Se repite lo que decía el año pasado. Y aumentado. Puede que el número disparos individuales, el número de fotos que he realizado en digital durante 2020 sea superior al de fotos procedentes de película tradicional; cualquiera que conozca la dinámica propia de ambos métodos entenderá que, dejando a un lado los viajes, he dedicado bastante más tiempo a las cámaras de antaño y a la película fotoquímica que los circuitos electrónicos que codifican las archivos binarios de las cámaras digitales. Y es que me lo paso mejor. Cierto es que este año vino marcado por mi decisión de que durante los meses de confinamiento, mis únicas cámaras, que me acompañaban todos los días de casa al trabajo y regreso, llevarían películas fotográfica.
Vamos por meses… 12 meses, 24 fotos en blanco y negro, en color o usando algún proceso alternativo, que muestran la variedad de este medio. Más rico creativamente que el digital. Aunque la calidad de una foto es indiferente, depende de otros factores.
01 – Enero marcó una tendencia. La llegada de mi Olympus Pen F supuso una reactivación de mi afición por el medio formato (que no el formato medio) y la histórica Canon EOS 650 se empezaba a confirmar como mi cámara preferida para pasear con película en color.
02 – Febrero conoció los dos extremos. Los pequeños negativos de 17 x 24 mm de la Pen F y los grandes negativos de la Holga Pinhole de 6 x 12 cm. Estos, por primera vez en mi experiencia, en color. Con buenos resultados.
03- Marzo, poco antes del confinamiento, iba a ser el mes donde experimentara con las sensibilidades altas. Como la Ilford FP4 Plus 125 en la Pentax MX, expuesta a IE 400 para aumentar el contraste, o el rendimiento de la Fujifilm Natura 1600, una película que es una pena que no se encuentre con facilidad, que puede estar incluso descatalogada.
04 – Abril probablemente fue el peor mes del año, con buena parte del mundo confinada. Dejando aparte mis fotos cotidianas en blanco y negro, comenzó mi experimentación con las cianotipias, con origen en fotografías tanto de película como digitales.Es una pena que entre octubre y marzo no tenga sol directo sobre mi balcón, porque tengo que concentrar la práctica de esta técnica en el resto del año.
05 – En mayo comenzamos a recuperar poco a poco la libertad de movimientos. Y yo lo dediqué a reencontrarme con paisajes urbanos perdidos durante los dos meses anteriores.
06 – En junio volvía a reencontrarme con una de mis películas favoritas, la Fujifilm Neopan 100 Acros, en su segunda y nueva versión. Cara, pero creo que merecerá la pena usar algún rollo de vez en cuando. Superior a sus equivalentes de Ilford, que uso habitualmente. Pero también, con el calor y el sol radiante, volvía a la fotografía infrarroja, que me gusta mucho practicar.
07 – Julio, con sus días soleados y sol implacable, invita a la fotografía infrarroja. Usé mi último rollo de Rollei Superpan 200. Voy a abandonar las películas de Rollei, por la irregularidad de su calidad de fabricación. De vez en cuando me dan un disgusto. Pero también madrugué de vez en cuando para comprobar la calidad de la pequeña Olympus Pen EE3, arrinconada por culpa de su hermana mayor, la Pen F, para hacer fotografía en color.
08 – En agosto, más fotografía infrarroja. Incluso combinando esta técnica con la cianotipia.
09 – Septiembre fue un mes que dediqué a la fotografía digital en gran medida, por algunas novedades y recambios en mi parque de cámaras con esta tecnología. Pero también fue el mes en el que comprobé el rendimiento de la Olympus Pen F con película de ISO 400. Por el pequeño tamaño de sus negativos, el grano es mucho más aparente. Por eso suelo usar esta cámara con películas de ISO 50 a 125. Pero no quedaron mal…
10 – Cuando llega octubre, me apetece más fotografiar en color, como con la EOS 650 y un rollo de Kodak Portra 160. Pero también marcó la llegada de nuevo a mi actividad fotográfica de la fotografía instantánea. Pero dejando las irregularidades y la falta de fiabilidad de las Polaroid actuales, y adoptando el formato «square» de Fujifilm Instax.
11 – Más color de otoño en el mes de noviembre, con la Kodak Ektar 100 en la EOS 650 para fotografiar los ginkgos que encontré en el arbolado urbano de Zaragoza. Y también disfrutando con la versión monocroma de la Instax Square.
12 – Diciembre siempre está mal representado en estos resúmenes. Hago mucho color, pero no recibo los revelados hasta el mes de enero siguiente. Así que termino con los rollos de Fomapan 200 que tenía por casa, usados tanto con la Hasselblad 500CM para naturaleza muerta, como para pasear la ciudad con un filtro rojo en el frontal del objetivo de la fiel Fujifilm GS645S, mi cámara más usada en formato medio, por su ligereza y la calidad de su objetivo.