[TV] Cosas de series; ligereza asiática, mejor… o peor

Televisión

Quien esté más familiarizado con este Cuaderno de ruta ya lo sabe. De vez en cuando, con demasiada frecuencia, caigo en los placeres culpables de las teleseries asiáticas, fenómeno que llevo sufriendo desde el auge de las plataformas de vídeo bajo demanda, especialmente Netflix, que dispone en su catálogo de abundancia de series del Asia más oriental. Vamos con algunas de los últimos tiempos, en las que hay de todo.

Para ilustrar la entrada, nos iremos a Taiwán, nacionalidad de una de las series, a las animadas orillas del estanque del Loto en el distrito de Zuoying en Kaohsiung.

The Ghost Bride [彼岸之嫁, es multilingüe, con personajes que hablan mandarín, cantonés y malayo] es una producción de taiwanesa de Netflix que… me ha resultado simpática. Ambientada entre la colonia de chinos de Malaca en Malasia, a finales del siglo XIX, es una «dramedia» romántica de carácter fantástica basada en una novela de un autor moderno, a propósito de una costumbre de algunas culturas asiática, las llamadas «novias fantasma«. Sin ser gran cosa, la serie tiene una ventaja indudable. Y es que algunos de sus protagonistas principales tienen un razonable carisma e interpretaciones también razonables. Y resulta entretenida en su conjunto. Comparada con series de otras nacionalidades, tiene un aire y una calidad general que la sitúan en lo anecdótico, pero con cierta dignidad. Quizá muy dirigido a un sector demográfico muy específico de su región geográfica de origen.

Sin embargo, la serie surcoreana que se presenta en Netflix con el título en inglés Under the black moonlight [Geomeun Dalbich Araeseo (검은 달빛 아래서)] es bastante infumable. Es una miniserie de dos episodios de algo más de 40 minutos de duración, se puede ver como un largometraje, que reune a un grupo de jóvenes universitarios en una trama que oscila entre el crimen y el terror,… pero mal. Es la segunda serie de estas características de duración que veo en la cadena de vídeo bajo demanda, y las dos han sido malas. A evitar. Indudablemente.

Y entramos ahora en The Legend of the galactic heroes: Die Neue These Seiran [銀河英雄伝説 DIEディNEUEノイエTHESEテーゼGinga Eiyū Densetsu: Di Noie Tēze], una serie de animación japonesa, una aventura espacial, nueva versión de otra serie emitida entre 1988 y 1997, que tuvo nada menos que 110 episodios divididos en cuatro temporadas. La cosa va de un futuro en el que la especie humana ha colonizado la galaxia y, tras un periodo de unidad, se divide en dos grandes bloques, uno imperial, inspirado por la estética del Reich alemán de finales del siglo XIX hasta la Primera Guerra Mundial, y otro de «planetas libres», inspirado por la estética de los países aliados en la Segunda Guerra Mundial. El primero es una dictadura, el segundo una democracia. Hay un tercer estado del que sabemos poco todavía. Y ambas potencias libran una lucha sin fin cuando llegan a sus flotas interesterales nuevos comandantes jóvenes, más osados y atrevidos. La serie es entretenida, sin duda, pero es rara. Creo que los japoneses llevan un lío mental tremendo con una serie de cuestiones sobre la historia y tradiciones de occidente que se refleja en esta serie. De forma que, en ocasiones, esa inspiración en las potencias occidentales del pasado, roza el ridículo. También son raras las batallas espaciales… a base de enoooooooooormes flotas de naves espaciales que se disparan unas a otras puestas de frente. Algo muy absurdo, si uno lo piensa bien. Pero bueno… es entretenida. Y algunos de los personajes son simpáticos. Yo me he entretenido, en medio de los «¡manda güevos!» espontáneos que de vez en cuando me surgían con los erráticos conceptos de los nipones sobre occidente. Que supongo que será el equivalente a los erráticos conceptos de occidente sobre las culturas asiáticas. El desfile de nombres germánicos a cual más sonoro y rimbombante es como mear y no echar gota.