Pocos días antes del 15 de marzo, del comienzo del estado de alarma por la epidemia de covid-19, me llegó una cámara a fondo perdido. Alguien tenía una Pentax MX en un armario. Sin objetivos, sólo el cuerpo. Supone que perteneciente a su padre… pero no lo sabe, porque nunca le vio usarla en vida. Y sobretodo, sin objetivos. Un misterio familiar. No les interesa, saben de mi afición a la fotografía. No saben que hacer con ella. No quieren molestarse en ponerla a la venta ni nada por el estilo; valoran más su tiempo que el dinero que les puede suponer. Así que voy a buscarla y la depositan en mis manos. En la práctica, me la dan.
No sé qué haré con ella, porque ya tengo uno. Se me han ocurrido varias cosas. Le puse un carrete de negativos en color y he comprobado que funciona correctamente. Las cuestiones técnicas en Otra Pentax MX, con la que no sé qué hacer (con Kodak Portra 400). Por lo demás, os dejo algunas fotos.