Aquella Eurovisión (1)

arte música y literatura, sociedad, Televisión

Recientemente mantuve un debate apasionado mientras tomaba unos «chismes» con unos amigos un sábado por la noche. El tema del debate era «la eurovisión«. Pero no la de ahora, de la que no tengo absolutamente ni idea de cómo transcurre… sino la de entonces, la que reunía a las familias ante el televisor con una capacidad de convocatoria que rivalizaba con las uvas de Nochevieja, con el concierto de navidad de Raphael, o con los partidos de fútbol retransmitidos por Matías Prats (padre). Se trataba de un acontecimiento internacional en el que una España triste y atrincherada tras sus fronteras y vigilada por los militares, se asomaba un poco al mundo y hasta alcanzaba ciertas cuotas de «gloria» y «prestigio».

Pero lo que más me sorprendió durante la conversación es que cuando echamos cuentas, mi recuerdo nítido más antiguo de dicho festival es del año 1968,… y sólo tenía cinco añitos. Habrá que imaginar el impacto que suponía el evento para dejar memorias imborrables desde tan tierna edad.

Aprovechando la omnipresencia de YouTube como archivo de grabaciones de vídeo, he empezado a recolectar algunas de dichas memorias. Esto permite que todos las podamos compartir así como que yo, personalmente, revise y matice mis propios recuerdos. Por lo tanto, a partir de la próxima semana, durante algunos miércoles, dedicaré una entrada a «aquella eurovisión». Espero que se me de bien.

En la fotografía de hoy, unos entusiastas bailan tangos, género poco eurovisivo, en la Calle Don Jaime de Zaragoza al atardecer de un sábado.

Pentax *ist DS
SMC-DA 21/3,2
ISO 800
Exposición: f/3,2 – 1/25 s.
Original en color

2 días en Paris (2007)

arte música y literatura, Cine

2 días en París (2 Days in Paris, 2007), 12 de agosto de 2007.

Nos enfrentamos a una comedia, opera prima de Julie Delpy como directora, que trata una vez más el choque cultural y cómo afecta a las relaciones interpersonales entre norteamericanos y franceses. Esta cuestión siempre me ha parecido que obsesiona en exceso a los yanquis. Hay numerosas películas, principalmente comedias románticas, que explotan esta cuestión. Con frecuencia, el punto de vista de los americanos es que los franceses o son unos gilipollas o son tremendamente románticos y abren los ojos a las norteamericanas desengañadas y solitarias. En general, estas películas son una completa acumulación de tópicos más o menos manidos, que pocas veces presentan un verdadero interés.

Esto no sólo se da en el cine. Reciéntemente he leído una novela de Tracy Chevalier, El azul de la Virgen, de quien me gustó con anterioridad bastante La joven de la perla. En esta novela que me ha gustado bastante poco, también encontramos protagonista yanqui que no se adapta a convivir con los franceses, que le tratan de forma horrible, aunque al final liga con uno de ellos. Está llena de tópicos, muchos de ellos falsos en mi opinión. Chungo.

Bien; pues la película de Delpy, que también coprotagoniza el filme, tiene un planteamiento distinto. La película maneja los desencuentros culturales y los tópicos no para reforzarlos o para hacer de ellos el tema del largometraje, sino para presentar los problemas más íntimos de la pareja cuya otra pata está protagonizada por Adam Goldberg. Hay momentos realmente divertidos y casi hilarantes. Algunas escenas con los padres de la protagonista, también sus padres en la vida real, son realmente muy buenas. No obstante, el filme va decayendo en su coherencia interna y al final se resuelve de una forma un tanto apresurada. Esto no hace que el filme desmerezca por ello.

La interpretación en general está muy bien, con muy buen trabajo de los múltiples secundarios, todos ellos actores franceses, poco conocidos.

En general, la película deja muy buen sabor de boca, y la impresión subjetiva merece un siete. La dirección también se lleva un siete, con un ocho para la interpretación.

El canal San Martin proporciona con frecuencia agradables exteriores a las películas rodadas en París, como es el caso de la que hoy nos ocupa

De Harry Potter (2)

arte música y literatura

En la entrada de ayer comentaba algunos de los aspectos sociales que rodean la publicación de la saga de Harry Potter, el aprendiz de mago, escrita por la británica J.K. Rowling.

Hoy haré un comentario sobre la serie de novelas en sí misma. Antes de nada, si la editora o la autora quieren mandarme a la carcel… pues que sepan que no he comprado ninguno de los libros. En su mayoría, me los han dejado, lo cual antaño se consideraba una hermosa practica social, la de dejarse libros y otros elementos culturales,… pero que tal vez hoy en día se considere un acto más de piratería. Vaya usted a saber…

Y con el último la cosa ha sido más grave… porque me fui a leer en las traducciones libres que se han realizado por ahí, apoyándome en un original en inglés que me han prestado, para los casos en los que sospechase que la traducción pudiera estar patinando. Un indeseable social; eso es lo que soy…

Mi impresión general de la saga es la siguiente. El primer libro me pareció un hallazgo… especialmente considerado como lectura infantil. Desarrollado con una gran imaginación, se situaba al nivel de niños y preadolescentes, exponía una serie de aventuras en un mundo de fantasía que se combinaba muy bien con aspectos cotidianos. La lectura era ágil y se hacía llevadera para un adulto, público al que no iba dirigido este libro.

A partir de ahí, el interés literario y narrativo es diverso. Al desaparecer el factor sorpresa, al encontrarnos con terreno conocido, las siguientes historias presentan un menor aliciente. Más cuando casi todos los libros presentan elementos repetitivos entre sí. Los avatares durante el verano en casa de los horribles parientes, el reencuentro con los amigos, el comienzo de los problemas, los partidos del deporte de las escobas, la progresiva aparición de misterios, hasta alcanzar el climax final, con el enfrentamiento correspondiente entre el héroe y el malo. Este esquema repetitivo hace que haya algunos libros carezcan de mucho interés, ya que se ven como más de lo mismo con respecto a lo anterior, incluso hay alguno que me parece un auténtico pestiño. El cuarto de la serie supone un aliciente, por cuanto plantea algunas novedades en el transcurso de la historia, que le dan un tono de «superproducción cinematográfica», aunque no deja de tener sus debilidades y en mi opinión es innecesariamente largo.

Los últimos libros entran en los aspectos más tenebrosos de la historia. El ambiente es menos amable, y nos encontramos con unos protagonistas adolescentes. Creo que si hay algo mal llevado en esta serie son «los picores hormonales» de los adolescentes, cómo se relacionan entre sí y como ligan. No me parecen normales; me parecen adolescentes anacrónicos, de otra época. En cualquier caso, el progresivo «crescendo» en la tensión dramática ayuda a mejorar el interés por lo sucedido, especialmente cuando hay indicios de que el tema puede pasar del drama a la tragedia.

Ahora aviso, no voy a contar el final del séptimo libro, pero quizá el tono del mismo se deduzca de mis comentarios. Así que haya cada cual.

El último libro se sale del esquema narrativo de los anteriores, y globalmente no está mal. Es algo demasiado largo como otros de la saga, para lo que hay. Es uno de los principales problemas de estos libros… lo que se cuenta no necesita tanto espacio. Y siendo de los más entretenidos, es bastante tramposo argumentalmente para llegar a donde llega. Desde mi punto de vista, la evolución argumental de la saga pedía un final con toques trágicos,… que la escritora no se atreve a llevar a cabo. Es un producto para adolescentes, y creo que es un producto que se ha vuelto «demasiado cinematográfico»,… y en el mundo anglosajón actual, especialmente cuando entras en contacto con Hollywood si no hay final feliz, parece que los ingresos bajan. Esto obliga a realizar una serie de piruetas, casi son saltos mortales literarios. Hay que dedicar largos y tremendos párrafos a explicar por qué no pasa lo que debería haber pasado. Y eso desmerece un poco el tema.

Mi valoración global es relativamente positiva, pero creo que la saga en general está sobrevalorada. Lo debemos ver más como un producto comercial para el entretenimiento que como una obra literaria básica en la cultura actual. No obstante, casi seguro que permanece durante décadas como uno de los productos más vendidos y que más influirán en la literatura infantil y juvenil de los próximos tiempos.

Hemos llegado al ocaso de la saga de Harry Potter, como llegamos al ocaso del día en los alrededores de Retascón, Zaragoza

De Harry Potter (1)

arte música y literatura, sociedad

Hace unos días se producía el acontecimiento editorial del año. Bloomsbury colocaba en los estantes de las librerías de todo el mundo la versión original en inglés del último libro de la escritora británica J.K. Rowling. También es, al parecer, el último libro de la saga del aprendiz de mago, Harry Potter, que ha dado a la escritora fama y dinero; mucho dinero.

Son varias las cuestiones objeto de reflexión, derivadas del revuelo social y mediático que ha suscitado el suceso.

Entre los positivos, indudablemente el éxito de la saga del joven mago ha llevado a que un número muy considerable de niños y adolescentes se hayan sumado con ilusión a la noble afición de la lectura. Por poner un ejemplo, parece ser que hay una correlación positiva entre el aumento de lectores de menos de 18 años y la publicación de los libros de la serie. No recuerdo dónde lo leí, me gustaría haberlo citado.

Para quien como yo, sin ser un fanático, simpatiza con la literatura fantástica, también considero que son siempre bienvenidos nuevos universos que de una forma sana nos puedan llevar a otros mundos, menos materiales, que nos distraigan de las penurias de la vida real. En resumen, viva la creatividad.

Pero también hay cosas oscuras en todo este fenómeno. El único trabajo conocido de la escritora es los libros relacionados con el mundo del joven mago. Sin embargo, esto le ha permitido convertirse en una mujer rica. Frente a este hecho, muchos escritores de gran calidad tienen problemas para sacar a la luz sus trabajos, o simplemente, consiguen ir tirando después de una larga y coherente producción literaria. El liberalismo económico llevado al mundo de la cultura. Darwinismo liberal. No triunfa el mejor, sino quien mejor conjuga una mezcla de suerte y oportunidad; el mejor adaptado. Me parece muy bien que alguien tenga éxito y se le reconozca. Pero no sé si es tan sana la polarización del mundo editorial hacia lo que tiene éxito y no hacia la calidad.

Otro ejemplo; el nefasto éxito de El código da Vinci. Es una novela mala, con tremendas inexactitudes sobre como funciona el mundo real, con tramas tramposas, destinada al consumo del norteamericano medio, inculto y dado a creer los tópico que sobre el resto del mundo se le dan prefabricados. Pero ha triunfado editorialmente, y ha ocasionado una serie de secuelas igualmente pésimas, y una epidemia de novelas que nada aportan sobre misterios, códigos, códices, enigmas,… que se están comiendo la atención y los esfuerzos de las editoriales que acaban abandonando a escritores mucho más interesantes y capaces desde el punto de vista literario. Es el equivalente en la literatura a los programas de «televisión basura» o los nefastos programas musicales tipo «operación triunfo«. Operaciones comerciales de escasa calidad, pero de fácil digestión para el consumidor occidental medio, adocenado en el sofá de su casa ante la caja tonta.

Mi opinión sobre la saga del mundo mágico la daré en otro artículo. Adelanto que es bastante más positiva que lo señalado en el párrafo anterior. Pero también considero que tiene claros y oscuros.

También se ha considerado a la saga como un ejemplo más de la colonización cultural anglosajona. Recuerdo a Elvira Lindo en una entrevista radiofónica despotricando contra el pequeño mago. Elvira Lindo es una escritora que me gusta, conste. Pero noté en sus palabras el tono verde de la envidia. Reconozco que su Manolito Gafotas tiene muy buenas actitudes para merecer una mayor difusión de la que tuvo. Como las tiene su principal referente francés, que todavía me gusta más, el pequeño Nicolás, de ese genio que fue René Goscinny. Pero claro, desde el punto de vista de liberarse de las penurias cotidianas, como comentaba antes, resulta más atractivo el siempre tan querido para los anglosajones y germanos mundo mágico o fantástico, que la realidad social más del gusto de los países de cultura latina. Y es que Carabanchel esta ahí y lo vemos todos los días, mientras que a Hogwarts sólo podemos ir si nos ayudan con la obra literaria correspondiente.

Finalmente, la relación amor-odio de la obra con las nuevas tecnologías. La red de redes están plagada de páginas dedicadas al joven Potter. Es, sin duda alguna, una promoción impagable para la obra de la autora, que ha contribuido a su éxito de forma notable. Pero para máximo cabreo de la autora y de sus editoriales, también es una de las obras más pirateadas y difundidas por internet. No hay más que dirigirse a las páginas de búsqueda más habituales para comprobar que el que no tiene una copia en su disco duro de las novelas de la saga es porque no quiere.

El colmo de la historia ha venido derivado del lanzamiento del séptimo y definitivo libro de la saga. Se ha lanzado recientemente, únicamente en versión inglesa. Pero claro, a estas alturas todo el mundo quiere saber lo que pasa con Harry. Yo, ya lo sé. En otro artículo daré mi opinión. Intentaré no destriparlo. Y es que algunos grupos de voluntarios han realizado traducciones del libro, y las han colgado en la red en menos de una semana tras el lanzamiento. Y algunos capítulos tienen traducciones que no tienen mucho que envidiar a las traducciones oficiales. Otros son muy chapuceros. Pero da igual. La gente, lo que quiere es saber qué pasa; no el interés por las cualidades literarias. Y el empeño de controlar rígidamente la difusión de la obra, es un ejemplo claro de hasta que punto las estructuras tradicionales no entiende como funciona el mundo moderno. Ante una situación de fenómeno editorial mundial como ésta, resulta difícil comprender que no se haya producido el lanzamiento simultáneo de las traducciones oficiales de la obra. Como sucede en el cine, en la que con frecuencia el estreno es mundial, con doblajes o subtítulos incluidos. Crean la espectativa, pero no la satisfacen. La gente no se conforma,… y luego se quejan de los piratas. No han entendido nada. Absolutamente nada. Y por lo tanto pierden dinero. No me dan lastima. Ya tienen mucho.

La noche y la luna llena son características del mundo mágico, como la que vemos entre Retascón y Langa del Castillo, en la provincia de Zaragoza

Peleas desde la tarjeta…

arte música y literatura, informática

… de crédito/débito/lo que sea. Llevo unos días que no me da más que sustos, afortunadamente sin consecuencias. Aunque supongo que me llevará un par de días el terminar de aclarar mis cuentas.

Para distraer el cabezón, me he instalado una «máquina virtual» en mi iMac con VirtualBox. Una Xubuntu, que está funcionando estupendamente.

Esta es una entrada autorreferida, si observamos con detalle la imagen

También contribuye a mi relax el escuchar a Dinah Washington a quien tenía injustamente abandonada. En este preciso instante suena Blue Skies.

Me relajaré también subiendo una bucólica imagen de un ratito de calma en un día de lluvia y tormenta. Como ha empezado hoy el día.

Pacas de paja en los alrededores de Sierra de Luna, Zaragoza

Sigo liado, con cambios domésticos, y Tom Sawyer

arte música y literatura

Pues eso, como de limpieza primaveral que recuerdo que era algo que sucedía por iniciativa de la tía Polly en Las aventuras de Tom Sawyer del genial Mark Twain. Siempre me hizo gracia esa costumbre. En casa, limpieza general había con frecuencia. Para desesperación de los más pequeños. Especialmente para mi desesperación. Pero en las andanzas del pequeño aventurero de Missouri, a orillas del padre Mississippi, era algo que sucedía en primavera. En fin, creo que hace mil años que leí por última vez uno de mis libros de aventuras favoritos de la infancia y adolescencia. Debería volver a leerlo.

Pequeña flor en las cercanías de San Jorge, Huesca

¡Oh, maravilloso Miles!

arte música y literatura, Cine

A la gente no le suele gustar el jazz. Todo lo más algunas piezas vocales más o menos populares de fácil escucha. Y sin embargo, hay cuestiones de este género musical que me apasionan. La libertad de los músicos, el diálogo que establecen los instrumentos entre sí, el ritmo,… La gente te mira raro si les dices que te gusta el jazz,… piensan que eres un pedantillo en esto de la música. Salvo que te muevas en un ambiente predispuesto… entonces si no te vuelves realmente un pedantillo corres el peligro de desentonar también. Vamos que es difícil acertar. Es difícil que te guste sin más. Sin entrar en raros análisis, simplemente porque te apetece. Sin tener que aprenderte de memoria las grabaciones de los distintos músicos. Pero sin tener que pedir disculpas por preferirlo 10 veces de cada 10 a O.T.

Y recuerdo perfectamente uno de los momentos en los que decidí que me gustaba. Hace muchos, muchos años. Escuchando la banda sonora de Ascenseur pour l’échafaud, película de Louis Malle, a la que puso magistralmente música Miles Davis. Recientemente he recuperado esta banda sonora, y últimamente la escucho con frecuencia. Como muchas otras obras de Davis, o de John Coltrane, o de Oscar Peterson, o de Charlie Parker, o…

Bueno. Pues eso. Ya he salido del armario. Lo confieso. Me gusta el jazz. Soy incapaz de soltar erudiciones sobre el tema, nunca recuerdo el título de los temas, y de los músicos sólo recuerdo el nombre de la mitad, pero es así. Me gusta el jazz.

Sesión en el Hot Clube de Portugal, en la Praça da Alegria de Lisboa

Ciencia real y ciencia ficción

arte música y literatura, Ciencia

Hoy me he enterado al visitar el directorio de Hispaciencia de la existencia de una bitácora sobre la Física en la Ciencia Ficción. O tal vez sobre la derogación de las leyes de la física en la misma. Interesante. No sé si tendré tiempo para seguir y leer sus amplios artículos, pero está bastante bien.

Personalmente, mi relación con la Ciencia Ficción ha tenido distintos altibajos desde que tuve mis primeros contactos cinematográficos con ella en mis tiempo de adolescente, cuando el cine Rialto de Zaragoza (ya desaparecido, tras una larga larga agonía como sala X) era de arte y ensayo, y me daba la oportunidad de ver películas como 2001, una odisea del espacio, o la más desconocida película rusa Solaris, tristemente occidentalizada recientemente para mayor lucimiento de cierto pediatra de un servicio de urgencias.

Mis primeros contactos literarios fueron tres o cuatro años más tarde, ya universitario, cuando leí la versión literaria de 2001 por Arthur C. Clarke, y con la lectura de la trilogía de la Fundación de Isaac Asimov. En esos años de universidad, leí mucha ciencia ficción, hasta que en mi dura mollera fueron entrando los elementos del sentido crítico, y comprendí la cantidad de morralla con escaso valor que existe dentro del género. Esto provocó un claro distanciamiento de mi persona hace esta literatura, que sólo recupero de vez en cuando, en momentos en los que prefiero leer obras de evasión para descanso de mi sufrida cabecita/cabezota. Eso sí, seleccionando con cuidado para no caer en la basurilla.

Recientemente, por ejemplo, he leído una novelita, no publicada todavía en español, Seeker de Jack McDevitt. No es que sea el no va más del futbolín, pero es entretenida, tiene alguna aventurilla que otra y especula sobre los efectos del tránsito de una enana marrón al atravesar un sistema planetario extrasolar con planetas en la biozona. Bueno. Como toda obra de ficción hay muchas cosas difíciles de tragar en la realidad, pero tiene una base científica que para mí es la base para una obra seria de este género.

Es decir, que nadie me venga hablando de la saga Star Wars como ejemplo de ciencia ficción. Son obras de aventuras, de fantasía, en las que el pensamiento mágico tiene una gran importancia, y donde, voluntariamente según declaraciones del propio George Lucas, se derogan las leyes de la física en pro del espectáculo.

En fin, sirva este artículo para recomendar la bitácora mencionada al principio, y para reflexionar someramente sobre un género literario y cinematográfico que tanto dinero e intereses mueve, y que a tantas personas arrastra.

Peligrosos artefactos de «ciencia ficción» en la Plaza de los Sitios de Zaragoza

De noble a sargento de la guardia civil

arte música y literatura, Italia, Viajes

Casi con toda seguridad, los Bevilacqua que dieron nombre al palacio veronés que aparece en la foto no tienen nada que ver con el curioso sargento de la guardia civil creado por Lorenzo Silva. Pero si los amables veroneses tienen el morro de enseñar el balcón de Julieta, como si el personaje no fuese una invención del bardo, ¿por qué no imaginar que el ficticio picoleto es descendiente de una familia de güelfos veroneses? Nada, que como es sábado, pues era por imaginar. Sin más.

Via Porta Borsari, Verona (Italia)

Sirva esta introducción para comunicar que estoy terminando el procesado de las fotografías de mis andanzas italianas. El último álbum es el dedicado a la bella ciudad de Verona.

Verona

Sep 30, 2006

Un penoso, largo, cruel y apasionante recorrido por el profundo Sur

arte música y literatura

Hace tiempo que no traigo a estas páginas una recomendación literiaria. No es que no haya estado leyendo, no. Pero no me había dedicado a pensar sobre ello, o tal vez las lecturas fueran de menor calado que esta que traigo hoy. De todos modos, dentro de unos días tengo que hablar de algo más ligero.

Porque esta lectura no es ligera en el contenido, aunque su lectura se haga fácil, y te lleve en volandas por el largo y duro viaje que afrontaremos. La novela es La larga marcha de E.L. Doctorow, autor norteamericano del que no había tenido ocasión de leer nada. El autor nos narra un pedazo de las vidas de un variopinto grupo de personas que tienen en común verse involucradas en la marcha que el Ejército del Tennessee al mando del General W.T. Sherman realizó atravesando el estado de Georgia y las dos Carolinas.

El episodio histórico es de especial importancia ya que para mucho historiadores supone la puesta en marcha de muchos conceptos de la guerra moderna, de la guerra total. La aplicación de las estrategias de tierra quemada, la guerra no sólo contra otros ejércitos sino contra todo el país, contra las fuentes de abastecimiento, contra los sistemas de transporte y contra la moral de la población.

En la narración que nos ocupa, nos unimos al contingente poco después de la toma y el incendio de Atlanta, y lo acompañamos en su marcha hacia el mar, en la toma de Savannah y en la dura travesía por las Carolinas, hasta el final de la guerra. Un variopinto grupo de personajes, con vidas cruzadas, nos va situando en lo que supone un escenario de este tipo, con ocasiones que van desde la crueldad más extrema de la guerra y de las personas, hasta la esperanza que surge en determinadas relaciones humanas.

El libro se lee bien, aunque no viene mal estar familiarizado con el entorno histórico de los hechos para mejor comprender las situaciones. Lo cual, si no eres norteamericano, no es habitual… pero eso no impide recomendar la lectura. Especialmente, para quienes gusten de la literatura histórica seria.

El Lago Maggiore y Pallanza desde la Isola Superiore dei Pescatori, Italia

Las 50 mejores adaptaciones al cine

arte música y literatura, Cine

Hace unas semanas, escribía en estas líneas sobre la iniciativa Cervantes Virtual para recopilar las adaptaciones al cine de obras literarias en español. Hoy seguimos en una onda parecida, ya que me entero a través de Blog de cine de una iniciativa del periódico británico The Guardian para someter a votación un listado de las que ellos consideran las 50 mejores adaptaciones al cine, con el fin de que sus lectores las ordenen, y decidan en qué orden deben aparecer, coronando de paso la mejor adaptación de un obra literaria al cine.

Pues oiga, me parecen muy bien estas iniciativas. Pero frente a la iniciativa antes comentada de Cervantes Virtual, que era integradora y exhaustiva, esta me parece reduccionista y sesgada. Por supuesto, se trata de obras en inglés únicamente, lo cual cuando se trata de decir cuál es la mejor ya me hace mirarla con escepticismo. No porque la mejor no pueda ser de una obra inglesa, sino porque en otras cinematografías hay excelentes adaptaciones. En segundo lugar, partir de esa lista de 50, me parece peligroso, ya que como se nos sugiere en el artículo de Blog de cine, hay filmes en esa lista que no parecen tan buenos y se echan en falta otros, que quizá tengan el «inconveniente» de no ser tan comerciales o permanecer lejanos en el tiempo.

Pero bueno, ahí está la lista. Ya veremos quien «gana«. Y por otra parte puede servir para recordar algunos largometrajes que realmente nos hicieron disfrutar de lo lindo. ¡Jo, cuanto más la miro más ausencias noto y más presencias me sorprenden!

Una cosa más, si me preguntan por mi favorita… To kill a mockingbird.

Algunas flores silvestres en los alrededores de Villahermosa del Campo, Teruel

Adaptaciones de la literatura española en el cine español. Referencias y bibliografía.

arte música y literatura, Cine

Me entero a través de ElPais.es de una interesante iniciativa de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Se trata de la página sobre Adaptaciones de la literatura española en el cine español. Referencias y bibliografía. No lo puedo negar. Me parece estupendo. La literatura ha sido, es y será una fuente inagotable de historias e inspiración para el cine. Tanto la novela como el teatro han dado lugar a obras maestras de la cinematografía mundial.

El nuevo recurso está centrado en el idioma español. Nunca está de más tener referencias de consulta sobre aquellos temas que a uno más le gustan. Y sobre todo, puede ser una fuente de inspiración para decidir qué película me apetece ver o que libro me apetece leer.

Faro al atardecer en la costa occidental de Escocia (Reino Unido)