[Cine] Frankenstein (2025)

Cine

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta pueden verse, desprovistas de texto, en fotos en serie. No sé muy bien que pasajes quieren representar en la película, pero en el original, las acciones claves suceden a orillas del lago Lemán, que es donde se gestó la historia, en el año sin verano.

Frankenstein (2025; 50/20251103)

Sinceramente, no soy un fan del Frankenstein de Mary Shelley, que no he leído entera, algún pasaje en alguna ocasión. De hecho, me cuesta mucho tirar hacia delante con la literatura romántica. Una de las características del romanticismo, de la que se habla poco, pero de la que está impregnada este relato, es el anticientifismo. Poco a poco, desde Newton y otros coetáneos y a través de la ilustración del siglo XVIII, la ciencia ha ido desarrollándose y ha ido perfeccionando un método científico que le permitirá acelerar su progreso. Los desarrollos sobre la electricidad y el magnetismo, entonces todavía vistos como fenómenos distintos, están de moda, y eso se encuentra presente en el relato de Shelley. También la máquina de vapor, desarrollada a lo largo del XVIII está empezando a impulsar, tras las vicisitudes de las guerras napoleónicas, la revolución industrial que caracterizará el siglo XIX. Y el estudio del ser humano, de la anatomía, se va haciendo más libre de las influencias de la religión, y de los límites que esta imponía. Aunque a la biología y a la medicina le han de llegar todavía sus mejores tiempos. Pero Shelley, escritora romántica, utiliza ese miedo a la ciencia, a la técnica, mezclado con otras preocupaciones suyas, para desarrollar su relato, en el que el ser humano, el hombre en concreto, excluyendo a la mujer, se convierte en dios utilizando esta ciencia y esta técnica. Pero yo soy un chico de ciencias. Y no me van estas visiones que tienden a retrogradar el avance humano, sin mejorar el auténtico problema que es la ética del ser humano. En las últimas décadas, la postmodernidad ha tenido un papel similar, también anticientífico, paradójicamente ante el avance de las tecnologías de la información, que se ha reflejado, por ejemplo, en las historias de superhéroes que nacieron como reacción a los riesgos de la ciencia y la técnica que aparecieron en el siglo XX; la radiación, la mutación, los peligros de lo que podemos encontrar en el espacio… «ciencia ficción» anticientífica. Qué ironía.

Guillermo del Toro afronta la tarea de releer y reinterpretar a la criatura de Shelley, me resisto a llamarla monstruo, procurando ser fiel al espíritu de la escritora. Que como he leído en algún lugar escribe un relato de ambiente gótico más que de terror. El argumento tiene algunas alteraciones. Pero las cuestiones esenciales son menos. Y los ataques de ira de la criatura también más contenidos. Es más autodefensivo, que un furia ofensiva desatada. Sin embargo, no es la criatura (Jacob Elordi) quien es el protagonista. No. La criatura es una guía, en mi opinión, sobre el descenso a los infiernos en vida de Victor Frankenstein (Oscar Isaac). El científico que quiere crear, pero que no tiene un plan para su criatura. El moderno Prometeo que es capaz de robar el fuego de Dios o, si lo preferís, el fuego vital de la naturaleza, para crear una nueva vida, un nuevo ser.

A la obra de Shelley se le encuentran con frecuencia muchas interpretaciones y simbolismos,… no sé. Ya he dicho que sólo he leído parcialmente algún que otro capítulo. En lo que se refiere a la película de Del Toro, ya he mencionado por dónde creo que van los tiros y hay que interpretarla. Por lo menos, para un ser limitado como yo. Eso sí, en un lujoso envoltorio, como no podía ser de otra forma la capacidad creativa y realizadora del director mejicano. A nadie se le escapa la capacidad de crear universos y criaturas fascinantes. Como no podíamos esperar menos, a la realización se le pueden poner pocos peros, si es que se le puede poner alguno.

Sin embargo, las interpretaciones me resultan más problemáticas, lo cual puede sorprender a algunos o muchos. La mayor parte de la crítica ha alabado el trabajo actoral de la película. El problema es que las interpretaciones tirando a excesivas, incluso con un pizca de histrionismo, como las que nos regala Isaac, y en menor medida Christoph Waltz, no son de mi gusto. Siempre he preferido las interpretaciones contenidas, en las que se muestran ideas y sentimientos intensos sin necesidad de excesivos arrebatos o aspavientos. Es curioso encontrar a Isaac en esta película, ya que fue célebre su participación en un derivado moderno del concepto de Frankenstein que alcanzó bastante fama. También el papel de Mia Goth me resulta un poco excesivo, y con una justificación justa en su inserción en la acción para la aparente relevancia que tiene. Cogida por los pelos. Quizá el que mejor, Elordi, mucho más contenido a pesar de ser el más aparatoso en su caracterización como la criatura.

No lo voy a negar. En mi valoración algo justa comparado con lo que se comenta por ahí, en crítica y público, aunque este esté más dividido, influye mucho, y he de reconocerlo, mi poca apetencia por el género gótico en general y por la obra original en particular. Aunque me estoy planteando darle una oportunidad a esta. La de leerla completa, quiero decir. La película es recomendable, sin duda alguna, pero los aficionados al género la disfrutarán inmensamente más que quienes, como yo, se acercan con escepticismo al mismo.

Valoración

Dirección: *****
Interpretación: ***
Valoración subjetiva: ***

[Cine] Mary Shelley (2017)

Cine

Mary Shelley (2017; 35/20180720)

Película de la directora saudí Haifaa Al-Mansour, que no aporta absolutamente nada de personalidad propia a un largometraje que parece uno más de los muchos dramas de época a los que es tan aficionado el cine británico. Película que flojea por distintos flancos, yo creo que no sabe lo que quiere ser, si un drama romántico, un drama feminista o una reflexión sobre el proceso creador, o todo junto pero regular, pero en la que destacan algunos elementos del reparto, especialmente su protagonista, una joven Elle Fanning, que se basta para dar interés a esta mal engranada producción. Que por lo tanto pasa a la categoría de visible o llevadera.

La más joven de las Fanning parece que se va destacando como la más sólida interprete de las dos hermanas, aunque habrá que ver cómo se desenvuelve Dakota en una futura adaptación, sobre la que tengo mucha curiosidad, que si sale bien puede ser de lucimiento. Si sale bien. Pero vamos a lo que estamos.

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Ya que las tengo a mano y recientes, cómo no, unas vistas crepusculares del lago Lemán en Ginebra; ciudad natal de Jean-Jacques Rousseau, pensador ilustrado republicano como el padre de Mary Shelley, que conquistó con mayor fortaleza su sitio en la historia.

La película que hoy nos ocupa puede verse como un drama romántico. El que narra los amoríos azarosos de Mary Godwin, de casada Shelley, con el poeta Percy Shelley. Poco interés aquí. Una adolescente en la edad del pavo que se enamora de un joven cinco años mayor, que va de poeta por la vida, y que además procede de una aristocracia con posibles. El chico es un caradura y pasan cosas. Si lo dejamos ahí… Mary Shelley fue una mema como tantas otras en la historia. Existen situaciones en la historia similares en las que los memos fueron ellos. Quiero dejar clara mi postura ecuánime y no sexista aquí. Como dice el dicho, «el que se enamora no lo nota, pero se vuelve idiota»… independientemente del género que le corresponda. Aquí la película falla, porque no encontramos interés en esa relación.

Puede verse la película como un drama feminista. Mary Godwin fue hija de una pareja de ilustrados.  Su madre, Mary Wollstonecraft, fue una filósofa y escritora precursora importante de la lucha por el reconocimiento de la igualdad de derechos de la mujer. Probablemente, una mujer cuya vida sea mucho más interesante de narrar y de conocer que la de su hija. Sin despreciar, en ningún modo, la de esta. Pero poco influir directamente en su hija, ya que murió de una sepsis tras el parto. Su padre, William Godwin, fue un pensador político que pasó de la ortodoxia más recalcitrante de la religión calvinista a escritos que lo convierten en un precursor del pensamiento de la izquierda republicana, e incluso del anarquismo. Propuso siempre, de todos modos, el diálogo como vía de transformación y rechazó la violencia. Sin embargo, por la feroz respuesta antirrepublicana de la sociedad británica ante la revolución francesa, fue olvidado y tuvo poca influencia en las últimas décadas de su vida. Con estos antecedentes, revolotea por la película constante la condición de Mary como figura de reivindicación feminista y progresista. Pero lo que realmente trasluce fue en qué medida estuvo siempre supeditada a los hombres, a su padre primero y a su amante y marido después. Difícil saber cuál es el mensaje exacto. Lo podemos suponer, pero no acaba de quedar bien definido.

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Finalmente estamos ante la reflexión del proceso creador. Mary Shelley fue la escritora de Frankenstein o el moderno Prometeo. Y realmente, aunque la figura de la escritora se ha popularizado en las últimas décadas, hasta hace unas cuantas la mayor parte del personal pensaba que el famoso monstruo, que no se llama Frankenstein, que ese es el doctor que lo crea, era un producto propio del cine de Hollywood. Sobre el encuentro de personalidades creadoras a orillas del lago Lemán en las afueras de Ginebra en el verano del «año sin verano«, ya tenemos una película de firma española, aunque con reparto principalmente inglés. La tesis de la película es que el monstruo es consecuencia o un reflejo de las propias vivencias de Mary. De su ninguneo por ser mujer, del efecto que causan en ella los hombres de su vida, especialmente la carencia de afecto real en esas relaciones, siendo ella como el monstruo de su novela, creado para luego ser abandonado o repudiado por su creador. Aquí puede haber estado el quid para que la película genere interés… pero como se mezcla con los otros temas… tampoco queda del todo bien perfilado. Además, el significado de esta obra literaria es mucho más complejo y profundo de lo que podemos plantear en una breve entrada como esta.

Lo que sí es notable en el personaje es que Mary Godwin, todavía no se había casado ni llevaba el apellido Shelley en el momento de escribir la novela, tenía entre 18 y 19 años cuando se desarrolló el juego creativo sobre monstruos o fantasmas a orillas del Lemán y que dio lugar al famoso mónstruo. Pensemos hoy en día cuántos creadores de esa edad alcanzan ese nivel de profundidad en sus creaciones. En qué medida, en la actualidad la adolescencia se prolonga sociológicamente durante años, tardando mucho más en madurar las personas como profesionales o como adultos autónomos e independientes por mucho que la ley reconozca la mayoría de edad a los 18 años. Esa reflexión sí que me la produjo la película. El personaje principal, Mary, durante prácticamente toda la película, es una adolescente.

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Ya he dicho que Elle Fanning borda el papel, y es el principal atributo que hace que pueda merecer la pena ir a las salas de cine a ver la película. Y le tenemos que agradecer su capacidad para encarnar perfectamente las circunstancias vitales de esta mujer que nos dejó como legado un mito moderno y duradero.

Valoración

  • Dirección: **
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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