[TV] Cosas de series; de sexo y de Perry Mason

Televisión

Yo no recuerdo a Perry Mason. Recuerdo a Ironside, pero no a Perry Mason. Cuando lo echaron por la televisión española, en blanco y negro, y que no siempre sintonizaba bien, yo debía ser demasiado pequeñito. Al de la silla de ruedas, sí. Si los mezclo, se debe a una cosa. A mi madre le gustaba ver Ironside, empezó a verse en España cuando yo tenía cuatro años, porque era el mismo que Perry Mason, que se emitió en España por primera vez hasta antes de cumplir yo los cuatro años. Esto explica mis recuerdos de uno y mi ausencia de recuerdos del otro.

Ya que hay una serie danesa, nos daremos una vuelta por Copenhague. No me importaría darme un paseo por la capital danesa. Especialmente por algunos de sus parques y museos. Pero no sé que tal está la cosa. Igual miro a ver.

Pero Perry Mason ha vuelto. En HBO. En los años 60, los abogados y los detectives americanos de televisión eran impecables. Perfectos. No se despeinaban ni para sacudir al villano. Como los médicos, que también eran impecables. Era una época de héroes inmaculados, «como dios manda». La versión norteamericana del héroe de la época; como la triste España de Franco tenía su propia versión en forma de tebeos de Roberto Alzázar y Pedrín. Nunca me compraron en casa estos tebeos. Pero los leía en casa de mi primo Alfonso. Pero en esta época de pandemias, falsas verdades, presidentes canallas y héroes de pacotilla, Perry Mason (Matthew Rhys) no es perfecto. Es borrachín. Está separado de su mujer y no siempre cumple con sus deberes como padre. Pendenciero y mal hablado, reparte bofetadas y le dan unas cuantas. Menos mal que ahí está Della Street (Juliet Rylance) para meterle en vereda. Claro que, en los años sesenta, Della Street nunca hubiera sido lesbiana. Ni Perry Mason hubiera acabado teniendo como ayudante a un investigador privado afroamericano. Pero en esencia, de eso va la primera temporada de la nueva versión de Mason. De cómo este se transforma de ser un investigador de mala muerte a un abogado defensor de las causas perdidas. Y no está nada mal. Nada mal. Sobretodo porque el reparto es muy bueno, con Rhys a la cabeza, y salvan hasta las eventuales debilidades del guion. Que alguna hay. No muchas, pero alguna. No he llegado a entender en ningún momento cuándo narices ha estudiado derecho el protagonista. Aunque aprueba el examen para el ejercicio como abogado.

Sex es una serie danesa. Y sí. Hay alguna escena que otra de sexo y algún que otro desnudo. Pero realmente, este serie de seis episodios que no llegan cada uno a la media hora no va realmente de sexo. Sí, pero no. Es de una chica joven de 22 años (Asta Kamma August) que vive con su novio. Y con buen rollo, pero, de un tiempo a esta parte, con poco rollo. Los conocemos cuando consuelan a una amiga de su reciente ruptura. Pero entre el poco rollo, y los tejos que le tira otra joven a la protagonista, esta se hace un lío… y se le lía la vida. También nos presentan una Dinamarca estupenda, con diversidad racial y sexual y todas esas cosas. Como si no supiéramos que los daneses, como buen pueblo germánico, tira más bien a racista. Como el resto de la humanidad, ya puestos. No está mal. Tiene sus cosas. Y se ve pronto. Lo puedes hacer en Filmin.