He observado ciertas tendencias en la producción audiovisual japonesa. Hay muchas, muchas series, con frecuencia de animación, que son adaptaciones de una historieta, manga, previa. Y en ciertas ocasiones, con posterioridad, pasan a convertirse en serie de acción real. También sucede con algunos largometrajes. Hoy vamos a ver tres series japonesas que terminé de ver en las últimas semanas, y cómo se comportan dentro de esa tradición.

Alice in borderland es un manga publicado entre 2010 y 2015. En realidad, su título original, 今際の国のアリス [Imawa no kuni no Arisu], debería traducirse como Arisu del país del ahora. El apellido japonés Arisu, sería homófono al nombre femenino inglés Alice, más o menos. La cuestión es que el Arisu del manga es un tío de 20 años y no una niña de 10. Pero es innegable la inspiración en la obra de Lewis Carrol. Al menos, transcurre en un mundo extraño, hay naipes, y un sombrerero loco. El manga se convirtió hace unos años en serie de animación, de la que sólo sé que existe, y en este pasado 2020 en una serie de acción real emitida por Netflix. Tres jóvenes sin oficio ni beneficio, en el borde de la delincuencia, se ven transportados a una realidad alternativa donde están obligados a participar en una serie de juegos para no perder la vida. Cosa que también puede suceder dentro de los juegos. La premisa general de la serie, protagonizada por Yamazaki Kento como Arisu Ryohei y Tsuchiya Tao como Usagi Yuzuha, la habilidosa chica que acabará acompañándole en la peligrosa aventura, está bastante bien. Pero su realización presenta altibajos. Con momentos inspirados y otros que chirrían más. Lo que me pregunto es cómo han conseguido filmar en un Tokio absolutamente vacío. Manifiestamente mejorable, aunque me apuntaré a la segunda temporada cuando llegue.
Stein’s gate comenzó siendo una «novela visual»… es decir, un juego para ordenador o máquina recreativa interactivo, de 2009, que inmediatamente se adaptó al manga, el mismo año, y una serie de animación en 2011. De la misma se derivaron otras series y largometrajes. Lo que he visto en Netflix es una nueva serie, Steins:Gate 0, que es una secuela de la historia original estrenada en 2018. Me interesó porque incluía viajes en el tiempo y la gestión de las paradojas acompañantes… pero me ha costado mucho terminarla porque es un pastiche de estilos y géneros visuales que a veces se me hacía indigesto. Está muy bien valorada en IMDb, pero a mi me costaría recomendarla a alguien que no sea un auténtico otaku. Pero igual soy muy ingenuo al respecto sobre el nivel real de los otaku nipones.
Dororo [どろろ] es, originalmente, un manga muy antiguo. Publicado entre 1967 y 1969, ya tuvo una adaptación a la animación en aquel 1969. Posteriormente una versión en forma de largometraje de acción real en 2007, y ahora, pudiéndose ver en Amazon Prime Video, llega una actualización en forma de animación, estrenada en 2019. Hay que considerar que la animación de 1969 fue… en blanco y negro. La historia engrana muy bien con cierta tradición asiática, budista, cuyo referente principal es el clásico Viaje al Oeste. La historia es el relato de un viaje por el Japón del período Sengoku, en el que durante 100 años Japón estuvo en un estado de guerra civil constante con gran sufrimiento de la población civil. Un señor samurai, Daigo, hace un pacto con los demonios de un templo budista para la prosperidad de su territorio en medio de la inestabilidad global. Como consecuencia, su esposa da a luz a un niño sin órganos, que inexplicablemente vive, probablemente por la mediación de la «diosa de la Misericordia» a la que ruega la esposa [la imagen de la diosa tiene toda la pinta de ser la bodhisattva Kannon, muy venerado en Japón]. Evitada su muerte por la comadrona, es recogido y cuidado, y se le suministran prótesis que unida a su visión espiritual interior que le permite detectar a los demonios, se lanza en busca de estos para recuperar sus órganos y su humanidad. Y en estas se encontrar con «un niño», Dororo, que le acompañará y le ayudará en el viaje (en la película parece que es «un joven»). Está muy bien. La historia es muy interesante, la animación de buen nivel, y empatizas fácilmente con los personajes. Tras Cowboy Bebop y Samurai Champloo,… auténticos clásicos, uno de mis animes serializados favoritos. Muy recomendable. Muy al estilo «Don Quijote», Hyakkimaru sería el héroe en su búsqueda épica, y Dororo, sería el representante de las personas comunes, como Sancho, dentro de la aventura. Una fórmula clásica, que suele dar resultado.