[Libro] En el enjambre – Byung-chul Han

Literatura, Sin categorizar

Ya leí previamente un ensayo de este filósofo germanocoreano. Aquel, dedicado a la estética en los tiempos contemporáneos. No estuvo mal, pero tampoco me entusiasmó. Bueno… estaba bien escrito. Pero sus tesis a veces me convencían… pero otras… no tanto. Recordemos que Byung-chul Han es un filósofo nacido en Corea del Sur, pero que se trasladó a Alemania a los 22 años después de un intento fallido de estudiar una ingeniería o algo así en su país de origen, para pasarse a una titulación en filosofía. Y desde entonces se estableció en el país europeo, donde se naturalizó, y donde ha escrito en alemán la mayor parte de su obra. Así que, aunque coreano de origen, podemos considerarlo más bien un filósofo alemán.

El autor del libro reside y trabaja en Berlín, pero en algún momento de su vida ha estado asociado con la ciudad suiza de Basilea; ciudad que posiblemente vuelva a visitar dentro de unas semanas… aunque todavía no está del todo definido lo que vamos a hacer en Semana Santa.

El ensayo que traigo aquí hoy no es difícil de leer. Un texto filosófico puede levantar barreras de rechazo en muchas personas. Entre lo mal que se enseñaba (o se enseña, no sé) la filosofía en España, y los prejuicios generados hacia estas materias… pues no suelen estar estas obras en las listas de más vendidos. Sin embargo, a mí me resulta muy asequible por varios motivos. Uno de ellos es que no es un libro muy extenso. Más bien cortito, por lo que se puede leer sin problemas. Si no fuese una edición electrónica, hablaríamos de unas 110 páginas. En segundo lugar, los temas que trata son muy actuales. Son cuestiones del mundo contemporáneo, relacionadas con el comportamiento de las personas y de los colectivos humanos en internet y en las redes sociales. Contrapone la llamada sociedad de masas con las redes sociales. Las masas se definieron entre finales del siglo XIX y durante las vanguardias del siglo XX, en las que la persona tiene su propia identidad en medio de la masa, pero no opinión propia, ya que se mueve al unísono con la masa, incluso se rebela con la masa, con unas ideologías bien definidas, aunque con frecuencia simples, sin matices, y con efectos adversos graves, dado que son propensas a fortalecer los populismos y, al cabo, los autoritarismos. En la red social, el individuo tiene su propia opinión, y tiene facilidad para expresarla, pero con frecuencia su identidad se pierde, se difumina, o directamente se mueve en el anonimato. El conjunto de la red social, el conjunto de los individuos en internet, no tiene una ideología definida. Ni siquiera es una suma de las ideologías individuales. A partir de estos principios, Han va haciendo repaso a distintos fenómenos de cómo se comporta el ser humano en las tecnologías de la información y sus repercusiones.

La tendencia de Byung-chul Han, como tengo la sensación de haber comprobado en los dos libros que le he leído, es a integrarse en esas tendencias de la postmodernidad, claramente anticientíficas y antitecnológicas, aunque vivan y se aprovechen de la ciencia y la tecnología. Tiene una clara tendencia a poner de manifiesto en exceso los efectos adversos de los avances científicos y tecnológicos, frente a los beneficios potenciales o reales de los mismos. Ahora bien, si en su libro sobre estética no siempre me convencían sus tesis, en esta ocasión sí identifico que mis percepciones sobre las redes sociales se encuentran mucho próximas a las del autor. Una de las cuestiones que tradicionalmente me ha molestado de internet y las redes sociales es el anonimato. La gente opina escondida detrás de pseudónimos, atrincherada en la seguridad de no ser reconocidos. Cuando en los años 90 del siglo XX y principios de los 2000 iniciaba mi participación en la red de redes, también usé eventualmente algún pseudónimo. Pero conforme maduré mis percepciones y mi ética en ese entorno, las fui abandonando. Y en general, en mi actividad en internet y las redes sociales me identifico como yo mismo. Pero ese abuso del anonimato tiene consecuencias como que nunca sigo o me hago «amigo» de alguien que no sé quien es a cierto nivel. Y efectivamente me preocupa la mala definición ideológica en las redes sociales.

Me molesta sobremanera el uso y abuso de filosofemas simples por parte de los participantes, frases autolimitadas, que suenan bien, que suenan profundas, de las que teóricamente se deriva una posición ideológica y una filosofía de vida, pero que muchas veces son mucho más superficiales de lo que parece, o la ideología derivada es mucho más peligrosa de lo que parece. Estos días atrás fue el Día Internacional de la Mujer, y no eran raras las expresiones feministas de mujeres que usaban filosofemas de este tipo, y cuyas derivadas eran mucho más conservadoras y antifeministas de lo que puedan imaginar. Pero sonaban bien. Suenan profundos. Esto es una ejemplo. Internet y las redes sociales pueden, o podrían ser, un espacio de debate y avance. Pero también son un espacio de difusión de la mentira (cansado ya de la expresión fake news) y de ideologías intolerantes y antidemocráticas. Y además están claramente dominadas por los intereses comerciales, que no son ideológicamente neutros. Por todo ello, este libro de Han me ha hecho pensar y, con ello, cumple plenamente su objetivo como ensayo filosófico, y lo considero muy recomendable.

[Libro] Abandonner un chat: Souvenirs de mon père – Haruki Murakami

Literatura

Recientemente, en Pen ペン Magazine publicaron un artículo en el que recomendaban una pequeña obra de Haruki Murakami de carácter biográfico/autobiográfico. Me pareció interesante y la busqué, y sólo encontré la versión en francés como la más comprensible para mí. El francés, aunque soy chapucero hablándolo, lo leo con facilidad. Así que ya me venía bien. La adquirí en versión electrónica, que es lo más sencillo, y me puse a ello de forma casi inmediata.

Fotográficamente recorremos el Kioto natal de padre e hijo.

Hemos de entender que la obra no es ficción, sino que se refiere a hechos reales de la vida del padre del autor, o de la vida del propio autor en relación con su padre. Comienza el libro con el hecho aislado que da título a este reflexión sobre su padre y sobre la relación que el autor mantuvo con él. Un día se dirigieron a una playa para abandonar a una gata, por motivos diversos, cuando el escritor era niño, con su padre, y cuando volvieron a su casa, la gata había regresado por su cuenta y allí estaba. Y yo no pensaron más en deshacerse de ella. Y enlazando con este hecho empieza a narrarnos los hechos de la biografía de su padre que cree marcaron la vida de este y la relación paternofilial. Principalmente, los tiempos de guerra que marcaron el destino de un joven destinado a ser sacerdote budista como el abuelo del escritor, en Kioto, pero que le llevaron a ejercer de profesor de lengua y literatura japonesa en un instituto de una ciudad próxima a Kobe.

Murakami escribe con una prosa clara y directa, muy suelta y ágil, para referirse a los difíciles tiempo de la guerra, primero la llamada Segunda Guerra Chinojaponesa, que comenzó en 1937, y en cuya dura y cruel campaña participó el padre, así como la llamada a filas de nuevo al principio de la Segunda Guerra Mundial de la que en pocas semanas quedó dispensado, evitando el destino la mayor parte de los soldados de su regimiento, que murieron entre Birmania y Filipinas. El relato, en no pocas ocasiones, estremece. Especialmente si conoces algo de los hechos y el contexto históricos que rodearon aquellas campanas militares, y pensando en que estamos hablando de un hombre con inquietudes intelectuales y piadoso.

Murakami ajusta cuentas con el padre del que estuvo relativamente extrañado durante la mayor parte de su vida adulta; no se entendían. Y tras la muerte del anciano, entra en reflexión y realiza el mejor homenaje que puede dada su condición de escritor. Reflexionar en «voz alta», y trasladar sus reflexiones y su homenaje a la tinta sobre el papel. Es breve, pero conviene leer esta obra pausadamente, con reflexión. Y situarla en su contexto histórico. Hecho así, me parece una de las mejores obras que he leído del autor nipón. 80 páginas de alto valor literario y humano.

[Libro] Los cañones de agosto

Historia, Literatura

Hace ya unos meses, a principios de septiembre, apareció de oferta este libro, ensayo histórico, de la historiadora y escritora norteamericana Barbara Tuchman. La historia de la Primera guerra mundial me parece muy interesante desde hace ya unos cuantos años. Y le dediqué bastantes horas de lectura con motivo del centenario de su comienzo. De todo tipo. Ficción, ensayo, recopilación de escritos, historieta,… Soy de los que piensan que el mundo que tenemos hoy viene determinado en gran medida por lo que sucedió en el verano de 1914. Que otros conflictos del siglo XX, grandes o pequeños, no son más que la continuación de lo que comenzó en aquellos momentos. Y creo que Tuchman también es de esa opinión, especialmente después de haber leído el libro.

Alsacia, uno de los motores del belicismo francés y uno de los grandes errores históricos de la política del Reich alemán, incapaces de incorporar a su propio país un territorio que, a pesar de su incondicional adhesión a Francia, tienen una cultura totalmente germánica. Estrasburgo en esta fotografía, Metz, en Lorena, en el encabezado.

En el prólogo, Tuchman explica cómo llegó a su escritura. La escritora tuvo una formación universitaria formal en su juventud, pero no siguió una carrera académica. Perteneciente a una adinerada familia de banqueros de origen judío, optó por casarse y trabajar para la prensa. Sin embargo, en un momento dado comenzó a investigar y escribir profundos ensayos históricos, que si todos tienen el cariz del que hoy nos ocupan, tienen un mérito sobresaliente. Con esos antecedentes, un editor le propuso escribir sobre el principio de la Gran guerra. Ella, que en el mes de agosto viajaba en un barco por el Mediterráneo camino de Estambul, ella la denomina Constantinopla, quería escribir sobre la sobre la travesía de los cruceros Goeben y Breslau desde el Mediterráneo occidental hasta la ciudad del Bósforo, atravesando los Dardanelos en posesión del Imperio Otomano, en aquellos momentos todavía neutrales. Su barco coincidió con un incidente bélico entre los barcos alemanes y británicos. Al fin se llegó a un compromiso. El libro trata fundamentalmente de lo que sucedió en el frente occidental y en Prusia oriental durante el mes de agosto y principios de septiembre de 1914, con un capítulo dedicado a la incursión del Goeben y del Breslau. Ignora deliberadamente, por su complejidad, el conflicto que enfrentó al Imperio Austrohúngaro con el reino de Serbia, lo cual fue la causa inmediata del conflicto.

Tuchman dedica unos capítulos iniciales a los antecedentes de la guerra, especialmente en la primera década del siglo XX, para luego hacer un pormenorizado relato de los días previos a las declaraciones de guerra entre el Imperio Alemán, el Imperio Ruso, el Reino Unido y Francia, de la violación de la neutralidad e invasión de Bélgica, de las batallas de las Fronteras, la invasión rusa de Prusia oriental hasta la batalla de Tannenberg y la retirada de los aliados hasta el contraataque en el Marne, que ya no se narra en el libro. Sí las consecuencias en un capítulo final.

Kaysersberg, población natal del premio Nobel de la Paz Albert Schweitzer, nacido alemán, muerto como francés.

Las grandes virtudes de la narración están en dos vertientes. La primera es la capacidad de Tuchman para narrar la historia como si fuera un aventura de ficción. Aunque es historia, y sabes como termina, tiene una gran capacidad de enganche, deseando saber inmediatamente qué es lo que pasa a continuación. La narración tiene ritmo, sabe moverse entre escenarios, es ágil, y además, constantemente va indicando sus referencias, demostrando que a pesar del aspecto del relato estamos ante un auténtico ensayo histórico, documentado y riguroso. Las segunda gran virtud está en su acercamiento a los «protagonistas»; reyes y emperadores, políticos, mariscales, generales… son tratados sin complejos, con gran desparpajo y bajándolos al nivel terrenal del común de los mortales. Todos tienen su carácter con sus cosas buenas y malas, todos tienen sus debilidades, sus manías… y las descripciones que hace nos lleva a momentos incluso de hilaridad. No se corta un pelo. Y al mismo tiempo, apoya sus afirmaciones a este respecto con las correspondientes referencias documentales y bibliográficas, sin perder un ápice de su rigor.

Han pasado más de 57 años desde su primera edición en agosto de 1962. La autora ya falleció hace tiempo (nació en 1912 – murió en 1989). Pero es un libro absolutamente asumible en la actualidad. Hay subjetividades que no se pueden ocultar. La antipatía de Tuchman hacia los alemanes es notable. Norteamericana y de origen judío, escrito sólo quince años después de la guerra contra los nazis… dime tú. De hecho, es evidente que identifica como presentes muchos de los males de la Alemania nazi en el Reich alemán de Guillermo II, a quien considera un absoluto incompetente acomplejado. Hecho en el que coincide con muchos otros historiadores. Pero reparte cera en forma de crítica hacia las decisiones militares del momento que hacen que realmente la expresión «inteligencia militar» queda convertida en un monumental oxímoron. Pero su evidente antigermanismo no le impide ser muy crítica con las decisiones y actuaciones de los responsables políticos y militares de la entente cordiale, que en aquellas primeras semanas de la guerra parecían cualquier cosa menos un entente.

Los desastres bélicos en los ferrocarriles en la Cité du Chemin de Fer en Mulhouse, la primera ciudad «liberada» de Alsacia por los franceses, aunque dicha «liberación» sólo duró unas horas. Y que nunca tuvo un origen alemán, ya que fue un cantón helvético que voluntariamente se integró en la República Francesa.

La decisión de dejar de lado el lío de los Balcanes y la actuación de los austriacos deja coja, de una forma consciente, la historia de aquellas semanas. No obstante, se transmite la sensación de que ese lío no es más que la chispa que desencadena el incendio que se estaba preparando, con abundante acumulación de combustible desde hace tiempo. La idea alemana del espacio vital y del dominio de lo germánico sobre las naciones de Europa, el militarismo, los dogmas nacidos de las victorias prusianas del siglo XIX, unidas al complejo de inferioridad de los dirigentes germanos, empujaban hacia la guerra. El sentimiento de revancha de Francia, todavía muy dolorida tras la derrota de Sedán, también empujaba hacia la guerra. El Reino Unido estaba atado al destino de las demás naciones por ser en gran medida la artífice del delicado equilibro continental que a duras penas se había mantenido durante el siglo XIX tras la época napoleónica. Y especialmente estaba condenado al conflicto desde el momento en que los alemanes deciden atacar Bélgica. Las atrocidades cometidas por los alemanes en este país, «obligados» por las circunstancias, los convierte a los ojos del mundo en los villanos de la guerra, cosa que sólo puede cambiar si la ganan y pueden controlar la escritura de la historia. Y todos, todos, fracasan en su consideración de que no puede ser una guerra de larga duración. Que Alemania no tiene recursos para aguantar, y que todos pueden arruinarse en un escenario de tal características… que es exactamente lo que sucede cuando el Plan Schlieffen alemán y el Plan XVII francés, en dígitos arábigos, 17, en el libro, fracasan estrepitosamente, abocando a una guerra de posiciones que arruinó por completo una generación de hombres europeos.

Siempre he dicho que no hay textos más eficazmente animilitaristas y pacifistas que los que narran apropiada y documentadamente lo que sucede en una guerra. Y este es de eso. Una lectura muy muy recomendable.

Y la bella ciudad de Comar.

[Libro] El desajuste del mundo

Literatura

El principal problema de este ensayo de Amin Maalouf, que cogí de oferta, enorme oferta, en mi tienda de libros electrónicos habitual, es que el original en francés es de 2009. Recién elegido presidente de Estados Unidos Barak Obama. Y que por lo tanto, si bien advertía de determinados riesgos para la civilización humana, también mostraba una cierta esperanza en la capacidad del ser humano en ponerse a trabajar para evitar su derrumbe. Estamos en 2019. El cambio climático sigue igual peor. En Estados Unidos tienen a Trump como presidente. Los populismos, especialmente los de extrema derecha, están en alza. Ninguna de las causas que produjeron la crisis financiera de 2007-2008 se ha corregido. Y el conflicto entre la civilización occidental y la islámica está, si cabe, más lejos de resolverse.

Si una ciudad ha representado a lo largo de la historia el choque de civilizaciones entre el mundo islámico y el occidente cristiano es, aparte de Jerusalén, Estambul. Así que allí nos iremos a pasear.

Si le he de juzgar a partir de sus escritos, Maalouf me parece un tipo honesto y sensato. A lo largo de los últimos 30 años he disfrutado tanto de sus novelas como de sus ensayos. Y si tuviera que hacer un listado de mis diez libros favoritos, no sería de extrañar que Las cruzadas vistas por los árabes estuviera en esa lista. Comparto con él mi terror hacia los nacionalismos, pero mi respeto por todas las culturas, por todas la lenguas, por todas las formas de manifestación artística y del pensamiento, siempre que vayan acompañada de tolerancia y respeto hacia todas las personas. Llevo mal el relativismo cultural, como él, pero llevo también mal que la gente piense que sólo su cultura/religión/patria es la buena, la mejor. No comparto con él alguna de las visiones positivas que tiene del capitalismo, no sé si habrá cambiado de opinión en estos diez últimos años, pero el capitalismo es en buena medida culpable del cambio climático… es cuestión de física,… aumento de la entropía por el excesivo consumo de energía, y aunque respeto como cuestión de principios básicos las creencias de cada ser humano, no comparto su respeto por las jerarquías religiosas que las gestionan. Tampoco soy tengo una visión tan optimista como él de la evolución del gigante chino.

Dicho lo cual, en este libro Maalouf hace suya la tesis de quienes advierten que podemos estar en vísperas de un derrumbe de la civilización humana, con las tremendas consecuencias en retroceso del conocimiento, en progreso democrático y, sobre todo, en sufrimiento humano que eso conllevaría. No nos confundamos. No hablamos de un apocalipsis de los de las películas de Hollywood. En la historia hay varios casos de derrumbes de civilizaciones, siendo el más conocido y notorio el de la civilización clásica, la caída del imperio romano, que causó una profunda depresión demográfica en Europa, una pérdida de conocimiento, la aparición de epidemias que no se daban en el mundo clásico, una gran pérdida en años de vida… y otras cosas de las que no siempre se habla cuando hablamos de la transición del mundo clásico a la edad media. Agotamiento de los recursos, grandes movimientos de población, estructuras políticas endebles, absolutismos religiosos, falta de líderes,… son algunos de los elementos que se pueden identificar en aquella debacle histórica y que están presentes en la crisis que Maalouf identifica hoy. Y no sólo él. El problema es que aquel derrumbe fue un problema europeo y mediterráneo, especialmente. Pero un derrumbe de la civilización actual será un problema global.

Y las cosas no están mejor. Veo que este año ha publicado un libro que se titula El naufragio de las civilizaciones,… de desajuste a naufragio, simplemente este cambio en el título ya indica por dónde irán los tiros… No estoy de humos ahora para afrontar su lectura.

El libro está muy bien, pero te deja una gran sensación de desazón. Y por su puesto, muestra su gran conocimiento sobre el mundo árabe, que permite acercarte a ese punto de vista, a comprender mejor a todos esos cientos millones de personas que conforman el islam, punto de vista tan despreciado por el occidente europeo. No me atrevo a recomendarlo… porque está desfasado, no porque no sea bueno. Pero ahí esta para el que le interese.

[Libro/arte] Dios salve el arte contemporáneo

Arte, Literatura

Hace unos pocos años, tras hablar con una buena amiga, historiadora del arte de formación, me recomendó algunos libros sobre arte moderno y contemporáneo, que me ayudasen a moverme un poco mejor por la maraña de «ismos» que conforman las historia del arte en los últimos 150 años, y disfrutar más de las visitas a los museos especializados. Que suelen ser más entretenidos que los museos de bellas artes tradicionales, por varias cuestiones que van desde la concepción de los espacios museísticos hasta la forma de presentar las obras. En aquel momento leí un par de libros [1 y 2] de Will Gompertz que me parecieron muy entretenidos y muy ilustrativos.

Los centros o museos de arte contemporáneo que más recientemente he visitado fueron el Centro Nacional de Arte y el Museo de Arte Mori, ambos en Tokio, ambos en Roppongi.

Por aquella época decidí incluir en mis agregadores de noticias un par o tres de sitios dirigidos al arte y cultura contemporáneos; entre ellos, la Plataforma de Arte Contemporáneo PAC. No voy a decir que lee con detalle todo lo que publican, pero curioseo los titulares y de vez en cuando leo algún artículo que me resulta interesante. Hace unas semanas anunciaban que uno de los directores y fundadores de la PAC, Óscar García, iba a presentar un libro con el título que podéis ver en el encabezado de esta entrada y con el relativamente motivador subítulos de «Descubre los más sorprendentes pecados cometidos por los artistas de nuestro tiempo». Los reservé en formato de libro electrónico, y el día que salió a la venta ya lo tenía automáticamente transferido al lector de libros electrónicos. Y además coincidió, si no recuerdo mal, con el momento en que terminaba el libro que estaba leyendo. Me puse a la tarea.

El autor divide el libro en siete capítulos, más alguno de presentación y esas cosas, uno por cada uno de los siete pecados capitales de la tradición cristiana. En cada uno de los capítulos encuadra a tres artistas contemporáneos, entendiendo como tales los que han realizado obra en los últimos 40 o 45 años más o menos. Desde los años 70 del siglo XX más o menos, no recuerdo ahora dónde ponen el límite.

El libro es entretenido, y entre anécdota y anécdota te viene bien para repasar algunos conceptos y aprender algunos otros. Quizá la principal crítica que se puede achacar es el «desequilibrio» en el reparto de «pecadores». Porque mientras algunos de ellos son presentados como auténticos pecadores por el autor, que emite críticas más o menos vitriólicas, aunque aptas para todos los públicos contra ellos, otros son presentados con simpatía, no como pecadores sino como artistas que nos presentan o nos hablan de algún vicio de nuestra sociedad. Por lo tanto, el autor no busca la ecuanimidad ni ningún tipo de objetividad. Quizá porque no sea posible. Y tal vez porque no deba ser así; al fin y al cabo estamos en un libro más divulgativo que académico. Busca dar a conocer, pero también entretener.

Quizá no a la misma altura que los mencionados al principio de Gompertz, pero compartiendo algunos de los enfoques, lo cierto es que me ha parecido una lectura suficientemente entretenida como para habérmelo merendado en poco tiempo. Y para considerarlo recomendable para quien se quiera introducir en este laberinto de conceptos, datos, corrientes y estilos, de una forma razonablemente entretenida. ¿Alguna crítica grave? Mmmmmmm, sip. La ausencia de ilustraciones de las obras de las que sea habla. Supongo que se deberá a la complejidad en la gestión de los derechos de reproducción de los mismos, o en temas de costes. No lo sé. Pero hubieran venido bien. Cierto es que yo iba simultaneando la lectura con vistazos al navegador del iPhone… O sea que tampoco es tan grave.

[Libro] Otra vida por vivir

Literatura

En esta ocasión no traigo una obra de ficción. Nos moveremos en el ámbito del ensayo y la reflexión. Y lo haremos de la mano del escritor griego radicado en Suecia Theodor Kallifatides.

Kallifatides no es muy conocido por el público español. La recomendación de este ensayo me llegó por parte de mis libreros de más confianza. Y yo mismo en ese momento no conocía, o no recordaba, al escritor. Nacido en 1938, y emigró a Suecia en 1964. Se estrenó como escritor en 1969, pero lo hizo en sueco, a pesar de no ser su idioma natal. Kallifatides se asentó plenamente en el país nórdico, donde se casó con una aborigen y donde tuvo a sus hijos, plenamente insertados en la sociedad sueca. En griego, ha escrito las traducciones de obras suyas cuyo original es el sueco. El motivo por el que aporto todos estos datos biográficos es porque tienen gran importancia en el ensayo que he leído.

No he visitado Grecia todavía, la patria de nacimiento de Kallifatides,… a punto hemos estado de preparar un viaje para este próximo otoño… pero es que Grecia es un caos para lo que pretendíamos hacer… Pero sí que tengo abundancia de fotos de Suecia, la «patria» adoptiva del escritor. Malmo, las playas del Báltico, Estocolmo, Upsala…

Este ensayo es una obra ya de un Kallifatides anciano, pero lúcido. Muy lúcido. En un momento dado, siente que su vida como escritor puede estar llegando a su fin. Las ideas no le llegan a la cabeza, no sabe qué escribir. Y al mismo tiempo analiza lo que está sucediendo en Suecia, en Grecia y en el mundo en estos tiempos. Son los años de la gran crisis financiera que tan duramente afectó al país heleno. También son los años de la llegada masiva de inmigrantes y refugiados a las costas europeas. Coincide con la evolución conservadora de la sociedad sueca, que pasa de ser un paraíso socialdemócrata a una sociedad cada vez menos tolerante con el extraño, con el extranjero, y cada vez menos solidaria con el vecino. Y también coincide con el momento en que en el pueblo natal, en la Laconia griega, el instituto local va a ser nombrado en su honor y se le van a realizar una serie de homenajes, lo que lleva a un viaje al sur de Grecia con su mujer, sueca, pero extrovertida y vital.

Y de todo ello habla en este ensayo, todo ello lo narra, en un relato que mezcla las dudas, la reflexión, las opiniones, con la narración de lo que le está pasando y lo que está viviendo, salpicado con vivencias de su pasado en el país que abandonó en tiempos revueltos. Un texto en el que se muestra fuertemente crítico con la evolución de las sociedades europeas, con los valores que se están destruyendo y que han mantenido al continente próspero y en paz desde la posguerra mundial. Y también termina preguntándose quién es, cuál es el lugar al que pertenece. Abandonó Grecia como consecuencia de la fenomenal crisis económica causada por la guerra civil y la progresiva instauración de un régimen ultraderechista y militar. Pero ahora no sabe si se siente más griego o más sueco.

La respuesta puede estar en el hecho de que, a pesar de que toda su obra anterior, salvo las traducciones, la ha realizado en sueco. Este ensayo lo escribió en griego. El libro se lee bien, con ganas. Ofrece reflexiones muy lucidas. Muchas de las dudas y miedos que Kallifatides tiene, pueden estar en la mente de cualquier persona de bien que sienta un mínimo de preocupación por el mundo y por sus semejantes. Desde luego, lo encuentra muy muy recomendable.

[Libro] Atapuerca – 40 años inmersos en el pasado

Ciencia, Historia, Literatura

Sigo con los tiempos justitos para ir actualizando el blog, aunque el fin de semana haya sido más relajado. Así que hoy voy con un breve comentario sobre este libro de National Geographic, en el que uno de los codirectores del programa de investigación de Atapuerca, Eudald Carbonell, junto con la periodista Rosa M. Tristán, dan un repaso a este interesante proyecto sobre la evolución humana, que ya tiene más de 40 años de recorrido.

Indudablemente, uno de los viajes donde más cerca me sentí de los temas relacionados con la evolución humana fue cuando recorrí en agosto de 2003 el Perigord. Nombres como Le Moustier, La Madeleine o las cuevas de Lascaux están muy ligados a este tema. Y término como «musteriense» o «magdaleniense» que suelen aparecer cuando se habla de las culturas de los hombres primitivos, tienen su origen en estos lugares perigordinos.

Eudald Carbonell i Roura es un investigador que siempre me ha parecido muy interesante. En primer lugar, por su multidisciplinaridad. Geólogo e historiador y arqueólogo, ha demostrado que lejos de estar enfrentadas, humanidades y ciencias son complementos necesarios en el saber humano, pero eso sí, ambas precisan de un rigor y un método en el estudio, que no es exclusivo ni a unas ni a otras. Y que sus métodos, aunque diferenciados, deben corresponder a principios filosóficos y éticos no tan apartados los de las unas de los de las otras. Había leído ya previamente algún ensayo de divulgación científica suyo que me había parecido sumamente interesante. Tanto por sus contenidos, como porque se moja en temas delicados o conflictivos. Pero con criterio. Rosa M. Tristán [Twitter] es una periodista especializada en ciencias, de la que no sé gran cosa. Pero ya os he puesto los enlaces correspondientes por si queréis saber algo más de lo que hace.

En el lado de los contras, normalmente no me siento atraído por los libros de divulgación de la National Geographic. Aunque bien ilustrados y muy bien presentados, en ocasiones he detectado cierta superficialidad en los planteamientos de sus publicaciones, y no dejan de presentar ciertos sesgos propios de cierto americanocentrismo en su visión del mundo. Pero en esta ocasión, el libro venía acompañada de una muy buena oferta en la plataforma de libros electrónicos, y el tema siempre me ha gustado. Especialmente cuando en los últimos años se han ido publicando hallazgos que están revolucionando la forma en que percibimos la evolución de nuestra especie. Y la de todas las especies… que no somos tan especiales.

El libro es irregular. A ratos, la minuciosa descripción de todos y cada uno de los yacimientos del programa de investigación se nos aparece un poco prolija y cansina, para luego emocionarnos con el relato de los descubrimientos y la interpretación de los mismos, cambiante en el tiempo conforme se acumulan nuevas pruebas y nuevos datos. Para luego volver a entrar en la monotonía derivada del evidente interés propagandístico del libro. Lo que los autores llaman «socializar» los frutos de la investigación del programa. Es comprensible que quieran comunicar al gran público lo que está pasando ahí, y es loable el esfuerzo, pero a ratos, cansino.

Globalmente es un libro razonablemente interesante si te gusta el tema, cuyos capítulo menos interesantes acabarás leyendo más en diagonal, mientras prestas atención a aquellos que destilan más jugo y enriquecen más tus conocimientos sobre el tema. Y el libro no deja de aportar, por lo tanto el balance final es razonablemente positivo, aunque no entusiasmante.

[Libro] De la estupidez a la locura

Literatura

Hoy estoy de fiesta, y me puede permitir el lujo de escribir mi entrada en este Cuaderno de ruta de forma tranquila. Aunque no me llevará mucho tiempo. Estoy de fiesta porque me quedaban días por disfrutar y se me habían acumulado tontamente. Tengo que organizarme mejor en años venideros. Porque aunque siempre viene bien tener unos días de descanso, es bueno tener un propósito claro para esos días. Es más divertido. Y provechoso. Intentaré encontrarlo. De momento, os cuento el último libro que he leído. De Umberto Eco. El filósofo y escritor italiano, piamontés, que para la mayoría de los mortales que ha oído hablar de él está ligado a su novela más conocida, Il nome della rosa. El nombre de la rosa. Aunque la mayor parte de la gente lo que conoce es la película. Que muchos alaban,… pero yo no. Siempre he pensado que su final traiciona buena parte del espíritu de la novela.

En cualquier caso, probablemente una de las obras que, por la edad y el momento vital por los que pasaba cuando la leí, más me ha impactado y marcado. Fue algo así como el principio de mi deriva definitiva ideológica que me sitúo en mi ser adulto frente a la confusión de mi adolescencia y primeros años de juventud. Pero no es que la novela fuera la que me indicara lo que iba a pensar en el futuro. No, lo que me indicó fue, en parte, cómo iba a pensar en el futuro. Así que a Eco le tengo cariño.

Si bien Eco fue nacido en el Piamonte, vivió buena parte de su vida y murió en Milán. De donde traeré algunas fotos, con uno de los temas sobre los que no le faltarían cosas que decir, la autoexposición mediática. Los selfis.

Recientemente apareció de oferta la versión electrónica de esta colección de pequeños ensayos periodísticos, columnas de opinión que tratan sobre temas de actualidad del momento, y que en conjunto podemos decir que nos trazan bastante bien el modo de pensar, abierto y tolerante, del filósofo. Se publicó póstumamente. El escritor lo entregó a la editorial poco antes de morir. Y abarca escritos que prácticamente van desde el 2000 hasta el 2014 o el 2015. No recuerdo ahora si hubo alguno anterior al 2000, ni si llegó a colar alguno del 2016, año en el que falleció el escritor. Política, internet, educación, ética, la sociedad en general,… son los variados temas del libro. Que vienen muy marcados por un penoso fenómeno político y social en Italia, con equivalentes claros en el resto de países europeos, España también, e incluso del mundo; el berlusconismo y la televisión como único espectáculo impúdico al mismo tiempo que única fuente de información para la mayor parte de los ciudadanos. Impúdico no por cuestiones del sexo, sino por la falta de vergüenza de los que allí salen.

Hace un tiempo leí que no tiene gracia leer a aquellos que piensan como nosotros. No nos aportan nada, y contribuyen a afianzarnos en unas ideas, que sin un crítico con quien contrastarlas, se hacen más sólidas, incluso si pueden estar equivocadas. Y sin embargo es lo que hace la inmensa mayoría de la gente. Realimentarse ideológica, filosóficamente, de quienes piensan como ellos. Sentirse seguros. No arriesgar. Y así me he sentido leyendo este libro de Eco. Me consuela pensar, que alguno de los artículo me ha hecho pensar un rato, con alguno he discrepado, y que hay enfoques prácticos que yo orientaría de otras formas. No coincidimos al 100 %. Digamos que al 85 %. Descontando las ideas primarias en las que coincidimos casi todos; el no matarás, no robarás, no mentirás, no… patatín patatán, que forma la base ideológica para una convivencia razonable. O sea un 85 % de coincidencia en las ideas que están por encima de esa línea basal y que son las que marcan las diferencias entre las personas.

Con 500 páginas, es un poco tocho. Más cuando algunas ideas se repiten mucho a lo largo de los textos. Pero bueno, sirva como homenaje, dos años y medio tras su fallecimiento, a un pensador que, no sé cómo sería en realidad, pero a mí me parecía un buen tipo. Y además, fue de los que me enseñó a pensar. Especialmente en la parte en la que es menos natural para mí. Yo soy un chico de ciencias. Y por ende, escéptico, muy escéptico con las propuestas indemostrables que nos llegan con frecuencia de las humanidades. Por lo tanto, que colaborase en mostrarme un camino para poder evaluar esas propuestas… pues está muy bien.

[Libro] Japón 1941

Historia, Literatura

Cuando leí hace unos meses la excelente novela de Jun’ichiro Tanizaki dedicada a la vida de una familia japonesa en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, me entró una curiosidad notable por saber cómo es posible que una sociedad culta y civilizada, si bien de rasgos muy conservadores, pudo llevar al pacífico occidental a semejante catástrofe. Y especialmente, cómo pudo Japón provocar una guerra en la que las posibilidades de éxito parecieron siempre extremadamente bajas, por no decir nulas.

Encontré no hace mucho ese libro que os presento hoy, un ensayo histórico de la tokiota Eri Hotta, sobre los meses que transcurrieron previos al ataque japonés a Pearl Harbor. Varios son los factores que me llevaron a interesarme por el libro. En primer lugar, lo mencionado anteriormente; a través de mi contacto con la narrativa de ficción japonesa, había surgido en mí una curiosidad por el periodo histórico. En segundo lugar, que estuviera escrito por una japonesa. Es fácil acceder a ensayos históricos sobre el escenario del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial; pero habitualmente están escritos por autores occidentales, norteamericanos o ingleses. La visión desde una autora nipona hacía de este libro doblemente atractivo. Bien es cierto que Hotta, aunque realizó su formación inicial en Japón, con posterioridad ha circulado tanto en su carrera académica como profesional por universidades occidentales, tanto de la historia como de las relaciones internacionales. Ahora mismo está casada con otro historiador especializado en asuntos asiáticos, y viven en Nueva York. Pero bueno… menos da una piedra.

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Ilustro la entrada de hoy con un paseo por los templos budistas de Nanzen-ji y Eikan-dō (o Zenrin-ji), en Kioto.

Desde el primer momento, la tesis del libro está orientada a demostrar que el comienzo de la guerra con Estados Unidos fue un fenomenal error colectivo de las clases politicas y militares japonesas, que no supieron estar a la altura de las necesidades. Errores que venían desde el comienzo del «incidente con China», eufemismo por el que conocían los nipones la segunda guerra sinojaponesa, la cual, estando marcada por las atrocidades del ejército imperial y por la incapacidad de obtener una derrota definitiva de la coalición china que se les oponía, nacionalista y comunista, era un problema económico, militar y político de primer orden. También venía de su acercamiento al bloque fascista europeo, que culminó en la gran metedura de pata que fue suscribir el pacto que constituía el eje Berlín-Roma-Tokio. En medio de una catástrofica guerra en Europa, y con el profundo sentimiento antinazi presente en Estados Unidos, fue un error garrafar que le quitó mucha credibilidad a la diplomacia nipona. También fue un error continuado las ambiciones de expansión hacia Indochina, que presentaban al País del Sol Naciente como una potencia imperialista y agresiva por naturaleza.

No conviene olvidar que el mundo occidental también echó leña al fuego. El tradicional racismo del mundo anglosajón hacia los países no «blancos», la forma en que Estados Unidos había forzado la entrada de Japón en la modernidad, utilizando la diplomacia de los «cañones navales», la actitud de Estados Unidos, teóricamente partidarios de la descolonización y de la liberalización del comercio, pero que tras la guerra con España se había comportado en Filipinas como una potencia colonias, así como la imcomprensión mutua en las formas propias de cada cultura,… colaboró a generar un sentimiento de orgullo nacionalista japonés que sirvió para alimentar a los sectores más belicosos de la sociedad y del ejército nipones. No podemos olvidar que el comportamiento que tuvo la administración norteamericana con sus nacionales de origen japonés, a los que privó de todos sus derechos constitucionales y ciudadanos por decreto y de forma apabullante, no hizo más que confirmar que algo de razón llevaban quienes acusaban a los Estados Unidos de llevar una trayectoria política y legal de carácter racista y discriminatoria. Existen otros ejemplo previos en el tiempo de ello.

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Es difícil evaluar la religiosidad de los japoneses, aunque creo que no es muy arriesgado decir que son, de promedio, relativamente conservadores y algo superticiosos. Cosas que desde mi punto de vista guardan una cierta relación con el hecho religioso.

Hotta es rigurosa. Y se ha dedicado a desenterrar un sinnúmero de actas de un sinnúmero de reuniones de mayor o menor calado que se sucedieron en la esfera del gobierno y las fuerzas armadas japonesas durante los meses inmediatos al 7 de noviembre (hora de Hawai), 8 de noviembre (hora de Tokio). También sobre reuniones del espionaje activo y de las cancillerías de otros países. Indudable, el trabajo es meritorio. Y las conclusiones que sacas, en la medida que puedes entender el sorprendente desarrollo de muchas de esas reuniones son más o menos las siguientes.

El propio carácter y cultura japoneses supuso un freno a un intercambio de opiniones sincero y rotundo sobre la conveniencia de no ir a la guerra, lo que favoreció el camino hacia la misma.

La inteligencia japonesa sobre las intenciones de sus futuros enemigos, sobre su carácter, y sus capacidades era malísima. Incluso si habían un cierto número de personajes implicados que habían mantenido contactos previos de mayor o menor calado con occidente.

En un momento dado, todos se preocuparon más por salvar su culo y las apariencias, que las del país.

La influencia de los militares de menor graduación, más jóvenes, pero para quienes su ambición convertía las empresas guerreras en algo deseable, fue excesiva. Voy a a hacer un inciso de carácter personal.

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En cualquier caso, no carecen de códigos morales inspirados o derivados de los credos más o menos tradicionales, shintoismo y budismo, que son más populares o frecuentes en el país.

En 1993, en el ámbito de mi actividad profesional entablé relación con una joven oficial, una teniente, de las fuerzas o cuerpos de seguridad del estado. No voy a dar indicaciones concretas de dónde estaba. Es alguien por quien siento respeto, y no quiero emitir nada que se pueda interpretar como una crítica negativa. Aquella relación no desembocó en algo más serio o profundo por la diferencia de valores que vivíamos cada uno, pero la considero una persona honesta. En cualquier caso, tuve ocasión de estar presente en alguna ocasión en alguna reunión informal, tomando unas cervezas o unas copas, con algunos de sus compañeros de promoción y profesión. Todos ellos militares jóvenes en distintos destino. En aquellos momento, en los Balcanes se producía el desastre humano de la guerra étnica que siguió a la desmembración de la antigua Yugoslavia. En más de una ocasión escuché a alguno de aquellos oficiales expresiones de alegría, por las oportunidades de acción y de ascenso que les podía producir aquella guerra cuando Naciones Unidas o la OTAN interviniese… Aquellas expresiones me dejaban helado. Y me ayudaron a comprender que si existe un ejército, existirá siempre una tensión a entrar en conflicto, por absurda, inconveniente o desaconsejable que sea la situación. Con posterioridad, he encontrado nuevas situaciones similares, o he leído de situaciones históricas que favorecieron estos impulsos. Vuelvo al texto principal.

El miedo es una fuerza motriz en contra de la razón muy importante. De la misma forma que en 1914 muchos militares alemanes tenían miedo de los deseos revanchistas franceses y del poderío militar ruso que se produciría si el imperio de los zares prosperaba, los militares japoneses y algunos políticos civiles tenían mucho miedo del surgimiento de un nuevo equilibrio regional y mundial que los relegara, o les hiciera perder lo conseguido en las década que habían seguido a sus éxitos en la primera guerra sinojaponesa, seguida de la guerra rusojaponesa y de la alineación en la Primera Guerra Mundial del lado aliado.

La diplomacia japonesa era mala. Muy mala. Estaba mal dirigida. Por su ministro y por sus primeros ministros.

Los principales líderes del gobierno, desde el emperador hasta los ministros más importantes, carecían de la personalidad y de la autoridad para llevar al país por el camino adecuado. Y los mecanismos constitucionales de control eran deficientes, a lo que se sumó la deriva autoritaria, el desprecio por las instituciones parlamentaria y la destrucción de cualquier oposición política.

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El emperador fue siempre una figura más asociada al poder espiritual que al político, y el shintoismo era el sistema de creencias que sujetaba este poder; por otro lado, mucha de la nobleza, terrateniente y militar, abrazó desde tiempo inmemorial el budismo que trajeron los misioneros chinos.

Me resulta sorprendente que haya tantos admiradores de las formas de hacer japonesas en los negocios. Que se hable tanto del sentido del honor, de códigos ancestrales para hacer lo correcto, del deseo de no ofender al adversario,… de muchos mitos que oigo de vez en cuando. Si existen, en aquellos meses se tomaron unas vacaciones, o simplemente no funcionaron en absoluto. El egoísmo personal se sobrepuso casi siempre a las necesidades colectivas del país; contradicción absoluta de la afirmación de que al japonés se le educa para considerar las necesidades de la sociedad, de la comunidad o de la institución por encima de las personales.

El libro es muy revelador. Especialmente por la impresionante cantidad de documentación referenciada por una autora que, por su dominio del idioma es capaz de desentrañar correctamente lo que aquellos documentos transmiten. El idioma japonés es muy distinto a los idiomas occidentales no es tan fácil realizar traducciones correctas cuando se ponen en juego conceptos complejos.

Aunque globalmente satisfactorio, deja lagunas de insatisfacción en lo que se refiere a lo que pensaban, conocían y sabían los adversarios. Los Estados Unidos ¿quisieron la paz? ¿o alimentaron los mecanismos que llevaron a la guerra? Si bien la actuación de la diplomacia japonesa fue absolutamente nefasta en el incidente de Pearl Harbor, hubo que diplomáticos nipones que trabajaron por la paz. La sensación de que fueron engañados por ambas partes, y que ninguna de las dos parte quisieron llegar nunca a un acuerdo pacífico es grande. Japón fue el gran culpable de meter a su país en una guerra despreciable, cruel, inhumana, donde floreció el racismo y lo peor de la especie humana. Pero Estados Unidos tenía unos intereses demasiado poco claros como para liberarlos de toda responsabilidad en este embrollo. Y esa parte no queda tratada con suficiente profundidad en el libro. La gran ironía es que al final de la guerra, Japón estaba totalmente destruido, se había desencadenado el terror al uso del arma nuclear, y en Asia, lejos de instalarse ni la esfera de coprosperidad propugnada por Japón, ni el concierto de naciones libres y liberales, comerciantes, que buscaban los norteamericanos, lo que hubo fue un escenario de nuevos regímenes totalitarios. Nuevas guerras en Corea e Indochina. Y el surgimiento de una nueva potencia tan totalitaria o más, en China, que lo que fue Japón. Y mucho más peligrosa. Una gran éxito para los dos contendientes principales.

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Como muchas otras religiones, estas transmiten valores de piedad y compasión hacia el semejante; como los fieles de muchas otros religiones a lo largo de la historia, durante la guerra que dio comienzo con los acontecimientos narrados en este libro, los japoneses se comportaron de forma cruel, despiadada y atroz, hasta generar un rechazo solo ensombrecido por los crímenes nazis. Son difíciles de comprender las culturas humanas y las contradicciones entre los valores positivos comunes y los comportamientos depredadores habituales en tiempo de conflicto.

[Libro] La poética de lo cotidiano

Cine, Literatura, Sin categorizar

Durante más de dos semanas estuve batallando con un libro de ciencia ficción, que teóricamente era una lectura fácil que recibía los parabienes de una cierta cantidad de aficionados al género. Acabe abandonándolo. Siempre me he considerado un buen aficionado, que no fanático, de la literatura de ciencia ficción y anticipación. Pero últimamente me siento totalmente extrañado con respecto a los «aficionados» más activos del género. Me da igual. Nunca me he sentido cómodo con los sentimientos de pertenencia.

Estación de Kitakamakura

La primera película de la «trilogía de Noriko» que he empezado a ver estos días transcurre en Kamakura. Y desde la estación de Kitakamakura (Kamakura norte) hasta el santuario de Tsurugaoko Hachiman-gū, realizaremos un paseo por esta ciudad. Donde también está enterrado Yasujirō Ozu, en el templo de Engaku-ji, donde está tomada alguna de las fotos de hoy.

Colgado el dichoso librito, me paseo el sábado pasado por una librería y me encuentro con una recopilación de ensayos y artículos periodísticos escritos por el director de cine nipón Yasujirō Ozu, bajo un título rimbonbante si no un tanto pedante. Me lo llevo a casa, y lo devoro en unos días. Realmente debo estar volviéndome muy raro.

Antes de leer este libro de Ozu había visto algunas de sus películas, aunque no recientemente, y de la única que guardaba hasta hace dos días un recuerdo nítido es de Tōkyō Monogatari [東京物語], Cuentos de Tokio, una fenomenal historia de carácter familiar que te lleva con facilidad de la ira a la ternura, y de la tristeza a la esperanza. Y en la que sobresalen los dos actores más importantes que trabajaron con Ozu, Chishu Ryu y Setsuko Hara. El veterano actor sólo le llevaba 16 años de edad a la delicada actriz japonesa, pero cuando actuaban juntos lo hacía como si perteneciesen a dos generaciones distintas y ampliamente separados en el tiempo. Desvarío. Al libro.

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He leído con cierta frecuencia en el pasado a personas del mundo del cine. Sin querer ser exhaustivo me vienen a la memoria libros de Scorsese, Billy Wilder, Hitchcock, Truffaut,… Groucho Marx si queremos considerarlo como tal, aunque fue un artista y pensador que trascendía al cine… Y lo volveré a hacer en el futuro. Curiosamente, a veces me gustan más escribiendo que filmando. Es el caso de Scorsese. Nunca negaré que me parece uno de los mejores cineastas,… pero con frecuencia sus películas no me llegan. Sin embargo, he disfrutado enormemente con alguno de sus libros. Mucho.

Con Ozu puedo confesar que me parecen muy complementarios sus escritos a su forma de entender el cine y rodar. Me gusta Ozu, desde muchos puntos de vista. Independientemente de las tesis de sus películas, que son hijas de una época, y que pueden o no estar vigente en la actualidad. Pero una obra de arte, y las películas de Ozu lo son, lo es en virtud de su coordinadas de lugar y tiempo. Y además, como confiesa en alguno de los textos de este libro, es de los que piensan que menos es más. Que la obra de arte, una vez concebida, hay que hacer un esfuerzo continuado y enérgico para despojarla de todo lo superfluo, de modo que sus valores estéticos y conceptuales queden reducidos a lo esencial. Prefiero este planteamiento, al abigarramiento de algunas obras de arte que tienen una cierta agresividad o prepotencia, que se realizan añadiendo elementos ad nauseam sobre la idea inicial. Quizá no me llevo bien por eso con mucho del cine de entretenimiento actual.

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Totalmente recomendable este libro para cualquier aficionado al cine. Lo disfrutará, y aprenderá. A mí me ha motivado también a revisar la filmografía de Ozu. Y quiero revisar al menos una parte en los próximos días o semanas. Me he planteado ver, o volver a ver, las tres películas de la denominada trilogía de Noriko, tres película importantes en la filmografía de Ozu, en las que la actriz Setsuko Hara interpretaba a tres mujeres diferentes de nombre Noriko. Ya he visto la primera… cuando vea las tres os lo cuento.

Tsurugaoka Hachimangu - Kamakura

 

[Libro] Filmish: Un viaje gráfico por el cine

Cine, Literatura

Decir que es la primera vez que leo un libro de ensayo en formato de cómic sería exagerar. Al fin y al cabo, tuve la oportunidad de leer un par de libros el año pasado del italiano Igort, uno sobre sus experiencias en Japón y otro sobre la situación política en Rusia que pueden situarse sin duda en esta variedad. Pero en ambos casos no dejaba de estar presente una dramatización de los hechos que contaba. Pero lo que he leído en esta ocasión, firmado por el británico, escocés por más señas, Edward Ross es claramente un ensayo (traducción de Carlos Mayor; publicado por Reservoir Books), no hay dramatización que valga en sus viñetas. Es la exposición sistemática, ordenada y razonada de una serie de tesis sobre la evolución del séptimo arte, el cine, a lo largo de su historia, acompañada y complementada por viñetas que refuerzan gráficamente las ideas que expone su autor.

La lectura de cualquier libro, la visualización de cualquier película no deja de ser un viaje que emprendemos, y que no necesariamente termina al llegar a la palabra «Fin». Así que acompañaré esta entrada de las fotografías de viajes que están apareciendo últimamente en mi Tumblr (enlaces al final). Como la Costa del Granito Rosa en la Bretaña francesa (encabezad), o los «colleges» de la universidad de Cambridge, en el Reino Unido.

El libro se estructura en siete capítulos temáticos:

  • El ojo.
  • El cuerpo.
  • Los decorados y la arquitectura.
  • El tiempo.
  • La voz y el lenguaje.
  • El poder y la ideología.
  • La tecnología y la tecnofobia.

Cuando cogí el libro por primera vez, no entendía bien el porqué de estos temas y no otros. Después de leerlo, no se me ocurre una selección mejor de temas, ya que abarcan muy hábilmente los elementos fundamentales de la ciencia, la técnica, el arte y los conceptos que hay detrás de una película de cine, al mismo tiempo que sirven para analizar las tendencias en el cine a lo largo de su historia.

El monasterio cartujo de Kostanjevica en Eslovenia.

Me ha sorprendido muy gratamente comprobar cómo a pesar de la parquedad en palabras inherente al medio, en el que estas deben acompañar a las imágenes, el libro es de considerable profundidad conceptual, siendo al mismo tiempo asequible a cualquier persona con dos dedos de frente. Eso sí, si lo que caracteriza la historieta como arte comunicativo es el aspecto gráfico, en este caso la importancia de un buen texto es fundamental. Y los textos son realmente buenos y bien escritos.

No me cansaría de recomendar este libro. A los amantes del cine, sin dudarlo. Casi lo podría considerar obligatorio. A quien quiera aprender algo más sobre el séptimo arte, pero se le atragantan los textos más densos y sesudos, también le diría que se lo leyese, que iba a aprender y a disfrutar haciéndolo. Y para cualquiera que no tenga prejuicios negativos hacia el medio, porque no deja de ser un excelente ensayo desde el punto de vista literario.

No sé a qué esperáis. A por él.

O las iglesias románico mozárabes del Serrablo, en los Pirineos aragoneses en España.

De viaje con Carlos (cuadernos de viajero)

De viaje con Carlos (tumblr)

Una foto de mis viajes al azar…

[Libro] Manual revisado del boy scout

Literatura

Esta semana vamos a ponernos transgresores. Sí. En esta época de lo políticamente correcto, donde unas impuestas restricciones en «nombre del respeto» sirven para cortar muchos actos de crítica a lo que va mal en la sociedad, no vendrá mal recordar a aquellos que han gustado de provocar, de ser sumamente «incorrectos» desde el punto de vista político, de meter el dedo profundamente en el ojo de quienes pretenden guiar el camino de los ciudadanos por una estrecha senda de lo que es «correcto» y lo que no.

William Burroughs, autor de este opúsculo que nos trae muy bien presentado La Felguera Editores, traducido por Javier Calvo, es uno de los intelectuales, escritor de ficción, ensayista, muy orientado a la crítica hacia una sociedad que considera hipócrita, que surge dentro de la llamada generación «beat» en la posguerra mundial. Aunque el no se sienta cómodo con el calificativo. En culquier caso, sí que constituye una influencia notable para los movimientos contraculturales posteriores a la década 60. Son muchos los que señalan su influencia en el «punk» británico que surgen en los años 70.

Aunque Burroughs es un escritor norteamericano, por algún motivo, cuando lees esta transgresora proposición, lo que se viene a la mente es la sociedad británica. Y por eso ilustro la entrada con algunas vistas de Canterbury y Londres.

Aunque Burroughs es un escritor norteamericano, por algún motivo, cuando lees esta transgresora proposición, lo que se viene a la mente es la sociedad británica. Y por eso ilustro la entrada con algunas vistas de Canterbury y Londres.

En este opúsculo, que de entrada pone en solfa con su título una de las más sólidas instituciones juveniles del mundo anglosajón, e incluso podríamos decir del mundo entero, esconde un presunto manual del terrorista para una revolución cuyo carácter ideológico es en el mejor de los casos confuso. De hecho, en esta monumental parodia, que tras un aspecto de propuestas reales esconde un conjunto de dislates monumentales sobre cómo organizar una revolución… que por cierto tiene más carácter fascista que otra cosa, da la impresión es el NSDAP y su ascenso al poder quienes «inspiran» a Burroughs, pero con las formas culturales de la segunda mitad del siglo XX. Son críticas sociales que hay que leer a muchas bandas si el lector no se quiere escandalizar y rechazar la obra a las primeras de cambio.

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Las obras transgresoras son siempre incómodas. Un «manual del terrorista» redactado en los años 70 del siglo XX, aunque no se publicó hasta mucho más tarde, en un mundo donde los atentados terroristas tanto han marcado el comienzo del siglo XXI, en muchas ocasiones para mal y en diversas dimensiones, puede incomodar a muchos. Pero un cierto grado de transgresión dentro la cultura de un sociedad es necesaria para promover el cambio, para evitar el inmovilismo. Ese inmovilismo tan propiciado por «lo políticamente correcto». No me atrevo a decir que este opúsculo sea recomendable para todos los lectores, aunque tampoco seré yo quien le diga a alguien que no lo lea. Pero de la misma forma que Burroughs era un profundo crítico social, hay que leerlo con un profundo sentido crítico y con la mente muy abierta. En ese caso, puede aprovechar y nos daremos cuentas que hay muchas de las críticas sociales que se hacen a la sociedad de los años 60 y 70 que siguen siendo válidas hoy en día.

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