[Fotos] Paseo fotográfrico en el infrarrojo, esta vez, con película en correcto estado

Fotografía

Cargué hace unos días un rollo de película en blanco y negro con sensibilidad extendida al infrarrojo en una de mis cámaras de formato medio, con el filtro adecuado, y me di un paseo que, fotográficamente, prometía. Pero tras el revelado, la emulsión de los negativos ha aparecido dañada. No tengo claro el motivo. Lo explicé en Graves daños en fotografías en el infrarrojo – Fujifilm GS645S + Hoya IR72 + Rollei Superpan 200 Pro.

El sábado pasado repetí el paseo y la intención fotográfica, pero con un rollo nuevo, y cuidado especialmente el procesado para no meter la pata. Evitando errores. Y el resultado ha sido prácticamente óptimo. En esta ocasión lo cuento en Fotografías en el infrarrojo, sin problemas esta vez – Fujifilm GS645S + Hoya IR72 + Rollei Superpan 200 Pro.

[Cine en TV] Mi particular ciclo de cine asiático – 1ª parte, creo

Cine

No sé si lo he comentado ya. Desde hace unas semanas, estoy suscrito a la opción base de Filmin. Las cuentas estaban claras. Seguimos sin poder ir a las salas de cine en condiciones. Desde marzo. En la búsqueda de cine de estreno que ver en casa, de vez en cuando recalo en esta plataforma de cine y series. No es necesario suscribirse. Puedes alquilar por película. Pero prácticamente, con dos películas al mes, amortizas la suscripción base. Dado el «ahorro» en cine en pantalla grande. Pues a ello.

Hay quien dice, jugando a emular a Pero Grullo, que la principal causa de divorcio en occidente es el matrimonio. Parece que en Japón, también.

Tras ver hace unos días la última película de Hamaguchi Ryūsuke, que me gustó bastante y, sobre todo, fue creciendo en el recuerdo como una película realmente muy buena, hice un repaso del abundante cine asiático que se puede encontrar en la plataforma. Y tengo seleccionadas guardadas películas como para hacer varios miniciclos de fin de semana de películas japonesas, chinas y coreanas. Vamos con una primera tanda. Podría incluir estas películas dentro de mi base de datos de «estrenos», puesto que en lo que a mí se me alcanza no han sido estrenadas en salas de cine. Pero como ya llevan un tiempo en la plataforma, no las voy a considerar como tales.

Me llamó la atención la sinopsis de una película de Iwai Shunji (ya me había gustado algo de él bastante). Dos de ellas en realidad. Hana to Arisu [花とアリス, se suele occidentalizar como Hana & Alice] nació como una serie de cortos y anuncios comerciales para conmemorar la comercialización en Japón de un conocido dulce de galleta y chocolate presente en todo el mundo. Os pongo uno…

El caso es que a partir de ahí surge una comedia romántica adolescente, que me parece distinta de lo que habitualmente se ve, en la que lo fundamental es el desarrollo personal de las dos protagonistas Arai Hana (Suzuki Anne) y Arisugawa «Alice» Setsuko (Aoi Yū). El macguffin de la película es que, cuando todavía van al último curso de secundaria, Hana se cuela por un alumno de instituto con el que se cruzan a veces en el tren. Y al año siguiente caerán ambas en el mismo instituto que el chaval, y acabarán montando un enredo con triángulo con dos hipotenusas para el mismo cateto. Ya digo, que eso es el macguffin, que lo importante es el crecimiento de las dos chicas y su relación con el entorno… compleja. Tiene momentos de gran sensibilidad y belleza, y otros de humor y enredo. Y tiene algún personaje secundario que merecería una historia para sí solos. La película es de 2004.

En 2015, el mismo director juntó al reparto, ya muy creciditas para hacer los mismos papeles, pero hicieron una precuela en forma de animación con la técnica de rotoscopia. Una técnica que no es mi favorita, y de hecho esta película tampoco la convierte en ello, pero nos cuenta una historia simpática, sobre cómo se conocieron las dos jóvenes en un «misterio» detectivesco, con posibles influjos «sobrenaturales» y con una resolución de lo más natural y terrena. Pero entretiene y está bien. Recomendable para público joven, contando con los adultos pueden estar presentes en la visualización, entretenidos y sin arrepentirse.

Mucho más calado y fondo ha supuesto ver la película anterior de Hamaguchi Ryūsuke. Un leviatán cinematográfico, titulado Happī Awā [ハッピーアワー, Happy Hour] Y le llamo leviatán por su duración oficial de 5 horas y 17 minutos. La película recibió premios de cierto prestigio en una diversidad de festivales. Pero obviamente, con esa duración, y con el tipo de película que es, ahora lo explico, es difícil que tenga una trayectoria comercial significativa o llamativa. Además de en Japón, se ha estrenado comercialmente en Francia y Portugal, pero en tres partes, con los títulos Sense 1 & 2, Sense 3 & 4 y Sense 5.

La película surgió durante unos talleres de interpretación e improvisación para actores y actrices no profesionales en un centro cultural de Kobe, ciudad en la que trasncurre la acción. Y con cuatro actrices no profesionales como protagonistas, y con probablemente su ración de improvisación en los diálogos, se lanza a un análisis minuciosos y pormenorizado de la condición de la mujer japonesa, representadas por estas cuatro mujeres de clase media de 37 años, y sus problemas de relación, laborales y familiares. En Filmin esta dividida también en tres partes. La primera sirve como primer acto. Con un taller de conocimiento personal que organiza una de ellas y al que asisten las otras tres como pivote, sirve para presentarnos a las tres mujeres y sus entornos, en los que podemos intuir problemas. La segunda, segundo acto, con un juicio por divorcio como elemento desencadenante, obviamente la situación es mala para las mujeres en estos temas en Japón, van estallando poco a poco los auténtico problemas y desafíos a los que se enfrentan estas cuatro mujeres. El tercer acto, la tercera parte, con una lectura literaria como desencadenante, y con la ausencia de la protagonista que intenta divorciarse en contra de su marido y del sistema legal-judicial del país, los conflictos de las otras tres mujeres les estallarán en las manos, y todas ellas tendrán que tomar decisiones trascendentes para su vida.

Pareciera que con esa duración, con un ritmo pausado, con un desarrollo minucioso y detallado de muchas secuencias, la película puede hacerse pesada. Pero de hecho, atrapa. Y aun te atrapa más en cuanto que el recuerdo de la misma, el poso que deja, hace aumentar la valoración sobre la misma. Al mismo tiempo que nos presenta algunos de los problemas importantes que arrastra la sociedad y la cultura japonesa, tan brillante y llamativa en algunos aspectos, pero tan preocupante en otros. Siempre me ha despertado esos sentimientos contradictorios. Lo he dicho muchas veces, me interesa mucho la cultura del País del Sol Naciente. Pero no soy «nipónfilo» o «japonófilo» o como se diga. En cualquier caso, me ha parecido una película de nivel impresionante, prácticamente en las cinco estrellas si la incluyese en mi base de datos de estrenos.

[Fotos] Cianotipias: esta primavera-verano se lleva el azul prusia

Fotografía

La cianotipia es un proceso alternativo de fotografía, inventado allá por el siglo XIX, utilizado en un principio para catalogar plantas, muy usado en un momento dado para reproducir planos de ingeniería, y que permite unas posibilidades creativas muy amplias.

Durante esta primavera y verano he ido realizando unas cuantas a partir de internegativos digitales de fotografías originales principalmente analógicas, aunque también hay alguna digital. Y entre las analógicas, hay algún original estenopeico o expuesto en el espectro del infrarrojo. De lo más variado. Los detalles técnicos en Cianotipias en 20 x 25 a partir de internegativo digital.

[Libro] Tantos días felices – Laurie Colwin

Literatura

En las últimas semanas he recuperado, hasta cierto punto, no es lo que yo acostumbraba, el ritmo de lectura. Cuando llegó el 30 de junio, Goodreads me recordó que estaba un libro por debajo de mi compromiso de leer al menos 40 libros en 2020. O sea, a mitad de año, llevaba 19 libros leídos. Ahora ya me dice que estoy dos libros por encima de lo previsto… Pero a costa de seleccionar lecturas ágiles, de pocas páginas, y que no me atasquen porque su tema o naturaleza hagan que mi cabeza divague. Ahora, por ejemplo, estoy con una novela de Pierre Lemaitre, que normalmente hubiera devorado, pero con la que me atasqué el viernes, por lo que en el fin de semana he leído otra cosa. Ya he vuelto a la momentáneamente interrumpida.

El Nueva York más amable, intelectual y feliz… probablemente irreal, o casi.

Pero lo de hoy, fue una felicidad, como su título de lectura. No conocía yo a la autora. El libro lo compré en las ofertas diarias de mi tienda habitual de libros electrónicos por un precio muy muy razonable a principios de mayo. Y lo dejé ahí para cuando encontrara un hueco. Laurie Colwin fue una escritora malograda por una muerte prematura, con sólo 48 años. Y como tal cosa sucedió hace ya casi treinta años, ha quedado un tanto olvidada fuera de su país natal, Estados Unidos, donde tampoco es una escritora de actualidad. Sin embargo, todo indicaba que sus novelas eran interesantes y me animé. Rescatadas para su tradición al español por Libros del Asteroide, que siempre acogen autores menos conocidos pero interesantes.

Ciertamente, Colwin tiene una escritura amable. Con el Nueva York de los años 70 como escenario, la novela se publicó en 1978, nos presenta las historias y las relaciones, de dos buenos amigos, que se acercan a los 30 años, y que viven sin muchos problemas por tener sus familias una sobrada suficiencia económica y dedicarse ellos mismos a empleos intelectualmente estimulantes y bien remunerados, tras su paso por buenas universidades. Y en estas están cuando conocen cada uno por separado dos mujeres con las que iniciarán relaciones. El libro es el relato de cómo estas relaciones comienzan y se desarrollan en sus primeros tiempos, hasta que alcanzan un cierto grado de estabilidad.

Ciertamente, quien busque profundidad en el análisis de las relaciones sociales, en la complejidad de las relaciones humanas y otras cuestiones parecidas, este no es el tipo de libro. Hay algo de ello, pero desde un punto de vista muy optimista, con «buen rollo». El diseño de caracteres sigue una dirección clara. Dos hombres inteligentes, con una vida fácil, que viven sin preocupaciones, por lo que se comportan de una forma más bien simple. Casi infantil a veces. El problema de uno es que le da demasiadas vueltas a los problemas que no son problemas; el del otro, que está acostumbrado a relaciones muy superficiales con mujeres con las cuales no ha lugar a compromiso de futuro alguno. Y encuentran dos mujeres que cuestionan sus posiciones. Una es directa, franca, dirigida a la acción y a su independencia personal. La otra, procede de una familia judía, y lleva consigo el fatalismo de que «tarde o temprano llegarán los cosacos» y todo se estropeará, y que el hombre del que se enamora… es un idiota. O eso dice ella.

Lectura amable. A veces me recordaba a las historias de Jardiel Poncela, con sus personajes despreocupados y alegres ante los enredos de la vida. Aunque obviamente, formalmente, y culturalmente, están en otro universo. A mí me ha resultado muy entretenida, me ha puesto de buen humor… y se notó porque la leí en pocos días.

[TV] Cosas de series; mujeres «asesinas» y trenes postapocalíticos

Televisión

En la colaboración que llevamos adelante con nuestros amigos con hija preadolescente para localizar las mejores series de animación, especialmente japonesa, me topo con un extraño producto, Happy Sugar Life, que me deja anonadado. Con estética muy sweet y kawaii (かわいい), me enfrento, porque soy incapaz de dejar de ver los 12 episodios en Amazon Prime Video, con un extraña serie que en el fondo es una historia de terror motivada por relaciones enfermizas. Maltrato infantil, violencia de género, abuso de menores, asesinatos, abusos en el medio laboral, sociópatas de la violencia, tanto infligida como sufrida,… disfrazados de historia de amor inocente entre una adolescente de 17 años y una niña de 7. O así. Todavía no he salido de mi asombro. Algo extraño pasa con la mentalidad de los nipones para que surjan historias como estas. Pero vamos a lo «más normal».

Trenes de todo tipo para ilustrar esta entrada, claro. Ninguno tan gélido y cruel como el «Rompenieves».

En HBO nos han ofrecido una extremadamente entretenida comedia bajo la forma de Why women kill. ¿Por qué las mujeres matan? ¿Qué os habéis imaginado? ¿Que después de cómo he comenzado nos íbamos a ir por caminos tranquilos y pacíficos? Tres historias separadas por décadas entre sí, de tres mujeres que con sus maridos/parejas vivieron en la misma casa, casi mansión, de Los Ángeles. Beth Ann (Ginnifer Goodwin) es un ama de casa de principios de los años sesenta del siglo XX, perfecta para lo que se esperaba en la época, que de la noche a la mañana descubre que su marido le es infiel con una camarera. Ambos arrastran el trauma de una hija pequeña muerta. Simone (Lucy Liu) vive en los años 80, con glamour y alto nivel social, cuando descubre que su marido británico es homosexual, en vísperas de la boda de su hija, producto de otro matrimonio anterior. Taylor (Kirby Howell-Baptiste) es una abogada progresista y de éxito de la actualidad, casada con un guionista que está atravesando un bache creativo, con el que tiene un matrimonio abierto, en el que ambos tienen relaciones con otras personas, hasta que una de ellas, una atractiva mujer, Jade (Alexandra Daddario), se les cuela en la casa y en la cama común. A partir de aquí, los acontecimientos se descontrolarán en las vidas de estas mujeres hasta llegar a un momento clave en el que alguien morirá. Por supuesto, pasarán muchas cosas y poco habrá de previsible en los desenlaces de cada historia. Pero las historias están contadas con gran dinamismo, imbricando las unas en las otras con gran habilidad, y con unas interpretaciones estupendas. Es muy divertida, visualmente muy atractiva, y con buenos guiones. Es muy recomendable. Parece que habrá segunda temporada, inevitablemente con nuevas protagonistas. Espero que tengan el mismo acierto en la selección del reparto y en los guiones. Las tres historias son divertidas, pero mi corazoncito se va con la que protagoniza Lucy Liu, a pesar de la horrenda estética ochentera, eso está claro, y de la aparente escabechina en forma de cirugía plástica que «luce» Lucy en su rostro. No tan claro. Ella afirma que nunca se ha operado ¡¡¡???. Pero a lo que importa, lo hace fenomenal, te olvidas de esos tontos detalles, y es la que más te emociona finalmente.

Snowpiercer es el título de una película del director surcoreano Bong Joonho, el mismo que dirigió el gran éxito del pasado año que arrebató el Oscar a los sospechosos habituales. He visto esta película en dos ocasiones, y es de las que mejoran en mi apreciación en la segunda pasada. Tiene miga. Está bien hecha. El director es un tipo competente, y sabe extraer petróleo de su reparto, que no estaba nada mal. Nada mal. Hace unos meses nos enteramos que Netflix tiene preparada una serie que transcurre el mismo universo, también llamada Snowpiercer. Recordemos que ambas proceden del universo de una historietas francesas, Le Transpierceneige. No queda claro si es una precuela de la película, o si estamos en una historia alternativa inspirada por el mismo universo. Sólo sabemos que a la lucha de clases que mueve la película, con la rebelión de la «cola» del tren contra el poder establecido en la locomotora, la serie se lanza con un caso policíaco que pone en contacto a los dos protagonistas de la serie, el detective de policía que se coló en el tren y vive en la «cola» (Daveed Diggs) y la jefa del servicio de asuntos generales (Jennifer Connelly), portavoz del todopoderoso Wilford. Dado que transcurre en un mundo congelado, con la Tierra en un episodio «bola de nieve», quizá suene irónico decir que la serie me ha dejado un poco frío. No está ni de lejos a la altura de la película de Bong Joonho. Las interpretaciones son funcionales y no brillantes. Esperaba más de Connelly. Y los guiones no acaban de acoplar con brío e interés la historia del conjunto. Tiene momentos buenos, pero también tiene bajones e inconsistencias. Probablemente caeré en la tentación de ver la segunda temporada que supongo que llegará,… pero por los pelos.

[Recomendaciones fotográficas] Wuhan, Japan, color y otras cosas

Fotografía

Últimamente me cuesta seleccionar correctamente artículos para repasar el fin de semana. Tengo la sensación de que después de tantos años haciéndolo, estoy saturado de imágenes, de fotografías, y cada vez me cuesta más diferenciar. Pero seguiré haciendo un esfuerzo.

Mmmmmmm… ¿cuándo podremos retomar los viajes a China que teníamos previstos? De momento, recordaremos nuestra estancia en Shanghái.

En Cartier-Bresson no es un reloj nos hablan del español José Manuel Navia. Uno de esos fotógrafos españoles que encuentra su inspiración en la España interior, rural, en vías de abandono o extinción. Una España interior que a mí me despierta sensaciones contradictorias, unas positivas y otras… menos. Es que soy un urbanita impenitente. A lo que íbamos. Navia lo hace con un manejo notable de la luz… o quizá deberíamos decir de las sombras. Y con una paleta de color consistente. Envidiable. Tengo que saber más de Navia.

El italiano Paolo Pellegrin es conocido por su notables reportajes como fotoperiodista en todo tipo de lugares de conflicto. Pero durante la pandemia, se refugio con su familia, que reside en Ginebra, en las montañas, con el fin de aislarse como todo hijo de vecino. Y dirigió su cámara, en lugar de hacia las consecuencias de la pandemia en el mundo, hacia su propia familia. Me parece un ejercicio interesante. No son pocos los fotógrafos que han realizado ejercicios semejantes, pero este me ha interesado. Nos lo han contado en Magnum Photos.

Hace un tiempo que me di cuenta que me gusta mucho hablar de pioneros de la fotografía en color. Se han dado muchas vueltas a lo de que la fotografía más pura y más significativa es en blanco y negro. Durante décadas se decía que la fotografía en color era para aficionados y fotografía familiar. No estoy de acuerdo. Y además creo que la buena fotografía en color es más compleja, más difícil que el blanco y negro. Hay más información que procesar y encajar en la imagen, y hacerlo bien es más complejo. Casi siempre traigo por aquí pioneros de la fotografía en color de nacionalidades norteamericanas. Pero hoy, por recomendación de la NPR, voy con el belga Harry Gruyaert. Para aprender mucho.

Japón, como paisaje y estética, atrajo a los occidentales desde su apertura a mediados del siglo XIX. Pero tras su derrota en 1945, entró en una difícil y compleja posguerra de la que empezó a ver la luz a finales de los años 50 y especialmente en los años 60. Su año «triunfal» por decirlo de alguna forma fue aquel 1964 con los juegos olímpicos de Tokio y los primeros trenes bala del shinkansen de la línea Tōkaidō. Pero también fue el momento en el que empezaron a llegar las fotografías que han hecho que muchos nos sintamos muy atraídos hacia el archipiélago asiático. Y un precursor de esos paisajes naturales y humanos que ahora abundan en las redes sociales fue el norteamericano Burt Glinn, como nos cuentan en Magnum Photos.

Los números 8 y 88 son números de la suerte en China. Hace unos años se dotó en la República Popular China a millones de personas mayores, ancioanos, que vivían en las zonas rurales del país, de una pensión básica de 88 RMB (renminbi o yuan, la moneda china). Personas que se sintieron muy afortunadas. La australiana de ascendencia china Tami Xiang retrata a algunas de estos lucky 88 con sus cestas de la compra. Nos lo cuentan en Photography of China. Ah… se me olvidaba… 88 RMB son, en estos momentos, algo menos de 11 euros.

Y a estas alturas del 2020, ¿quién no ha oido hablar de Wuhan? El 1 de enero, poca gente. Pero ahora… En diciembre de 2019 llegó a Wuhan el fotógrafo polaco Arek Rataj. Y cuando se produjo el confinamiento y bloqueo de la ciudad el 23 de enero de este año, estaba allí y decidió salir a la calle y documentar lo que estaba sucediendo. Indudablemente, un documento valiente y de gran valor, con fotos que cuentan significativamente una historia. Una historia que ya forma parte de la historia. También en Photography of China.

[Fotos] Paseo fotográfrico en el infrarrojo con película dañada

Fotografía

Cargué hace unos días un rollo de película en blanco y negro con sensibilidad extendida al infrarrojo en una de mis cámaras de formato medio, con el filtro adecuado, y me di un paseo que, fotográficamente, prometía. Pero tras el revelado, la emulsión de los negativos ha aparecido dañada. No tengo claro el motivo. Lo explico en Graves daños en fotografías en el infrarrojo – Fujifilm GS645S + Hoya IR72 + Rollei Superpan 200 Pro.

No obstante, os dejo las fotos para que las veáis. Creo que a pesar de todo, haré alguna cianotipia a partir de ellos. Igual quedan curiosas.

[Cine] The Old Guard (2020)

Cine

The old guard (2020; 36/20200718)

Llega hace unas semanas a Netflix un estreno de cine de acción, dirigido por Gina Prince-Bythewood, pero cuyo principal atractivo o enganche es que viene protagonizada por Charlize Theron, que por mucho que siga de buen ver, es consciente que los años pasan, y dar un giro a hacer papeles de acción en lugar de otros papeles más tradicionalmente asignados a mujeres monas le debe parecer algo estupendo. Y tiene todo el derecho del mundo. Y creo que es una actriz muy capaz. Aunque nunca me ha enganchado ninguna de las películas que ha hecho de acción. Ni por aquí, ni por estas, ni por esta tan alabada; no me interesaron. Pero nunca culpé a la actriz; siempre hubo otras cuestiones que merecieron más mi crítica o desdén.

Aunque la película tiene localizaciones en varias partes del mundo. El desenlace de la misma se sitúa en Londres o algún sitio cercano. Pues ahí nos vamos con las fotos.

En esta ocasión, retoman la historia de gente «inmortal». Personas que no pueden morir y pasan los siglos y siglos como espectadores, como justicieros, como guerrero, o como lo que sea. Theron, y cuatro más, forman parte de este tipo de gente. Y de repente son perseguidos por un empresario farmacéutico malo malísimo, con una jefa de investigación, farmacéutica, sin escrúpulos sin escrupulísima, que quiere investigar con ellos y hacerlos pedacitos entre terribles sufrimientos. No parece que vayan a presentar sus investigaciones ante un comité ético para la investigación científica.

Como veis, nada original. Elementos para una película de acción que son tomados de otros productos muchas veces vistos. Y con historia que no especialmente original, tampoco la dotan de un ritmo o una narración que la distingan de otras similares. Por lo tanto, queda como un producto inane. Curiosamente, dejan un final abierto a entregas sucesivas.

No la encuentro especialmente recomendable. Salvo como producto para ver sin romperse los cascos en un día de calor, que te quedas en casa con las neuronas fritas y el aire acondicionado a tope. Al personaje de Theron le llaman Andy como diminutivo de Andrómaca… aunque no parece que se refiera a la hogareña, fiel y prolífica esposa de Héctor de Troya… y de varios otros después.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: **

[Libro] Los amores de Nishino – Hiromi Kawakami

Literatura

Antes de comenzar la lectura de esta novela o, más bien, conjunto de relatos cortos relacionados entre sí, con un mismo personaje central, dos eran las obras que había leído de la japonesa Hiromi Kawakami, una relación entre un hombre mayor y una mujer en sus treintaytantos, y el peculiar microscomos de una tienda de objetos usados. Ambas me gustaron mucho. Aunque por los motivos que sea, de la que conservo en recuerdo y una apreciación más nítida es de la segunda. En cualquier caso, me parecían buenos antecedentes para afrontar la lectura del libro que comento, un préstamos entre amigos, como se hacían antes. De esos que te da miedo que no te devuelvan el libro, cosa que ya he hecho, comportándome debidamente.

Paseemos por las calles de Tokio una vez más…

Los amores de Nishino es un conjunto de diez relatos con un denominador común. Nishino. Yukihiko Nishino. Sin embargo, el protagonista no este hombre del que a la larga no sabemos mucho más tras el décimo relato que tras el primero. Es atractivo para las mujeres, tiene buenas maneras y detalles, razonablemente hábil en la cama, y capaz de amar a más de una al mismo tiempo. O quizá, incapaz de amar sólo a una en cada momento. Pero hay muchos aspectos de Nishino que no conocemos bien, porque todos ellos están tamizados por la subjetividad de las mujeres que hablan de él. Estas van desde la escolar de 14 años que afronta sus primeras relaciones con los chicos de su edad, hasta la señora mayor, «señora en la flor de la vida» como ironiza con cariño la autora poniendo estas palabras en boca de su personaje, que siente un yo que sé que sé yo por Nishino. Pasando por mujeres de todo tipo que en un momento dado se sienten enamoradas, atraídas, y mantienen una relación, física también por el hombre. Todas son distintas, todas tienen una visión diferente del hombre, aunque haya coherencia entre las distintas versiones de Nishino. Y en realidad, todas nos están hablando más de sí mismas, de sus circunstancias y contigencias, a través de la relación con Nishino, que del propio personaje central. Así pues, ellas son las protagonistas.

No hay agresividades, ni desgarros, ni ira, ni enfados en ninguno de los relatos. Prácticamente todas cierran su etapa con Nishino con una mezcla de alivio y nostalgia. Algunas reconocen haberse enamorado en algún momento del hombre; otras son más reticentes en hablar de amor. Pero ninguna es indiferente. Pero en general, en todas ellas hay una sensación de buen rollo, de buenas sensaciones. Ni siquiera hay enfados por la consciencia de que Nishino, mujeriego impenitente, se vea o pueda estarse viendo con otras mujeres. Al final, sabemos qué piensan estas diez mujeres. Pero, como decía, sólo sabemos a medias lo que pensaba Nishino. Que desde los primeros relatos sabemos que no llega a viejo, y que arrastra desde su adolescencia un trauma familiar. Sabemos que se enamoraba de las mujeres, pero muy poquitas, quizá una de la que nos cuentan su historia pudo ser una posibilidad permanente en la vida de Nishino.

El libro se lee bien, con ganas. La prosa es fluida. Siempre debemos considerar que las traducciones del japonés al castellano son realmente complejas, pero nada chirría en lo que he leído. Transmite bien las sensaciones y los sentimientos de las mujeres. Una vez que empiezas cada uno de los diez relatos te cuesta dejarlo sin haberlo terminado. Con lo que se lee pronto, ya que el conjunto no es muy extenso. A mí me parece muy recomendable. Realmente, esta escritora me gusta bastante. En su tono y en lo que nos cuenta.

[TV] Cosas de series; terror y ci-fi mística desde Japón

Televisión

Se supone que hoy tendría que ser plenamente oriental, con una serie coreana y dos japonesas. Y así será. Pero sin la serie coreana. Esta serie de organizaciones secretas, supersoldados de laboratorio y malos malísimos malos es tan lamentable que no merece la pena que pierda el tiempo con ella.

Cuando vi que estrenaban en Netflix la miniserie japonesa JU-ON: Origins, con sólo seis episodios de media hora escasa de duración, no me planteé mucho de qué podía ir. Como llevo desde octubre siguiendo un curso de japonés en Duolingo, decidí que vendría bien para hacer oído en un idioma que realmente se me está haciendo muy muy muy muy muy cuesta arriba. Y como nunca he sido aficionado especialmente al género de terror, y menos a las sagas de terror, no tenía ni idea de que esto era una secuela o precuela, no sé muy bien qué, creo que lo segundo, de una de esas sagas de origen japonés, aunque de las que también se hacen versiones americanas. La cosa va de una casa en Tokio, cuyos moradores acaban sufriendo tremendas desgracias; muertes, violaciones, etc. Bueno… no está mal hecha. Pero sinceramente, en la trama de estas cosas me parece que nada tiene ni pies ni revés, que las «reglas» del universos que generan son tan laxas que todo vale y todo se justifica. Como son sólo, como ya he dicho, seis episodios de apenas media hora… pues los vi. Y ya está. Un producto bien hecho y perfectamente olvidable.

Un paseo por Tokio para una entrada televisiva con sabor nipón.

Con más interés afronte la visualización de una serie que muchos sitúan ya entre los clásicos de la animación japonesa. Se trata de Shin Seiki Evangerion [新世紀エヴァンゲリオン, Neon Genesis Evangelion], una serie que a priori no me había interesado aunque hace ya un tiempo que estaba disponible en Netflix, porque a mi esto de los mechas, los robots gigantes tipo Mazinger Z, nunca me ha hecho especial gracia. Sin embargo, hace unas semanas leí un artículo que hablaba de sus virtudes, y decidí darle una oportunidad. La serie la vi hasta el final. Sus 26 episodios. Más dos películas que sirvieron para dar un final alternativo al original de la serie, que no gustó a muchos seguidores; Shin seiki Evangerion Gekijō-ban: Shi to Shinsei [新世紀エヴァンゲリオン 劇場版 DEATH & REBIRTH シト新生, Neon Genesis Evangelion: Death & Rebirth, versión Evangelion: Death (True)] + Shin Seiki Evangerion Gekijō-ban [新世紀エヴァンゲリオン劇場版, The end of Evangelion]. Estas películas son liosas, por que de la que he puesto en primer lugar hay varias versiones y se hicieron después de la segunda que he puesto. Pero yo las he indicado en el orden en que creo que deben verse.

Varias cosas me sorprenden de esta serie. Muy positivamente, el expresionismo gráfico de la serie, el manejo del color y de los escenarios, que me parecen muy interesantes estética y narrativamente hablando, a un nivel muy alto. Muy extrañamente, la mezcla de elementos que conjugan; la afición a los robots gigantes tripulados con humanos, más los miedos a las catástrofes, especialmente si acaban con una nube en forma de hongo, y la mezcla de elementos cabalísticos, judíos, cristianos y de vete tú a saber que otras religiones, sacados totalmente fuera de contexto y de su significado original. Y menos me extrañan las habituales subtramas propios de los dramas adolescentes, que chocan con las elevadas pretensiones conceptuales de la serie, mezcladas con no pocas, aunque moderadas, dosis de fan service. De carácter presuntamente erótico, me refiero. Aunque siempre me dejan un poco «raro» las formas que tienen los nipones de plantear estas cosas… creo que algo esta muy alterado en la sexualidad de los súbditos del trono del Crisantemo… mucho más que en el resto del mundo, que ya es decir. Y a todo lo anterior,… por si fuera poco, la cantidad de traumas psicológicos, trastornos de la personalidad o psicosis que lucen los protagonistas… que pueden hacer las delicias a los más fanáticos aficionados al psicoanálisis y otras pseudociencias similares.

El caso es que, si bien el párrafo anterior implica no poca crítica poco positiva hacia la serie, reconozco que los elementos positivos son suficientes para recomendarla a los aficionados a la animación. Aunque eso sí… yo nunca he entendido porque se dice que va dirigida a adolescentes. La mayor parte de ellos no tienen ni la sexta parte de los referentes culturales para entender nada de lo que se dice. Aunque igual es que nadie pretende que lo hagan. Difícil de valorar es.

[Fotos] Atardeceres, cometas y galaxias en La Sotonera

Ciencia, Fotografía

Ayer domingo por la tarde, yo solico, alejado del prójimo que cada vez es menos próximo, me fui a la presa de Tormos en el embalse de la Sotonera, porque tenía el presentimiento de que sin ser el lugar ideal, estaría bien para hacer algunos paisajes al atardecer, fotografiar el cometa C/2020 F3 NEOWISE y quizá alguna Vía Láctea.

Todo ello sucedió con mayor o menor fortuna. Os lo cuento con detalle en Atardeceres, cometas y galaxias – fotografía digital con Panasonic Lumix G9. Aquí os dejo fotos.

[Recomendaciones fotográficas] Obituario de Paul Fusco y otras cosas

Fotografía

Nos informaba de ello la agencia Magnum Photos a través de su Instagram y de su página web. El fotógrafo norteamericano Paul Fusco (1930 – 2020) falleció hace pocos días. Su trabajo más conocido por el gran público es del tren funerario del senador Robert Kennedy, que murió asesinado. Fusco iba en el tren que trasladaba los restos del político estadounidense, y desde las ventanillas fue realizando fotografías a las gentes que presentaban sus respetos desde las cercanías a la línea ferroviaria. Pero fue responsable de muchos otros interesantes trabajos, sean los agricultores en huelga en California, o sobre las secuelas de Chernobyl, sobre el sida, y sobre otros, siempre con un espíritu muy humanista y mostrando gran empatía con quienes sufren.

Comentaba ayer que unas exposiciones de fotografías del japonés Gochō Shigeo servían de marco a momentos importantes en la trama de la película que había visto recientemente. Gochō tuvo una vida corta, ya que nació en 1949, tuvo una grave una grave tuberculosis ósea con tres años y a partir de ahí vivió con discapacidad y entre dolores, muriendo a los 36 años. Su obra, por lo tanto no es muy extensa. Pero hoy en día se le considera un precursor de la fotografía contemporánea japonesa, que se fijó sobretodo en los sujetos de la vida cotidiana. Niños, familias, festivales, paseos callejeros… siempre con una visión cercana a sus sujetos. A pesar de su propia calamidad. Viendo algunas de sus fotos, entendemos que muchos de los que creen haber inventado la fotografía documental en las calles, street photography para quienes son incapaces de traducir al castellano, no se coscan que hay muchas cosas inventadas y bien inventadas hace muchos años.

Siguiendo en Japón, en el British Journal of Photography nos hablan de la visión del fotógrafo británico Dan Bailey del País del Sol Naciente. Una visión muy influenciada por los propios fotógrafos nipones contemporáneos y que busca contrastar los símbolos habituales y conocidos de Japón con otras visiones del paisaje y las gentes del país que muestran que nada es tan sencillo ni simplista y que entre tradiciones y actualidad hay todo tipo de inconsistencias y contradicciones. Probablemente, fenómenos semejantes encontraríamos en la mayor parte de los países del mundo que arrastran culturas centenarias o milenarias. Pero como viajamos a bordo de esas contradicciones, no las percibimos.

Hay quien considera a la francesa Sophie Calle como fotógrafa. Pero lo más normal es incluirla bajo el paraguas más amplio, y con frecuencia difícil de definir, de artista conceptual. Término popular en el arte contemporáneo, pero del que también se abusa mucho. Calle lo es, sin duda. Y a mí ya me van gustando varios de sus proyectos. En American Suburb X nos hablan de uno de sus proyectos, transformado en libro, en el que se mezclan fotografías y textos, y en el que se trata de reflexionar sobre los «porqués» de realizar fotografías. El libro tiene un título «sencillo»; Because of this story of a passer-by gushing at a baby in a stroller whose mother exclaims «And you haven’t seen his picture!». El título es inglés. Los textos en el interior, en francés.

Cosas que sigo en Instagram y que me gustan. 1) La cuenta de Hellen van Meene (instagram), y especialmente muchos de sus retratos, aunque sean de perros. 2) La cuenta del Festival Revela’T (instagram), que nos va presentando las exposiciones y actividades que tienen preparadas para septiembre. Suponiendo que las puedan celebrar claro… Dos que me han llamado la atención; una, la del chino Zhou Hanshun (instagram), dos, la del español Txema Salvans (instagram).