La curiosa, y tarde o temprano molesta, moda de los candados del amor

Humor, Viajes

Parece que todo comenzó en Italia. Un escritor más bien ñoño, por las referencias que tengo, describía en alguna de sus novelas cómo dos enamorados, más bien jovencitos, más simbolizar su amor eterno, cerraban un candado en las barras de un puente sobre el río Tíber, y a continuación tiraban las llaves al río, para que nada ni nadie pudiese abrir el férreo símbolo de tan duradera pasión.

Muy romántico. Quizá un poco despistados sobre lo que realmente duran los amores eternos, pero muy romántico.

Candados - M♥S

Un candado del amor, sencillo, rotulado de forma elemental, sobre el puente Hohenzollern de Colonia; desconocemos si lo de poner sólo las iniciales y no el nombre de los enamorados se debe a la escasez de espacio, a la natural modestia de los tórtolos, o quizá, a la vergüenza por la cutrez del candado en cuestión - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

El caso es que ya había oído yo que esta práctica se estaba transmitiendo a diversos lugares del mundo, para desesperación de las autoridades públicas, ya que un exceso de candados, es decir de peso, pueden dañar las instalaciones y hace más costosa su mantenimiento. Qué tristeza. Siempre está ahí el vil metal monetario, para apagar la pasión reflejada en el colorido metal de los apasionados candaditos.

El caso es que incluso en Zaragoza, en un puente tan poco romántico como el puente de Santiago, gloria del viejo régimen en materia de obras públicas en la capital aragonesa, se han visto algunos de estos candados, aunque de momento no se ha convertido en un fenómeno espectacular. Motivo por el cual, tampoco le había dado yo mucha vueltas al asunto.

Pero al llegar a Colonia la cosa nos sorprendió. El prusiano puente Hohenzollern tiene la verja que separa las vías férroviarias del paso peatonal en su lado sur absolutamente plagada de candados de distintas formas, tamaños y colores.

Candados - Varios♥Varias (pero no revueltos)

Los modelos más frecuentes en el puente son los habituales de color marroncillo indiferente, y los más vistosos de color fucsia, habitualmente con los nombres de los enamorados grabados; esto me hace pensar en una floreciente industria en las cerrajerías, que supongo harían un barato a estas cinco parejas que evidentemente hicieron una declaración colectiva de amor - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH.

Desde luego, lo más habitual es la combinación de chico quiere chica o viceversa, ya que no hay un consenso establecido para el orden de los apasionados amantes. Y esto produce en seguida cierta monotonía en la observación de estos objetos, al principio curiosos, pero que en seguida te pueden llevar al aburrimiento. Sin embargo, no hay que descartar que de vez en cuando haya ejemplos que muestran la variabilidad de la sociedad occidental. Afortunadamente, y pese lo que pese a las mentes más reaccionarias, hay cierta tendencia a que la gente se mezcle y que la diversidad, pese a las trabas, se imponga.

Candados - Astrid♥Angela

Astrid y Angela, dos chicas; no fue el único ejemplo de amor homosexual que se puede ver, un dato más hacia la normalización de este tipo de relaciones - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH.

Candados - Murat Gözübüyük♥Marta Durniewicz

Gözübüyük y Durniewicz, un joven claramente de origen turco y una chica con un apellido de resonancias eslavas; en una región del mundo donde en el pasado tan duros conflictos interétnicos o interraciales hubo, también es esperanzador que eso no suponga trabas a las relaciones amorosas - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

Pero claro, no se trata de ponerse serio con estas cosas, que ya sabemos como acaban los amores para siempre. En un porcentaje notable de ocasiones en la sala de un juzgado de familia. Y como hemos tirado al río la llave, no podemos deshacerlo de forma civilizada y hay que tirar de serrucho o de martillo para ir por la tremenda. Curioso hasta que punto funciona la metáfora ¿no? Pues no. También hay ejemplos de sobra para tomárselo con humor. Y con ellos nos quedaremos. Que total, para lo que dura esta vida, tampoco es cuestión de tomársela en serio. Total, como decía áquel, nadie sale vivo de ella.

Candados: möge unsere Liebe unsterblich sein... Nicole♥Detlef

"Que nuestro amor sea inmortal" parece que nos dicen Nicole y Detlef... ; desde luego, mejor este poético pensamiento que no el "la maté porque era mía", desde luego - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

Candados - Christel... Heike... Carina... Lena... ¿♥?

Christel... Heike... Carina... Lena..., ¿será un amor a cuatro bandas de todas entre todas? ¿dos a dos? ¿será un candado de la amistad en lugar del amor?,... se admiten todo tipo de conjeturas - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

Candados - Mani♥Inga... ♥Melina... ♥Maria...

Y no sabemos como interpretar a Mani... ¿tiene mucho morro o será algo rácano por ir utilizando el candado para todos sus ligues? ¿o las sigue queriendo a todas por igual? ¿o es un fantasma y "dime de lo que presumes y te diré de qué careces"?... no lo sabremos - Panasonic Lumix GF1, Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8

Recapitulando, una escapada a Colonia

Viajes

Pues eso. Que un pequeño resumen.

  1. Mientras se mantengan los horarios actuales de vuelo entre Zaragoza y Weeze (se pronuncia  más o menos vise, donde la v es labiodental, la i es larga, y la s es sonora), el viaje es bastante conveniente. Bien es cierto que la zona, salvo Colonia, no es de las de más interés turístico en Alemania, pero puede ser un principio de viaje para un recorrido más extenso. Pongamos el caso, que si pillamos una buena oferta a través de la página en internet de la DB (ferrocarriles alemanes), y eso es muy posible si planificamos con antelación, es más económico volar de Zaragoza a Weeze y luego en ferrocarril hasta Berlín, que desde Zaragoza a Madrid en AVE y luego volando a Berlín. El recorrido de tren es más largo, pero a veces se compensa con el hecho de que para volar a Berlín a precios razonables, que no necesariamente baratos, hay que hacer transbordo en otros aeropuertos alemanes.
  2. Colonia tiene interés, pero para un rato. Evidentemente, tanto la catedral como algunos de sus museos son de primer nivel, pero la ciudad está un poquito destartalada. Para una escapada como la nuestra, o si estás de paso, vale.
  3. Parece ser que conviene comprobar la coincidencia del viaje previsto con actividad en la Feria de Colonia. En nuestro caso, que no coincidía, el hotel ha presentado una buena relación calidad precio. La semana que viene, en plena efervescencia de la Photokina, los precios se pueden triplicar si es que quedan plazas libres. Hablamos de un hotel céntrico y muy bien comunicado.
  4. Es una pena que disponiendo sólo de dos días además del fin de semana, no pudiésemos ir de jueves a domingo en lugar de sábado a martes. Pero en estos momentos sólo hay vuelos en esta relación los martes, jueves y sábados. El problema es que los domingos, si lo que hay que visitar es una catedral, es un follón por las misas. Y también por la mayor afluencia de gente haciendo turismo. Y los lunes es el día de cierre por descanso semanal de la mayor parte de los museos y monumentos en Europa. Pero bueno, es lo que hay.
Hauptbahnhof

Un "regional-express" con destino a Aquisgrán entra en el andén número 9 de la "hauptbahnhof" (estación central) de Colonia, mientras esperamos a que minutos más tarde llegue el tren que nos llevará a Krefeld, camino del aeropuerto de Weeze - Panasonic Lumix LX3

Para finalizar, sólo me queda comentar los aspectos fotográficos. Que son fáciles. Este es el cuarto viaje que hago con el mismo equipo. Un equipo ligero que da una calidad buena. Como cámara principal, el 80% de las fotos, la Panasonic Lumix GF1 con el G 20mm f/1,7 ASPH (40mm equivalente en formato de 35mm) y el Leica DG Macro-Elmarti 45mm f/2,8 (90mm equivalente). Como cámara de respaldo, el 20% de las fotos, la Panasonic Lumix LX3. Esta la uso en situaciones como los viajes con equipaje por su ligereza, cuando necesito un gran angular ya que su objetivo es equivalente a un 24mm en el formato de 35mm, o cuando es inconveniente usar una cámara más grande. Esperemos que no suceda nunca, también en caso de avería de la cámara principal. A sensibilidades bajas, ambas cámaras ofrecen muy buena calidad de imagen. Pero cuando la luz falla y hay que subir en sensibilidad, la LX3 queda bastante rezagada por el ruido electrónico.

En días anteriores he publicado el diario de viaje. Como ya expliqué en vísperas del viaje, al ir ligero de equipaje no me he llevado el ordenador portátil, así que las entradas del diario las he subido «en diferido» aunque con la fecha de cuando sucedieron los acontecimientos relatados. Salvo la del día 14, que fue redactada ese mismo día ya en casa. El conjunto, y alguna otra entrada complementaria que escriba los próximos días, se puede consultar como:

https://carloscarreter.com/tag/colonia-2010

y dicho enlace se ha añadido a la sección de viajes en la columna lateral de esta página. He de decir, que he abierto un portal específico para los enlaces a mis reportajes de viaje en De viaje con la cámara al hombro V.2.1.

Horizonte urbano - Colonia

La silueta de Colonia se perfila al atardecer con el sol poniéndose justamente tras la estilizada mole de la catedral - Panasonic Lumix GF1, G 20/1,7 ASPH.

Algo de lluvia, para despedirnos de la Baja Renania

Viajes

A las siete de la mañana ya estábamos en Köln-Hansaring preparados para coger un S-bahn que nos llevase a la "hauptbanhof". Y a pesar de lo agradable que ha resultado el hotel, insisto en el ominoso aspecto de su edificio bajo según que luces.

Cuando echábamos una de las últimas miradas a la silueta de la catedral, un silencioso InterCity ha pasado camino de su parada de rigor en la principal estación de la ciudad.

Como hemos salido con tiempo de sobra, aunque sin paranoias, nos ha dado tiempo a dar un mini-paseo por la plaza frente a la estación, húmeda por la lluvia de la noche.

A horas tan tempranas, la mayor parte de los viajeros son las gentes que acuden a sus lugares de trabajo, con sus caras de sueño, y pocas conversaciones. En la estación de Krefeld hemos esperado nuestro transbordo.

Ya en la estación de Weeze, hemos dejado atrás al modesto automotor diesel de línea secundaria que sirve esta comarca. Por cierto, que su destino final es Cléveris, lugar de nacimiento de una de las esposas de Enrique VIII. La quinta, Ana de Cléveris, o Ana de Cleves como también se la conoce por influencia del francés. A esta le fue bien. No "perdió" la cabeza. Y hasta aquí hemos llegado con el reportaje de esta pequeña escapada alemana.

Un palacio cerrado, un puente hundido, una capital que ya no es capital, y por fin buena luz al atardecer en Colonia

Viajes

Hoy tocaba excursión a los alrededores de Colonia. Así que por la mañana, a la "hauptbanhof" a coger el tren. Y hemos dado la espalda a la catedral, y la hemos visto de forma un poco distorsionada.

En primer lugar, nos hemos dirigido a Brühl para ver el palacio de Augustusburg. Según su página en internet, están abierto todos los días. Pero no. Como la mayor parte de los museos y monumentos de Europa, los lunes cierra. Así que nos hemos quedado sin ver por dentro el modesto palacio neoclásico de los arzobispos de Colonia. Poco que envidiar a duques, príncipes y reyes.

Pero por lo menos los jardines están abiertos al público en general como un parque público de la ciudad. Y ha sido un paseo muy bonito y agradable. Gracias también al día soleado que ha salido.

Lo que más nos ha gustado ha sido la parte del parque que se encuentra asilvestrada. Un bosque fresco y frondoso, muy tupido y muy agradable.

Donde hemos molestado a algún que otro habitante. Como este bactracio que, dada la humedad del lugar, se encontraba como pez en el agua. Mejor, como rana en el agua, claro.

Y si en un bosque hay humedad, está protegido del sol y hay abundancia de humus,... pues setas en abundancia. Natural.

Como buen palacio neoclásico, no le falta su "orangerie". Aunque solo tenga un naranjo, con unas frutas más bien raquíticas.

Hemos dado un paseo tranquilo, antes de volver a la estación de tren, y hemos encontrado una coqueta iglesia protestante. Entre tanto catolicismo... que apuros habrán pasado estos. Va. Di que todos son parecidos.

La idea inicial era seguir en Bonn. Pero como quedaba mucho día, hemos llegado hasta Remagen donde, después de comer algo, hemos visitado los restos del famoso puente que fue tomado entero por los americanos en marzo de 1945. Hay una película al respecto. El puente, no obstante, se hundió días más tarde, y sólo quedan los pilares de entrada en cada ribera. Y en ellos, unos museos que recuerdan el lugar.

La idea inicial era seguir en Bonn. Pero como quedaba mucho día, hemos llegado hasta Remagen donde, después de comer algo, hemos visitado los restos del famoso puente que fue tomado entero por los americanos en marzo de 1945. Hay una película al respecto. El puente, no obstante, se hundió días más tarde, y sólo quedan los pilares de entrada en cada ribera. Y en ellos, unos museos que recuerdan el lugar.

El museo presenta un fresco histórico muy completo de los tiempos. Por ejemplo, hay estancias dedicadas a los campos de prisioneros para soldados alemanes rendidos, en los que también las pasaron canutas. O los padecimientos de los civiles conforme avanzaban los aliados y sufrían bombardeos más o menos indiscriminados cada vez más frecuentes.

Al otro lado del Rin se ven los pilares del lado opuesto. En esta región ya empiezan a aparecer algunos montes, y el paisaje del majestuoso río es más bonito.

Finalmente hemos llegado a Bonn, antigua capital federal alemana, hoy convertida en una ciudad de provincias más tras la unificación de las dos Alemanias. El monumento más característico, el Münster.

La figura por excelencia de Bonn es Ludwig van Beethoven. La partícula "van" denota el origen flamenco de su familia, aunque el compositor se consideraba plenamente alemán. En los nombres neerlandeses, la partícula "van" no denota nobleza como el "von" teutón.

En cualquier caso, la antigua capital federal es una ciudad muy agradable, con estupendos parques y jardines, como el Hofgarden, a espaldas de la universidad.

Hemos regresado a Colonia todavía con buena luz, el día ha cundido mucho. Así que hemos buscado nuevas vistas de la fachada de la catedral, intentando introducir algún elemento humano en la foto, para dar sensación de escala.

Y hemos aprovechado para recorrer algunos sitios con luz que ayer vimos grises por culpa del nublado. Como la torre de la emisora de televisión RTL que tiene su sede en Colonia.

La tarde tan agradable, induce a las efusiones de los enamorados. Incluso si por detrás asoma el penacho del casco de un adusto jinete prusiano.

En esta época del año hemos llegado casi al equinoccio de otoño. Y dado que las catedrales suelen tener su nave central orientada de este a oeste, con el ábside en oriente, el sol se ha puesto justo por detrás de la catedral vista desde la otra orilla del Rin. Quizá la luz para esta fotografía sea más adecuada más avanzado el otoño, o incluso en invierno, con la luz dando de lateral a la catedral y al puente.

Uno de los jinetes prusianos de los Hohenzollern, que vigilan las entradas del puente, se asoma por encima de uno de los numerosos Regional-Express que cruzan estas vías cotidianamente.

Los últimos rayos de sol iluminan con luz rojiza los modernos edificios de la otra orilla del Rin. Y con esto, a cenar, a tomarse una última Kölsch (cerveza propia del lugar) y a dormir, que mañana es día de regreso.

Pues Colonia… si le quitas la catedral y algún museo… igual decepciona un poco

Viajes

Hoy ha amanecido francamente nuboso sobre Colonia. El impresionante edificio del hotel Azimut, donde nos alojamos, aparece un poco ominoso con esta luz. Pero en su interior, los servicios son buenos y las habitaciones agradables.

Como es domingo, hay múltiples misas en la catedral. Así que antes de visitarla, nos damos una vuelta por el centro. La verdad es que nos defrauda un poco. Supongo que la gran destrucción sufrida por la ciudad en la Segunda Guerra Mundial hizo que se conservase poco de la ciudad de entonces. Queremos visitar el antiguo ayuntamiento, pero por motivos no explicados, justamente hoy, no abre.

Convencidos de que como a las once no hay programada ninguna misa, puede ser un buen momento para la visita a la catedral, allí nos dirigimos. Pero no. La misa de 10 es con toda la parafernalia del mundo, y un "gorila" con sayas nos impide firmemente el paso. Habrá que esperar mejor ocasión.

Aprovechamos el rato visitando el Museo Ludwig. Este museo de arte contemporáneo nos ha sido recomendado vivamente, y no nos defrauda. Tiene una colección muy interesante. Y además hay una exposición temporal de Roy Lichtenstein que nos gusta mucho. Son muy celosos en el tema de la prohibición de hacer fotos, y decidimos no arriesgar. Salvo en la librería donde pasamos un rato, y compramos algún pingo. Imanes para la nevera. Y postales de pinturas de Gerhard Richter.

También aprovechamos para comer en su restaurante, que es muy mono, y con pequeño trío musical que nos ameniza con musiquita de jazz y bossa nova. Nos ponemos al lado. Claro.

Por fin entramos a visitar la catedral, donde nos sentimos abrumados por la altura e inmensidad del edificio. Lo que no queda claro si se hizo así para mayor gloria de la deidad católica, o de los arzobispos, y príncipes electores del imperio al mismo tiempo, de Colonia. Que cosas nos pasan por ser unos escépticos.

También nos llama la atención que hay mucha gente joven que acuden al culto. En otros sitios, la gente de las velitas y esas cosas suelen ser mayores. Pero aquí no. Se ven padres con hijos, o gente relativamente joven en las capillas.

En las vidrieras del crucero que dan al sur, apreciamos las composiciones de Gerhard Richter, a quien hemos mencionado antes, para sustituir las que fueron destruidas durante la guerra, a pesar de que el templo quedó relativamente intacto.

Habiéndose puesto a llover al salir de la catedral, optamos por descansar un rato en el hotel. Después tomamos el metro, que se parece más a un tranvía subterráneo que a otra cosa, y nos dirigimos hacia la estación de Zoo/Flora. Buscamos un nuevo medio de transporte.

Se trata del telecabina que atraviesa el Rin, uniendo el parque zoológico con el Rheinpark, en la otra orilla. Hay mucho niños que con sus padres han aprovechado el domingo para visitar el zoo, y ahora vuelven a sus casas.

El chaparrón que cae mientras hacemos el viaje, nos impide disfrutar de las vistas... Lo que más nítido se ve es el puente que cruza por debajo de nosotros.

El paseo por el parque es muy agradable. Sólo echamos de menos que el trenecillo que circula por estas vías no esté en funcionamiento. Pero ya ha pasado la hora de actividad.

Llegamos hasta el Hohenzollernbrücke, donde tropezamos con un murete dedicado a homenajear a Michael Jackson... Ese friqui... Las cosas que leemos, nos ponen los pelos como escarpias. Lo borrega que es la gente. Es posible que le dedique al tema otra entrada. Como a los candaditos del amor que mencioné ayer.

De todos modos, el objetivo era contemplar una de las vistas más conocidas de la ciudad. Que resulta un poco tristona, a pesar de que ha dejado de llover, y las nubes no están tan tupidas.

Volvemos a cambiar de orilla, y en el paseo del Rin que la noche anterior tan animado estaba, en esta tarde de domingo apenas se ven pasar algunas personas. Después de pasear un rato, cenamos algo,... y hasta mañana.

Llegamos a Colonia, y como es sábado, hay mucho ambiente festivo

Viajes

Con un ligero retraso sin consecuencias, el vuelo de Ryanair llega al aeropuerto de Weeze y nos disponemos a trasladarnos a la estación de ferrocarril para comenzar el viaje hacia Colonia. Sol, buen tiempo.

En la estación central de Krefeld cambiamos de tren. Allí empezamos a encontrarnos grupos de mozos o mozas ataviados para lo que obviamente son despedidas de solteros o solteras, según corresponda. Parece que todos van a confluir en Colonia, donde comprobaremos que, efectivamente, en la tarde del sábado se llena de estos grupos.

Nos llevamos la grata sorpresa de que el hotel está junto a la estación de Köln-Hansaring, lo que va a facilitar mucho las comunicaciones con el mundo. Y además, dado que entre esta estación y la principal no hay ninguna otra, y ante lo improbable de coincidir con el revisor... pues que los desplazamientos al centro nos van a salir muy baratos.

Una vez instalados, rápidamente salimos a dar una vuelta, hay que aprovechar lo que queda de luz. Y desde la estación junto al hotel comprobamos la distancia, no mucha, que tenemos hasta el monumento más característico de la ciudad; su catedral.

Hay gran cantidad de gente en el entorno de la catedral, especialmente gracias a la buena tarde que hace. Mucho turista, claro, pero comprobamos que gran parte del turismo es nacional. De la nación alemana, quiero decir; salvo algún asiático despistado, parece que a esta altura de la temporada, el turismo extranjero es escaso. Mejor. Eso quiere decir que nos estamos ahorrando muchas multitudes.

Fotografíar una catedral, tan alta como esta, y con una plaza no muy grande frente a su fachada, no es cosa fácil. Pero hay que aprovechar la cálida luz del atardecer, y se hace lo que se puede.

Hoy no vamos a poder visitar el interior. Hay misa. Y nos damos cuenta de que al día siguiente va a ser complicado. Es domingo, y fiesta de guardar para los católicos. Veremos cuando encontramos un hueco. De momento, nos quedamos cariacontecidos ante la entrada, por este pequeño e intrascendente chasco.

Dirigimos nuestro paseo hacia el Hohenzollernbrücke, puente ferroviario de sextuple vía por el que constantemente están pasando trenes de pasajeros. Con dos pasos peatonales a cada lado del puente, hasta aquí ha llegado la moda de los candaditos del amor. Creo que les dedicaré una entrada en exclusiva un día de éstos.

Retrocedemos sobre nuestros pasos para dirigirnos al paseo a orillas del Rin, y de repente no nos dejan pasar. Un tipo simpático pero firme, nos dice que tenemos que circular por los laterales de una plazoleta a espaldas de la catedral y del museo Ludwig.

Pronto encontramos la causa. Esta plazoleta es, a su vez, el tejado del auditorio de la Filarmónica de Colonia. Y en ese momento están en concierto. Hay que evitar que las pisadas molesten a los espectadores.

Entre los jardines a orillas del Rin, han instalado pequeñas carpas donde se realizan actividades de inspiración en la cultura islámica. En algunas dan de comer, en otras, como en la imagen, se ofrecen muestras musicales de esta cultura. Desde lejos, nos pareció que cantaban flamenco. De verdad. No exagero.

A pesar de que la noche va cayendo, la buena temperatura hace que numerosos grupos de gente permanezcan en los jardines charrando y tomándose unas cervezas. Tienen que aprovechar los últimos días del verano.

Como es sábado, las calles están muy animadas. Nos parece curioso que algunos salgan a tomar unas cervezas vestidos con trajes tradicionales alemanes. No conseguimos saber si es que les gusta, o si pertenecían a algún grupo de algún tipo.

También las señoras, por supuesto. En fin. Que la noche cayó, y aunque nos tomamos algunos chismes entre las muy animadas calles de lo que suponemos que podemos considerar el casco viejo de la ciudad renana, para fotos no dio más de sí.