Durante las navidades cambié mi sistema de comunicación de mis diversos dispositivos informáticos con la televisión. Cambién el Chromecast por un Apple TV. Y la verdad es que el cambio tiene efectos positivos y otros negativos. Entre los positivos, dos. La calidad de la imagen es superior, admite más plataformas que el anterior. O alguna muy significativa. Entre los negativos, dos. La interfaz de Apple TV es manifiestamente mejorable en algunas aplicaciones, más lenta de manejar y con menos posibilidades. Es muy claro con el caso de Youtube, donde es preferible verla desde la tableta o el teléfono. Y la segunda, que de vez en cuando se queda congelado y hay que reiniciar.
Como consecuencia de lo anterior, durante el mes de enero he seguido dos series niponas que se pueden encontrar en Amazon Prime Video. Una de ellas también está en Netflix. Esta plataforma no es compatible en estos momentos con el Chromecast. El caso es que han sido muy entretenidas.

Hoy el viaje a Japón es obligado. Y por ello he decidido reinterpretar en blanco y negro algunas de las fotografías de los templos y santuarios históricos de Nara, una ciudad donde se conjugan el pasado histórico y un presente tranquilo.
Samurai Champloo
Serie de animación japonesa del año 2004. Esta es la que podéis encontrar en diversas plataformas de contenidos.
Con esta serie nos vamos a los tiempos en los que se había establecido ya el shogunato Tokugawa, el principio del período Edo en Japón. El país tiene una cierta estabilidad, y los samurais tiene menos tarea. Y vagan por el país. En un pueblo cerca de Edo, la actual Tokio, una huérfana de 15 años Fuu, que sirve de camarera en una casa de té, salva de la ejecución a dos samuráis errantes, Jin y Mugen, cada uno con un pasado oscuro detrás. A cambio les pide que le ayuden a encontrar a «un samurai que huele a girasoles». Y este es el principio de un viaje, una odisea que les llevará desde Edo hasta Nagasaki en 26 capítulos.
He de decir que es de las mejores series de animación del País del Sol Naciente que he visto. Una mezcla de situaciones con una base histórica, aderezada con múltiples anacronismos. El hip hop, un barco de Estados Unidos donde se juega al beisbol cuando ni siquiera existía la noción de ese país, gafas de estilo hipster,… un sinnúmero. Que sin embargo no chirrían. Dan un tono distinto. Es un universo similar al histórico, pero no el mismo. Y de paso sirven para repartir un poco de estopa a unos y otros. Porque la serie es mucho más adulta de lo que parece, con temas sociales de fondo. Corrupción, prostitución, el papel de la mujere, el valor de las creencias, el derecho a redimirse de los pecados pasados,…
Todo ello mezclado con un notable sentido de la aventura, con una ternura que aporta siempre la joven Fuu, y con el viaje como metáfora del crecimiento y del cambio personal, mas importante que el llegar, que el destino. En algún sitio he visto alabanzas a la serie y quejas con su final… Es lo de menos. Es un final muy coherente. Auqnue no sea del gusto de quienes están habituados a finales cerrados, milimétricamente ejecutados. Muy recomendable.
Doctor X – Gekai Daimon Michiko [ドクターX〜外科医・大門未知子〜]
Esta serie me la encontré por casualidad. Cuando comprobé que Amazon Prime Video estaba disponible en Apple TV sin problemas, hice un repaso a su catálogo y me llamó la atención. Venía dentro del epígrafe «Dramas», de Japón, y tenía la pinta de ser una traslación al país oriental de los dramas médicos que mantienen desde hace década cierta popularidad en occidente. No esperaba gran cosa de esta serie… hasta que vi un par de episodios.
El planteamiento es el siguiente. En Japón, en el año en el que transcurre la acción, los grandes hospitales universitarios están en crisis, incluso perdiendo efectivos entre los cirujanos. Por ello surgen cirujanos autónomos, freelances, que son contratados para suplir carencias. Y Michiko Daimon (Ryôko Yonekura), representada por la agencia de Akira Kanbara (Ittoku Kishibe), antiguo cirujano, es uno de ellos. Y se niega ha hacer (itashimasen) cualquier tarea que no sea atender y operar pacientes, y nunca falla (watashi shippai sinai no de). Son las líneas de diálogo características.
Mi sensación es que iban a hacer un drama, pero se dieron cuenta de que funcionaba mejor como comedia. El resto del reparto, con excepción de la anestesista Hiromi Jonouchi (Yuki Uchida), son un montón de médicos que se caracterizan por ser más o menos corruptos, peseteros, pelotas de sus jefes, piensan poco, tienen unas habilidades limitadas… y en general resultan con el tiempo bastante tontos (baka – バカ). Todos odian a Daimon, «Demon» para algunos, le tienen envidia de sus capacidades, de su libertad, de su desparpajo,… y todos quieren que falle. Cosa que nunca sucede. A pesar de que los casos que le caen suelen ser de personas de relevancia social, famosas, poderosas, que ponen en riesgo el prestigio del hospital y que padecen enfermedades que en general consideraríamos incurables. Nunca falla.
La sanidad japonesa está bien considerada en el mundo, por lo que la serie en general la podemos considerar como una parodia monumental, sacando de quicio diversos defectos que eventualmente puedan darse, muchos de los cuales representan la propia sociedad patriarcal nipona. Todo ello sin hacer excesiva sangre. Ridiculiza, pero a un nivel amable. La sucesión de episodio es realmente repetitiva, y sabes en todo momento qué te puedes esperar. Pero es muy divertida, te echas alguna risa de vez en cuando. Es en definitiva un producto de entretenimiento básico, pero bien hecho. Y a mí, que comparto los estudios de medicina con los personajes, y algún conocimiento tengo del funcionamiento de un hospital, me ha divertido mucho.
No sé si es muy recomendable en general. Sólo está disponible en versión original, japonés, subtitulada en inglés. Pero yo me lo he pasado estupendamente. Tiene una derivada, Doctor Y, formada por episodios de quince minutos de duración, protagonizada por el Doctor Hideji Kaji (Masanobu Katsumura), uno de los habituales de la serie principal, que poco a poco va convirtiéndose en uno de los simpáticos. La miniserie está también muy divertida.