Hace ya unos cuantos años, me di cuenta que entre los (algunos) españoles había un error de concepto de lo que fue la Belle Époque. En algunos casos, venía de la oscarizada película de Trueba, que transcurría en los tiempos del fin de dictaduras/dictablandas y advenimientos de repúblicas. Pero el caso es que ni siquiera el pastiche de música pop y dama de las camelias situado en la auténtica Belle Époque, ayudó a situar correctamente esos tiempos en la historia para mucha gente. No. La Belle Époque no es el París de los «felices veinte». Es la época que transcurre entre el último cuarto del siglo XIX y los primeros años del XX. Y fue especialmente activa, efectivamente, en París, donde empiezan a surgir protovanguardias diversas, a ponerse interesante el ambiente cultural y artístico.
El caso es que desde unas semanas disponemos en Caixaforum Zaragoza de la exposición El espíritu de Montmartre en tiempos de Tolouse-Lautrec. Y ayer, que necesitaba hacer tiempo entre la hora en que salí de trabajar y el momento adecuado para hacer unos recados, me metí a verla. De lo más tranquilo. Estuve solo, con alguna de las empleadas de la sala de exposiciones. Aunque no tenía mucho tiempo, la pude contemplar a placer.
Es estupenda. Muy bien comisariada, con obras muy variadas, con excelentes comentarios que te sitúan en los tiempos históricos y en el entorno social del momento, además es muy entretenida y divertida. Muy colorida, y con una mezcla de anecdotario y conocimiento, que hace que se te pase el tiempo mientras contemplas la exposición con rapidez. Me quedé con ganas de adquirir el catálogo de la exposición, pero la tienda no estaba abierta todavía. No pasa nada. Tengo unos días de fiesta a final de mes… y me escaparé de nuevo a visitarla. Algún día pronto por la mañana, para que haya poca gente también.