En nuestra exploración de la animación japonesa apta para preadolescentes, me topo con una serie con una premisa de esas tan catastróficas que gusta en el País del Sol Naciente. Basado en un novela de 1973 que parece que gozó de cierta popularidad en su momento, Nihon Chinbotsu 2020 [日本沈没, Japón se hunde 2020] nos lleva a seguir a un par de hermanos que junto con su familia y otros amigos y gentes que se encuentran, intentan salvarse de un desastre geológico que va a llevar a la desaparición del archipiélago nipón por culpa de su localizazión en la confluencia de varias placas tectónicas. La serie me ha dejado sentimientos diversos. Tiene momentos muy buenos, y otros,… no tanto, e incluso panfletarios. Lo que sí me ha encantado es la canción de presentación, con la voz de Ōnuki Taeko y la música y el piano de Sakamoto Ryūichi.
En Netflix hemos tenido la tercera temporada de The sinner, la serie en la que acompañamos al veterano policía Harry Ambrose interpretado por Bill Pullman. Como en temporadas anteriores, en frente ha tenido un contrincante altamente conflictuado, interpretado por Matt Bomer, un profesor de instituto privado, casado a la espera de un hijo, que se ve involucrado en la muerte de un antiguo compañero de universidad. Bomer queda muy lejos de sus tiempos simpáticos y ligeros como ladrón de guante blanco. Y aunque hace un buen trabajo, no siempre está a la misma altura que los antagonistas de las dos primeras temporadas. No obstante, sigue siendo una buena serie, que puede engancharte, especialmente por las excelentes interpretaciones de conjunto, y por centrarse más en los aspectos psicológicos que en el «quién lo hizo», que queda al descubierto casi desde el principio.

Y en Amazon Prime Video hemos tenido la segunda temporada de Hanna, la letal adolescente a la fuga de la organización que la ha convertido en una máquina de matar. Basada en una de las películas que lanzaron a la fama a Saoirse Ronan, no pensaba que me fuera a enganchar a esta serie. Pero lo cierto es que está razonablemente bien hecha. Y aunque no pasa de un entretenimiento de espías y asesinos, entretener, entretiene. Además de la protagonista, que cumple, Esme Creed-Miles, se agradece el buen trabajo de Mireille Enos y Dermot Mulroney. El segunda temporada cierra sus tramas, pero deja paso a otras posibilidades, y a una situación éticamente confusa, que puede ser interesante de explorar en una tercera temporada. Aunque después, no sé si quedará mucha tela que rascar.
