[Cine] Una casa en Córcega (2011)

Cine

Una casa en Córcega (Au cul du loup, 2011), 19 de septiembre de 2013.

Ya aviso que hoy pongo sesión doble de cine en el Cuaderno de ruta. Es que estoy pronto a inicia un viaje y no quiero dejar pendiente ninguna reseña para la vuelta. Sería retrasarlas diez días. Y aunque me gusta dejar reposar las películas, tampoco quiero que se me olviden las impresiones. En cualquier caso, empiezo con esta película francobelga que llega a nuestras carteleras con un par de años de retraso, doblada, lo cual puede ser un grave problema, aunque resoluble utilizando esos métodos que no gustan a la industria del cine. Eso quiere decir que la he visto dos veces. Y aquí viene mi primera crítica, ya que el aburrido título que le han puesto en castellano, nada indica de lo que nos transmite ese «au cul du loup» francés, «en el culo del mundo» que diríamos de modo más castizo ene nuestro idioma. Veamos que pasa con el filme que firma Pierre Duculot, que vaya apellido también, parece que le estamos dando la vuelta todo el rato a salva sea la parte.

Christina (Christelle Cornil) es una chica belga que vive relativamente insatisfecha con una relación sentimental no muy ilusionante, con una familia un poco plasta de origen mixto italobelga, con malos trabajos de camarera a pesar de sus estudios de arte, y a la que se le muere su abuela Palma, de la que hereda una casa en el pueblecito de Mausoleo en Córcega. Contra la opinión de su entorno que opina que lo que tiene que hacer es vender la casa, sacar algún dinero y seguir adelante, decide viajar a la isla del Mediterráneo para conocer la casa. Y se da cuenta de varias cosas. Una, que la casa está «au cul de loup», en el culo del mundo, bastante apartada de la civilización. Dos, que hay una historia, interesante, detrás de la vida de su abuela. Tres, que hay más formas de afrontar su vida que la que parecía tener predestinada.

Grand Place

Desgraciadamente, no tengo fotografías de los bellos paisajes corsos. Así que nos quedaremos en tierras belgas más grises. Aunque vistosas como la Grande Place de Bruselas.

No vamos a entrar en muchos detalles, estamos ante una producción de bajo presupuesto, que nos cuenta una historia pequeña, una historia de crisis personal de las que hacen replantearse la vida, y de las que permiten saber qué es importante y qué no, y quien te quiere en este mundo y quien no. Rodada en escenarios naturales, que nos permiten conocer la belleza de la montaña y el maquis corso, tiene sin embargo algunas irregularidades en la forma de contarnos la historia, que en cualquier caso tampoco son graves, ya que la cosa pasa rápida, estamos hablando de un filme que no llega a los 90 minutos de duración.

En el plano interpretativo, la película carga sobre los hombros de Cornil, la actriz protagonista, que sale airosa del reto, con alguna aportación destacable de algunos de los secundarios, especialmente del actor que interpreta al padre, Roberto d’Orazio, que no es actor habitualmente, ya que es un político y sindicalista francés de origen italiano.

Como resumen, una peliculita que se deja ver, que no desagrada, pero que tampoco dejará una huella indeleble en el espectador. Es honesta, y aunque tiene algún altibajo, también tiene sus momentos en los que empatizaremos con los personajes y sintamos la ternura y la solidaridad por ellos y sus circunstancias. Se puede aprobar sin problemas.

Valoración

  • Dirección: ***. Correcta, sin muchas complicaciones.
  • Interpretación: ***. Casi tentado de poner la cuarta estrella; muy honestos y naturales todos.
  • Valoración subjetiva: ***. Un aprobado sobrado para una película sin muchas pretensiones, pero honesta.
Esclusas

O pasearemos entre los canales y las esclusas de Ostende.

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