[Cine en el aire] Horas de avión y cine asiático… japonés por más datos

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El año pasado lo hice y este… ¿por qué no? Cuando uno tiene que pasar horas y horas en un avión en un viaje intercontinental, no se puede dedicar solo a intentar dormir y a comer algo cuando la tripulación de cabina dice que hay que comer algo, sea la hora que sea. Bueno… el viaje entre Zaragoza y Shanghái tal vez no sea, desde un punto de vista geológico, «intercontinental». Más bien «intracontinental» extremo. Estamos en los extremos opuesto de la placa continental euroasiática. Creo. Si no recuerdo mal de la última vez que me informé de esto, parte del extremo oriental de Siberia, y la mitad del archipiélago del Japón pertenecen a la placa norteamericana. Dejando de lado cómo se consideren las placas secundarias, sólo hablo de las principales. Bueno… viaje «intercontinental» o «intracontienental», lo cierto es que Siberia y China son más largas que un día sin pan, y que hay horas de vuelo para dar y vender.

Fotos desde la ventanilla del avión… pocas veces son memorables… pero si me pilla ventanilla, por lo menos me entretengo haciendo alguna.

Pero ciertamente, en esta ocasión no me dado tiempo a ver seis películas como el año pasado en el viaje a Taiwán. En aquella ocasión, cada trayecto se descomponía en dos vuelos largos de entre 7 y 8 horas, de los cuales uno era diurno, y en el que daba para ver tres películas de 120 minutos. En esta ocasión, el trayecto diurno ha sido cortito y sin cine, Madrid – Amsterdam y viceversa, y el trayecto largo ha sido nocturno, en el durante bastantes horas hemos intentando dormir, con cierto éxito. No completo, pero si parcial. He optado por ver dos películas japonesas que dudosamente se estrenaran en España y que por diversos motivos me despertaron cierto interés. Lo cierto es que la oferta de películas de KLM y China Eastern Airlines es inferior a la de Emirates.

En el viaje de ida me vi un drama amable titulado Kohi ga Samenai Uchi ni [コーヒーが冷めないうちに], que viene a significar «antes de que se enfríe el café», aunque para el mercado internacional aparece con el título de Cafe Funiculi Funicula. Sí, como la canción popular napolitana, Funiculì, funiculà… El caso es que es el nombre de la cafetería donde transcurre la acción. Un lugar donde si te sirve el café de una determinada forma la joven propietaria de la cafetería, y sólo ella, puedes viajar a un momento de pasado e interaccionar con personas de aquel momento. Aunque nunca podrás cambiar la historia, hagas lo que hagas o digas lo que digas. Y te tienes que tomar el café que te sirven antes de que se enfríe, porque si no te conviertes en un fantasma.

A mí siempre me atraen las historias con viajes en el tiempo, y por ello la elegí. Se estructura en cuantro historias, en las cuatro estaciones de un año, algo que gusta mucho en el cine oriental por lo que observo, en cada una de las cuales alguien viaja al pasado. La última de las historias tiene que ver con la joven propietaria de la cafetería… ya que el fantasma de su madre habita en la cafetería del momento que fue al pasado y no regresó a tiempo.

Dirigida por la directora Tsukahara Ayuko, lo cierto es que no cae en ninguno de los dos riesgos que corría el filme. Ni es empalagosa ni excesivamente melodramática. Es amable, y contada con ritmo y gracia. No pasará a la historia del cine por nada en especial, pero está correctamente interpretada, despierta buenos sentimientos, y entretiene. Para que vas a pedir más. Al parecer, adapta una novela de autor también nipón.

En el viaje de vuelta me llamó la atención Hibiki: Shōsetsuka ni Naru Hōhō [響 小説家になる方法], adaptación de una historieta de cierta fama y reconocimiento en Japón. Está dirigida por Tsukikawa Shō, y protagonizada por Hirate Yurina, una adolescente perteneciente a un grupo de estos de idols japoneses, que me causan algo de repelús en ocasiones, pero que me habían llamado la atención en una curiosa serie, aunque no del todo acertada, que se puede ver en Amazon Prime Video.

La cosa va de una adolescente de carácter extraño, y tendencia a episodios de violencia según quién y cómo la contraríe, que ha escrito una novela y que va a presentar a unos premios literarios, impulsada por una entusiasta editora.

Aquí metí la pata. Aunque me la merendé enterá, más bien me la desayuné por la hora que era, lo cierto es que la chica protagonista es muy inexpresiva, muy floja, y la historia lleva varios lastres, como por ejemplo que nunca sabemos por qué le dan esos prontos violentos y agresivos, que resultan raros. Supongo que la historieta lo contará mejor. El caso es que queda al final una película un tanto raruna, de situaciones muy inversímiles, y que te preguntas si la distancia que sientes con la misma se debe a motivos culturales o, simplemente, por que es mala. En fin. No siempre se acierta.

De momento, no se incorporan a mi lista y base de datos de estrenos, cosa que harían, como sucedió con MAQUIA el año pasado si en un momento dado se estrenaran en España, en salas de cines o en alguna plataforma de vídeo bajo demanda. Como curiosidad, una de las películas que vi en los vuelos a Taiwán, también estaba dirigida por Tsukikawa. Pero era más digna.

[Cine en el aire] Horas de avión y cine asíatico… y francés.

Cine

Esta semana teníamos que haber ido al cine a ver la enésima versión de una historia infinitas veces contada en cine y televisión. Sí, la de la estrella incipiente y el mentor alcoholizado. No es que me haga mucha ilusión, pero como auguran todo tipo de premios a una cantante metida a actriz, hay que comprobarlo. Pero me puse malito el único día que podíamos ir a verla. De hecho, hasta tenía la entrada comprada por internet, que perdí. Así que este sábado voy a hablar de cine pero de otra forma.

En mi reciente viaje a Taiwán, volamos con Emirates, con escala en Dubai. Lo que supone en total cuatro vuelos. Dos de siete horas entre Madrid y Dubai, o viceversa. Dos de ocho horas entre Dubai y el aeropuerto internacional de Taoyuan, y viceversa. Estos últimos fueron nocturnos y nos forzamos a dedicarlos a dormir para minimizar los efectos del jetlag o descompensación horaria. Pero por el mismo motivo, los vuelos diurnos nos obligamos a permanecer despiertos. Y qué mejor para ello que engancharse a la variada oferta de películas que ofrece la línea aérea. Yo opté por el cine asiático, salvo una excepción.

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El buen sabor que me dejó la película coreana me hace optar por fotografías de este país, de Busan, con bosques, para ilustrar esta entrada con cine predominantemente asiático.

Comenté hace unos días ya la película coreana, Little Forest, protagonizada por Kim Tae-Ri, dirigida por Soon-rye Yim, y que me dejó muy buen sabor de boca. Un encanto esta actriz, y muy majica esta adaptación de una historieta japonesa. Veamos que más… Me enterado que tiene versión anterior nipona, dividida en dos películas, pero de momento no me ha entrado la curiosidad. La película que vi ya me pareció bien tal cual.

Del resto, repartido entre la acción real en vivo y la animación.

Una película ya la había visto, Kono sekai no katasumi ni [この世界の片隅に] (En este rincón del mundo), y es una película que cada vez gana más en mi recuerdo y en mi valoración. Ese año tuvo que competir con el éxito de taquilla de Makoto Shinkai que acaparó la atención de la mayor parte del público, pero en estos momentos estoy convencido que este delicado drama de Sunao Katabuchi es superior.

Me interesó enseguida Summer Wars de Mamoru Hosoda. Este director es responsable de dos película que me gustan muchísimo, una fantastico-familiar y otra con viajes en el tiempo, muy dinámica y entretenida, así como de haber participado en una serie de animación para televisión que me parece buenísima, y de la que ya os hablé. Estas aventuras fantástico-cibernético-familiares no están a la misma altura, pero son muy entretenidas. Se dejan ver muy bien.

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Más frío me dejó Sayonara no asa ni yakusoku no hana o kazarō [さよならの朝に約束の花をかざろう] (Maquia: When the Promised Flower Blooms) de Mari Okada. Drama fantástico sobre las relaciones maternofiliales, que carga con un exceso de melodrama, y que entra directamente en la categoría de cine-cebolla, destinado a estimular los lagrimales del personal. No está mal… pero no es prescindible. Su directora es una de las guionistas más prolíficas en el cine de animación nipón. Pero claro,… cantidad no es lo mismo que calidad.

También procedente de una adaptación a una historieta está la última de las películas que vi. Buscando ya algo intrascendente, que si no me daba tiempo a terminar porque llegábamos a Madrid antes de que finalizase, no me importase. Y así me vi una película de acción real, con actores de carne y hueso, Tonari no kaibursu-kun [となりの怪物くん] (My little monster, en realidad se traduce, como «el monstruo a mi lado», porque se sienta junto a la protagonista en clase). Dirigida por Shō Tsukikawa, es un drama romántico de instituto como tantos muchos, aunque tiene bastante dignidad, y se deja ver sin que chirríe nada. Prescindible también, pero no molesta.

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También en acción real, Inori no maku ga oriru toki [祈りの幕が下りる時] (The Crimes that Bind, en realidad se traduce como «cuando cae el telón de la plegaria»). Dirigida por Katsuo Fukuzawa, es una entretenida película policiaca, razonablemente bien interpretada, a la que como principal problema se le puede poner que tiene unas cuantas trampas de guion, de esas que hacen que una película policiaca pasé de ser buena a normalita o del montón. No merece mucho más comentario.

Y terminaré con la única película que no venía de oriente. Se trata de la película francesa Madame Hyde de Serge Bozon, protagonizada por Isabelle Huppert. Recientemente estrenada en nuestro país, ha durado poco en cartelera, y la verdad es que no recibió buenas críticas. Pero tenía curiosidad por ver a la Huppert trabajando. Su papel es el de una profesora de un instituto de formación profesional que es una calamidad, y que no consigue hacerse con sus alumnos, un grupo complejo de los suburbios de una ciudad francesa no determinada (está rodada en Lyon). Un día, Madame Géguil (que se pronuncia como en inglés Jekyll) recibe una descarga eléctrica y su personalidad se desdoblará impulsando cambios en su docencia. La verdad… un poco tostón. Estuve a punto de abandonarla varias veces, y en alguna ocasión no me enteré bien de lo que pasaba porque es una película que tendía a expulsarme de la misma. ¿El peor trabajo que le he visto a la Huppert? Tal vez no sea culpa suya, pero sí.

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