[Recomendaciones fotográficas] Feminismos cuestionados, recolectoras e investigadoras sobre el terreno

Fotografía

En la última semana han sido tristemente noticia continuada las consecuencias del comportamiento indebido del presidente de la Federación Española de Fútbol con una de las jugadoras de la selección nacional femenina de este deporte que gano el título en el reciente campeonato del mundo de esta disciplina. Lo lógico es que durante toda la semana se hubiera hablado del logro de las deportistas… pero desgraciadamente, no. Voy a dejar claras dos cuestiones sobre mi visión del tema. Dos cuestiones que explican que a mí, personalmente, el fútbol y su entorno no sólo no me gustan sino que históricamente me repelen. Como espectáculo, el fútbol me aburre soberanamente. Que los mejores equipos del mundo dediquen 90 minutos o más a corretear por una pradera de césped y sólo consigan meter un gol… me parece un tostón de mucho cuidado. Y sí. Mi exposición al deporte fue suficiente en mi juventud como para que entienda sin problemas lo que está sucediendo en el campo. No hay que ser físico cuántico para entenderlo. Y por otra parte, en lo que ha cultura se refiere, desde hace décadas, me parece que es uno de los fenómenos culturales más rancios y anticuados que existen. Un machismo dominante y agobiante, una cultura tóxica y de sustancias tóxicas, con el tabaco y el alcohol como tradicionales apoyos de los programas que se dedican al tema, cuando la legislación lo permite, un tribalismo no menos tóxico en el que no se celebra a los mejores sino a los de la tribu aunque sean unos negados o unos violentos, una incapacidad para hablar en público si no es con frases hechas («no hay enemigo pequeño», «hay que jugar los 90 minutos», «en este mundo no hay favoritos»,… por sólo indicar algunas tópicos de todos los días), y un sistema métrico absoluto, el campofutbolero, en el que todas las superficies se miden en unidades de «campos de fútbol», aunque el campo de fútbol reglamentario más grande sea casi el doble de grande que el reglamentario más pequeño. Todo absurdos. Pero en esta ocasión me servirá para traer aquí tres recomendaciones fotográficas relacionadas con mujeres.

En Oldskull nos han hablado recientemente del berlinés Helmut Newton. Un clásico de la historia de la fotografía, del que yo tengo algún que otro libro, de los más pesados, en kilogramos, de mi biblioteca fotográfica. El punto de vista del artículo es el de que Newton contribuyó con su obra al feminismo y a la liberación de la mujer. Mujeres poderosas, imponentes, las que aparecen con frecuencia en sus sesiones para el mundo de la moda. Independientes, sexualmente decididas y activas, enigmáticas… Pero hay otros puntos de vista para analizar o contemplar la vida y obra del fotógrafo. Para quienes lo conocieron, y hablan de su proverbial timidez, sería el fetichismo o la fantasía del tímido ante un sujeto, la mujer, mucho más inaccesible para él de lo que su obra nos hace suponer. Pero también hay quienes ven en la obra de Newton una fotografía explotadora del cuerpo y la sexualidad de la mujer, una obra que alimenta la fantasía de quien querría dominar a esas mujeres de apariencia poderosa. Si uno recorre la obra de Newton, probablemente encontrará ejemplos que apoyen cualquier de las tesis que se quieran plantear, siendo una obra amplia y compleja. ¿Donde se encuentra mi posición? Indecisa. He visitado al menos en tres ocasiones la Fundación Helmut Newton en Berlín, un interesante museo dedicado a la fotografía, que siempre tiene exposiciones de fondos propios dedicados al fotógrafo. Y siempre he considerado que es un fotógrafo de primer orden con una obra que, con más frecuencia de la que desearía, me confunde.

En el viaje a Japón de 2019 visitamos Ise. Y próximo a esta ciudad, en la costa, en la ciudad de Toba, la Mikimoto Shinju Jima, la isla de las perlas de Mikimoto, dedicada al mundo de las perlas cultivadas que desarrolló Mikimoto Kōkichi. Pero antes de que las perlas fueran cultivadas, las ostras perlíferas eran recolectadas por mujeres que se sumergían sin equipo alguno en el mar en su búsqueda. Son las ama [海女], las mujeres del mar, que originalmente se sumergían para recolectar alimentos del mar. Las ama no son exclusivas de la prefectura de Mie, donde se encuentran Ise y Toba. Las hubo por todo el litoral japonés. Pero también por otros países del oriente asiático. Y se han hecho muy famosas las haenyeo [해녀], también mujeres del mar, de la isla de Jeju en Corea, en el estrecho de Tsusima, entre la península coreana y el archipiélago japonés, que se sumergen para recolectar moluscos y otros animales marinos comestibles. El mismo fenómeno. Pero si en Japón en estos momentos las ama de Mikimoto son un reclamo turístico, en Jeju estas muejres siguen trabajando, muchas de ellas con edades muy avanzadas, porque las mujeres más joven no quieren trabajar en esto. Un oficio en extinción. En Another Magazine nos han hablado del trabajo de Peter Ash Lee documentando recientemente el trabajo de estas mujeres. Muchos son también los que dan una interpretación feminista a la actividad de las haenyeo, especialmente dado el carácter profundamentamente patriarcal de la sociedad surcoreana. Sin embargo, se puede analizar desde una perspectiva más tradicional, si comparamos con los grupos de humanos cazadores-recolectores, previos a la revolución agrícola. Los hombres se dedicaban a la caza, a la pesca cuando estamos junto al mar o un gran lago; las mujeres a la recolección. Y aquí también, las mujeres son recolectoras, mientras los hombres salen a alta mar con sus barcos a pescar. Puntos de vista. Las ama japonesas fueron objeto de interés fotográfico hace unas décadas, por el trabajo de Yoshiyuki Iwase. Un trabajo que hoy en día es visto desde un punto de vista crítico por la potencial sexualización de los pechos desnudos de las mujeres en las fotografías. Las ama de Mikimoto nunca se sumergieron desnudas, llevaban y llevan unos atuendos blancos que les cubre el cuerpo de la cabeza a los pies.

Menos controversia en la interpretación de quién es y la naturaleza de su actividad despierta la primatóloga Jane Goodall. Goodall fue una de las primatólogas, chimpancés, que contrató el paleoantropólogo Louis Leakey para el estudio de los grandes primates, junto con Birutè Galdikas, orangutanes, y Dian Fossey, gorilas. Goodall, actualmente 89 años, se ha pasado casi sesenta años estudiando a los chimpancés. Y es una auténtica heroína para quienes amamos las ciencias en general, la biología en particular. Incluso si algunos han criticado su metodología… crítica absurda cuando nadie ha hecho algo y alguien tiene que abrir el camino. Es normal que los métodos de trabajo, las mentalidades y las premisas cambien con el tiempo. La cuestión es que sus fotografías interaccionando con los chimpancés han impactado fuertemente en el imaginario colectivo y han contribuido notablemente a alimentar la mentalidad conservacionista y de respeto hacia los animales. En PetaPixel han dedicado recientemente un artículo a una de las fotografías realizadas por Hugo van Lawick en 1964 en Tanzania. Y creo que está bien terminar hoy con una figura que no supone dudas sobre el papel de la mujer en el mundo. Salvo, quizá, para los presidentes de las federaciones de fútbol, vaya usted a saber. Y similares.

[Ciencia] Chimpancés, bonobos, humanos y primatólogas

Ciencia

Corría el año 1994 o 1995 cuando al poco tiempo de estar suscrito al entonces novedoso Canal +, cuando cuidaban con más esmero la programación, echaron un miércoles si no recuerdo mal un documental sobre los bonobos. O chimpancés enanos como también se les conoce. Pero mejor bonobos (Pan paniscus), una especie completamente diferenciada del chimpancé de toda la vida (Pan troglodites), la especie de la mona Chita.

En aquel documental, descubríamos a una especia que vivía con un extraordinario buen rollo entre sus especímenes, juguetona, con buenos sentimientos, y con un inusitado afán por utilizar el sexo como forma de vehicular los conflictos y las tensiones. Grandes diferencias con sus primos del otro lado del río Congo, los chimpancés comunes, que son muy agresivos, hacen la guerra y atacan con frecuencia a otras especies. Esta claro que aunque compartimos rasgos de ambos «parientes», desgraciadamente nuestros rasgos se parecen más a estos últimos que a los simpáticos bonobos.

Como consecuencia de aquel documental, me interesé notablemente por las relaciones filogenéticas entre los grandes primates, entre los cuales, desde un punto de vista zoológico, debemos encuadrar al ser humano. También comenzó entonces mi afición, muy consecuente a lo anterior, a conocer la evolución de la especie humana, especialmente por los nuevos desarrollos que la biología molecular, en especial el estudio del ADN, aportaban al conocimiento de esta evolución. No es la primera vez que sale el tema en estas páginas.

Una de las cuestiones que me llamó la atención es que entre los principales investigadores de los grandes primates homínidos, había una serie de ellos que eran mujeres, que llevaban a cabo con gran paciencia sus investigaciones en el medio natural de estos animales. Muy conocida del público por la película que se le dedicó fue Dian Fossey, que estudió los gorilas de montaña, y que de hecho fue asesinada por su defensa de estos animales. También es conocida, aunque por circunstancias más relacionadas con la ciencia, la primatóloga Jane Goodall, que se dedicó a estudiar el comportamiento de los chimpancés comunes. Viva y respetada, ha recibido el reconocimiento de la comunidad científica mundial, y de la sociedad en general. Menos conocida pero igualmente meritoria es Biruté Galdikas, quien se dedicó a estudiar el comportamiento de los orangutanes en la selvas de Borneo. Todas ellas fueron reclutadas por el paleoantropólogo Louis Leakey para el estudio de estos homínidos. Goodall fue la pionera, y luego siguieron las otras, bajo el patrocinio de National Geographic. Tengo por ahí algunos números de la revista relacionados con estas investigaciones y que hojeo con frecuencia. Una gozada.

Parece que la tradición de mujeres primatólogas no se extingue. Hoy leía con interés un artículo de Pere Estupinya en el blog Apuntes científicos desde el MIT una entrada sobre la primatóloga chilena Isabel Behncke que estudia actualmente el comportamiento de los bonobos. El artículo tiene el sugerente título de Confirmado: Me interesan más las primatólogas que los primates. No se puede negar que motivos no le faltan. La científica es una guapa mujer. Pero es evidente que si nos liberamos de cualquier sesgo sexista, como debe ser, nos encontramos ante una rigurosa científica que tiene cosas muy interesantes que contar. No voy a resumir lo que se dice en el artículo, del cual os he puesto el enlace antes por si os interesa. Pero una conclusión he sacado yo. El titular es un poco confuso. ¿Acaso las primatólogas no son igualmente primates, como el objeto de su estudio?

Zoo de Santillana

Un chimpancé. Supongo que común. En aquel momento, semana santa de 1990, no conocía la existencia de los bonobos. Estaba en el zoológico de Santillana del Mar, Cantabria (Pentax P30N, Sigma 28-70/3,5-4,5).