Esta semana nos vamos al ámbito de las series de fantasía y ciencia ficción. Nunca sabré porqué en las librerías, en las plataformas de televisión bajo demanda, en las clasificaciones de película… ponen juntas con frecuencia estas dos categorías. Porque para mí, aunque de fondo puedan tratar los mismos temas, como muchos otros géneros, son dos cosas totalmente distintas. Entiendo que haya algunas confusiones. Que se clasifique Star wars como ciencia ficción simplemente por su aspecto futurístico, sus robots y sus viajes espaciales, aunque sucediese hace mucho mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana, no deja de ser un error. Con su fuerza mística y su desprecio absoluto por las leyes de la física, es claramente una saga de fantasía, no de ciencia ficción. Pero ya digo que normalmente a mi no me parecen dos géneros realmente emparentados. O por lo menos, no más que el western y la ciencia ficción, frecuentemente emparentados en las aventuras espaciales. O las literatura política y la fantasía, también muchas veces entrelazados o vinculados.

His dark materials es una serie de fantasía. Incluso si en esta su segunda temporada han utilizado conceptos científicos, como la materia oscura de los físicos teóricos y astrofísicos, o la teoría del multiverso,… que no está claro todavía si es una teoría científica porque no se sabe si es falsable. He de decir que no estaba claro que fuese a ver nuevas temporadas de esta apuesta de HBO por la fantasía tras el final de los «tronados«. La primera temporada me dejó un poco frío. La trama no me enganchó. No acabé de empatizar con la chica protagonista, Lyra (Dafne Keen), ni con casi ningún otro personaje de la serie. Ni siquiera la ¿mala de la serie?, Mrs Coulter, a pesar de ser interpretada por la muy muy solvente Ruth Wilson, acababa de aportar la sal necesaria para dar sabor a la serie. Al final decidí darle una oportunidad, y he de decir que la segunda temporada me ha enganchado más. La trama ha estado más organizadamente dinámica, y los personajes han crecido en profundidad. El personaje de Wilson ha ido ganando en profundidad y le ha ido aportando el sabor que le faltaba a la serie, mientras que la pareja de adolescentes protagonistas, siendo manifiestamente mejorables, han hecho un trabajo suficiente. Y sobretodo, ha habido alguna trama secundaria interesante, que rellena adecuadamente el conjunto de los siete episodios, un número moderado para lo que se lleva, pero suficiente. Alabo que no se estiren más de la cuenta las temporadas. Seguiré viéndola. Si se sigue animando, la probable tercera y última temporada puede ser realmente interesante.
The Expanse sí que es ciencia ficción. Mezclada con tramas políticas, y con tramas personales de unos personajes con los que uno empatiza. Protagonistas o secundarios, es difícil marcar divisiones entre ellos, es muy coral y hay un buen reparto de pesos a lo largo de diez episodios en los que no sobra ninguno. Desde mi punto de vista, la mejor aventura espacial desde la reinvención de Battlestar Galactica. ¿Y The Mandalorian, preguntarán algunos? No juegan en la misma liga. Las aventuras del del casco y Baby Yoda son un entretenimiento ligero comparado con la intención y profundidad de The Expanse. Es mucho más complejo poner en marca una maquinaria como la de esta última, frente al sencillo esquema de aventuretas de la del universo Star wars. Que además entra más, según mis apreciaciones iniciales, en el mundo de la fantasía que de la ciencia ficción. Me cuentan que ya sólo queda una sexta temporada para los tripulantes de la Roci. Reconozco que agradezco mucho a Amazon Prime Video por haber impedido que se nos perdiera una serie tan interesante como esta sin un recorrido amplio y suficiente. Con ganas de ver el desenlace.