[Cine] On the rocks (2020)

Cine

On the rocks (2020; 57/20201108)

Otra semana sin visita a las salas de cine. Entre las consecuencias directas de la pandemia y las limitaciones en los estrenos debidas también a la misma, cuesta mucho hacer el esfuerzo de desplazarse hasta la gran pantalla. Más si tenemos en cuenta lo afectada que está la oferta de versiones originales. Y la cosa no mejora, por lo que he visto en los estrenos de esta semana. Nunca había visto estrenar tantos documentales.

En cualquier caso, tenemos las plataformas en internet para ver cine de estreno. No es lo mismo, pero menos da una piedra. Y en esta ocasión, en AppleTV+ nos encontramos con el estreno de lo último se Sofia Coppola, que actúa también como guionista, contando de nuevo, como en una de sus más célebres películas, la mejor en mi opinión, con Bill Murray como coprotagonista.

Al igual que la mayor parte de las comedias de Woody Allen, esta de Sofia Coppola transcurre, casi toda ella, en la Gran Manzana. Así que fotográficamente nos daremos un paseo por Central Park.

Y nuevamente en una relación entre hombre maduro y mujer más joven. Un hombre mucho más maduro, han pasado 17 años desde aquella estupenda película, con una mujer, interpretada por Rashida Jones, bastante menos joven. Esta interpreta a una mujer en sus treinta y muchos que de repente empieza a sospechar que su marido (Marlon Wayans) puede serle infiel con su socia en el trabajo, una mujer más joven y guapa (Jessica Henwick). Laura, es el nombre la protagonista, se confía a su padre, un vividor mujeriego y simpático, y esta la lleva en una espiral detectivesca para averiguar la verdad.

Aunque el planteamiento de la película puede recordar en algunos aspectos a Lost in translation, lo cierto es que el tono es muy distinto. Y a lo que realmente me recuerda es a algunas comedias de Woody Allen, algunas de las menos trascendentes, en los que los protagonistas se ven metidos en líos actuando bajo unas premisas,… que a veces pueden no ser muy acertadas.

Realizada con oficio, y con unos protagonistas que ponen de su parte para que todo salga adelante, lo cierto es que finalmente la película resulta bastante previsible. Como comedia, no llega a tener toda la comicidad necesaria. Como drama ligero sobre las relaciones entre un padre y una hija, no profundiza todo lo adecuado. Como reflexión sobre las crisis de pareja… la mencionada crisis es más un macguffin para desencadenar la acción que un tema importante en sí mismo. Y como reflexión sobre las crisis de las mujeres de cierta edad que se debaten entre su papel de amas de casa y profesionales independientes sin hallar el adecuado equilibrio, tampoco hay una especial profundidad en los planteamientos. Todo queda esbozado, nada es contado con detalle, y al final todo queda en una peripecia con tonos simpáticos, algún momento divertido y algún bajón más de la cuenta en una historia que sobrepasa por poco los 90 minutos de duración.

No llega a naufragar del todo esta película, pero casi. Coppola nos ofreció lo mejor de sí misma al principio de su carrera, y después me ha costado siempre conectar con ella. Y si hemos visto esta película ha sido gracias a una promoción,… porque dudo que si no hubiese pagado por ella. En fin. Vosotros veréis.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

[Libro] Tantos días felices – Laurie Colwin

Literatura

En las últimas semanas he recuperado, hasta cierto punto, no es lo que yo acostumbraba, el ritmo de lectura. Cuando llegó el 30 de junio, Goodreads me recordó que estaba un libro por debajo de mi compromiso de leer al menos 40 libros en 2020. O sea, a mitad de año, llevaba 19 libros leídos. Ahora ya me dice que estoy dos libros por encima de lo previsto… Pero a costa de seleccionar lecturas ágiles, de pocas páginas, y que no me atasquen porque su tema o naturaleza hagan que mi cabeza divague. Ahora, por ejemplo, estoy con una novela de Pierre Lemaitre, que normalmente hubiera devorado, pero con la que me atasqué el viernes, por lo que en el fin de semana he leído otra cosa. Ya he vuelto a la momentáneamente interrumpida.

El Nueva York más amable, intelectual y feliz… probablemente irreal, o casi.

Pero lo de hoy, fue una felicidad, como su título de lectura. No conocía yo a la autora. El libro lo compré en las ofertas diarias de mi tienda habitual de libros electrónicos por un precio muy muy razonable a principios de mayo. Y lo dejé ahí para cuando encontrara un hueco. Laurie Colwin fue una escritora malograda por una muerte prematura, con sólo 48 años. Y como tal cosa sucedió hace ya casi treinta años, ha quedado un tanto olvidada fuera de su país natal, Estados Unidos, donde tampoco es una escritora de actualidad. Sin embargo, todo indicaba que sus novelas eran interesantes y me animé. Rescatadas para su tradición al español por Libros del Asteroide, que siempre acogen autores menos conocidos pero interesantes.

Ciertamente, Colwin tiene una escritura amable. Con el Nueva York de los años 70 como escenario, la novela se publicó en 1978, nos presenta las historias y las relaciones, de dos buenos amigos, que se acercan a los 30 años, y que viven sin muchos problemas por tener sus familias una sobrada suficiencia económica y dedicarse ellos mismos a empleos intelectualmente estimulantes y bien remunerados, tras su paso por buenas universidades. Y en estas están cuando conocen cada uno por separado dos mujeres con las que iniciarán relaciones. El libro es el relato de cómo estas relaciones comienzan y se desarrollan en sus primeros tiempos, hasta que alcanzan un cierto grado de estabilidad.

Ciertamente, quien busque profundidad en el análisis de las relaciones sociales, en la complejidad de las relaciones humanas y otras cuestiones parecidas, este no es el tipo de libro. Hay algo de ello, pero desde un punto de vista muy optimista, con «buen rollo». El diseño de caracteres sigue una dirección clara. Dos hombres inteligentes, con una vida fácil, que viven sin preocupaciones, por lo que se comportan de una forma más bien simple. Casi infantil a veces. El problema de uno es que le da demasiadas vueltas a los problemas que no son problemas; el del otro, que está acostumbrado a relaciones muy superficiales con mujeres con las cuales no ha lugar a compromiso de futuro alguno. Y encuentran dos mujeres que cuestionan sus posiciones. Una es directa, franca, dirigida a la acción y a su independencia personal. La otra, procede de una familia judía, y lleva consigo el fatalismo de que «tarde o temprano llegarán los cosacos» y todo se estropeará, y que el hombre del que se enamora… es un idiota. O eso dice ella.

Lectura amable. A veces me recordaba a las historias de Jardiel Poncela, con sus personajes despreocupados y alegres ante los enredos de la vida. Aunque obviamente, formalmente, y culturalmente, están en otro universo. A mí me ha resultado muy entretenida, me ha puesto de buen humor… y se notó porque la leí en pocos días.

[Cine] A rainy day in New York (2019)

Cine

A rainy day in New York (2019; 50/20191015)

Estamos ante la película anual de Woody Allen que debería haberse estrenado en 2018. Sin embargo, en medio de la vorágine del movimiento #metoo, movimiento que considero justificado en un gran número de casos y sobre el que creo que todavía hay situaciones reales de abuso contra las mujeres que no han salido todavía a la luz, alguien desempolvó cuestiones sobre el director de hace 25 años. Cuestiones que se trataron en su momento, incluso en el sistema judicial, pero que se desestimaron por los fiscales encargados de la investigación, decisión influida por la improbabilidad que señalaron los servicios sociales de que los presuntos abusos se produjeran. El hecho de que fueran cuestiones antiguas y desestimadas tras investigación, cosa que no se había producido con muchos de los casos que legítimamente denuncian en el movimiento #metoo, no impidió a Amazon, su distribuidora, aparcar la película por miedo a la mala prensa. Algunos intérpretes de la película también tuvieron miedo a ver manchada su reputación y empezaron a donar el salario cobrado por la película y acciones similares. Pero parecen más acciones derivadas de una presión colectiva que de una convicción sobre las acusaciones. A partir de aquí… sobre el caso,… yo no tengo una opinión clara, pero aunque no simpatice con todas las actuaciones personales de Allen, no creo que esté en la misma posición que otros acusados del movimiento #metoo. Demasiado embarradas las relaciones familiares de ese grupo como para desbrozar los intereses de cada cual.

La sección de Egipto del Met, el MoMA, Central Park o los garitos del Village o del SoHo son algunas de las localizaciones de la película, tan homenaje a Nueva York como muchas otras películas d

El caso es que finalmente Allen recuperó los derechos de distribución de la película que ha llegado a los cines como decía un año después de lo previsto. Y nos cuenta cómo dos universitarios, un niño pijo neoyorquino (Timothée Chalamet) y la hija de papá de un banquero del sur de los EE.UU. (Elle Fanning), que estudian en la misma universidad de Nueva Inglaterra, van a pasar un romántico día en Nueva York, que se tuerce de formas insospechadas. Aunque no necesariamente para mal. Especialmente cuando otras personas, atractivas, se crucen en el camino de él (Selena Gomez) o de ella (Liev Schreiber, Jude Law o Diego Luna).

Hace tiempo que venimos considerando que las película actuales de Allen son obras menores comparadas con los clásicos que podemos encontrar en su obra. En esta comedia romántica, incluso sus temas tradicionales aparecen mucho más moderados, apagados o casi ausentes. Estamos más ante el despiste vital de un joven de 21 años y la ambición todavía no correctamente encarrilada de su novia, en una relación más circunstancial que profunda, y cómo un día de lluvia y experiencias les puede llevar a cambiar su forma de entender las cosas. El caso es que la historia es simpática, muy entretenida. La película se mueve con ritmo.

Y las interpretaciones, sin ser de gran nivel, son suficientes para sacar adelante la misión encomendada. Ciertamente, Chalamet me parece que no está al nivel que muchos proclaman, que todavía tiene recorrido de mejora. Fanning está solvente aunque no a su máximo nivel. Y Selena Gómez es quizá la sorpresa, puesto que actúa con desparpajo, generando mucha empatía con su personaje. El resto del reparto tienen pequeños papeles que desempeñan con oficio.

¿Es recomendable? Pues sí, si quieres pasar un rato entretenido y no le has cogido, como muchos, manía al director. Dura muy poco más de hora y media y te arrancará más de un sonrisa. Sin más pretensiones.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ****

[Libro] Normas de cortesía

Literatura

Esta novela de Amor Towles me apareció un día entre las ofertas Flash del día en Amazon. La mayor parte de estas ofertas no valen un pimiento, como he podido comprobar con el tiempo. Pero en este caso me encontraba con una novela refrendada por la editorial Salamandra, una editorial que me merece bastante respeto. Investigué someramente, y decidí darle una oportunidad a esta primera novela del autor, que empezó tarde en esto de dedicarse a escribir, aunque parece que lo ha cogido a gusto.

De entrada, el prólogo sirvió para que me enganchase muy a gusto en el libro. En dicho prólogo, nos encontramos en 1966 y la protagonista y narradora del libro, Katey Kontent, una neoyorquina de origen ucraniano, está disfrutando con su marido de la inauguración de la exposición Subway, 1938-1941 de Walker Evans. En las fotografías, tomadas por Evans en el metro de Nueva York con una cámara oculta, inadvertida para los viajeros, reconoce a alguien. En dos de las fotografías, reconoce a la misma persona, con un aspecto muy distinto entre ellas. Esto nos llevará a un largo flashback en el que esta mujer nos recuerda lo que sucedió en su vida en aquellos años antes de la guerra mundial, especialmente en 1938.

Las fotos de hoy,… de Nueva York, claro.

Towles nos lleva a una época en la que Estados Unidos todavía se encuentra bajo los efectos de la Gran Depresión. En la Nochevieja de 1937, Katey y su compañera de habitación en la pensión en la que viven, salen a celebrar el evento, y conocen a un joven adinerado. Ambas se interesan por él, de forma amistosa, aunque este parece interesarse más por Katey. Pero unos días más tarde, un accidente en las calles heladas de Nueva York cambiará el destino de los tres.

Aunque planteada en sus compases iniciales como un triángulo amoroso, la novela en realidad trata del ascenso en la escala social de una mujer de veintitantos, acercándose a los treinta años, en ese final de la década de los treinta del siglo XX, una época en que esa edad es no ser ya demasiado «joven». Una mezcla de fortuna, trabajo y carácter personal guiarán a la joven en su introducción en la alta sociedad neoyorquina, en un camino en el que tendrá notables aciertos, aunque también algún notable tropezón.

Y esa es la parte más interesante de la novela, la que narra el ascenso progresivo de la joven, de una forma que podemos calificar de honesta, trabajando cuando hay que trabajar, divirtiéndose cuando toca, y sin poner zancadillas por el camino. El problema de la novela es que el romance, con triángulo y sin triángulo entre la joven Katey y el apuesto galán de las fotos del metro es irregular. Y lastra la novela. Desde los primeros compases vemos que el autor lastra la historia y el desarrollo del personaje más interesante de su novela, en aras a generar una tensión romántica que no funciona siempre, y que genera en algún momento el punto más bajo del relato.

Por lo demás, la novela se lee bien y es muy entretenida. No siempre alcanza, no creo que haya capacidad, los niveles de la gran novela americana de principios de siglo que intenta emular, y copiar con más o menos éxito, que nos ha narrado en muchas otras ocasiones los avatares de la sociedad neoyorquina. Pero tampoco nadie se arrepentirá por darle una oportunidad a esta historia.

[Cine] Sesión doble: Billboards y Wonderstrucks (2017)

Cine

Estamos ya en plena temporada de películas con opciones a premios diversos. Y cada vez las distribuidoras y los exhibidores comprimen más la programación de estas películas en menos semanas. Después de un otoño y principio de invierno con la cartelera bastante floja, ahora se acumulan las películas interesantes. Tengo serias dudas de que esto sea beneficioso para la industria del cine,… pero bueno… hace tiempo que opino que no es una distribuidores y exhibidores tienen intereses incomprensibles las más de las veces. El caso es que hoy vamos con una sesión doble, de las dos películas vistas en la última semana. Para no aburrir, iré más rápido y escueto, aunque eso no quiere decir que las películas sean menos interesantes.

Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (2017; 03/20180114)

Una de las películas favoritas para ganar el Oscar, o varios oscars, es esta dirigida por Martin McDonagh, director irlandés que se prodiga poco, pero de la que recordamos con cariño una comedia ácida de hace unos años. Casi diez años.

En esta ocasión nos lleva a una ciudad pequeña del medio oeste norteamericano, donde una madre (Frances McDormand) contrata unos grandes anuncios en una carretera secundaria denunciando que la oficina del jefe de policía (Woody Harrelson) no ha resuelto el caso de la violación y asesinato de su hija tras meses desde que sucedió. Y esto producirá un gran revuelo y conflicto en esa ciudad, en el que pocos quedarán indemnes.

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Los dioramas del Museo Americano de Historia Natural tienen un papel importante en la película. Así que os dejo algunos como ilustración de esta entrada.

Se dice de esta película que es una peculiar mezcla de géneros. Desde el principio y con frecuencia flirtea con el drama y la tragedia, pero con frecuencia tenemos la sensación de asistir a una comedia negra. McDonagh parte de lo particular y circunstancial para hacer un retrato de la América de Trump, con todos sus defectos y con algunas virtudes. También hay terreno para reflexiones sobre la naturaleza individual del ser humano; sentimientos de culpa, posibilidad de redención,… A pesar de que los mimbres dan para acabar con un sentimiento fatalista sobre el destino de la especia humana, el director opta por un mensaje final relativamente optimista.

Grandes interpretaciones. De los dos mencionados, pero también del resto del reparto, destacando especialmente a Sam Rockwell, y más discretamente el joven Caleb Landry Jones. Sin desmerecer a ninguno de los varios otros que salen.

Realmente buena, podríamos decir imprescindible. No sé si es la obra maestra que algunos pregonan, pero se le acerca bastante.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: *****

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Wonderstruck (2017; 04/20180115)

Hace dos años, a algunos nos maravilló una película de Todd Haynes que pensamos que fue muy injustamente ninguneada en los Oscars. Más prejuicio del que creen arrastras los pretendidamente «progresistas» académicos norteamericanos. Así que cuando anunciaron una nueva película del director, nos aprestamos a ir a verla.

En esta ocasión también se basa en una obra literaria, pero de Brian Selznick, que además es el guionista de la película. Así que suponemos que será fiel… Hace unos años, Scorsese también se basó en un libro suyo para una espectacular película. Y también en esta ocasión, los protagonistas son niños que han perdido a sus padres de una forma u otra. Y abandonan sus casas para ir en su busca. Aunque en dos épocas distintas. Rose (Millicent Simmonds) en los años 20 del siglo XX. Ben (Oakes Fegley), a principio de los 70. Pero en torno al Gabinete de las Maravillas del Museo Americano de Ciencias Naturales, sus destinos confluirán.

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Estamos ante un cuento de carácter amable y buenrollista, que analiza la naturaleza de la familia, justamente cuando esta desaparece o se desvanece o desestructura. Sus principales virtudes están en la espontaneidad de los críos que la protagonizan, y en la magnífica fotografía de Edward Lachman, que también se lucía en la anterior película del director. Particularmente, la ambientación de los años 70 te hace pensar constantemente en fotógrafos en color como Joel Meyerowitz, William Eggleston, Stephen Shore u otros. Destacada presencia de Julianne Moore, y pequeña presencia, poco más que un par de cameos, de Michelle Williams.

No llega al nivel de Carol, pero es una película muy visible y disfrutable.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Libro] Leviatán

Literatura

No sé muy bien porque no leo más a menudo a Paul Auster. He leído poco, algo, pero lo que he leído me ha gustado. Y estando recientemente de oferta esta, una de sus novelas más celebradas, decidí leerla. Y no me arrepiento nada en absoluto de tal decisión. Ya adelanto, me ha gustado mucho.

Auster empieza esta novela por el final. Una persona, mientras manipulabas explosivos junto a su coche en la cuneta de una carretera, ha muerto como consecuencia de una explosión. La policía, el FBI, no sabe quién es. Pero una nota encontrada entre sus pertenencias harán que se interesen por el escritor Peter Aaron, que deducirá que el fallecido es su mejor amigo, Benjamin Sachs. Esconde su relación de la policía y, aunque sabe que tarde o temprano deducirán quién es el muerto, decide narrar las circunstancias de la vida de Sachs que le llevaron a este final.

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Nueva York, con la estatua de la Libertad, Brooklyn o el mundo de las artes y la cultura, son algunos de los escenarios importantes de esta novela de Paul Auster.

Ambientada entre Nueva York y otros lugares de Nueva Inglaterra, con algún desvío por la soleada California, Auster nos presenta un fresco de personajes interrelacionados con la excusa de contarnos la historia de Benjamin Sachs. La novela está narrada en primera persona por Aaron, que no es más que un alter ego de ficción del propio Auster. Distintos elementos de la novela están tomados de la realidad. Y así la artista Maria Turner es obvio que está basada en la artista conceptual Sophie Calle, a poco que se conozca la obra de esta. No hace falta ser un lince tampoco para darse cuenta que la segunda mujer del narrador, Iris, una belleza nórdica, esta basada en Siri Hustvedt, la mujer real de Auster, de quien leí unos relatos hace ahora 6 años. En fin, que la historia de Sachs, aunque central, es una más del complejo relato de personas interrelacionadas que componen la novela. El escritor, su amigo, la mujer de su amigo, su amante artista, la amiga de esta, la primera mujer del escritor, la segunda, y el hijo mayor… principalmente. Todos funciona, con más o menos intensidad, como una red de interacciones.

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La novela se lee con soltura, con facilidad. Auster nos habla de un tiempo, de una época. Incluye reflexiones políticas, sociales, quizá filosóficas, pero tan bien integradas en el relato que no producirán el rechazo del más superficial de los lectores. Auster toma partido, como Sachs, en contra de la evolución de una sociedad cada vez menos crítica con un poder cada vez más omnímodo. La novela está escrita a principios de los años 90, tras la etapa Reagan, de la que el autor habla con pesimismo. Pero mantiene gran parte de su vigencia a la vista de los avatares políticos de este final de la segunda década del tercer milenio, casi treinta años después. No es banal que la estatua de la Libertad tenga un papel importante en toda esta historia, como icono maltratado.

En fin, una novela muy muy muy recomendable.

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[Libro] Caperucita en Manhattan

Literatura

Carmen Martín Gaite fue una de las escritoras más notables del siglo XX en España, un país donde históricamente parecía que la literatura fuera oficio de hombres… Pocas mujeres aparecían en los textos de literatura del bachiller. Esperemos que las autoras actuales tengan más repercusión para los escolares futuros que la que tuvieron sus antepasadas. Con todo, creo que en la posguerra española destacaron algunas de ellas que merecen la pena ser conocidas.

El libro que nos ocupa hoy casi podría decirse que es un clásico, a pesar de que su primera edición es de 1990. La que yo he leído en esta ocasión es la versión electrónica de editorial Siruela, que fue quien ha publicado desde el principio esta novela, y que hoy en día mantiene el libro en su catálogo, incluida su colección de libros escolares de literatura, lo cual da una idea de que efectivamente estamos ante lo que podemos denominar un clásico moderno.

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Inevitablemente nos iremos fotográficamente al «bosque», lleno de lobos, de Manhattan. Quizá alguno seáis capaz de descubrir en alguna de las fotos a Miss Lunatic.

Aunque con su longitud de entre 188 y 264 páginas dependiendo de la edición tiene todo el derecho a ser denominada novela, tiene sabor a cuento. A leyenda. A fábula. Incluso con su moraleja. Una moraleja hoy más necesaria que nunca. Si Sara Allen, una niña de 10 años alegre y vivaz, se nos configura como una Caperucita moderna, con su abuelita, con su madre que prepara tartas para su abuelita, y con ese bosque difícil y peligroso que es la isla de Manhattan, además de aparece un señor Woolf (por si no está claro, «wolf» en inglés es lobo), hay un personaje añadido al del cuento recogido originalmente por Charles Perrault, en su versión más dura, o los hermanos Grimm, en su versión más dulcificada. Miss Lunatic. Y poco a poco descubriremos quien es Lunatic. Alguien importante, que todo el mundo conoce, pero que últimamente parece que se respeta poco. Aunque Martín Gaite nos la pinte como una señora un poco excéntrica. Pero muy libre.

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Si la Caperucita de Perrault, y muchas de la tradicionalmente transmitidas oralmente, tenían un contenido sexual indudable, y la moraleja estaba destinada a las jóvenes que se iban con desconocidos que lo que hacían con ellas no era precisamente comérselas, o por lo menos en el sentido literal de la palabra, Martín Gaite alerta contra otro tipo de peligro. La de aquellos que nos quieren robar la libertad. Y supongo que especialmente a las jóvenes a las que se quiere robar o coartar su derecho a soñar, imaginar, a tener aventuras, entablar relaciones significativas o a crear.

Por lo tanto, un libro altamente recomendable. Casi me atrevería a decir que imprescindible. Y se lee echando virutas.

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[Cine] Sully (2016)

Cine

Sully (2016; 582016-0811)

Debatiéndonos estuvimos entre si ser fieles a nuestra costumbre de ir a ver todos los estrenos del veterano director Clint Eastwood o si hacerle «boicot» por apoyar la candidatura del energúmeno ese. Tuvo la suerte de que estuviésemos erróneamente convencidos de que el energúmeno no iba a ganar. Porque al día siguiente, nos hubiéramos decidido por el boicot. Pero a lo hecho, pecho. Vamos a ver qué tal resultó la película.

Una película que nos narra un hecho conocido. Hace unos años, un avión de pasajeros de una línea nacional norteamericana que acababa de despegar del aeropuerto de LaGuardia, se vio obligado a amarar en el río Hudson sobre su panza tras un fallo de motores consecuencia del impacto de una bandada de aves. Sorprendentemente, ninguna persona murió, y las heridas fueron relativamente leves. Todo el mérito se lo llevo el comandante del avión, Chesley Sullenberg, conocido como «Sully» y que es interpretado en la película por Tom Hanks, junto con su primer oficial Jeff Skiles (Aaron Eckhart).

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Nueva York, sus aeropuertos y el Hudson, ¿qué otras fotografías podría poner hoy?

El punto de vista de la película es el de contarnos la investigación subsiguiente, en el que la comisión encargada tiene que descartar que tal amerizaje fuese una acción imprudente ya que quizá el piloto pudo tener margen para llevar al avión a un aterrizaje de emergencia en uno de los varios aeropuertos que rodean Nueva York, con menos riesgo para las personas a bordo. Algo, que si lo piensas bien, es bastante razonable investigar.

Pero Eastwood propone ideología en la película, bajo el principio de los conservadores norteamericanos de que el hombre es lo que importa y que el estado con sus organismos es una lacra e injusto. Se me ocurren muchos ejemplos para indicar que estos no es así, que muchas  veces los accidentes tienen un componente de error humano en sus causas, y que gracias a las sociedades organizadas y a los organismos reguladores, así como a las exhaustivas investigaciones tras los accidentes, estos son cada vez menos.

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Dejando a un lado el aspecto ideológico, Eastwood cuenta la historia utilizando un guión no lineal, desvelando progresivamente lo sucedido en aquellos angustiosos minutos, con gran habilidad, y manteniendo la atención del respetable en todo momento, a pesar del conocido desenlace de la historia. Mucho mérito también para el reparto, incluso en una poco aprovechada Laura Linney, que incluso aunque se limita a hablar por teléfono en sus intervenciones en la película, nos muestra hasta que punto es una gran actriz.

Película recomendable y muy estimable, cinematográficamente hablando, panfletaria, ideológicamente hablando. Cada uno que se quede con lo que quiera.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

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[Cine] Little Men (2016)

Cine, Sin categorizar

Little Men (2016; 542016-2710)

Una vez más hemos tenido constancia y la desgracia de comprobar cómo la denominada «fiesta del cine» consiste en tomar el pelo a los reales aficionados al cine, los que vamos todo el año a ver películas, en versión original no adulterada, y que comprobamos cómo cuando estas películas cuestan tres euros cambian la programación, eliminan esas versiones originales para que vayan los espectadores eventuales y que difícilmente serán fieles a las salas durante el resto del año. Es «normal» que determinados «gobiernos» no reconozcan a los distribuidores y exhibidores de cine como empresas culturales, si ellos tampoco se reconocen a sí mismos como tales cuando toca.

Pero pasado esos tres días de taquillazo a base de «blockbusters» más o menos descafeinados, estas «fiestas» nunca se dan cuando llegan los éxitos de ventas más notables del año, las cosas vuelven a su ser, y ya encontramos de nuevo las películas sin adulterar en cartelera. Y como nuestro amor por el cine supera la antipatía que nos genera la empresa que monopoliza las versiones originales en Zaragoza, vamos al cine. A pagar el doble de lo que el día anterior se pagaba. Simplemente porque a nosotros sí que nos gusta el cine como fenómeno auténtico y cultural, y no como mero entretenimiento devaluado.

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Transcurre mayormente en Brooklyn la película, e integramente en Nueva York; así que nos vamos a Brooklyn,… en la película los preadolescentes también juegan al fútbol… al de verdad, no al de los americanos.

Elegimos esta película de Ira Sachs, de la cual se ha hablado poco, pero lo poco que se ha hablado ha sido para bien. Una película sencilla, que no llega a la hora y media de duración, con intérpretes poco conocidos. El que más suena es Greg Kinnear, que interpreta al padre de uno de los protagonistas, y antagonista del personaje que interpreta Paulina García, madre del otro protagonista. Ya os comento, en cualquier publicidad, cartel o comentario de la película, es difícil ver o reconocer el nombre de los dos chicos protagonistas, Theo Taplitz y Michael Barbieri. Supongo que hay cláusulas en los contratos que hace que los actores con más nombre aparezcan por delante de los que cargan con la labor importante y dura. Por cierto, la versión doblada se titula «Verano en Brooklyn», lo cual me parece una memez. Entre otras cosas porque la acción parece transcurrir en primavera. Hace buen tiempo, pero los chicos van al colegio. No están de vacaciones.

Estos dos chicos interpretan a dos jóvenes preadolescentes, a punto de entrar en el instituto (la «high school» norteamericana que abarca los cuatro últimos años de la educación obligatorio; estos chicos estarían en la «middle school», algunos de cuyos cursos en España también se estudian en nuestros institutos de educación secundaria). Los dos tienen inquietudes artísticas, uno dibuja y pinta, el otro quiere actuar. Ambos quieren entrar en la conocida La Guardia High School, instituto especializado en disciplinas artísticas y en el que, según creo, se inspiró tanto la película Fame, como la serie que vino después.

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Pero si los dos chicos se hacen amigos cuando la familia de uno de ellos, al morir el abuelo, se muda a vivir a un apartamento sobre la tienda que regenta la madre del otro, los conflictos por el dinero del alquiler de la tienda enfrentarán a las dos familias y pondrán a prueba la bella pero frágil relación de amistad entre ambos.

La película es sobria pero emotiva. No esconde los dramas ni se para en mientes de buscar finales felices melosos y forzados, pero tampoco se refugia en el melodrama. La naturalidad es lo que mueve a los personajes y la acción. No recuerdo la última vez en la que en una ficción audiovisual norteamericana los adolescentes se parecieran a los adolescentes que yo he conocido toda la vida, y no sean una colección de estúpidos estereotipos, la más de las veces poco creíbles. Por otra parte, la película en sí misma es un canto a la amistad por una lado, pero también a la familia, por diversa que esta pueda ser por otro. A las solidaridad genuina que surge entre amigos o miembros de una familia cuando surgen los conflictos. No es maniquea, no hay un malo y un bueno. Hay gente corriente sometida a tensiones. Porque todo el mundo acarrea sus problemas en la vida, intenta resolverlos como puede, y eso, en ocasiones, perjudica a terceros.

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Con buenas interpretaciones y una puesta en escena austera pero eficaz, es una película que mejora en el recuerdo conforme pasa el tiempo, y es digna de atención por parte del respetable, aunque probablemente no atraiga a los devoradores de palomitas que están dispuestos a pagar más dinero por unas toneladas de este panizo salteado con toneladas de sal y grasa y los refrescos carbonatados e hiperazucarados acompañantes con los que lo acompañan, que por ver un buena obra cinematográfica.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****

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[Cine] Café Society (2016)

Cine

Café Society (2016; 452016-3008)

Es una tradición de décadas, que cuando llega el otoño toca reencontrarse con Woody Allen, que sigue a su ritmo de película por año… y nos cuentan que tiene también pendiente de estreno una miniserie de televisión. Lo único que cambia es que en años recientes, más que en otoño, el estreno de la película de Allen es más en los finales del verano. Es posible que el neoyorquino no tenga ya el tirón de antaño, y las distribuidoras y exhibidores cinematográficos no le reservan fechas de tanto prestigio como antaño. Como sea.

La cuestión es que hemos tenido nuestra dosis anual de… lo mismo. El romance, la religión, el éxito y la fama, la muerte,… el sentido de la vida en general, siguen siendo sistemáticamente los temas que interesan al peculiar director de cine que a lo tonto modorro nos presenta esta película con los 80 años ya cumplidos.

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Inevitablemente nos vamos a Nueva York fotográficamente hablando, y pasearemos por Brooklyn a orillas del East River.

Una película que no ofrece nada realmente novedoso. Momentos de comedia que nos pueden recordar a Annie Hall, paisajes de Nueva York que nos retrotraen a Manhattan, asuntos de familia que han podido ser tratados en Hannah y sus hermanas o en Días de radio, el crimen organizado que ya vimos en Ballas sobre Broadway, o el mundo de las celebridades que trato en Celebrity… Salvo esta última, que a mí no me convenció a pesar de su reparto de campanillas, todas las anteriores son ampliamente superiores a la obrita que nos trae en este 2016.

Y sin embargo, salimos del cine con buenas sensaciones. Buena música de jazz, maravillosa fotografía de Vittorio Storaro, mujeres guapas, y un romance de sabor agridulce, que sin embargo tiene más miga de lo que parece. En cualquier cosa, Woody Allen consigue algo que yo consideraba poco probable, y es que dos de los intérpretes más siesos y antipáticos de Hollywood a mis ojos (apreciación muy personal y que no tiene porque ser coincidente con otras personas), Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, nos caigan bien y simpáticos. Y nos ofrecen un romance que en sí mismo no tiene sentido salvo que integremos en el mismo al conjunto del reparto. Por que de una forma u otra, el personaje de Stewart, Vonnie, se enamora del mismo hombre, en dos época de su vida, representados por Eisenberg y por Steve Carell, este último interpretando al tío del primero. Y el personaje de Eisenberg se enamora de una idea de mujer, representada por las dos Veronicas, la Vonnie interpretada por Stewart, y la Veronica interpretada por una desaprovechada Blake Lively, que si la primera consiguen que salga bien guapa con el diseño de vestuario, esta segunda sale absolutamente espectacular, gracias entre otras cosas a su casi metro ochenta de estatura.

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Donde contemplaremos la silueta del bajo Manhattan.

De fondo, los problemas de familia y el mundo del famoseo, que proporcionan el tono humorístico, desenfadada e incluso cómico a esta historia de amor más sustancial de lo que podría parecer al principio, con una galería de personajes secundarios que nos alegran francamente la sesión. Fenomenal la escena entre los dos padres del protagonista, discutiendo las «ventajas» del cristianismo sobre el judaísmo, y sobre las formas de afrontar la irremediable muerte que a todos nos llega.

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O nos pasearemos bajo el puente de Queensboro en Roosevelt Island.

Las críticas leídas a priori sobre esta película nos habían creado unas expectativas bajas, muy influenciadas por la tremenda flojera de la dosis del año pasado. Pero lo cierto es que salimos con una sonrisa en la boca, una buena sensación en el cuerpo y dispuestos a admitir que, si bien lo mejor de la creatividad de Woody Allen pertenece al pasado, no nos importa que nos «importune» cada año con peliculitas como esta, que por otra parte superan en interés a practicamente cualquier otra comedia romántica que se estrene en estos tiempos.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ***
  • Valoración subjetiva: ***

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Y como no, por Central Park, todas ellas localizaciones muy propias de las películas de Woody Allen.

[Cine] Brooklyn (2015),… o «to’l mundo es bueno»

Cine

Brooklyn (2015; 152016-0226)

Este fin de semana pasado lo tuvimos muy completo en lo que a cine se refiere. La combinación de estrenos con posibilidades en la ceremonia de los óscars, la celebración de dicha ceremonia y el mal tiempo que hacía que no apeteciese hacer muchas otras cosas, nos ayudó a una sesión doble de viernes y sábado. Y en la del viernes tocó este drama romántico, producción irlandocanadiense dirigida por el irlandés John Crowley.

A pesar del título de la película, como últimamente hemos visitado mucho Nueva York, he optado por las vistas de Irlanda, que también sale en el filme. Sea el condado de Galway.

A pesar del título de la película, como últimamente hemos visitado mucho Nueva York, he optado por las vistas de Irlanda, que también sale en el filme. Sea el condado de Galway.

Es curioso. Creo que ya he dicho varias veces que mi película favorita en esta temporada de premios que ya podemos considerar pasada ha sido Carol. Pues vamos a jugar al juego de los parecidos casuales.

  1. Carol está ambientada entre 1952 y 1953. Brooklyn, también.
  2. En Carol, la protagonista es una joven de unos 20 años que se va a vivir y trabajar a Nueva York. En Brooklyn, también. Cierto es que Therese vive en Manhattan y Eilis (Saoirse Ronan, léase Sirshe Ronen) en Brooklyn.
  3. En un momento dado, la protagonista de Carol trabaja en unos grandes almacenes. En Brooklyn, también. Cierto es que Therese lo hace en la juguetería y Eilis en la perfumería.
  4. La protagonista de Carol no es feliz en Nueva York. La de Brooklyn, tampoco. Therese no encuentra su camino en esta vida, mientras que Eilis sufre de una morriña de tamaño descomunal.
  5. La protagonista de Carol aspira a trabajar de otra cosa. La de Brooklyn, también. Bueno, Therese quiere ser fotógrafa, mientras que a Eilis ya le vendría bien trabajar en el departamento contable de alguna empresita.
  6. La protagonista de Carol se enamora. La de Brooklyn, también. Aquí… las cosas empiezan a tomar otro color. Mientras que Therese lo hace de una señora más mayor de la burguesía neoyorquina, Eilis, buena católica irlandesa, se conforma con un fontanero de origen italiano que se quiere montar su empresita de construcción con sus hermanos.
  7. El amor en Carol se ve amenazado gravemente por un acontecimiento desgraciado que aleja a las dos amantes. En Brooklyn, también. Pero hasta aquí voy a contar porque no se trata de destripar completamente la película…

El condado de Clare, también en el encabezado.

El condado de Clare, también en el encabezado.

Sip. El esquema argumental es casi completamente idéntico. Las película son muy distintas. Hay diversas cosas que marcan la diferencia, desde el punto 1 de la lista. Pero lo que marca la diferencia notable es lo que viene a partir del punto 5. Y por supuesto, un millar de detalles asociados a la forma de rodar y de plantear ambas historias. Es importante analizar el proceso creador. A veces nos quejamos de que no tenemos historias nuevas, que todo está inventado, que las cosas se repiten… Nadie dijo que el proceso creador estuviera en inventar nada nuevo. Como alguien o varios han dicho, se trata de aportar algo nuevo a la conversación cultural, de poner el granito de arena distinto, o que soporta un edificio distinto de la civilización humana. Y aquí es donde quería ir con esta comparación.

Ya he expresado varias veces mi admiración por Carol. Brooklyn es una película correcta de factura muy notable. Está muy bien hecha. Y excelentemente interpretada. Empezando por su protagonista, la joven Saoirse Ronan pertenece a esa notable generación de actrices jóvenes anglófonas, entre los 20 y los 30 años, que tanto interés está generando y tanta calidad está ofreciendo. Está cambiada. Supongo que la adaptación al personaje le ha llevado a ganar unos cuantos kilos, y darle un aspecto más de inmigrante, poco sofisticada. No sé. Es un suponer. Pero lo hace muy bien. Y muy bien acompañada de un reparto donde no faltan los intérpretes canadienses en papeles secundarios, signo de la coproducción entre Canadá e Irlanda. Eso hace que podamos ver por ahí a la más yeyé de las señoras Draper, mucho más modosita que en Mad Men, o a la siempre animosa «Felicity Smoak»,… tan animosa como siempre. Esto de la coproducción nos lleva a que los que nos enseñan como el Brooklyn de 1952 es en realidad Montreal… pero bueno.

El condado de Kerry, con vistas al Atlántico que tiene que cruzar Eilis para ir a buscarse la vida.

El condado de Kerry, con vistas al Atlántico que tiene que cruzar Eilis para ir a buscarse la vida.

Todo muy bien. Pero… a la película le falta chicha. La historia es mucho más pequeña e inconsecuente de lo que parece. Primero… parece difícil merendarse el hecho de que, salvo la bruja de la panadería, todo el mundo sea tan tan tan tan bueno para con la pobre Eilis. Pero si es que son todos taaaaaaaaaaan majos. Hasta la mandona de la casera la tiene de enchufada. Y qué decir de la jefa tan compresiva, tan mona y con tan buen tipo que tiene en los grandes almacenes… Y qué buenos son los curas católicos… No sé cómo se les puede haber ocurrido premiar con el óscar a Spotlight con lo mal que les hace quedar. Incluso el regreso a su Irlanda natal está lleno de gente con buen rollito. Si hasta el general Hux está tan majo y tan apuesto… De hecho, ¿por qué tiene que emigrar si en su pueblo son todos tan majos?

Es una buena película. Pero no tiene nivel de óscar. Ni siquiera en mi opinión para estar entre las candidatas. Más con la sorprendente ausencia de la película con la que la hemos comparado al principio de este artículo. Si vais a verla no os arrepentiréis. Es una película amable, buenrollista, con buenos sentimientos,… pero no deja de ser una peliculita sencilla envuelta en un ropaje más o menos de gala.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***

O el condado de Cork, al sur de la isla.

O el condado de Cork, al sur de la isla.

[Cine] Carol (2015)

Cine

Carol (2015; 122016-0211)

Por una de esas causas y azares, acudimos a ver esta película al cine las mismas tres personas que quedamos para ver la última de Tarantino. No es raro… somos los «sospechosos habituales» que planifican su semana con el fin de ver las más interesantes de las propuestas de la cartelera, preferiblemente en versión original. Y llevamos muchos años viendo cine juntos. Aunque somos diversos como personas, tenemos una formación visual similar y hace tiempo que sabemos que nuestros intereses cinematográficos coinciden… más o menos.

Por lo tanto, no es de extrañar que el primer comentario a la salida del cine fuera comentar los aspectos formales de ambas películas. Mientras Tarantino presumía de filmación en película de 70 mm, apta para pantallas enormes con gran brillantez y despliegue de medios, el director de Carol, Todd Haynes, junto con su director de fotografía, Ed Lachman, optan también por la película tradicional, pero la modesta de 16 mm en formato Super 16. Y no es una decisión económica, es una decisión de estilo. De aportar a la imagen la estructura, el grano, que podemos asociar a las imágenes de principios de los años 50.

El romance de "Carol" se gesta en la Gran Manzana, y nos pasearemos por ella. En el ferry de Staten Island en la cabecera, o por el puente de Brooklyn.

El romance de «Carol» se gesta en la Gran Manzana, y nos pasearemos por ella. En el ferry de Staten Island en la cabecera, o por el puente de Brooklyn.

Siguiendo con las comparaciones, Tarantino apuesta en sus películas por los diálogos con largas parrafadas, prácticamente monólogos en secuencia de sus personajes, que sufren de una verborrea que a algunos encanta y a mí, últimamente, me aburre. Carol es una película construida a base de diálogos concisos, silencios y miradas profundas. La película de Tarantino nos dejó fríos, tan fríos como los nevados paisajes de las Rocosas que tan espectacularmente filmó. La película de Haynes nos ha llenado de calor, calor humano en el invierno de la impersonal megaurbe neoyorquina.

Estamos ante un romance. Una historia de amor. Con muchos de los elementos clásicos del cine, cuando la historia parece imposible, cuando las «circunstancias» separan a los potenciales amantes.

Therese (Rooney Mara) es una chica joven, con inquietudes creativas, fotógrafa aficionada que aspira a algo más. Nos confiesan los responsables de la película que los referentes del personaje son gente como Ruth Orkin, Esther Bubley, Helen Levitt,… Vivian Maier, tal vez. Si buscáis retratos de las tres primeras por internet de cuando eran jóvenes y las comparáis con el estilismo de Rooney Mara en el filme, no dejaréis de encontrar similitudes. Pero Therese es alguien más. Therese es el alter ego de Patricia Highsmith.

La película transcurre en invierno, ideal para replicar el ambiente del Nueva York de Saul Leiter; pero yo prefiero el principio del otoño con la suave luz del atardecer que se cuela por las ventanillas de los ferrys.

La película transcurre en invierno, ideal para replicar el ambiente del Nueva York de Saul Leiter; pero yo prefiero el principio del otoño con la suave luz del atardecer que se cuela por las ventanillas de los ferrys.

La película está basada en una novela de Highsmith, una novela de juventud, que publicó con el título de «El precio de la sal» y bajo pseudónimo. ¿Por qué el pseudónimo? Porque está basada en vivencias de las propia Highsmith. Sin ser exactamente autobiográfica, los personajes principales de la novela comparten caracteres y peripecias con la propia Highsmith y con mujeres que conoció en su juventud. Y el caso es que Highsmith mantuvo un romance de jovencita con una mujer rubia apreciablemente mayor que ella. Y aquí viene el segundo personaje de esta historia de amor.

Carol (Cate Blanchett) es una mujer ya madura, puede ser 20 años mayor que Therese, pero muy atractiva todavía. Y con mucha clase. Atrapada en un matrimonio sin amor, en la jaula de oro impuesta por sus suegros, en el potencial alcoholismo y violencia del marido. Para Carol, probablemente, esta no sólo es una historia de amor. Es una historia de liberación… que tiene un coste. Grande

Los medios han hecho hincapié en la relación homosexual que se establece entre ambas mujeres. Y evidentemente es algo muy importante. Es un acto de osadía reconocer y reivindicar el romance homosexual a principios de los años cincuenta, en la ultraconservadora sociedad norteamericana de la posguerra mundial y de la guerra fría. Y también hoy… si no, ¿cómo se explica el ninguneo que está sufriendo en la temporada de premios cuando probablemente se trate de la mejor película de habla inglesa del último año? Estoy convencido de ello.

O paseando en el crepúsculo por el "downtown", el bajo Manhattan.

O paseando en el crepúsculo por el «downtown», el bajo Manhattan.

No se comió un colín en los Globos de Oro, donde tenía cinco candidaturas en cuatro categorías; ambas actrices compitieron entre sí en la categoría de mejor actriz protagonista. ¿No sería posible y justa una candidatura conjunta y un premio compartido? Tampoco ha sido reconocida en los BAFTA, donde no se ha llevado ninguno de los nueve premios a los que optaba. Era una de los dos películas que más candidaturas tenía. Ya veremos que pasa con las seis candidaturas a los Oscar. De momento, no ha encontrado un hueco entre las ocho o nueve candidatas a mejor película. Cada vez que repaso la lista de candidatas me hago cruces. Pero si han metido ahí hasta la de «Mad Max»… Cierto es que hacen trampa en las candidaturas. Introducir a Rooney Mara en la categoría de actriz de reparto me parece de un cinismo similar a lo que sucede con Alicia Vikander.

Pero volviendo a la película. Desde mi punto de vista no sólo es una película sobre el amor romántico y la atracción sexual entre mujeres. Hay muchas más capas que separar en la relación. Por ejemplo, la diferencia de edad. El cine nos ha acostumbrado a relaciones dispares en este sentido, siempre y cuando el mayor sea el hombre y la jovencita la mujer. Relaciones que habitualmente en la realidad no se ven bien. No se asumen con tanta facilidad. Mucho menos si la persona de más edad es una mujer. Pero es además hay diferencias marcadas de clase social, económica y quizá, sólo quizá, cultural. En realidad, en este último aspecto quizá sea más inquieta y menos superficial Therese que Carol. Muchos problemas, muchos problemas… incluso para el cine, no digamos ya para la vida real.

Un ejercicio que hicimos mientras tomábamos un caña después de la película… os acordáis de Sabrina,… La película de Billy Wilder, no la tonta y superflua versión posterior. Es del año 1954. La acción en Carol se sitúa a caballo entre 1952 y 1953… la cosa va en un pelo. En Sabrina, un feo y cincuentón Humphrey Bogart se liga como si tal a una jovencita de ventipocos encarnada por la delicada apariencia de adolescente de Audrey Hepburn. Y a todo el mundo le parece estupendo… un romance encantador… ¿En serio? ¿De verdad? Plantéenselo en la vida real. Un millonario de 54 años se beneficia a la hija adolescente de su chófer. Y ahora barajeemos la variables de edad y sexo… una mujer y una chica,… una mujer y un chico,… un hombre y un chico,… ¿Cuál es el grado de tolerancia de la sociedad?

O por qué no darse una vuelta por Central Park, donde tantos romances hemos visto hacerse y deshacerse en el cine.

O por qué no darse una vuelta por Central Park, donde tantos romances hemos visto hacerse y deshacerse en el cine.

¿A que no es tan sencillo lo que nos está contando esta película o la novela de Highsmith? Convencido estoy que aunque situada en los años cincuenta, las relaciones como la descrita en la película son en realidad mal toleradas hoy en día, a pesar de la «corrección política» formal de la sociedad.

Pero todo ello está contado con un diseño de producción absolutamente de lujo. El estupendo vestuario de las protagonistas, la maravillosa iluminación de Lachman emulando las kodachromes de Saul Leiter, los tés con pastas en los salones de los hoteles, las fiestas juveniles en los apartamentos del Village, el fenomenal acompañamiento con la música de Carter Burwell, con fragmentos de Billie Holiday, Woody Herman, Les Paul,… un envoltorio absolutamente maravilloso, de primer orden para una reflexión sobre la moral, sobre las costumbres, sobre nuestra sesgada visión de las cosas, sobre si realmente somos tolerantes o sólo nos lo hacemos, o seguimos la corriente,… sobre tantas cosas. Y sobre la acción liberadora y renovadora que para las dos mujeres tiene su historia de amor. Quizá por ello, no se está comiendo un rosco en esta temporada de premios, como ya he dicho.

Tenemos que agradecer también la acertada selección de las protagonistas, de las que es difícil no enamorarse uno mismo. La elegancia y la capacidad interpretativa de Blanchett habían quedado suficientemente demostradas a lo largo de su carrera. Pero para mí es mucho más interesante todavía la matizada y sutil interpretación de Rooney Mara, cómo refleja sus sentimientos con tan pocas palabras, como sabe reflejar la evolución del personaje durante la película, de poco más que una adolescente a una mujer hecha y derecha… en unos meses según la cronología del filme. Mara hace la que para mí es la mejor interpretación femenina de las películas que optan a premios, de lo que he visto hasta ahora. Me falta por ver a la gran favorita. Pero tranquilas las gentes de orden. Las buenas gentes de Hollywood ya han cumplido con su cuota de corrección política otorgando varias candidaturas a los Oscar. Pero no permitirán el «desmán» de que además se premie a las lesbianas. Con Tom Hanks lo permitieron,… pero al fin y al cabo, su personaje tenía sida y cascaba. El castigo divino estaba ahí.

Seguro que la película de Tarantino se lleva algo. El «spaghetti western» más caro de la historia del cine. Pero la que difícilmente me podrán convencer de que no es la mejor película del año, rodada en unos aparentemente modestos 16 mm, no se llevará nada. Mierda de oscars.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: *****
  • Valoración subjetiva: *****

Por cierto, la película tiene ficha en mi colección de películas sobre fotografía y cine. Qué sexy está Rooney Mara con su Argus C3 o con la Canon IV Sb…

¿Y qué me dicen de lo alto del Empire State, donde tal vez uno se encuentre a Cary Grant esperando sin esperanza a Deborah Kerr?

¿Y qué me dicen de lo alto del Empire State, donde tal vez uno se encuentre a Cary Grant esperando sin esperanza a Deborah Kerr?