[TV] Cosas de series; una animación bien hecha que no es para mí y otra bien hecha que no está mal

Televisión

Hoy traigo dos series de animación japonesas. Con agilidad, porque no tengo mucho tiempo para dedicar. Una de ellas viene de Netflix y la otra es de otras plataformas, una de las pruebas que hago de vez en cuando para probar distintos géneros de animación japonesa. Unas con más fortuna, otras con menos.

Onmyōji (陰陽師), algo así como el maestro del yin y del yang) es una serie de Netflix, en la que retrocedemos al período Heian del Japón, con personajes reales, históricamente documentados, pero con un fuerte toque fantástico. Los protagonistas son Minamoto no Hiromasa, un noble de la corte y músico, nieto de un emperador, y Abe no Seimei, el onmyōji del título, unos funcionarios que eran astrólogos y consejeros del gobierno y el emperador a la hora de decidir la fecha y el momento adecuado para hacer los actos de gobierno. Pero en la serie se dedican a proteger a la corte de Heian-kyō (actualmente Kioto) y a sus funcionarios de los demonios que los acechan. Es curioso que la serie no está muy bien valorada por los espectadores, y sin embargo a mí me ha parecido muy entretenida. Especialmente cuando las tramas son más ligeras. Cuando se pone más seria… se hace un poquito más pesada. Y es cierto que no todas las interacciones están bien aprovechadas, como el personaje de la princesa Tsuyuko, que podría haber dado un poco de variedad al asunto. Pero a mí me resultó entretenida.

Yubisaki to renren (ゆびさきと恋々, el afecto y la punta de los dedos), conocida por A sign of affection/Signos de afecto es una de las series de animación con las que llevo explorando el género en los últimos tiempos. Es una serie muy bien valorada por los aficionados, pero destinada a un grupo demográfico muy determinado; las chicas jóvenes. Me ha costado terminar la temporada a pesar de las buenas críticas, precisamente por su grupo diana tan específico. Y porque los tópicos que se asocian al género me resultan muy indigestos. Nos cuenta la relación romántica entre una joven universitaria de primer curso, sordomuda (de ahí el título que hace referencia al lenguaje de signos), y un joven algo mayor, también universitario, muy cosmopolita, políglota, y muy viajado. Más todos los amigos y familiares que los rodean. La idea es buena. Pero hay algunas cosas que me cansan o empalagan mucho. Una, especialmente, es la voz en off que representa los pensamientos de la chica, y que parece una constante en este tipo de series. No sabéis hasta que punto odio las voces en off salvo que estén muy muy muy bien justificadas. Suelen ser signo de mala capacidad para contar historias audiovisualmente. Y hay formas de narrar la vida interior de una persona mucho más elegantes que una voz en off. Y luego otros aspectos visuales. No creo que repita en este género. Me resulta un tanto estomagante. Es de esos géneros que están tan dirigidos a un sector demográfico, que difícilmente pueden digerirse por quien no pertenezca al mismo. Y al mismo tiempo me resulta una representación extremadamente irreal e idealizada de las relaciones a esas edades. Por lo menos, en los tiempos que corren.

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