[TV] Cosas de series; culebrones y musicales

Televisión

La reina del culebrón moderno, más o menos sensacionalista, generalmente bien hecho, y que oscila entre el guilty pleasure y producciones realmente interesantes es Shonda Rhymes. Hoy traigo dos series de su factoría, y un simpático musical de Apple TV.

Parece apropiado desplazarnos a Londres para ilustrar la entrada de hoy… y si no comprobad el contenido de la misma.

Grey’s Anatomy, de la factoría de Rhymes, que se puede seguir en Disney+, con diecinueve temporadas a cuestas, lleva 18 años en la cartelera televisiva, con audiencias elevadísimas en su país de origen. Sus primeras temporadas me parecieron interesantes, pero pronto se convirtió en un placer culpable que se me pegó como un chiclé y del que soy incapaz de deshacerme. Otras series han intentado situarse al mismo nivel de guiltypleasurismo, y han fracasado. Comentar el argumento y los detalles de la serie es un ejercicio banal, porque lleva demasiados años siendo más de lo mismo. Hoy en día con muchas dosis de lo políticamente correcto. Pero esta temporada ha sufrido muchos cambios en su reparto, con nuevas incorporaciones entre los médicos residentes, pero sobretodo con destacados abandonos, entre los que destaca el personaje que durante dieciocho temporadas y media ha sido su protagonista, Meredith Grey (Ellen Pompeo). De momento, la serie parece que no se ha visto afectada en sus audiencias, pero habrá que darle tiempo. Teniendo en cuenta que se había convertido en uno de los personajes que más me desagradaba de la serie… no creo que sea el desencadenante de mi abandono de una serie que hace tiempo que tendría que haber mandado a freír espárragos. Pero todos tenemos nuestras debilidades. A Pompeo se la acredita en los 420 episodios rodados de la serie, aunque en el último tramo de esta última temporada sólo actuaba como narradora.

Queen Charlotte: A Bridgerton Story es una derivada de una de las series de bandera de Netflix, Bridgerton, otra serie de Shondalandia. En su extraña y multirracial alta sociedad británica del salto entre los siglos XVIII y XIX, en la que hay personajes teóricamente reales, pero que se parecen a la realidad histórica como un huevo a un bicicleta, destaca la reina Carlota del Reino Unido (Golda Rosheuvel, adulta; India Amarteifio, adolescente), nacida Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, duquesa alemana de uno de los muchos estados que constituía el Sacro Imperio Romano Germánico, en lo que hoy en día es el estado federado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental. En la serie, interpretada por sendas actrices británicas de ascendencia mixta africana (o de la diáspora africana) y europea. Con la curiosidad de que la madre de Amarteifio es de origen alemán. No voy a entrar en la ucronía de una sociedad multirracial que no fue. Es una ficción y ya está; si la quieres, la coges, y si no, la dejas. Al personaje real se le describía como «de mediana talla, tendiendo a alta, fina figura, buen andar, fino cuello y manos, cabellos castaños, cara redonda, ojos azules, boca más bien grande, labios rosa«, si tal cosa te interesa. La trama se desarrolla en paralelo en los años jóvenes de la reina, cuando siendo adolescente se casó con Jorge III, y ya madura cuando está desesperada porque sus muchos hijos no le dan nietos ni le aseguran el porvenir de la dinastía. Buena parte de la trama se sitúa en torno a la enfermedad de Jorge III, un trastorno mental grave de posible origen orgánico, porfiria o envenenamiento por arsénico se sitúan entre los posibles culpables, y que condicionó el matrimonio y el reinado. La cuestión está en que esta serie, de sólo seis episodios, me ha parecido mucho más interesante y menos placer culpable que el original del que deriva, con una trama bien hilvanada y con buenas interpretaciones, por encima de la serie principal. La considero muy visible. Salvo que seas un purista de la fidelidad a los hechos históricos, que hará que te retuerzas dolorosamente en el sillón mientras la contemplas… aunque ya digo que, en el ámbito en el que estamos, eso da igual.

Finalmente, Schmiggadoon!, la simpática comedia de situación musical de Apple TV, en la que una pareja resuelve sus problemas cuando se pierde y acaba llegando a lugares fantásticos inspirados por los musicales clásicos de Broadway. Si en la primera temporada salvaban su matrimonio cuando llegaban a Schmiggadoon, un trasunto de la mítica Brigadoon, en esta, Josh (Keegan-Michael Key) y Melissa (Cecily Strong) salen de su depresión por su incapacidad para concebir un hijo cuando buscando Schmiggadoon acaban llegando a Schmicago. Que sería el trasunto de Chicago, con insertos aquí y allí de Hair (hagamos un homenaje al recién fallecido Treat Williams, que interpretaba a un carismático personaje en aquella película de Milos Forman, que inspira alguno de los personajes de la segunda temporada de la serie que comentamos hoy). La serie sigue siendo simpática, pero en la segunda temporada pierde el efecto (agradable) sorpresa, y la trama no está tan conseguida y bien hilvanada como en la primera temporada. Desde mi punto de vista, pasa de ser muy interesante a normalita tirando a interesante. Aunque el público votante en IMDb parece pensar al contrario que yo, valorando más los episodios de esta segunda temporada que de la primera. Qué cosas.

[TV] Cosas de series; adolescente india egoísta y musical simpático

Televisión

Hoy quería sacar adelante una entrada televisiva, pero no ando con mucho tiempo disponible, así que iré rápido. Con dos series muy diferentes. Una segunda temporada que tenía un interés… relativo… por verla, y una miniserie musical que me había picado la curiosidad.

«Brigadoon», aunque tenía como protagonistas a unos neoyorquinos, transcurría en Escocia, no como Schmiggadoon… que debe estar en algún lugar de Nueva Inglaterra. Y de la costa oriental de Escocia proceden las fotos de hoy.

Never I ever… ha puesto en emisión hace pocos meses su segunda temporada. Recordemos que trata de una joven adolescente de origen indio en algún lugar de California, que perdió a su padre recientemente, y que tiene una gran follón montado en su vida, básicamente porque se mueve más por interés y egoísmo que por otros motivos. Lo que va a poner constantemente en riesgo su relación con sus amigos y con sus posibles intereses amorosos. He de decir un poco lo que ya me pareció en la primera temporada. Con interpretaciones razonablemente aceptables, y algunos momentos entretenidos, este dramedia con episodios de una media hora o así… entretiene,… pero a mí no me entusiasma. Di que para rellenar algunos huecos de las tardes de verano está bien.

Schmiggadoon!… está claro que con ese nombre homenajea uno de los musicales clásicos más simpáticos de la historia del cine, Brigadoon. Con un reparto que procede más de los musicales de Broadway o del Off-Broadway que de la televisión o el cine, afronta en seis simpáticos episodios de corta duración, la ruptura, nuevos escarceos amorosos y… no desvelaré el final… de una pareja de neoyorquinos que se pierden en un pueblo de Nueva Inglaterra fuera del tiempo y el espacio común, anclado en finales del siglo XIX o principios del XX. Como digo, es una serie simpática, que si se prefiere se puede ver de tirón como un largometraje, aunque tampoco tiene muchas pretensiones. Los intérpretes lo hacen bien y son competentes cantantes y bailarines. Y algo diverso, si te gusta el cine musical, es tratar de adivinar en qué musical se inspira cada uno de los números musicales de la serie. Algunos son muy evidentes, otros no tanto. Y ya está, que ya voy tarde.