[TV] Cosas de series; versión japonesa, versión coreana, y otras versiones

Televisión

Las series de fotografías que ilustran esta entradas de este Cuaderno de ruta están comentadas desde el punto de vista de la técnica fotográfica en Fotos en serie. En mi apreciación, las series japonesas de esta semana «ganan» a las coreanas, así que ilustraré con fotografías del jardín Kōraku-en de Okayama.

En los países asiáticos, Asia oriental y Sudeste Asiático, no es infrecuente que si una serie de televisión, sea de acción real, sea de animación, tiene éxito en un país se produzcan versiones en otros países de esa región del globo. Cuando me surgen, no suelo prestarles atención, especialmente si la serie original me ha parecido bueno. En los países occidentales también pasa que cuando un país europeo hace una película o serie que está bien, se produzca en Estados Unidos una versión propia. Alguna de ellas están bien, pero las más de las veces son superfluas. Especialmente en cine. No obstante, ya se ha dado el caso en que he visto la versión original surcoreana de una serie, y su copia japonesa. Para mi sorpresa, me pareció mejor la japonesa, hecha con más sencillez de medios y menos pretensiones «artísticas», pero… quizá por eso.

Recientemente he visto la situación inversa. Un original japonés y la copia coreana. La copia coreana, 컨피던스 맨 KR [Confidence man KR], se estrenó recientemente, se puede ver en Amazon Prime Video, y su título en inglés/castellano es Confidence Queen/La reina de la confianza. El original japonés, コンフィデンスマンJP [Confidence man JP], es de 2018, se puede ver en Netflix, y su título en inglés es The Confidence Man JP. O sea… prácticamente igual que el original. En ambas hay un trío protagonista de timadores, con una mujer al frente (Masami Nagasawa/Park Min-young), un miembro masculino de mediana edad (Park Hee-soon), algo mayor en la japonesa (Fumiyo Kohinata), y otro miembro masculino, más joven, y reticente a las actividades del trío (Masahiro Higashide/Joo Jong-hyuk). Los timos en ambas series son prácticamente los mismos o muy similares. Y en ambos casos hay una pléyade de colaboradores recurrentes en los timos, mientras que hay disintos primos en cada timo. Hay que decir que los timadores tienen un punto de justiciero, ya que los primos suelen ser malvados o egoístas, y suelen ser elegidos por haber perjudicado a algun inocente. O presunto inocente, que de todo hay.

Pese a todas estas similitudes, el tono de ambas series no es el mismo. La serie japonesa es una comedia en todo momento; incluso cuando parece ponerse seria, acaba saliéndose por peteneras. Los timos son extremadamente elaborados y alambicados, exigiendo una enorme cantidad de recursos, por lo que al final la ganancia es pequeña, y en algún caso pierden dinero. La coreana también, pero se sacan de la manga una historia de fondo con cierto tono dramático, por algo que le sucedió a la protagonista femenina en la infancia, y que se traslada a algunos momentos de los timos, y es la causa de uno de ellos, que busca venganza sobre alguien. La serie coreana tiene mucho más glamour, con la protagonista principal «protagonizando» un constante pase de modelos y en un ambiente de lujo. La serie japonesa pasa de esto, y la protagonista femenina, chabacana en ocasiones, es mucho más pedestre y cambiante. Eso sí, cuando se pone guapa,… yo diría que es más guapa que la coreana, que constantemente sale guapa… pero con ese aire artificial que muchas veces acompaña a las actrices surcoreanas. No pocas de ellas han pasado por el quirófano, para «perfeccionar» rasgos, lo cual no es el caso en la mayor parte de las actrices japonesas. Hay marcadas diferencias entre ambos países por vecinos que sean.

La cuestión es que… me quedo con la serie japonesa. Es divertida de principio a fin. Los personajes son más espontáneos y cómicos. Toca más tierra y el mundo real, y eso genera beneficios para la serie de cara a la identificación del espectador. Y creo que, al menos la protagonista femenina, que al fin y al cabo es la protagonista principal, es mejor actriz que la coreana. Aunque probablemente cobre mucho menos. Si vemos las valoraciones en IMDb, que reconozco que no son siempre fiables, la serie japonesa está apreciablemente mejor valorada que la coreana. Podrá parecer que entre 7.5/10 y 6.3/10 no hay mucha diferencia… pero sí que la hay. Mucha más de la que parece. Y os lo dice alguien que a trabajado con encuestas y estudios de opinión de usuarios y clientes.

Hay alguna otra pareja de series que están en la misma tónica. Y estaba esperando ha hacer este comentario a ver la versión japonesa que me falta. Pero como la estoy retrasando mucho, quizá porque no me atrae mucho, vista la coreana, que curiosamente tenía la misma protagonista que en la que he comentado hace un momento. Pero sí que surgió entre tanto una serie coreano-japonesa en Netflix, Tokumei no koibitotachi [匿名の恋人たち, amantes anónimos], internacionalmente conocida como Romantics Anonymous, que es una adaptación en serie de una película francobelga, Les emotifs anonymes. Que no he visto.

En la serie, la protagonista femenina es una joven coreana que vive en Japón (Han Hyo-joo), trabajando de forma anónima como chocolatera para una chocolatería pequeña pero de prestigio. Desde que perdió a su madre de niña padece escopofobia, un miedo irracional a ser visto o mirado por otros, y vive aislada, aunque con el apoyo del dueño de la chocolatería para la que trabaja. Este fallece, y la chocolatería es vendida a una chocolatera industrial, encargándose de su gestión el hijo del dueño (Shun Oguri), que sufre un trastorno obsesivo compulsivo, no soportándo ser tocado por otros, y con germofobia. En un tono de comedia romántica, ambos encontrarán su camino para ir superando sus lastres psicológicos, enterarse de quienes su auténtico amor, su auténtico romance, y salvar a la pequeña chocolatería de la desaparición. Lo cierto es que, aun con un comienzo titubeante, la serie ha resultado entretenida y con corazón. Una más en la que los japoneses renuncian a ese glamour en el que suelen basar los coreanos sus series, para dotar a la producción de más corazón y sentimientos. Ah, y un registro muy distinto el de Han Hyo-joo al de su papel de capitana pirata en un largometraje de hace tres años. Película bien interpretada, pero poco interesante.

[Cine] Netemo sametemo [寝ても覚めても] (2018)

Cine

Netemo sametemo (2018; 35/20200714)

Llevaba tiempo sintiéndome muy atraído por el catálogo de Filmin, plataforma de cine (y series) bajo demanda, que apuesta más por el cine de autor, más conceptual o más minoritario. E incluso de vez en cuando había alquilado alguna de sus películas. Pero recientemente he hecho cuentas… y si alquilo un par de películas de esta plataforma al mes, ya me merece la pena la suscripción más sencilla. Probablemente baje mi ritmo de visualización de series, e intercale recuperar películas que nunca tuvieron la oportunidad de llegar a las salas de cine. Y tal vez haya menos entradas televisivas en este Cuaderno de ruta, y dedique entradas a esas películas. No todas irán a mi base de datos de estreno. Sólo los estrenos recientes en la plataforma que no hayan pasado por la pantalla grande.

Como es el caso de esta película japonesa dirigida por Hamaguchi Ryūsuke, que en España sólo había aparecido en algún festival y filmoteca y estaba pendiente de estreno, hasta que por la epidemia de covid-19 fue adquirida por Filmin, con el título «internacional» Asako I & II. Prefiero el título original japonés que se traduciría, si mi empeño con el idioma nipón en Duolingo no me traiciona, y dado del uso de la forma verbal «te» [て] y de la partícula «mo» [も], como Ya estés durmiendo o despierta. Más poético y adecuado una vez vista la película.

La película comienza y termina con Osaka como escenario, así que Osaka será nuestro destino fotográfico con esta película.

Hamaguchi nos narra la historia de Asako (Karata Erika), una joven de Osaka que se enamora muy jovencita de Baku (Higashide Masahiro), un apuesto joven de vida relativamente bohemia que le promete que, incluso si de vez en cuando desaparece momentáneamente, siempre volverá a ella. Hasta que no vuelve. Dos años más tarde, viviendo en Tokio, y trabajando en una cafetería, conoce a Ryōhei (también Higashide) que se físicamente parece idéntico a Baku, pero que lleva un estilo de vida totalmente distinto. Tras su desconcierto y reticencia, acabará aceptado a este segundo y comenzarán una vida juntos. Hasta que… recordemos la promesa de Baku. Y hasta aquí puedo contar.

Si hay algo que me guste de ver películas de filmografías, o leer novelas, distintas a la occidental es la posibilidad de romper con los tradicionales, demasiado encorsetados, esquemas narrativos de mi cultura occidental. Aquello que nos metían a presión en el cerebro, de los tres actos con las tres partes del relato, presentación, nudo y desenlace. La película de hoy no rompe con ese esquema excesivamente, pero realmente nos ofrece un desenlace abierto, porque en general estamos ante un tipo de película que no explican todo al espectador, que le obligan a participar y decidir qué derroteros lleva o llevará la historia que se le presenta. Lo fundamental en la película de hoy es la evolución de Asako. Asako, que puede representar ciertos ideales de mujer japonesa en el imaginario de muchos, muy mona, muy apacible, pasiva, se va dejando llevar por los hombres con los que se encuentra y por el entorno de amistades que le rodea. Por lo menos durante tres cuartas partes de la película, hasta que rompe esa dinámica y empieza a tomar decisiones activas. Lo cual da sentido a toda la película y la hace satisfactoria, incluso en ese final que plantea todo tipo de dudas para el destino final de los personajes principales. Un drama romántico que se rompe con no pocas de las convenciones del género, y sobriamente pero muy bien interpretado. desde luego, no puedes dejar de mirar el rostro de Karata, que arrastra los pensamientos o sensaciones que pocas veces expresa verbalmente.

Película que no sé si gustará o enganchará a muchos espectadores acostumbrados a protagonistas activos, ritmos acelerados y a unos esquemas demasiado rígidos en las narraciones del cine habitual, especialmente el que llega, más o menos prefabricado, desde Hollywood. Pero que en mi opinión tiene muchas virtudes y que crece en el pensamiento conforme dejas reposar la película.

Como aficionado a la fotografía no puedo dejar de mencionar que los momentos clave que ponen en marcha de una forma u otra las relaciones de Asako con Baku y Ryōhei coinciden con sendas visitas, en Osaka y Tokio, a exposiciones del japonés Gochō Shigeo, un fotógrafo que me parece muy interesante.

Valoración

  • Dirección: ****
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ****