[Libros] Los prisioneros de Chalon / Pole Pole

Literatura

Esta semana traigo dos nuevos libritos, artículos periodísticos publicados por la editorial eCicero, con la variante que si los dos anteriores que he comentado en estas páginas estaban comprados en papel, estos han sido en formato electrónico.

El primero de ellos

Los prisioneros de Chalon
Jay Allen; traducido por Daniel Gascón
eCícero; Huesca, 2013

nos ha llevado a una prisión nazi en la Francia ocupada, poco antes de que los Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial, donde el periodista norteamericano Jay Allen fue detenido e ingresado prisionero durante un tiempo, hasta que finalmente fue trasladado a otra prisión y luego liberado.

Curioso artículo extenso, en parte diario en parte memorias, a partir de las anotaciones hechas en prisión y de los recuerdos de aquellos días, en los que se nos traza el relato de los diversos sucesos trascendentes que le sucedieron durante aquellos tiempos, mostrándonos cómo eran tanto sus compañeros presos como los guardas alemanes. Empatizando con todos, aunque no necesariamente, como es obvio simpatizando con todos. Se lee fácil y te lo ventilas en un rato.

Puente de Brooklyn

El hecho de que Stanley trabajara para el New York Herald me da una excusa para volver a mostrar fotografías de mi reciente viaje a la populosa ciudad yanqui; aquí el puente de Brooklyn.

El segundo de ellos

Pole Pole
Martín Caparrós
eCícero; Huesca, 2013

nos cuenta el viaje del periodista argentino Martín Caparrós, siguiendo a finales del siglo XX por la actual Tanzania, la ruta que en su momento realizó el periodista americano Stanley para encontrarse a orillas del lago Tanganika con el explorador y misionero británico Livingstone.

En este caso estamos ante un libro de viajes en el que, en lugar de centrarse en el tipismo y las bellezas naturales del país esteafricano, nos da un paisaje del entorno social y humano que se encuentra, manifestando las diferencias entre la visión romántica de África en la época de los exploradores, frente a los entornos de pobreza, corrupción y enfermedad de los países surgidos tras la descolonización.También muy recomendable.

Washington Street (Brooklyn)

Y en esta, el puente de Manhattan visto desde Washington Street en Brooklyn.

[Televisión] Cosas de series; cómo va la marcha de las novedades

Televisión

Hace un par de semanas hacía un repaso a la marcha de las series veteranas en mi cartelera televisiva; esta semana comentaré como les va a las escasas series nuevas que han llamado mi atención y todavía perduran en mi programación semanal. Y es que si lo miro con detenimiento, de los numerosos estrenos que ha habido esta temporada, filtrados por mi interés a priori de los temas, sólo tres series nuevas permanecen en mi cartelera. Y sólo una de ella me satisface realmente.

Decir que hace unos días hubo una novedad, Dracula, la enésima vuelta de tuerca al tema vampírico y al personaje creado por Stoker. Aunque venía presentado por un protagonista de postín, Jonathan Rhys Meyers, y aparentemente rodado con gran lujo de detalles en la producción como drama de época, me aburrí soberanamente con el primer episodio, me parece que no aporta nada nuevo, y no le voy a dar más oportunidades. Fuera.

En el bando de la fantasía/ciencia ficción, tenemos esa serie que viene del mundo de los superhéroes Marvel que es Marvel’s Agents of S.H.I.E.L.D. Bien. Esta estará en cartelera mientras aguante. Me pasa un poco como con Once Upon a Time. Me parecen series con argumentos que rozan el ridículo, con diálogos y situaciones que no rozan el ridículos sino que caen completamente en él, pero que producen un placer malsano en contemplar estos disparates. Esto aguante un tiempo como guilty pleasure. Pero tarde o temprano me cansaré y la mandaré a paseo. Curiosamente, la serie tiene éxito de público, y parece que va a aguantar toda la temporada larga, con posibilidades de renovación para el año que viene. Salvo cambios notables, ya digo que me parece entre mala y lamentable, y tarde o temprano irá a la basura.

Vistas desde el Empire State

Nueva York y el Empire State Building son escenarios habituales de las teleseries. Aquí vemos cómo se proyecta la sombra del famoso edificio entre las calles 33 y 34.

Aunque el primer episodio no me llamó mucho la atención, mejor le va a The Blacklist. El principal atractivo de esta serie es su protagonista secundario, interpretado por James Spader, y que le da bastante morbo a la serie. Por lo demás, es un procedimental conspiranoico, relativamente entretenido, aunque sin que sea nada del otro mundo.

Y la alegría este año nos la da Masters of Sex. La serie que nos cuenta los principios en los años cincuenta del siglo veinte de los estudios rigurosos sobre la sexualidad humana que desarrollaron William Masters (Michael Sheen)Virginia Johnson (Lizzy Caplan), y que tiene una triple vertiente que hace que sea muy interesante. Por un lado, el dar a conocer la historia de estos estudios, interesantes en sí mismos, por el tema que trataban, por el desarrollo que tuvieron y por las trabas sociales que tuvieron que superar. Por otro lado, los creadores de la serie han compuesto un conjunto de personajes atractivos, con los que empatizamos de una u otra forma, de los que queremos saber más o cuyos destinos nos preocupan. Es la parte novelada de la cuestión, que está muy bien traída y conducida. Y por último, que es una serie adulta con sus dosis de picante, oscilando con habilidad entre la comedia y el drama, todo en su medida. Está muy bien, y la recomiendo.

Vistas desde el Empire State

Y otro de los hitos habituales es el Chrysler Building, también visto desde el Empire State Building.

[Fotos / Web] Una nueva forma de publicar contenidos en la web, con fotos, claro

Fotografía, Informática e internet

El otro día oí hablar de Medium, básicamente un nuevo servicio de blogging asociado a Twitter. De hecho la forma de suscribirte es dándote de alta con tu cuenta de Twitter. Pensado para quienes quieren expresarse de forma sencilla y sin complicaciones, fácil, pero con más, muchos más de 140 caracteres. Parece que detrás de esto están los que «inventaron» Blogger, consiguiendo pingües beneficios cuando se lo vendieron a Google.

El caso es que por probarlo me di de alta y decidí publicar algo. Es muy fácil. Y tiene un aspecto limpio y despejado que lo hace de fácil y agradable lectura. Y trata muy bien las fotos que subes, que es algo que haces sin complicaciones, lo mismo que ponerles un pie de foto. Vamos. Que aprender a publicar contenidos en esta forma es facilísimo y sin complicaciones.

En principio no voy a abandonar mis proyectos más queridos. Esencialmente mi Cuaderno de Ruta y otros que tengo por ahí. Pero mientras tenga ocasión y me entretenga, publicaré ahí articulillos relacionados con mis experiencias en la técnica fotografíca. La dirección

http://medium.com/@CarlosCarreter

Es decir, medium.com + mi identificador en Twitter (@CarlosCarreter). Ya veremos cuánto dura. Pero si alguno quiere iniciarse en esto de publicar contenidos en la web, igual es una forma interesante de hacerlo. Y ahora os dejo unas fotos de un paseo que hice este domingo, comprobando lo bien que van los objetivos de hace 55 años cuando los montas en una cámara digital de formato completo y sin filtro de paso bajo. Veis, de este tipo de cosas hablaré en este nuevo medio.

Tren en Miraflores

El fin de semana he estado haciendo pruebas con grandes angulares y diferentes cámaras. Pero las pruebas son muy aburridas. Y el domingo por la tarde, para cuando me cansase de las mismas me cogí un veterano Canon S 50/1,8 de segunda generación (1958) y lo monté en la digital M-E. Y mira tú que bien quedó el tren que pasaba por Miraflores.

Maizal

Esperando al guardián en el centeno… digo,… en el panizo.

Gramíneas

Un desenfocado (bokeh dicen los modernos) que no está mal para la edad del cacharro.

Muro roto

Y aun resiste a las fuentes de luz intensas frontales…

Guardarrail

Y sobretodo, abriendo como abre a f/1,8… aguanta cuando la luz escasea, y no quieres pasar de la sensibilidad base del sensor.

[Cine] La vida de Adèle (2013)

Cine

La vida de Adèle (La vie d’Adèle: Chapitres 1 et 2, 2013), 25 de octubre de 2013.

Desde que se proclamó una de las ganadoras de la Palma de Oro en Cannes de la historia del festival hace unos meses, y con el añadido de los comentarios que suscitaron sus explícitas escenas sexuales, el estreno de esta película ha sido esperado por los aficionados al séptimo arte con gran expectación. En mi caso, he de añadir que hace unos meses leí la historieta, o novela gráfica, en la que está basado el filme, Le bleu est une couleur chaude de Julie Maroh, y que me gustó. Incluso aunque lo utilicé como excusa para experimentar la lectura de un cómic en la tableta, lo cual no resultó del todo una buena idea. Bueno. Todo se conjugaba para que en cuanto se estrenase en la cartelera zaragozana nos fuésemos a verla. Aunque con la decepción de que no ha llegado a esta ciudad una copia decente en versión original. Lo cual no deja de ser un problema. Si cada vez llevo peor el doblaje del cine en general, hace tiempo que me di cuenta que soporto peor el doblaje que hacen de las películas en francés que de las más frecuentes en inglés. Bueno. Vamos a ver qué tal ha ido esta película dirigida por Abdellatif Kechiche.

El filme nos cuenta la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos) una adolescente, estudiante de instituto, a priori una más entre sus compañeras, que le va bien en general académicamente, aunque con preferencia por las letras. Tiene alguna relación con un chico del mismo instituto, pero no la deja satisfecha y corta con él. Y así va tirando hasta que conoce a Emma (Léa Seydoux), una joven estudiante universitaria de bellas artes, unos años mayor que ella por lo tanto, abiertamente homosexual, y por la que se sentirá atraída. Lo que empieza como una amistad, acabará siendo una relación amorosa que durará varios años, en los que veremos los altibajos de la misma, debido a las diferencias de caracteres, de orígenes sociofamiliares, y de cómo asumen o viven cada una de ellas su sexualidad. Asistiremos a la entrada de Adèle en el mundo laboral como profesora al mismo tiempo que el progresivo éxito de Emma como artista. Y veremos como se resuelven, o no, las crisis de la pareja.

Rue des Hospitalières Saint-Gervais

No he estado en Lille, no tengo fotos de Lille, Así que nos conformaremos con el paisaje urbano parisino. Como el que podemos encontrar por el Marais.

He de decir que la digestión de esta película me ha resultado más pesada de lo que pensaba. De hecho, inmediatamente nada más salir de la sala de cine mi sensación era más de confusión que de otra cosa. Intentaré resolver esta confusión en los siguientes párrafos, que ya aviso que pueden desvelar algún elemento de la trama, lo cual no sé si es importante o no. Al fin y al cabo, esta no es una película de acción o de suspense. Lo que importa aquí es la vivencia de la personalidad y las relaciones de los personajes.

Mi confusión creo que viene en parte de haber leído previamente la novela gráfica. Una historia, la de Maroh, de las que deja un regusto positivo, que gana con el recuerdo y con el tiempo. Hoy en día la valoro más que el día en que la terminé. Y entiendo que muchos detalles a los que en su momento di una importancia relativa, ahora me parece realmente importante, sobretodo porque la diferencian de la historia que nos cuenta Kechiche, que está basada en la anterior pero no es igual. Y creo que prefiero la historia tal y como la cuenta Maroh, ya lo adelanto.

En la novela gráfica, la adolescente protagonista se llama Clémentine. Desconozco los motivos para cambiarle el nombre en la película, y ponerle el de la actriz que la encarna. En cualquier caso, el carácter de Clémentine/Adèle es razonablemente similar en ambas historias. Un chica/mujer insegura, con tendencia a la introversión que no acaba de asumir completamente su propia sexualidad, por lo que tiende a separar en la medida de lo posible su vida personal de relación del resto de su vida laboral, familiar y de amistades. Muy al contrario de Emma, que vive abiertamente y sin complejos su sexualidad, y se siente orgullosa de ella. Forma parte incluso de su vivencia y creación artística.

Emma es un personaje sin embargo distinto en ambas historias. Quizá no de partida, pero sí que interpretamos de forma distinta sus reacciones según lo que se nos cuente de ella. No valoramos de forma similar su reacción ante una infidelidad de su pareja si sabemos que previamente tuvo que soportar esa experiencia y de forma repetida, que si pensamos que es la primera vez que sucede. Y es que como ya he venido comentando, las dos historias la de la novela gráfica y la de la película van divergiendo, y el personaje de Emma es uno de los que más sufre en esa divergencia.

Cuando aparecen los créditos finales, vemos que el título completo en francés de la película no es La vie d’Adèle sino La vie d’Adèle: chapitres 1 et 2. Y es que efectivamente la novela gráfica nos cuenta más. Bastante más. Y de otra forma. La historieta de Maroh es un flashback a partir de los diarios de Clémentine/Adèle. Estos son mencionados en diversas ocasiones en la película. Ya he mencionado el gusto de Clémentine/Adèle por la lengua y la literatura. Pero finalmente, no tienen más que un valor circunstancial en la trama. En la novela gráfica son un elemento clave del desarrollo argumental. De esta forma, efectivamente me quedo con la sensación de que después de tres horas de filme, no me han contado toda la historia. Que se queda coja. No lo puedo evitar. Conozco la otra versión, que me gusta, y esta me deja insatisfecho. Cosa que puede no pasarle a quien se acerque a la versión filmada sin prejuicios.

Un elemento importante en ambas historias es la explícita representación de las relaciones sexuales que se reproduce en ambas. Pero claro, no es lo mismo un historieta que el cine. He de decir que, en general, las películas que son muy explícitas en la forma de presentar las relaciones sexuales no necesariamente me resultan especialmente satisfactorias o eróticas, dependiendo de cual fuera la intención del director. En este caso, y tal como he leído en alguna parte, la forma en que están rodadas hace que durante las mismas te quedes absolutamente clavado a la butaca. Toda la película está rodada dando gran importancia a la carnalidad de los personajes. Está llena de primeros planos en los que destacan los labios, la saliva, las lágrimas, aquello que da materia sensorial, y también sensual, a los rostros y a los cuerpos. Incluso los planos generales de las protagonistas, aun representándolas vestidas como cualquier otra joven de su edad, presentan siempre cierta sensualidad en sus movimientos y en su actitud. En cualquier caso, como he dicho las secuencias de cama te impactan bastante, por su intensidad, por su realismo y por su duración. Y entendámonos, hay muchísimo más metraje con la ropa puesta que sin ella. Se nos cuentan mucha más cosas, presenciamos muchos diálogos, muchas interacciones todas ellas importantes. Pero a pesar de eso, el sexo, o mejor dicho la sensualidad, adquiere una dimensión sobresaliente en la historia filmada. Y creo que está buscado intencionalmente.

Y aquí enlazo con la propia historia de amor entre las dos chicas. También percibo diferencias cualitativas entre las dos historias, la gráfica y la cinematográfica. En la historieta, sí que percibo que la relación entre dos chicas, entre la dos chicas, tiene especificidades sobre lo que sería una relación entre un chico y una chica. Veo diferencias cualitativas. Pero en la de Kechiche, más allá de las escenas sexuales y de las dudas de Adèle, lo que me están contando es una historia bastante convencional, con los mismos problemas que cualquier otra pareja, sin importar el sexo de sus miembros. Es decir, no me está contando nada que no me hayan contado ya hasta la saciedad. Un mitad de la pareja activa, culta, dominante socialmente, la otra discreta, acomplejada, de extracción sociocultural más baja, las dificultades de una para encajar en la vida de la otra,… y las consecuencias que esto trae. Me parece menos original.

Hay una cosa que lamento. Me gusta mucho el título de la novela gráfica: Le bleu est une couleur chaude. El azul es un color cálido. Contradicción aparente que es aprovechada por Maroh para un estilismo en sus dibujos muy elegante, y que dota del color azul, el del tinte del pelo de Emma cuando se conocen de mucho simbolismo y significación. El dibujo de Maroh es casi monocromo en los flashbacks que nos cuentan la vida de Clémentine, y coloreados en el presente de Emma que recuerda la historia, destacando siempre el color azul como un símbolo. La paleta de colores que utiliza Kechiche también tienden a cierta monocromía, favorecida por el tiempo gris de la región de Lille donde transcurre la acción. Pero en todas las escenas hay detalles de color azul, unas veces más intensos que otras. Creo que no había necesidad de cambiar el título. Salvo por motivos comerciales, o vaya usted a saber porqué.

RER Musée d'Orsay

O el RER, trenes de cercanías que atraviesan la ciudad, también vemos a Adèle en la película usar los trenes de cercanías para ir a estudiar al instituto.

Hasta ahora, he presentado mis impresiones en paralelo, en una comparación entre las dos historias, la de la novela gráfica y la cinematográfica. Lo hago así porque no he podido evitarlo. La una me ha condicionado mucho mi apreciación de la otra. En líneas generales estamos ante una buena realización cinematográfica, donde lo único que me planteo como duda permanente es si son necesarias tres horas para contar la historia que nos cuenta. No obstante, donde sí que opino que hay justicia es en las alabanzas que han recibido las dos actrices protagonistas por su trabajo. Especialmente la joven Exarchopoulos, que carga sobre sus hombros un papel que aparecen prácticamente todo el tiempo en pantalla, complejo, muy emocional, y con la dificultad añadida de las intensas escenas de sexo. A Seydoux ya la conocía de alguna película anterior, que habían mostrado que es una actriz interesante, y no sólo una cara bonita. Incluso en películas no excesivamente brillantes.

En su conjunto es una película que me resulta difícil de valorar. Ya ha quedado claro en mi exposición que mis prejuicios sobre la historia que iba a ver han pesado mucho, especialmente porque al cabo del día, prefiero la historia que me cuenta Julie Maroh. La de Kechiche me parece inacabada. Y más con ese final en la galería de arte que te deja un poco… no sé. No daré más detalles. Dice que son los «capítulos 1 y 2» de la historia de Adèle/Clémentine. El 1 sería el de su adolescencia. El 2 el del comienzo de su relación adulta. Tal y como conozco la novela gráfica, sólo cabe un tercer capítulo que tengo la sensación que nunca se rodará. En cualquier caso, creo que es una de las película más interesantes del año, independientemente de que al final sea o no una de las que más te vayan a gustar. Pero creo que si te gusta el cine, la tienes que ver. A ser posible, donde sea posible, en su versión original.

Valoración

  • Dirección: ****. Dirección intensa, personal, quizá un demasiado prolija, pero que hay que conocer.
  • Interpretación: *****. Desde mi punto de vista lo mejor del filme.
  • Valoración subjetiva: ***. ¿Mis expectativas eran demasiado altas? ¿Prefiero la versión gráfica? No sé, pero no me ha satisfecho del todo.
Jardines de Trocadero

Y un parque, un banco de un parque, acaba teniendo significados especiales para las dos amantes de esta historia. En la foto, el parque de Trocadero.

[Fotografía] Recomendaciones semanales; el aniversario de Robert Capa y más

Fotografía

Los domingos por la mañana noto cuándo la semana ha sido ajetreada, incluso dura. Cuando esto sucede, tengo muchos más artículos seleccionados como posibles candidatos a entrar en mis recomendaciones semanales. No he tenido tiempo durante la semana a ir viéndolos con detalle. Esta es una de esas semanas. Por lo tanto, corro el riesgo de dos cosas. De ser demasiado prolijo en mis recomendaciones, y de que haya poca coherencia interna en la entrada de este domingo. Veremos cómo sale al final.

Por otro lado, llevo un tiempo dándole vueltas a que no siempre estoy contengo con mi tradicional combinación de objetivos, angular en torno a los 24-28 mm, estándar entre los 40-50 mm y el tele corto de 85-200 mm. Por ejemplo, durante mi viaje a Nueva York he sentido en varias ocasiones que hay poco intervalo entre el 14 mm y el 20 mm de Panasonic, que en focales equivalente de lo que se da en llamar «formato completo» serían un 28 mm y un 40 mm. Pero sólo tengo una posibilidad de usar focales más abiertas. El Tokina AT-X Pro 12-24/4 que en su momento compré para las Canon EOS de captor APS-C, cuando se usa sobre la 5D Mk. II es utilizable en el intervalo de focales entre 19 y 24 mm. Por debajo de los 19 mm no cubre la totalidad del fotograma. Ayer, aprovechando el buen día y que aunque lentamente entra el otoño, estuve usándolo en una gama de focales entre los 19 mm y 21 mm. La pena es lo que se degrada la imagen en las esquinas. Incluso diafragmando. De hecho, casi la mejor forma pasarlo bien con el es utilizándolo a plena abertura, f/4, sobre objetos próximos, de modo que los bordes y las esquinas salgan desenfocados por la limitada profundidad de campo. Entonces da igual que en esas zonas pierda nitidez. Os dejaré algunas fotos en la entrada de hoy.

Parque Grande

A veces echo de menos el dinamismo que los grandes angulares potentes introducen en las imágenes, especialmente en las que incluyen elementos arquitectónicos. Escalinata del Batallador, Parque Grande de Zaragoza.

Pero vamos al grano con las recomendaciones de hoy, que han venido marcadas por los numerosos recordatorios al 100º aniversario del nacimiento de Robert Capa (Endre Ernö Friedmann, 1913 – 1954), un fotógrafo que nos dejó muchas fotografías que sea han convertidos en iconos del turbulento siglo XX, y que nos abandonó demasiado pronto por culpa de una mina en Indochina. Algunas referencias al aniversario en Photographs on the BrainRafael RoaMagnum Photos entre otros muchos sitios. Mi homenaje particular ha venido releyendo algunos pasajes del libro que escribió sobre sus memorias de la Segunda Guerra MundialLigeramente desenfocado editado en español por La Fabrica. Una lectura realmente muy interesante y amena.

Quedándonos entre los fotógrafos de otra época, y en concreto otro húngaro que acabó viviendo en París hasta el final de sus días, uno que siempre me ha resultado muy interesante es Brassaï (Gyula Halász). En American Suburb X (ASX) nos lo han recordado a propósito de un libro sobre su obra que se publicó hace ya sus buenos quince años. Pero cualquier excusa es buena para recordar a este interesante fotógrafo.

Josef Koudelka, aunque más moderno, podemos considerarlo uno más de los fotógrafos de la Europa oriental que ha encontrado su sitio entre los clásicos. En este caso un clásico todavía vivito y coleando. En Eric Kim Street Photography nos hablan de 10 lecciones que podemos extraer de la obra del fotógrafo checo.

Parque Grande

Pero los grandes angulares para cámaras réflex suelen tener distancias de enfoque mínimas muy favorables para acercarnos a los objetos, para trabajar el micropaisaje. Nos podemos centrar en un sujeto, al mismo tiempo que ofrecemos amplia información del contexto. Parque Grande, Zaragoza.

Robert Capa es recordado principalmente por ser uno de los primeros grandes reporteros gráficos de guerra. Y con los campos de batalla tienen que ver las dos siguientes recomendaciones.

En Feature Shoot nos muestran la contribución del fotógrafo Brett Van Ort, que nos muestra por pares de fotografías. Por un lado idílicos, a veces casi feéricos paisajes de los campo de Bosnia. Lugares que parece increíble que fueran escenario de las horribles matanzas de las guerras que atenazaron el país durante una década. Pero a su lado aparecen frías imágenes de minas antipersona y prótesis que nos recuerdan que todavía hoy, estos idílicos lugares son una amenaza para las personas, por los miles de artefactos asesinos de los que están sembrados aun hoy.

Curiosa es la serie del fotógrafo bilbaino Mikel BastidaWar Theatre, que ha recorrido los campos de batalla de Europa recreando con una calidad cinematográfica las escenas que pudieron darse en esos escenarios en un momento dado. Imágenes que combinan la belleza del paisaje, con la realidad/irrealidad de los seres humanos que las habitan y el recuerdo de los hechos que sucedieron. Son fotografía que buscan más que el realismo, la reproducción de los arquetipos instalados en el imaginario colectivo. Nos lo han contado en 30 y 3.

Parque Grande

Ante la escasa definición del Tokina en las esquinas, incluso diafragmando a f/8 o f/11, opto por aproximarme a los objetos, y abrir a f/4 para obtener fondos desenfocados. Entre las bondades del objetivos, que funciona muy bien en el centro, está su buena resistencia a la pérdida de contraste cuando la luz incide casi frontalmente sobre el mismo. Jardín Botánico, Parque Grande de Zaragoza.

Este mes, la puntual aparición del número correspondiente de Fraction Magazine en el primer día del mismo me pilló de vacaciones. Y olvidé echarle un vistazo. El caso es que me ha parecido un número bastante interesante, en el que he seleccionado tres porfolios.

Enchanted Awe de Sarah Moore, en el que junto con la autora recorremos los amplios, y a veces desolados paisajes de Nuevo Méjico, estado norteamericano en el que vive.

We Make the Path by Walking de Paul Gaffney, fotógrafo irlandés que ha caminado 3500 kilómetros explorando la idea de soledad contemplativa durante el viaje. Básicamente paisaje, paisaje transformado por el ser humano, y que a pesar de todo transmite mucho la idea de soledad y de camino ante la persona.

There is no Sun without Shadow de Alex Catt, está muy en la línea de los dos anteriores. Nuevamente se vinculan los paisajes de un viaje solitario, con la necesidad de reflexionar y de interiorizar acontecimientos, en este caso la muerte del padre.

Parque Grande

Y siempre he estado bastante satisfecho con el rendimiento del color, como se puede ver en la única rosa que encontré en la Rosaleda del Parque Grande de Zaragoza. Sorprendente que con el buen tiempo que hace no haya más. No debe haber mucho dinero en las arcas municipales para las actividades de jardinería.

Interesante el trabajo de Nick Brandt tal y como nos lo presentan en Feature Shoot. El fotógrafo es conocido por sus imágenes, maravillosas en blanco y negro, sobre la fauna salvaje africana. Pero en esta ocasión se centran en los animales muertos en las orillas del Lago Natron, en el norte de Tanzania. Combinando las altas temperaturas con la elevada alcalinidad de sus aguas, estas son mortales para los animales. Que perecen en sus orillas y quedan calcificados. Las fotografías de Brandt examina la relación entre vida y muerte con imágenes muy potentes y técnicamente impecables.

Parque Grande

Otra toma más general, pero también con diafragma a f/4, lo que hace que haya un progresivo desenfoque hacia el fondo de la escena. Que siempre aparece reconocible, porque con grandes angulares nunca alcanzamos los extremos desenfocados que conseguimos con los teleobjetivos. Y menos a f/4. Como vemos en la verja del Jardín Botánico del Parque Grande de Zaragoza.

Finalizaré las recomendaciones de hoy, con tres autores que utilizan técnicas fotográficas muy diversas, y que espero sirvan para comprender hasta que punto es rico el medio de expresión basado en la luz.

En Lenscratch nos proponen las platinotipias de Beth Moon. En su serie Between Earth and Sky, paisajes y retratos de plantas, animales y personas vinculados al medio natural con el bello rendimiento que esta técnica fotográfica en blanco y negro ofrece. Muy bellas imágenes.

En Sales de plata, un sitio español dedicado a los medios fotoquímicos tradicionales, suelen dedicar la mayor parte de sus artículos a técnicas y fotógrafos que trabajan el blanco y negro. Pero esta semana nos han sorprendido con las potentes imágenes en color que nos proponía los años 70 el fotógrafo John Batho. Como nos dicen en la entrada que le dedican «… un concepto perfectamente actual casi cuarenta años más tarde.»

Finalmente, Rafael Roa nos habla de Robyn Stacy, fotógrafa australiana, y en concreto la serie Guest Relations, en las que se explora el concepto de cámara oscura en el interior de apartamentos de Sidney, en la que se generan imágenes también muy coloridas y con curiosas interrelaciones entre el exterior proyectado sobre las paredes y los objetos de los apartamentos, y las gentes que de forma expresa o implícita los habitan.

Bueno. Creo que al final me ha quedado una entrada amplia pero razonablemente coherente e interesante. Esto de que gracias al cambio de hora he dormido una más, me ha permitido estar más despejado y activo. Claro que lo pagaré en el cambio de hora de primavera, que supone una verdadera catástrofe para mi pobre organismo.

Parque Grande

Uno de los usos habituales de los grandes angulares acusados es el paisaje. Pero es curioso que yo siempre prefiero focales más cerradas para esta disciplina. Parque Grande, Zaragoza.

[Fotografía] Trasteando con una FM2, y algunas novedades en el campo de los chismes fotográficos

Fotografía

Mi primera cámara réflex, comprada allá por la primavera de 1989, fue una Pentax P30N, un simpático aparato que no conservo, con la que empecé a foguearme en la fotografía, pero que se me quedó corto enseguida. Tenía algún inconveniente que ahora no voy a detallar, que la hacía insatisfactoria una vez dados los primeros pasos, cuando te apetecía ir algo más allá. Así que en la primavera de 1993 me lancé a la compra de una cámara más seria. La cosa se redujo a elegir entre una terna de cámaras. Una opción era permanecer fiel a la marca, comprando la Pentax Z-1, que no estaba mal, pero que estaba un pasico por detrás en distintas cuestiones sobre sus competidores de similares características y marcas. Entre estos, las cámaras réflex de enfoque automático orientadas al aficionado con ganas, el modelo que resultaba tener un mejor equilibrio entre precio y características era la Canon EOS 100, que fue la cámara que acabé comprando. Pero también me tentaba la posibilidad de no subirme al carro de las modas, e influido por mi profesora de los cursos de la Spectrum, Nati Gascón, optar por una aparato de enfoque manual y totalmente mecánico, de características avanzadas, como era en aquel momento la Nikon FM2. No opté por esta solución, aunque luego me he preguntado muchas veces si no me equivoqué.

La FM2 de Pepo

Esta es la FM2 de «Pepo», de la que hablo en esta entrada. Un tamaño bastante razonable, y una ergonomía clásica que funciona.

Es cierto que luego troqué la P30N por una Pentax MX, lo cual me permitió disponer de las dos filosofías. Pero nunca le saqué todo el jugo a esta segunda solución.

Recientemente, un compañero de Fotógraf@s en Zaragoza (FeZ), un buen tipo llamado José Manuel Abanses «Pepo» (pepojus39), nos contaba de un forma muy divertida cómo había acabado comprándose por un precio muy bueno una de aquellas Nikon FM2. Y se ofreció a prestármela para probarla. Cosa a la que me sentí incapaz de negarme. Y por aquí la tengo con un objetivo AF Nikkor 50/1,8. He de decir que es una delicia para usarla, con una suavidad en la operación estupenda, recuerdo que es un aparato mecánico, que las pilas sólo sirven para alimentar el fotómetro, con un visor excelente, y a la que sólo le falta que el objetivo, que está muy bien ópticamente, fuese de los pensados para el enfoque manual, con mayor recorrido en la rueda de enfoque y una mejor escala de profundidades de campo.

Pentax MX

Mi Pentax MX comparte muchas cosas con la FM2, pero es más chiquitita, se nota más de lo que yo pensaba, el objetivo tiene mejor tacto y un mayor recorrido en su rueda de enfoque, pero tiene un visor menos claro, aunque no esta mal, y su obturador es claramente inferior. Frente a la velocidad máxima de la FM2 de 1/4000 s con velocidad de sincronización del flash de 1/250 s, la MX se tiene que conformar con unos valores de 1/1000 y 1/60.

He hecho un carrete en color con película Kodak Portra 400, y lo único es que a la tienda donde lo llevé pidiendo que me escanearan los negativos, pues no hicieron más trabajo, pero arbitrariamente la recortaron a un formato 4:3, cuando los negativos tradicionales de película de 35 mm tienen un formato 3:2. Una catástrofe lo de los comercios de fotografía en Zaragoza. En esta entrada, os muestro algunos ejemplos de las fotografías tomadas. No necesariamente con la luz más fácil. La he sometido un poco a «tortura».

Plaza  de los Sitios

Con una buena luz de final de la tarde, la combinación de cámara, objetivo y película no tiene problemas para dar buenos resultados. Y la FM2 es bastante discreta. Obsérvese que a pesar de la distancia a la que estoy del motivo principal, al hacer la foto en la plaza de los Sitios a plena apertura, ya estoy difuminando el fondo, que no obstante permanece reconocible.

Es curioso que esta experiencia se produzca justo cuando se está produciendo algunos cambios de paradigma en el campo de las cámaras fotográficas. En estos últimos años, las réflex digitales han sido aparatos relativamente voluminosos, especialmente si se quería conservar el tamaño del fotograma tradicional de 24 x 36 mm. Para obtener tamaños más compactos, ha habido que optar por formatos más pequeño de fotograma, o por renunciar el espejo del sistema réflex. Sony ha dado la campanada recientemente con unas cámaras de objetivos intercambiables, de tamaño razonablemente compacto para ser de este formato que ahora se da en llamar «formato completo» o «full format», que promete además una calidad de imagen estupenda. Ya tiene un tamaño razonable para pensar en ella como cámara de viaje y reportaje documental. Y Nikon ha empezado a filtrar un modelo que tal vez se denomine Nikon DF que empieza a ser denominada la FM2 digital. Esto es un oximoron. El propio concepto de la FM2 impide que alguna vez haya algo parecido en digital. Tal ver habría que llamarla la FE2 digital, cámara que compartía la apariencia externa y otras cosas con la FM2, pero que funcionaba con un obturador electrónico e incluía algún programa. No sé las características exactas. En general, lo que parece es que los fabricantes empiezan a considerar que hay mercado para cámaras de alta calidad, de objetivos intercambiables, de fotograma relativamente grande, pero discretas en su aspecto y funcionamiento.

El "sombrerero loco"... o no

El «sombrerero loco» de Independencia nos permite comprobar que un 50/1,8 en asuntos de control de la profundidad de campo, y del tan de moda «bokeh» es estupendo.

Independencia (paseo)

Si la anterior estaba hecha a f/2, con escasa profundidad de campo, a f/8 u f/11, obtenemos una profundidad de campo más adecuada a un tema paisajístico, aunque sea en el céntrico paseo de la Independencia.

Claro que esto se contradice con esta moda de sacar objetivos de focal estándar, de precio escandaloso, de fórmulas ópticas complejas, y de tamaño sólo apto para halterófilos bien entrenados. Como es el caso del Otus 55/1,4 de Zeiss, o el nuevo 58/1,4 de Nikon. Eso sí, se nos informa que ópticamente son la leche. Ya podrán. Lo dicho. Veremos.

Escaleras de la facultad

El sonido del obturador/espejo de la FM2 está ahí, pero no es estridente, y en un entorno de razonable bullicio como los alrededores de la plaza de Paraíso, pasa totalmente desapercibido.

El panda feroz

Nuevamente apreciamos la sensación de profundidad que da el progresivo desenfoque asociado al llamado «formato completo», en el Tubo de Zaragoza.

[Cine] La «fiesta» del cine / Runner Runner (2013)

Cine

En los tres primeros días de esta semana se celebró lo que se ha dado en llamar «la fiesta del cine». Que no es otra cosa que una promoción del cine en salas comerciales, poniendo precios escandalosamente más bajos que el resto de los días. Frente a los casi ocho euros habituales, pagas casi tres euros. No voy a entrar a hacer valoraciones sobre el «éxito» de la medida. Incluso aunque haya acudido mucha gente a la sala de cine, no podemos extrapolar los resultados de tres días de promoción con facilidad a lo que sucedería si el precio habitual de la entrada fuera de tres euros. Seguramente, en esos días no han perdido dinero. Son días entre semana, que muchos estudiantes han aprovechado para ir al cine por menos precio. Pero eso no quiere decir que estuvieran yendo constantemente si ese fuese el precio habitual. El precio es un factor más sobre los que influyen en la asistencia o no asistencia de gente a las salas de cine.

Como somos gente que habitualmente vamos a las salas de cine, quizá esta tarde lo hagamos, decidimos aprovechar la promoción. Queríamos ver dos películas, encajándolas en nuestra disponibilidad de tiempo. Vimos una. La otra no. Pero perdimos el tiempo yendo hasta las salas, los cines Aragonia, en cuya página web anunciaban la película Captain Phillips en versión original subtitulada a las seis de la tarde. Luego resulta que no la echaban. La chica de la taquilla nos informó del hecho, y se nos quedó mirando. Con una indiferencia absoluta. Aun estamos esperando que mostrase algún pesar por la molestia causada, que expresase sus disculpas o algo. Lo dicho. Le importaba todo un rábano. Esto también influye en las ganas de ir al cine. El nivel de servicio. Bajo. Bajísimo. No sé si es un problema de empresa, o de falta de educación y habilidades sociales de la chica. Pero una pena. Ya veremos cómo y cuándo vemos esta película. Ahora no sé si nos apetece pagar el precio íntegro después de la poca consideración a pesar de la equivocación de la empresa. Supongo que nos lo cobraremos viéndola en su momento sin pasar por taquilla. Que nadie lo llame «piratería». Que lo llamen compensación por los trastornos causados.

No obstante, otro día sí que vimos otra película que comentaré aquí.

Mercante en Staten Island

Creo que la película que nos hemos perdido va de mercantes pirateados. Aquí un mercante en Staten Island.

Runner Runner (2013), 21 de octubre de 2013.

Esta sí que la pudimos ver. En versión original, como elegimos siempre que podemos. No teníamos claro que resultase atractiva, pero en algún sitio habíamos leído que el trabajo de Ben Affleck era bueno, que realmente está mejorando como actor. Así que decidimos pasarnos, porque el horario nos convenía, a ver esta película de Brad Furman.

Nos cuenta la historia de un estudiante de posgrado en una universidad de postín, Richie Furst (Justin Timberlake), que es descubierto cuando maneja un negocio de apuestas en el campus entre estudiantes y alumnos. Para poder pagar la matrícula, ya que se queda sin fondos, juega a través de internet, pero pierde, y descubre que es la web en cuestión hace trampas. Para resarcirse, viaja a Costa Rica para entrevistarse con Ivan Block (Ben Affleck), el dueño del negocio, e informarle de la situación. El empresario, que está buscado por la policía americana, decide compensarse ofreciéndole trabajo. Pero pronto descubrirá que hay una organización mafiosa detrás, y que su vida está en peligro.

Bien. Hemos eliminado a quien recomendó esta película de nuestras referencias. La película no vale gran cosa. Está llena de tópicos insufribles. Y tiene una realización que va de moderna y dinámica, pero que es aburrida. Los personajes no generan ninguna empatía, y realmente te da igual lo que les pase. Una pena.

Las interpretaciones no son catastróficas, pero no ayudan a mejorar la situación. Todo se mueve en la mediocridad. Ah… también sale una chica, la guapa Gemma Arterton, pero está de florero. Personaje absolutamente prescindible. Y ni siquiera sale tan guapa como otras veces, por culpa de los centímetros de maquillaje que cubren sus facciones naturales.

En fin, una ruina de «fiesta del cine». Más nos valdría habernos quedado en casa y seguir nuestra marcha habitual. Cosas que pasan.

Valoración

  • Dirección: **. Pretende ser moderno y original, pero es un poco pestiño.
  • Interpretación: **. Indiferente; ante unos personajes tan tópicos y predicibles…
  • Valoración subjetiva: **. Tiene la indudable virtud de que no es muy larga.
Jersey City

Y la universidad que no puede pagar el protagonista de la película que sí vemos no está muy lejos de Jersey City. O incluso más cerca aún de Staten Island.

[Televisión] Cosas de series; mafias inglesas en los años 20 y algún regreso

Televisión

En primer lugar, un estreno fallido. Un estreno que, si hubiera estado bien informado, ni siquiera hubiera visto los primeros quince o veinte minutos del primer episodio que me vi. Así que aviso para navegantes. Si alguien os habla de Reign como adaptación televisiva de la historia de los años de juventud de María Estuardo,… ni caso. Básicamente se trata de la típica teleserie americana de adolescentes pijos, pero que en lugar de estar situada en algún distrito adinerado de Nueva YorkLos Ángeles,… pues lo han trasladado al siglo XVI, con la ambientación correspondiente. Por lo demás, bordea el ridículo. Pero supongo que para el público femenino adolescente al que va dirigido… igual traga.

Ha vuelto White Collar, lo cual siempre es una buena noticia, porque es uno de los procedimentales más entretenidos y con protagonistas con más carisma que se pueden ver. Por supuesto, se ha resuelto el cliffhanger de la temporada anterior por el cual uno de los protagonistas acababa en la cárcel acusado de asesinato. Pero se ha resuelto sembrando dudas y con conflictos, que van a animar la temporada. Nos divertiremos, seguro.

Edimburgo bajo la lluvia

Aunque la teleserie sobre la reina escocesa me haya resultado indigesta, Escocia es bonita, bien sea en Edimburgo bajo la lluvia…

También ha regresado, The Paradise, una curiosa adaptación de Au Bonheur des Dames de Zola, que no fue excesivamente bien considerado por la crítica en su primera temporada, pero que a mí me gustó bastante. Así que la seguiremos con ganas, salvo que derive a mal, que no creo.

Y finalmente, un comentario a los seis capítulos de Peaky Blinders, una serie británica sobre una banda de mafiosos en Birmingham nada más terminar la Primera Guerra Mundial. Entre jóvenes destrozados por la experiencia bélica, bandas rivales, y la presencia de la policía norirlandesa que busca una armas robadas que teme puedan ir a parar al IRA, conocemos con cierto detalle el ambiente de una ciudad industrial de la época. A una ambientación y una realización notables se une la buena interpretación de su protagonista Cilliam Murphy, del siempre sólido Sam Neill y la guapa Annabelle Wallis. Por nombrar los tres principales papeles, que no quiere decir que el resto del amplio reparto no esté espléndido también. Personalmente, no me importaría ver una segunda temporada, que creo que sí se producirá. Porque además, creo que apostaría a quien palma en el disparo final de la temporada.

Brosque de Cruach Tarbeit

… o paseando por el bosque de Cruach Tarbeit, cerca de Loch Lomond, en una mañana de sol y buen tiempo.

[Fotos] Algunas fotos de las fiestas hechas con la Fuji de formato medio

Fotografía, Fotografía personal

Últimamente estoy muy decaído con mi trato con distintos proveedores de servicios. Sin ir más lejos, he estado tentado de soltaros aquí un rollo del porqué creo que por mucha «fiesta del cine» que hagan, las salas tradicionales están condenadas a decaer. Y se lo están ganando a pulso; pero lo dejaré. Hace unos días era mi decepción por la chapuza con mis negativos expuestos durante las fiestas del Pilar. En fin,… con la mala orientación al cliente que tienen los comercios y servicios en este país, así nos va. Pero dejémoslo. Y con aquellos negativos, una vez limpiados y aplanados, cuidados en casa cariñosamente, y escaneados por mí mismo, he conseguido tener algunas fotos, que no serán obras de arte, pero son decentes. Os dejo algunas. El porqué un comercio de fotografía es incapaz de entregar unos negativos cuidados y ofrecer un escaneado de alta resolución que tenga más 1,3 Megapixeles de un fotograma de 54 x 42 mm, mientras que yo con un chisme en casa obtenga 20 Megapixeles de razonable calidad, es algo que nunca entenderé.

Fotografías tomadas con una Fuji GS645S y película Ilford XP2 Plus.

Venta ambulante en la plaza Aragón

Venta ambulante en la Plaza de Aragón.

Plaza de España

Plaza de España.

Tiovivo tras el teatro Principal

Tiovivo detrás del Teatro Principal.

Cocinero

Orgulloso cocinero en los chiringuitos del Paseo Echegaray y Caballero.

Tragachicos

El Tragachicos en la Plaza de San Bruno.

Jazz al estilo de Nueva Orleans en el ayuntamiento

Un poco de jazz al estilo de Nueva Orleans delante del ayuntamiento.

Tras horas de ofrenda

Horas y horas de ofrenda,… pesadez.

Noria y Puente de Santiago

La gran noria provisional que ha modificado el paisaje a orillas del Ebro.

[Libro] Intrigas y deseos

Literatura

Probablemente no me hubiese acercado a una novela de la escritora P. D. James si no hubiera sabido que era la responsable de la obra que dio lugar a una película que me gustó mucho, de uno de los directores que hoy en día está de moda. A falta de una versión de la obra original de esa película en formato electrónico, tiré por una de las diversas novelas policiacas de la autora. También vino bien que estaba de oferta. Y ahora os cuento cómo me ha ido.

Intrigas y deseos
P. D. James; traducción de Roser Berdagué
B de Books

El detective Adam Dalgliesh de la policía metropolitana de Londrés va de permiso al condado de Norfolk para hacerse cargo de la herencia de su difunta tía. Allí se están con el miedo de un asesino en serie, El Silbador, que asalta y mata a mujeres jóvenes por la noche. La comarca en la que se aloja está dominada por la presencia de una imponente central nuclear a orillas del Mar del Norte, y la aparentemente pacífica y tranquila sociedad local esconde más misterios de los que parece. Y la cosa se va a complicar más cuando una destacada miembro de esta sociedad local sea, aparentemente, la última víctima del Silbador.

El entorno de los hechos me ha recordado la excursión a Margate hace un año, en estas fechas.

Me costó entrar un poco en esta novela, pero me sorprendió cuando al llegar al final de la tercera parte, y después de dos asesinatos, se produce el que realmente es el misterio que hay que desentrañar. Y también sorprende que, en contra de lo que parece, no se trata de la típica novela policiaca, con el policía de protagonista. Estamos ante un drama coral, en el que los distintos personajes involucrados en el asesinato que nos importa van dándose el relevo en el protagonismo de la acción. Sean un policía local encargado de la investigación, un activista antinuclear, una joven maestra apartada de su actividad original por un escándalo previo, una escritora de libros de cocina, su hermano el director de la central nuclear, la borde administradora de la misma, la fría y guapa secretaria del director de la central, o un oscuro trabajador que cree que ha enamorado a la mujer de sus sueños.

En su conjunto, uno llega a pensar que el asesinato no es más que una excusa para echar un vistazo, un poco «voyeur», a distintos tipos de la sociedad inglesa, resultando en un punto dado indiferente la resolución del mismo. Resolución que se produce a su debido momento, sin que resulte muy sorprendente. He de reconocer que la escritora va dejando pistas para que el lector vaya cerrando el círculo de sospechosos dentro de una lógica.

Sin embargo, encuentro algún inconveniente importante. En el interior de todos los personajes residen pasiones de todo tipo. No obstante, hay una frialdad general, en mi opinión buscada, muy británica, en sus actitudes. Como si el objetivo último fuera tapar estas pasiones. El resultado de esto es que a mí me ha mantenido un poco al margen. Me ha impedido empatizar con ninguno de ellos. Ni para bien ni para mal. Y por lo tanto, el resultado final me ha resultado relativamente indiferente a pesar de la «fogoso» del mismo. Un poquito decepcionante. Pero se deja leer.

Paseos a la orilla del mar, búnqueres mirando al mar del norte, acantilados, playas,… y un ambiente de principios del otoño, coinciden con el de aquella excursión, aunque Margate está más al sur, también en Inglaterra.

[Cine] Una cuestión de tiempo (2013)

Cine

Una cuestión de tiempo (About Time, 2013), 20 de octubre de 2013.

En un fin de semana un poco soso y anodino por diversos motivos, decidimos acudir a una matinal buscando un poco de cine amable en lo que presuponíamos una comedia romántica británica del director y guionista neozelandés Richard Curtis. No hay más que ver su ficha en IMDb siguiendo el enlace anterior para entender lo que ha supuesto este hombre para el cine más comercial británico, unas veces con más fortuna y otras con algo menos. Pero siempre me parece interesante probar a ver qué nos tiene que decir.

La historia va de la vida de Tim (Domhnall Gleeson), un joven simpático pero tímido con las mujeres, y por lo tanto con poco éxito, con una familia un tanto excéntrica pero muy unida y bien avenida, que en el día de su 21º cumpleaños recibe una sorprendente noticia de su padre (Bill Nighy). Todos los varones de su familia tienen la capacidad de viajar en el tiempo. Siempre y cuando lo hagan a algún momento de su línea temporal vital. Con esta información, dejará su Cornualles natal para ir a trabajar como abogado a Londres, donde conocerá a una guapa chica america, Mary (Rachel McAdams), de la que se enamorará.

Marazion y St-Michaels Mount

Dos son las localizaciones fundamentales del filme de hoy. Una casi idílica Cornualles, quizá no muy lejos de Marazion, frente a St-MIchaels Mount, mucho más modesto que su homónimo francés

La fórmula es conocida. Una comedia romántica amable, buenrollista, con algún toque de drama aquí y allí, simplemente para mostrarnos cómo son capaces los personajes de mostrar su solidaridad y su unión como familia y amigos. Nada complejo. Simplemente adherezado con un elemento argumental, el viaje en el tiempo, que permite al protagonista disponer de segundas oportunidades,… o terceras. Lo cierto es que aunque es indispensable para que la historia avance como la hace, tiene algunos fallos en algún momento, que chirrían, pero que no llegan a estropear el producto final.

Correctamente interpretada en líneas generales, destaca la simpatía que destila el veterano Nighy, y llama la atención el hecho de que hace unos años McAdams ya interpretase un papel muy similar en The Time Traveler’s Wife (Más allá del tiempo), película en el que el tema del viaje en el tiempo estaba un poco mejor atada, tenía un tono más dramático, esta chica era más protagonista y estaba mucho más encantadora, pero que no funcionaba en su conjunto tan bien engrasada.

Resumiendo, una comedia con toques de drama que se deja ver con agrado, que pasas un rato agradable, a pesar de algún que otro desliz argumental.

Valoración

  • Dirección: ***. Realización correcta, que no llega a la cuarta estrella quizá por falta de riesgo.
  • Interpretación: ***. Un reparto simpatico, que funciona razonablemente bien.
  • Valoración subjetiva: ***. Un rato entretenido en una película que quizá podría haber aspirado a algo más..
Charing Cross Road - Leicester Square Station

Y la capital británica, un Londres en la que no faltan escenas en el metro. Aunque todas seguidas en parte del metraje. Que por cierto, me ha hecho dudas si incluir la película en mi colección de filmes relacionados con la fotografía. Creo que al final no,… pero estoy dudando.

[Fotografía] Recomendaciones semanales; adió a Toni Catany, y alguna cosa más

Fotografía

Estos días atrás he abandonado un poco la actividad por aquí con el fin de dar impulso a alguno de los libros de fotografía del viaje a Nueva York. A parte de uno que tiene más de anecdótico que de otra cosa que he pedido a través de Blurb, tengo ya encargado uno con fotografía en color a través de Moleskine®+Milk™. Todavía no estoy en condiciones de compartir este último por aquí con vosotros.

Así que hoy no me extenderé mucho en mis recomendaciones semanales.

La primera viene determinada por un obiturario, el del mallorquín Toni Catany (1942 – 2013), uno de los más personales y especiales fotógrafos españoles. Quizá demasiado abigarrado en la concepción de sus imágenes para mi gusto, y tal vez por eso no había aparecido demasiado por estas págians, es no obstante uno de los fotógrafos que hay que conocer, a cuya obra hay que dedicar algún que otro rato si te interesa la fotografía como arte además de como técnica. Nos lo han contado mejor y con más detalle en DSLR Magazine y también Rafael Roa.

En la noria o desde la noria

Ayer estuve toda la mañana acompañado de mi sobrino Diego, de 4 años y medio de edad. Nos fuimos a la noria instalada junto al C.N. Helios. Hasta aquí, nada de particular.

También en las páginas de Roa encontramos un artículo sobre la californiana Axel Prager, una de las fotógrafas más en voga en Estados Unidos en estos momentos, con imágenes muy cinematográficas, en las que muchos han querido ver la influencia de Hitchcock. Bueno. Si revisamos sus series Week-End, y especialmente algunas fotografías de The Big Valley, podríamos estar totalmente de acuerdo con esto último.

En la noria o desde la noria

Me llevé una cámara sin complicaciones para tener algunas fotografías de recuerdo de carácter familiar. Lo típico.

En Lenscratch me ha llamado la atención las bellas fotografías en blanco y negro de Allison Barnes. Fotografía sobre película tradicional con cámara de gran formato, paisajes de un entorno personal en algún lugar del sur o del oeste de los Estados Unidos.

En la noria o desde la noria

Algún paisaje además, aunque el día estaba cubierto y gris. Nada trascendente.

Finalmente, en algún lugar, no recuerdo donde, recomendaron la revista Square Magazine, dedicada a la fotografía en este formato. Cuadrado. Esto podía ser interesante o puede ser una petardez derivada de modas más o menos «instagramáticas»… un riesgo lo de ponerse a hojear esta revista en línea. Afortunadamente ha sido lo primero. Es interesante. Y se presentan trabajos realmente interesantes. Algunos números tienen textos en castellano. Así que hay que todo el mundo puede aprovechar.

Retrato de su tío Carlos desde el caballito de la Lonja

Lo que pasa es que antes de salir de casa me pidió que le dejase una cámara de fotos. Diego también quería hacer alguna foto. Así que le dejé la Panasonic GF1 con la «galleta» de Olympus (objetivo de focal fija de 15 mm y diafragma fijo a f/8). Y mira. Aquí, un retrato de su tío mientras este intentaba tomar un foto del peque en el caballito de la Lonja.

Un perro que pasaba

Y reconozcámoslo, para un niño de esa edad, un perro que pasa es un motivo fotográfico perfectamente razonable.

Un señor que le hacía la foto a las señor de "piedra"

O un señor que le hacía la foto a la señora de «piedra» igual que él. Ninguna de estas fotos esta recortada o reencuadrada. Conservan su encuadre original, el elegido por el niño. Los ajustes de tono y contraste son mínimos. Y lo que sí que está modificado es que, por un despiste, estuvo fotografiando a 3200 ISO, y les he reducido el ruido digital en Lightroom.