[Libro] Momentos estelares de la humanidad – Stefan Zweig

Literatura

Esta colección de catorce ensayos literarios del austriaco Stefan Zweig lleva un subtítulo que ya indica qué nos vamos a encontrar; Catorce miniaturas históricas. Zweig, nacido en el último cuarto del siglo XIX, fue no obstante, además de escritor, un pensador del siglo XX, que pronto tomó conciencia de las consecuencias irremediables y negativas de la Primera Guerra Mundial. Muy afectado por el resultado de esta guerra, que iba a acabar con todas las guerras, y que dio la puntilla al ya decadente imperio de los Habsburgo, que dominaron la política centroeuropea desde el siglo XV y que tuvieron una larga decadencia, emperrados en no cambiar, en no moverse un ápice en su visión tradicional, conservadora, católica y absolutista del mundo. Progresivamente ha ido perdiendo influencia, quizá porque algunas de sus ideas tampoco se adaptan bien a cómo ha evolucionado el mundo y el pensamiento. En el libro que hoy comento se nota que al fin y al cabo él fue también un producto de esa Viena imperial conservadora y católica, aunque fuese antibelicista y aborreciese a Hitler y afines. Pero siento cierta simpatía hacia él.

El libro que hoy nos ocupa tiene un título en castellano que es directa traducción del original en alemán, Sternstunden der Menschheit. En otros idiomas, como en inglés, el título habla de Momentos decisivos en la historia. Lo cierto es que son catorce historias que tienen cierta trascendencia histórica, bien para el devenir del mundo, bien para el pensamiento. Algunos de los de trascendencia histórica pueden ser la caída de Constantinopla, la batalla de Waterloo o el fracaso de Woodrow Wilson a la hora de conseguir un acuerdo razonable para el Tratado de Versalles que puso fin definitivo a la Primera Guerra Mundial, aunque propiciase un siglo de guerras y turbulencias a nivel mundial. Pero también hay momentos más íntimos, como un anciano Goethe de 73 años enamorado de una jovencita de 17 años escribiendo la Marienbader Elegie, o la decisión de Tolstoi de legar los derechos de sus obras al pueblo ruso contra los deseos de su esposa. O la gloria y caída de aventureros como Vasco Núñez Balboa alcanzando las orillas del Pacífico, o Robert Scott alcanzando el Polo Sur, pero pereciendo en el intento de retornar. Y otros que no parecerían tan estelares como Rouget de Lisle escribiendo La Marsellaise, pero siendo casi olvidado por ello, los últimos tiempos y la muerte de Cicerón, o el viaje clandestino de Lenin a través de Alemania en 1917 para ponerse al frente de la revolución rusa dura bolchevique frente a la revolución blanda menchevique, con las consecuencias que eso trajo.

Como vemos, son diversas las situaciones. Y la trascendencia percibida por un lector cualquiera. Pero todos ellos presentan elementos comunes. Fundamentalmente, son todos ellos situaciones en las que se mezclan la grandeza de lo alcanzado frente al fracaso posterior o relativo de la misma. Scott alcanza el polo, pero en segundo lugar, y fallece al volver. Mehmed II consigue la conquista de Constantinopla de forma sistemática, planificada, organizada, por delante de las tecnologías de su tiempo en ocasiones, pero culmina en un pillaje salvaje y brutal. Nuñez de Balboa consigue llegar al Pacífico en un viaje infernal, y regresar, pero con una vida aventurera, tramposo y mentiroso en ocasiones, acabó su vida en el patíbulo. Goethe escribe un maravilloso poema de amor, que no deja de ser un desvarío de un anciano que se pierde por una adolescente, cuando va a entrar en la decadencia física y en sus últimos años de vida. Napoléon es uno de los militares más brillantes de la historia, pero en la última oportunidad que tiene para demostrarlo, un subordinado timorato y poco proactivo, le lleva a su última y definitiva derrota. Los momentos estelares de Zweig son también ejemplos de las debilidades y de la fragilidad humanas. La tesis de Zweig está a caballo entre dos frases latinas, el Audentes Fortuna iuvat (A los audaces ayuda la Fortuna), y el Sic transit gloria mundi (Así pasa la gloria del mundo, siempre fugaz).

La obra que he leído completa, traducida al castellano, con sus catorce miniaturas ordenadas por el orden de la cronología histórica de los acontecimientos que se narran, fue publicada en distintos momentos y con más o menos relatos. Su primera versión, en alemán, de 1927, sólo tenía cinco relatos. La segunda edición en alemán, de 1940, tenía doce relatos. Pero ese mismo año, publicó su primera edición en inglés con las catorce miniaturas que he podido leer, pero ordenadas por orden de redacción. Literariamente, son impecables; la traducción me ha parecido de alto nivel, no entiendo el alemán. Y me parecen una lectura recomendable. Aunque conviene que insista en la advertencia de que a Zweig no deja de notársele la nostalgia por un pasado idealizado, que probablemente nunca existió. Desde luego no se materializó en su presente, en el que hubo de huir de su país ante el miedo al nazismo, y acabando el mismo con su vida en el exilio en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial.