Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. Entre las diversas ciudades que recorren los personajes de la acción he elegido Viena para ilustrar la entrada.
Fountain of Youth (2025; 31/20250710)
Nueva semana triste para la cartelera de Zaragoza, con poca oferta más allá del cine más comercial, y en general poco interesante, que nos llega de Estados Unidos y comedias chorras de origen nacional. Poca oferta en versión original o a horarios complejos para quien tiene que trabajar al día siguiente. Y estrenos de otras nacionalidades y cinematografías que no llegan, en un retroceso en la oferta cinematográfica y cultural a niveles de 20 o 25 años hacia atrás… o peor. Por ello, por una mezcla de falta de oportunidad y oferta, no acudimos a las salas de cine, y opto por rellenar el expediente buscando algún estreno más o menos reciente en las plataformas de contenidos en línea. Opto por buscarlo en Apple TV+, plataforma que, al menos en series de televisión, ofrece menos oferta que otras, pero de superior calidad. Eso sí, me mantengo dentro de lo que es el tipo de película propio del verano, y escojo una de aventuras y acción dirigida por Guy Ritchie, con un reparto más o menos vistoso.

Comenzamos la película con una persecución a un cazatesoros (John Krasinski) por parte de unos mafiosos por las calles de Bangkok, también parece ir tras el una misteriosa mujer no relacionada con los anteriores (Eiza González). Una vez de regreso en Londres con su botín, visita a su hermana (Natalie Portman), conservadora en un museo, mientras roba un retrato de Rembrandt, que luego resultará falso y devolverá. Está reuniendo una serie de obras que se supone contienen la clave para llegar a la mítica Fuente de la Eterna Juventud, empresa financiada por un megamillonario (Domhnall Gleeson), enfermo de cáncer que quiere evitar el fatal desenlace de la enfermedad. Ambos hermanos con el megamillonario iniciaran un periplo por el mundo, pero perseguidos por la policía, los mafiosos y la misteriosa mujer de Tailandia.
Con este resumen argumental, cualquiera que no haya estado encerrado en algún lugar sin acceso a ver películas en el cine o en la televisión, podrá imaginar que la película no es especialmente original en su planteamiento. Heredera de Indiana Jones, o remontándonos más atrás, del explorador Allan Quatermain, reúne los tópicos habituales de este tipo de cine que, cuando está bien hecho, es muy entretenido, sin necesidad de aspirar a los mejores momentos del personaje interpretado por Harrison Ford, que elevó el género en un momento en el que parecía que ya estaba trasnochado y superado, después del auge que tuvo en los años 50 del siglo XX, o incluso los 60, si incluimos las películas de bajo presupuesto rodadas en Italia o en España y de las que nadie se acuerda, pero que vimos muchos niños en los cines de barrio de la España del franquismo.

Pues bien, a pesar de un reparto con un gente con oficio y de los medios con los que se realiza el cine actual, Ritchie, sobre un guion absolutamente nefasto, se las apaña para realizar una malísima copia de Indiana Jones and the Last Crusade, que hará revolverse del disgusto a Sean Connery en su tumba. Porque ya he dicho que no es necesario que estas películas sean originales. Basta con un guion razonablemente bien hilvanado, unos personajes simpáticos con lo que el público empatice, y un reparto con oficio, para hacer una película que, aunque potencialmente olvidable, consiga hacer pasar un buen rato al espectador. Un entretenimiento palomitero, pero digno. Pues bien… Ritchie es incapaz de llegar a ese nivel, rueda una película mediocre, a la que le falta muy poquito para convertirse en infumable. Quizá debiera haberme dado cuenta antes de ponerme con la película de quién era el director y haberla evitado. Los intérpretes hacen lo que pueden, aunque el protagonista está ligeramente pasado de vueltas y penaliza el conjunto de la interpretación de la película.
Valoración
Dirección: **
Interpretación: **
Valoración subjetiva: **

