No había comentado, pero este domingo pasado me pasé por el Centro de Historias de Zaragoza, para ver qué había de nuevo. Y encontré dos exposiciones nuevas.
La primera, Zaragoza desaparecida, está dedicada al ocio de los zaragozanos en la posguerra española y hasta la transición. Los tranvías, los cafés, los night-clubs, las vedettes, los cines,… de todo un poco, y todo con mucha nostalgia. Curiosa, más que otra cosa, la exposición.

Y los viejos taxímetros, que de niño también, en las contadas ocasiones en las que cogíamos uno de estos vehículos, miraba fijamente viendo pasar los números hipnóticamente.

En los tiempos de las “vedettes” de los “cabaretes”, los cánones de belleza corporal femenina no eran exactamente igual que en la actualidad. Gustaban más redonditas.
La otra exposición que era nueva para mí era Para Bamila Josaunse, que es un anagrama de Un paisaje en la sombra. Según la propia reseña oficial de la exposición, es un proyecto que se enmarca en la temática del territorio, la identidad y el paisaje, como constructor y alteración de nuestro entorno. Incluye distintas disciplinas artísticas; pintura, dibujo, fotografía, vídeo, instalaciones,…
No sé. Me dejó un poco frío.