Esta es una entrada con pocas palabras y más imágenes que intenta trasladar las sensaciones que me ha provocado la exposición «Cine y emociones, un viaje a la infancia».
Lo que más lleva tiempo en la visita es contemplar las breves secuencias de emblemáticas películas de cinematografías de todo el mundo en las que los niños son protagonistas. Basadas en las emociones, muy al estilo Inside out. Película, que por estar dedicada especialmente a la mente infantil, tiene bastante presencia entre estas secuencias.
Pero también hay lugar para la añoranza, como esa guerre des boutons, que se podía ver en la televisión en blanco y negro, de la cual se han hecho después nuevas versiones que me he negado a ver. Será por aquella tremenda y aterradora amenaza que abría la posibilidad de que al prisionero de aquella particular guerra entre rapaces le «cortamos la pichina». Esto en el doblaje en castellano, desconozco lo que decían en el original en francés.
Y los ojos. Los ojos de esas niñas, sorprendidas, maravilladas, inquisitivas, temerosas,… Sea la de Scout (Mary Badham), la de Ana (Ana Torrent) o la de Ofelia (Ivana Baquero).
O los vestidos e instrumentos que nos trasladan a un mundo de princesas o de partidos de quidditch.
Y la animación,… tantas veces asociadas a la infancia,… tantas veces adulta, transmitiendo valores, fantasía… construyendo aquellos mundos que de otra forma no podrían ser. Que nos devuelve a la infancia, cuando soñar es algo del momento y no de la esperanza.