[Cine] All we imagine as light (2024)

Cine

All we imagine as light (2025; 04/20250123)

Este tipo de películas que llegan de países como India, en este caso dirigida por la directora nacida en Bombai Payal Kapadia, siempre dan un poco de miedo. Por un lado atrae tener un visión distinta y propia de la realidad de estos países. Por otro lado, siempre hay un riesgo de no ser capaz de salvar el abismo de comunicación y valores entre culturas o, por el contrario, de caer en el lugar común Por ello nos cuesta decidirnos a acudir a las salas de cine. Pero en este caso salvamos las perezas y nos dispusimos a sumergirnos en la compleja realidad de Bombay.

No he visitado India. Los más próximo ha sido el barrio de Little India en Singapur. Así que utilizo la multiétnica ciudad-estado del Sudeste asiático para ilustrar la entrada.

La película sigue las andanzas de dos enfermeras compañeras de apartamento y de hospital de etnia malayali. Una, Prabha, la mayor (Kani Kusruti), casada por un matrimonio concertado con un hombre al que conoció poco antes de la boda y que se marchó a trabajar a Alemania poco después. Desde entonces no se han vuelto a ver, y cada vez son más esporádicas las noticias que le llegan. La otra, Anu, la más joven (Divya Prabha), está enamorada de un joven… musulmán. Por lo que se ven prácticamente de forma clandestina. Otros personajes los rodean, como un veterano doctor que se siente atraído por Prabha. O la vieja cocinera del hospital, a la que van a desahuciar porque no puede demostrar que es la propietaria del pequeño apartamento en el que vive y que compró su difunto marido, largo tiempo fallecido ya.

Es una película sobre el día a día de estas personas, sobre lo cotidiano, recuentos de la vida, sobre sus problemas y sobre sus eventuales alegrías. Básicamente enfocada en las mujeres y su papel, difícil, en la sociedad bombaití. O india en general. Con una puesta en escena que mezcla el colorido de las calles de la metrópoli, con la semioscuridad, los profundos claroscuros, de los interiores del hospital o de los apartamentos de las protagonistas. Una puesta en escena que invita a situarse en la introspección de dos mujeres preocupadas por su presente y por su futuro, mientras intentan mantener una dignidad en su día a día.

La película se apoya fuertemente en el trabajo de su reparto, especialmente de sus actrices protagonistas. Que nos muestran con eficacia dos personalidades muy diferentes. La de la persona que ya está dejando atrás su juventud, afrontando la madurez con la amenaza de al soledad, pero firme en sus valores y actitudes. Y la de la joven enamorada, llena de ilusiones por el futuro, pero insegura por los fosos de incomprensión en la sociedad multiétnica de la ciudad. No obstante, la película busca dar una visión optimista, de esperanza en el futuro, con esas escenas finales, en la playa, reunidos cuatro personajes tan diversos, pero capaces de entenderse y de tomar decisiones sobre su futuro. Esta bien. Es maja. Es una película que, en mi memoria y en mi parecer, ha ido claramente de menos a más. Si hubiera hecho esta reseña al día siguiente de verla, igual hubiera dado una valoración más baja, aunque dentro del aprobado. Pero dejándola reposar, creo que es claramente una película notable. La vimos antes de conocer las candidaturas a los Oscar, y yo pensaba que entraría en algunas de ellas… pero no. Cosas que pasan.

Por cierto, no me gusta el título en castellano. La luz que imaginamos no es lo mismo que el título original, Todos lo que imaginamos como luz. Esos detalles que se pierden en la traducción en demasiadas ocasiones.

Valoración

Dirección: ****
Interpretación: ****
Valoración subjetiva: ****

[Cine] Un beau matin (2022)

Cine

Un beau matin (2022; 24/20230402)

Nos llega a la cartelera una nueva película de la directora francesa Mia Hansen-Løve, con la siempre interesante Léa Seydoux a la cabeza del reparto. No hace tanto que pudimos ver otra película de Hansen-Løve, una directora que siempre hace planteamientos interesantes, pero que en mi percepción no siempre resuelve satisfactoriamente. Suele basar sus guiones, sus historias, en sus propias vivencias vitales, y en esta ocasión no hace una excepción, ya que la película vino inspirada por la enfermedad de su propio padre.

Ejemplo típico de película sin una historia definida, que se centra en lo que los propios franceses definieron o sistematizaron como une tranche de vie, en español hablaríamos de los recuentos de la vida, un intervalo en la vida de una o varias personas, sus inquietudes cotidianas, sus preocupaciones, sus alegrías, sus relaciones. Y en esta ocasión seguimos a Sandra Kienzler (Seydoux), madre de una niña en torno a los nueve años, viuda. Trabaja como traductora ya que domina varios idiomas, su padre es austriaco. Y su padre, profesor de filosofía (Pascal Greggory), está enfermo, padece un enfermedad neurodegenerativa, que le impide ver aunque a sus órganos de la visión no les pasa nada, y que progresivamente le lleva a la dependencia y al deterioro cognitivo. Por lo que han de buscarle una residencia donde lo atiendan. Y también tiene sus propios problemas de relación, al «colarse» por un antiguo amigo (Melvil Poupaud), casado, en una relación que no es fácil de conducir.

Como muchas de las películas o relatos literarios de este género, este filme de Hansen-Løve se caracteriza por su realismo. Por su naturalismo. Con una cámara que va acompañando constantemente a la protagonista en su vida cotidiana, con una banda sonora extremadamente sobria, la acción se acompaña de los sonidos del ambiente, no de la música, y con una representación verosímil de los hechos. De las relaciones. De la vida en un pequeño domicilio parisino. De la realidad de hospital, de las residencias de ancianos de todo tipo, de la enfermedad, de la soledad de los ancianos, de las tribulaciones de una madre en familia monoparental,… Como muchas películas francesas de este tipo tiene una calidad casi documental.

Y esto último siempre me supone un problema, porque soy de los que cuando quiero ver ficción, quiero ficción, y si quiero ver documental, busco las cualidades del buen cine documental; esos productos intermedios muy propios del cine social francés… no me suelen enganchar. Pero en esta ocasión hay algo que salva la película con claridad. Bueno… varias cosas. Primero, que el guion de la propia directora, con su recorrido a través de las estaciones del año, con suaves y bien gestionadas elipsis, está bastante bien. Y en segundo lugar, la presencia y la interpretación de Léa Seydoux. Ya he dicho que me parece una actriz muy interesante. Y aunque su carrera es suficiente diversa como para que haya de todo, bueno y malo, siempre me fascinó, desde que pude ver en televisión La belle personne, una película de 2008, en la que empezaba a destacar dentro de su país. Pero claro… ha pasado mucho tiempo, desde aquel momento en que tenía 22 o 23 años hasta los 36 o 37 con los que rodó la película que nos ocupa hoy.

Los reparos con los que suelo ver este tipo de cine francés quizá hagan que mi valoración personal de la película sea modesta, pero la verdad es que es una película que puede ser muy recomendable, con buenos valores, tanto cinematográficos como interpretativos, y que supone un bello y honesto retrato de una mujer real, actual, con problemas auténticos, con los que muchas mujeres pueden sentirse identificados, pero sin perder su punto de romanticismo y encanto.

Valoración

  • Dirección: ***
  • Interpretación: ****
  • Valoración subjetiva: ***