Hoy, hemos caído en una discontinuidad espacio-temporal

Viajes

Sí. En algún lugar al sur de Tczew (pronúnciese chef, como los de las cocinas). Por la mañana todo ha ido bien. Cogiendo la línea de cercanías, nos hemos ido tranquilamente a Gdansk Oliwa, para ver un bonita catedral, rodeada de un frondoso parque. Nos hemos dado un paseo, y hemos disfrutado de una mañana de sol radiante.


A continuación, volvemos a la estación de Gdansk Oliwa. Comprobamos los horarios. A las 12:43, pasa un tren que nos deja poco más de una hora más tarde en Malbork. Compramos el billete. Nos situamos en el anden correspondiente. A la hora prevista tomamos el tren anunciado… y hora y media más tarde estamos en medio de ninguna parte, pero no en Malbork. Laskowice Pomorskie dicen que se llama la estación. Lo dicho en medio de ninguna parte. Tedio y sopor hasta conseguir salir del lugar.



La broma de la confusión de tren que nos ha introducido en la discontinuidad espacio-temporal nos ha costado la friolera de cuatro horas, por lo que cuando hemos llegado a Malbork, las taquillas del afamado castillo que íbamos a visitar estaban cerradas, y sólo nos ha quedado el consuelo de dar un tranquilo paseo por los alrededores y tomarnos unas cervecitas.


Finalmente, nos hemos vuelto a Gdansk, con nuestros objetivos parcialmente cumplidos. Pero disfrutando de un bellísimo atardecer en la estación de Malbork, y tomando para volver a la capital de la región un tren con procedencia en Kaliningrado, Rusia; cosa que no sucede todos los días.


Mañana nos desplazamos hacia Poznan. Espero poder seguir subiendo mis impresiones a estas páginas. Y si no, en cuanto lleguemos a una zona civilizada lo haré. Es decir, cuando tenga conexión a internet razonablemente asequible.