10 películas que todo fotógrafo debería ver

Cine, Fotografía
Parque grande, Zaragoza

Hace unos días, Michael Reichmann en su página sobre fotografía The luminous landscape, absoluta y totalmente recomendable, nos ofrecía la opinión de Greg Stott sobre las 10 películas de cine que ningún fotógrafo, profesional o aficionado, debería dejar de ver. Las películas están seleccionadas desde el punto de vista de las propuestas en materia de imagen e iluminación cuyos autores nos ofrecen. Tanto los directores de los filmes como los directores de fotografía.

En el mundo del blanco y negro, quizá encontremos a faltar algún título más, si bien el seleccionado, The Third Man es absolutamente paradigmático de lo que es una película monocroma bien fotografiada.

Del resto, en color, destaca la presencia de Vittorio Storaro como director de fotografía en dos de ellas, Il Conformista y The Last Emperor. Storaro es probablemente uno de mis directores de fotografía favoritos actuales, sino el que más me gusta. En España lo hemos podido disfrutar con cierta frecuencia, gracias a las espléndidas colaboraciones que realiza en las películas de Carlos Saura. Particularmente, nunca me canso de ver Tango, por la maravillosa iluminación que proporciona a los números musicales y a la polícula en general.

No voy a comentar todas las películas. Para eso os he puesto el enlace al artículo. Disfrutadlo como yo lo he disfrutado. Yo me conformo mientras tanto con los colores de finales del otoño en las hojas de los plátanos en los parques de Zaragoza.

También vuelvo hoy a aumentar el número de entradas en la página inicial. Parece que es lo que prefieren quienes se asoman a esta página de vez en cuando y no todos los días.

Nuevos colores del anochecer (y IV)

ciudad, Fotografía personal
Mercado Central, Zaragoza

Finalizo mi serie de instantáneas de Zaragoza al anochecer con una fotografía del Mercado Central, desde mi punto de vista uno de los edificios más interesantes que uno puede admirar paseando por el Casco Viejo de la ciudad. Sin embargo, aunque para algunos es un ejemplo interesante de arquitectura civil, durante mucho tiempo ha sido objeto de debate su existencia, al verlo como un obstáculo para la existencia de rápidas y amplias avenidas para que los omnipresentes coches, ruidosos y contaminantes, tengan prioridad sobre las personas en la ciudad. De momento se ha salvado. Espero que por mucho tiempo.

Nuevos colores del anochecer (I)

ciudad, Fotografía personal
Paseo de la Independencia, Zaragoza

Fue en febrero de este 2005 cuando comencé a tomarme en serio lo de llevar adelante una bitácora en la telaraña mundial. Este Cuaderno de Ruta que aquí podéis seguir. En aquellos momentos, todavía no tenía muy claro en cuál sería el estilo a seguir. Y entratanto, decidí publicar una serie de imágenes de Zaragoza al anochecer. En este tiempo la bitácora se ha asentado. Pero me ha parecido bien ofreceros una nueva serie sobre el mismo tema.

Y para empezar, un «mupi» que ya aparecía en la primera serie. Eso sí, ha cambiado. No sé si para bien. En aquella ocasión, nos ofrecía una imagen de Charlize Theron. Hoy es el «calvo» de la lotería. ¡Qué se le va a hacer!

Pequeña reestructuración en el Cuaderno de Ruta

mis páginas en internet
Arco del Deán. La Seo, Zaragoza.

Hoy he introducido pequeñas modificaciones «cosméticas» en el Cuaderno de Ruta. En lugar de aparecer las entradas correspondientes a siete días, aparecerán sólo las correspondientes al último día de actividad. De este modo, la página inicial tardará menos tiempo en cargarse. Si queréis repasar entradas anteriores, no olvidéis revisar las entradas anteriores en la columna lateral. Asimismo, la fotografía de la entrada aparecerá al principio de la misma.

Os recuerdo también que os podéis suscribir a las novedades mediante cualquier gestor de noticias RSS o Atom, siendo la dirección a introducir:

Ya me diréis si preferéis esta disposición o mejor la anterior.

La importancia de la fotografía en el cine

Cine, Fotografía

Comentaba en en mi entrada del lunes, 5 de diciembre, la importancia de la fotografía en la película de Fernando Meirelles, The Constant Gardener.

En general, cuando el público comenta lo buena que es la fotografía de una película, he observado que preferentemente se refiere a aquellas películas en las que hay estupendos paisajes, con estéticos encuadres; muchas veces se trata de películas que transcurren como una serie de postales, una tras otra.

Sin embargo, la importancia del director de fotografía en la película es otra. La etimología de la palabra fotografía es «pintar con luz». Y esa es exactamente la labor del director de fotografía en el cine, proponer la combinación de luces que mejor se ajusta a los deseos del director del filme para alcanzar el propósito buscado. El dominio técnico y artístico de la iluminación. De hecho, en otros tiempos al director de fotografía se le ha denominado el iluminador de la película. En el cine, corresponde al director de la película el decidir cual es el mejor encuadre o cómo han de discurrir los planos. Los matices que se alcanzan en dichos planos, mediante el adecuado uso de la luz es la responsabilidad del director de fotografía.

En la película que comentaba el lunes, los distintos ambientes del filme son acentuados por el uso de la iluminación. Cuando digo que me gusta la fotografía de The Constant Gardener no se debe a los áridos y bellos paisajes del Lago Turkana, de la sabana africana o del desierto sudanés. No. Se debe a que se nos transmite algo cuando las escenas en los suburbios africanos estan llenas de ricos y constrastados colores cálidos, la metrópoli londinesa y en general el ambiente de los occidentales es frío y mórbido, y las escenas íntimas entre la pareja protagonista son cálidas y suaves. Mediante la iluminación, se nos transmite también una sensación y un sentimiento.

Por supuesto, la iluminación por sí sola no basta. Ha de haber un adecuado montaje, una selección de planos y secuencias, y sobre todo, una historia. Pero qué importante es la luz en nuestras historias… o en la vida.

Siguiendo con mis paseos con mi D60, me he permitido componer un pequeño panorama de la Cartuja de Aula Dei desde la carretera de Zaragoza a San Mateo de Gállego.

Actualización de "Trenes de ayer y de hoy"

Cine, ferrocarril, mis páginas en internet

Hacía tiempo que no actualizaba mi página en la telaraña mundial sobre ferrocarriles, Trenes de ayer y de hoy. Supongo que con el tiempo, la actualización diaria de este Cuaderno de ruta, así como el mayor interés por mi página de fotografía y viajes, han hecho que los ferrocarriles hayan pasado a segundo plano.

No obstante, y puesto que ayer me zampé en la tele del satélite tres horas de «peliculón» como los de antes, ahí va una reseñita sobre Doctor Zhivago. De amor y de sombras en los tiempos de la revolución soviética. Y con muchos trenes. Y todos ellos españoles.


Que nadie se engañe. En el año 65, los soviéticos no hubieran permitido rodar esta película en los Urales. Así que Soria y la sierras ibéricas hubieron de tomar su lugar. Buena parte de la película se rodó al otro lado de este nevado Moncayo que aquí podemos ver desde los alrededores de San Mateo de Gállego.

El jardinero fiel (The Constant Gardener)

Cine

Fernando Meirelles, brasileño, saltó a la fama internacional tras rodar la socialmente comprometida Cidade de Deus. En esta ocasión, con El jardinero fiel entra en la adaptación al cine de una novela del escritor de best-sellers John Le Carré. Ahora bien; sin olvidar el compromiso social.

Protagonizada brillantemente por Ralph Fiennes y Rachel Weisz, muy sólidos y creibles, que se acompañan por buenos secundarios entre los que destacaremos principalmente a Danny Huston, Bill Nighy, Archie Panjabi, Pete Postlethwaite y otros muchos. Como buen producto británico, independientemente del origen del director, las actuaciones son sobrias pero consistentes y convincentes.

El argumento, en cuanto novela de intriga, es habitual en el género de los best-sellers. Una activista social se enfrenta contra una multinacional farmacéutica al descubrir las oscuras y poco éticas actividades que la tal multinacional desarrolla en África. Como consecuencia de ello, será asesinada. El marido, un diplomático hasta ese momento poco interesado por el activismo social y muy interesado por la jardinería, decide continuar la investigación de su esposa, entrando en el clásico devenir de viajes por el mundo, amenazas, y aventuras diversas. Hasta aquí podría ser un historia banal al uso del cine comercial.

La novedad viene de las intensas imágenes que nos muestra el director sobre la pobreza en el continente africano, las diferencias entre los blancos y los negros (muy notable el plano-secuencia que nos lleva desde un campo de golf para pijos europeos en Nairobi hasta las chabolas vecinas, en medio de una escombrera), la falta de ética de las empresas y los gobiernos occidentales, la crueldad de las guerras larvadas en el Continente Africano, y un largo etcétera, apoyado por una realización atrevida, dinámica y muy bien apoyada por una fotografía que merecerá algún comentario extra en mi Cuaderno de ruta.

En general, la película es muy interesante y merece la pena verse. Las principales pegas hay que buscarlas en su excesiva duración, para la que la historia de intriga no es justificación suficienciente. Sólo se explica por el interés del director en mostrarnos una diversidad de situaciones de injusticia, que tienen el efecto negativo de no centrar la denuncia en nada en concreto que el espectador pueda llevarse a su casa como conclusión final. Son muchas las razones por las que debemos denunciar la situación en el Mundo pobre, y todas ellas causas justas; pero quizá sea más conveniente narrativamente hablando de centrarse, para mayor provecho cinematográfico. De todas formas, le coloco un siete (Dirección: 7; interpretación: 8).

En mis paseos con mi «nueva» D60, llegué el domingo hasta el mercadillo de antigüedades, o más bien de cosas viejas, de la Plaza San Bruno. Una buena animación y ambientillo multicultural.

El contraste del "arte" callejero

ciudad, sociedad

Como un españolito más, aprovecho la estúpida forma de planificar los días festivos de este país, que lleva a que la jornada laboral de esta semana parece que tenga hipo, para coger unos días de fiesta que me quedan y evitar caer en una neurosis profunda al no saber nunca si me toca trabajar o no. Y aunque en esta ocasión «no me toca» salir de Zaragoza, sí que quiero aprovechar para salir a pasear con mi flamante nueva cámara de segunda mano.

Recorriendo el Casco Viejo, en la Calle Estébanes, alrededores del Tubo, encuentro algunas muestras de «arte» callejero. Entrecomillo lo de «arte». A no todo el mundo le gusta que haya gente que pille la brocha o el aerosol* de pintura y «adorne» la ciudad. Pero yo pienso que como todo,… depende de cómo y dónde.

En este caso, creo que no vienen mal estas muestras de arte efímero. En las paredes que rodean un solar, encontramos varios murales pintados. Y en ellos sorprendentes contrastes entre lo que unos y otros buscan representar. Y así, un San Jorge lleno de colorido, armado de un rodillo de pintar con mango largo, patea al dragón que supongo representará a quienes no guste estas maifestaciones. Justa a su lado, el artista nos ofrece una visión llena de desesperación y de tonos apagados.

Curioso. Creo que de vez en cuando merece la pena fijarse en estas formas de arte ciudadano**.

PS: * Nota lingüística: Casi todo el mundo llama sprays a los botes de pintura de los que esta sale a presión impulsada por un gas que ejerce como propelente. Y así iba a denominarlos yo. Normalmente lo hubiese hecho así, y ya está. Pero de repente he sentido como si algún demonio lingüístico me pinchara en el culo con su tridente afilado, y me ha entrado la duda sobre si esta palabrita estaba en nuestro diccionario. Pues no. Hay que poner aerosol. Así que ante la duda… todos a mirar al diccionario de la RAE. ** Por si alguien se enfada, no estoy de acuerdo en que se pinte indiscriminadamente la ciudad por cualquiera con un aerosol de pintura. Pero, aprovechemos las situaciones transitorias para dar un poco de color a nuestras calles. O encaucemos las ganas creativas de la gente de algún modo… No sé… No manchar, pero no coartar.

Naturaleza ciudadana… y maltratada

ciudad, sociedad

Paseando por la ciudad es posible encontrar elementos de la naturaleza que se infiltran en el artificio urbano. Entre la vida que se empeña encontrar su camino a orillas del Canal Imperial de Aragón en Zaragoza, encontramos suficientes motivos que pueden llamar la atención del fotógrafo que pasea por sus orillas.

Sin embargo, los ciudadanos no siempre valoran las bondades de tener un medio natural al alcance de la mano, sin salir de la ciudad. Y uno se pregunta de qué serán las ruedas herrumbrosas que asuman en el agua ante la indiferencia de los patos que nadan a su alrededor.

Cambrigde in Colour – Digital Photography Tutorials

Fotografía

Si algo tiene la fotografía en su formato digital, es que progresivamente, y pesar de sus precios elevados respecto a la tradicional fotoquímica, se ha ido democratizando y extendiendo en la sociedad. También ha sido importante en su desarrollo y extensión, la democratización de los ordenadores y del acceso a internet.

Una de las consecuencias de este hecho es que cualquiera podemos colocar nuestras fotos y nuestras opiniones en la telaraña mundial. Ya se sabe. Las opiniones son como los culos. Todos tenemos una. Pero en lo que se refiere a conocimientos técnicos, a rigor en los conceptos, a lugares donde el fotógrafo aficionado pueda afianzar sus saberes y aumentarlos… ahí hay que andarse con cuidado.

Una de las páginas que me gustan es la que mantiene Sean McHugh, Cambridge in colour. Y especialmente, por su rigor y su valor formativo e informativo, su tutoriales. No dudéis en hacerle una visita si os interesa el tema… y os defendéis razonablemente bien en inglés. La presentación esta muy cuidada y muy currada. Y se pueden extraer consecuencias prácticas para el fotógrafo que usa soporte digital. Recientemente he leído el tutorial sobre la difracción y su influencia en la fotografía digital en función del tamaño del captador… de lo más interesante e instructivo. Nunca volveré a pasar de f/4 o f/5,6 con mi G6.

Hoy sigo haciéndome amigo de mi nueva EOS D60. Aunque como la disposición de sus controles es absolutamente similar a mi vieja EOS 100, la mayor parte del camino está hecho. Por lo que el paseo matutino en una soleada mañana de otoño ha sido muy agradable.