Sigo teniendo acumuladas unas cuantas series vistas y no comentadas. Vamos a ver si acortamos esa lista. De momento diré que comprobé hace unos días que estaban disponible en Netflix tres temporadas de Riverdale, la de Archie y sus amigos en versión dramática, y cuya primera temporada vi en viajes, porque en España no estuvo disponible en su momento. Pertenece al mismo universo que Sabrina, y en su momento dije que no me acababa de convencer. Me llevé algunos episodios descargados en mis vacaciones,… y confirmo que es mala, mal interpretada y con unas historias bastante estúpidas y unos personajes bastante absurdos. Fuera. No me volveré a dar mal con ella. Así que vamos con cosas más interesantes. Iremos de peor a mejor.

Un infierno parece el pueblo ficticio de Monteperdido, situado en los Pirineos aragoneses, en una serie, La caza – Monteperdido, rodada en Benasque y otros emplazamientos de esa región montañosa. Drama policial, con guardia civiles investigando secuestros de niñas en una comunidad rural cerrada y con aparentes secretos (toma oximoron). He aguantado hasta el final por la curiosidad de ver en pantalla paisajes que me son queridos y familiares… pero en realidad la serie es un infierno… por mala. Tiene una duración excesiva para lo que la trama da de sí. De la excesiva duración de los episodios individuales en las televisiones española ya no voy a insistir… desconozco el motivo, pero es claramente innecesaria. Pero es que además tiene unos personajes mal desarrollados, escasamente empáticos y, por si faltaba poco, mal interpretados. Y la gente me mira raro porque veo series coreanas. Son regulares… pero mucho más entretenidas y mejores que este dramón excesivo. No ver, salvo masoquismos localistas como el mío.

Lucifer fue una serie que me gustó bastante en sus primeras dos temporadas. Pero fueron temporadas de no demasiados capítulos. Cuando anunciaron que la tercera iba a ser larga, me dio pereza y no la vi. Hace unos meses anunciaron su cancelación. Y a continuación, que Netflix la recuperada en una temporada cortita. Así que, con tiempo, fui viendo la tercera temporada, también en la cadena de vídeo bajo demanda, para ver la cuarta en su estreno. Lo cierto es que las dos primeras temporadas tenían unas virtudes importantes; la serie no se tomaba demasiado en serio a sí misma, el procedimental policíaco combinaba bien con la picardía del diablo protagonista, la química y la tensión sexual no resuelta de los protagonistas funcionaba, y te lo pasabas bien. He de decir que las dos últimas temporadas bajan de nivel. Empieza a tomarse demasiado en serio las tramas, los arcos argumentales se hacen más largos y pesados, en un momento dado la química entre los protagonistas se pierde, y pierde frescura en general. No está mal, se deja ver, pero yo no haría muchos esfuerzos en recuperarla más allá de esa cuarta temporada que ha permitido un cierre de la serie más o menos digno.

State of the Union es una pequeña joya de HBO. Me la encontré cuando me di de alta en el mes de prueba de esta cadena para los episodios finales de Game of Thrones. Y me la vi en un pispás. Diez episodios de diez minutos de duración cada uno, con Rosamund Pike y Chris O’Dowd en estado de gracia absoluta como una pareja de casados, ella cerca de los 40, él un poco más allá de los 40, que está en crisis por la infidelidad de ella debida al… aburrimiento. En cada capítulo los vemos durante diez minutos mientras se toman en un pub una pinta de cerveza, él, y una copa de vino blanco, ella, antes de entrar a la sesión semanal con la terapeuta de pareja. Diálogos agudos, chispeantes, que alternan entre la comedia y el drama, pero muy serios en su contenido, con cargas de profundidad contra las convenciones de la institución matrimonial, pero sin hacer excesiva sangre nunca. Sin maniqueísmos, con simpatía hacia las personas y sus debilidades. Excelente química entre la bella esposa y el desastrado marido, y excelente trabajo de los guionistas con unos diálogos que tienen desperdicio, especialmente gracias a la interpretación y al lenguaje corporal que añaden los protagonista. Televisión con mayúsculas en formato pequeño. Total y absolutamente recomendable.
