La vida de Adèle (La vie d’Adèle: Chapitres 1 et 2, 2013), 25 de octubre de 2013.
Desde que se proclamó una de las ganadoras de la Palma de Oro en Cannes de la historia del festival hace unos meses, y con el añadido de los comentarios que suscitaron sus explícitas escenas sexuales, el estreno de esta película ha sido esperado por los aficionados al séptimo arte con gran expectación. En mi caso, he de añadir que hace unos meses leí la historieta, o novela gráfica, en la que está basado el filme, Le bleu est une couleur chaude de Julie Maroh, y que me gustó. Incluso aunque lo utilicé como excusa para experimentar la lectura de un cómic en la tableta, lo cual no resultó del todo una buena idea. Bueno. Todo se conjugaba para que en cuanto se estrenase en la cartelera zaragozana nos fuésemos a verla. Aunque con la decepción de que no ha llegado a esta ciudad una copia decente en versión original. Lo cual no deja de ser un problema. Si cada vez llevo peor el doblaje del cine en general, hace tiempo que me di cuenta que soporto peor el doblaje que hacen de las películas en francés que de las más frecuentes en inglés. Bueno. Vamos a ver qué tal ha ido esta película dirigida por Abdellatif Kechiche.
El filme nos cuenta la historia de Adèle (Adèle Exarchopoulos) una adolescente, estudiante de instituto, a priori una más entre sus compañeras, que le va bien en general académicamente, aunque con preferencia por las letras. Tiene alguna relación con un chico del mismo instituto, pero no la deja satisfecha y corta con él. Y así va tirando hasta que conoce a Emma (Léa Seydoux), una joven estudiante universitaria de bellas artes, unos años mayor que ella por lo tanto, abiertamente homosexual, y por la que se sentirá atraída. Lo que empieza como una amistad, acabará siendo una relación amorosa que durará varios años, en los que veremos los altibajos de la misma, debido a las diferencias de caracteres, de orígenes sociofamiliares, y de cómo asumen o viven cada una de ellas su sexualidad. Asistiremos a la entrada de Adèle en el mundo laboral como profesora al mismo tiempo que el progresivo éxito de Emma como artista. Y veremos como se resuelven, o no, las crisis de la pareja.

No he estado en Lille, no tengo fotos de Lille, Así que nos conformaremos con el paisaje urbano parisino. Como el que podemos encontrar por el Marais.
He de decir que la digestión de esta película me ha resultado más pesada de lo que pensaba. De hecho, inmediatamente nada más salir de la sala de cine mi sensación era más de confusión que de otra cosa. Intentaré resolver esta confusión en los siguientes párrafos, que ya aviso que pueden desvelar algún elemento de la trama, lo cual no sé si es importante o no. Al fin y al cabo, esta no es una película de acción o de suspense. Lo que importa aquí es la vivencia de la personalidad y las relaciones de los personajes.
Mi confusión creo que viene en parte de haber leído previamente la novela gráfica. Una historia, la de Maroh, de las que deja un regusto positivo, que gana con el recuerdo y con el tiempo. Hoy en día la valoro más que el día en que la terminé. Y entiendo que muchos detalles a los que en su momento di una importancia relativa, ahora me parece realmente importante, sobretodo porque la diferencian de la historia que nos cuenta Kechiche, que está basada en la anterior pero no es igual. Y creo que prefiero la historia tal y como la cuenta Maroh, ya lo adelanto.
En la novela gráfica, la adolescente protagonista se llama Clémentine. Desconozco los motivos para cambiarle el nombre en la película, y ponerle el de la actriz que la encarna. En cualquier caso, el carácter de Clémentine/Adèle es razonablemente similar en ambas historias. Un chica/mujer insegura, con tendencia a la introversión que no acaba de asumir completamente su propia sexualidad, por lo que tiende a separar en la medida de lo posible su vida personal de relación del resto de su vida laboral, familiar y de amistades. Muy al contrario de Emma, que vive abiertamente y sin complejos su sexualidad, y se siente orgullosa de ella. Forma parte incluso de su vivencia y creación artística.
Emma es un personaje sin embargo distinto en ambas historias. Quizá no de partida, pero sí que interpretamos de forma distinta sus reacciones según lo que se nos cuente de ella. No valoramos de forma similar su reacción ante una infidelidad de su pareja si sabemos que previamente tuvo que soportar esa experiencia y de forma repetida, que si pensamos que es la primera vez que sucede. Y es que como ya he venido comentando, las dos historias la de la novela gráfica y la de la película van divergiendo, y el personaje de Emma es uno de los que más sufre en esa divergencia.
Cuando aparecen los créditos finales, vemos que el título completo en francés de la película no es La vie d’Adèle sino La vie d’Adèle: chapitres 1 et 2. Y es que efectivamente la novela gráfica nos cuenta más. Bastante más. Y de otra forma. La historieta de Maroh es un flashback a partir de los diarios de Clémentine/Adèle. Estos son mencionados en diversas ocasiones en la película. Ya he mencionado el gusto de Clémentine/Adèle por la lengua y la literatura. Pero finalmente, no tienen más que un valor circunstancial en la trama. En la novela gráfica son un elemento clave del desarrollo argumental. De esta forma, efectivamente me quedo con la sensación de que después de tres horas de filme, no me han contado toda la historia. Que se queda coja. No lo puedo evitar. Conozco la otra versión, que me gusta, y esta me deja insatisfecho. Cosa que puede no pasarle a quien se acerque a la versión filmada sin prejuicios.
Un elemento importante en ambas historias es la explícita representación de las relaciones sexuales que se reproduce en ambas. Pero claro, no es lo mismo un historieta que el cine. He de decir que, en general, las películas que son muy explícitas en la forma de presentar las relaciones sexuales no necesariamente me resultan especialmente satisfactorias o eróticas, dependiendo de cual fuera la intención del director. En este caso, y tal como he leído en alguna parte, la forma en que están rodadas hace que durante las mismas te quedes absolutamente clavado a la butaca. Toda la película está rodada dando gran importancia a la carnalidad de los personajes. Está llena de primeros planos en los que destacan los labios, la saliva, las lágrimas, aquello que da materia sensorial, y también sensual, a los rostros y a los cuerpos. Incluso los planos generales de las protagonistas, aun representándolas vestidas como cualquier otra joven de su edad, presentan siempre cierta sensualidad en sus movimientos y en su actitud. En cualquier caso, como he dicho las secuencias de cama te impactan bastante, por su intensidad, por su realismo y por su duración. Y entendámonos, hay muchísimo más metraje con la ropa puesta que sin ella. Se nos cuentan mucha más cosas, presenciamos muchos diálogos, muchas interacciones todas ellas importantes. Pero a pesar de eso, el sexo, o mejor dicho la sensualidad, adquiere una dimensión sobresaliente en la historia filmada. Y creo que está buscado intencionalmente.
Y aquí enlazo con la propia historia de amor entre las dos chicas. También percibo diferencias cualitativas entre las dos historias, la gráfica y la cinematográfica. En la historieta, sí que percibo que la relación entre dos chicas, entre la dos chicas, tiene especificidades sobre lo que sería una relación entre un chico y una chica. Veo diferencias cualitativas. Pero en la de Kechiche, más allá de las escenas sexuales y de las dudas de Adèle, lo que me están contando es una historia bastante convencional, con los mismos problemas que cualquier otra pareja, sin importar el sexo de sus miembros. Es decir, no me está contando nada que no me hayan contado ya hasta la saciedad. Un mitad de la pareja activa, culta, dominante socialmente, la otra discreta, acomplejada, de extracción sociocultural más baja, las dificultades de una para encajar en la vida de la otra,… y las consecuencias que esto trae. Me parece menos original.
Hay una cosa que lamento. Me gusta mucho el título de la novela gráfica: Le bleu est une couleur chaude. El azul es un color cálido. Contradicción aparente que es aprovechada por Maroh para un estilismo en sus dibujos muy elegante, y que dota del color azul, el del tinte del pelo de Emma cuando se conocen de mucho simbolismo y significación. El dibujo de Maroh es casi monocromo en los flashbacks que nos cuentan la vida de Clémentine, y coloreados en el presente de Emma que recuerda la historia, destacando siempre el color azul como un símbolo. La paleta de colores que utiliza Kechiche también tienden a cierta monocromía, favorecida por el tiempo gris de la región de Lille donde transcurre la acción. Pero en todas las escenas hay detalles de color azul, unas veces más intensos que otras. Creo que no había necesidad de cambiar el título. Salvo por motivos comerciales, o vaya usted a saber porqué.

O el RER, trenes de cercanías que atraviesan la ciudad, también vemos a Adèle en la película usar los trenes de cercanías para ir a estudiar al instituto.
Hasta ahora, he presentado mis impresiones en paralelo, en una comparación entre las dos historias, la de la novela gráfica y la cinematográfica. Lo hago así porque no he podido evitarlo. La una me ha condicionado mucho mi apreciación de la otra. En líneas generales estamos ante una buena realización cinematográfica, donde lo único que me planteo como duda permanente es si son necesarias tres horas para contar la historia que nos cuenta. No obstante, donde sí que opino que hay justicia es en las alabanzas que han recibido las dos actrices protagonistas por su trabajo. Especialmente la joven Exarchopoulos, que carga sobre sus hombros un papel que aparecen prácticamente todo el tiempo en pantalla, complejo, muy emocional, y con la dificultad añadida de las intensas escenas de sexo. A Seydoux ya la conocía de alguna película anterior, que habían mostrado que es una actriz interesante, y no sólo una cara bonita. Incluso en películas no excesivamente brillantes.
En su conjunto es una película que me resulta difícil de valorar. Ya ha quedado claro en mi exposición que mis prejuicios sobre la historia que iba a ver han pesado mucho, especialmente porque al cabo del día, prefiero la historia que me cuenta Julie Maroh. La de Kechiche me parece inacabada. Y más con ese final en la galería de arte que te deja un poco… no sé. No daré más detalles. Dice que son los «capítulos 1 y 2» de la historia de Adèle/Clémentine. El 1 sería el de su adolescencia. El 2 el del comienzo de su relación adulta. Tal y como conozco la novela gráfica, sólo cabe un tercer capítulo que tengo la sensación que nunca se rodará. En cualquier caso, creo que es una de las película más interesantes del año, independientemente de que al final sea o no una de las que más te vayan a gustar. Pero creo que si te gusta el cine, la tienes que ver. A ser posible, donde sea posible, en su versión original.
Valoración
- Dirección: ****. Dirección intensa, personal, quizá un demasiado prolija, pero que hay que conocer.
- Interpretación: *****. Desde mi punto de vista lo mejor del filme.
- Valoración subjetiva: ***. ¿Mis expectativas eran demasiado altas? ¿Prefiero la versión gráfica? No sé, pero no me ha satisfecho del todo.

Y un parque, un banco de un parque, acaba teniendo significados especiales para las dos amantes de esta historia. En la foto, el parque de Trocadero.