Y por cierto, parece que ha muerto Britanny Murphy. Con 32 años. Nunca sabré si realmente era una mala actriz, o sólo una actriz tremendamente desaprovechada, y con desafortunadas elecciones en sus papeles. Me entran dudas. Siempre me pareció ver algún destello de calidad entre tanta morralla que interpretó. Ya nunca lo sabremos.

