Durante el mes de enero he acumulado muchos finales de temporada y de serie. Es lo que pasa cuando hay series que se emiten semana a semana en lugar de colgarse en una plataforma todos los capítulos a la vez. Y como todas las cadenas tienen ritmos estacionales similares, se acumulan finales. Entonces, con las que tengo acumuladas para comentar, tengo conflictos entre las que llevan más tiempo a la espera de este comentario frente a las de que realmente me apetece hablar. De momento seguiré con un criterio más o menos cronológico, las que terminé de ver hace ya unas semanas.

Doctor Who es una serie muy entretenida. Un personaje de ciencia ficción/fantasía/terror británico que, con algunas interrupciones, desde 1963. Es tan «veterana» como yo. Para quienes no estén al tanto, la serie tiene un truco para renovarse. Cuando al Doctor, el personaje protagonista, se le para una de sus dos corazones… en lugar de morir de una vez para todas, se transforma físicamente. Así que… renovación asegurada de forma más o menos periódica. En la actualidad está encarnado por una mujer, interpretada por la actriz Jodie Whittaker, lo cual fue una novedad en la serie, donde el Doctor había sido siempre hombre. Como en inglés Doctor es invariable, el nombre de la serie o el apelativo del personaje no varía sea hombre o mujer. Y desde que Whittaker llegó, es una buena actriz, y creo que lo hace razonablemente bien, la serie se ha enfocado mucho en lo políticamente correcto; diversidad sexual, diversidad racial o étnica, diversidad en edades… Frente al modelo tradicional de protagonista masculino y más o menos maduro con acompañante femenina, frecuentemente joven, ahora se ha ido a una mayor diversidad. Lo cual me parece muy bien. Aunue para mí no condiciona en absoluto el resultado final, que depende mucho más de las historias que se cuentan y los guiones.
Entonces… creo que en esta última etapa de Doctor femenino (léase en inglés para mantener el invariable en género) femenino, la serie ha decaído un tanto. Si mezclas el conservadurismo de la audiencia, que no acaba de aceptar a los protagonistas femeninos en esta y en otras franquicias, es así de triste, y unos guiones más preocupados por las formas que por contar buenas historias, la valoración de la serie se ha resentido. Por lo que podríamos asegurar que la serie ha tenido mejores tiempos. Sin embargo, esta última temporada de seis episodios ligados argumentalmente, más un especial de Año Nuevo con una línea argumental separada, ha mejoradbastante en mi opinión. Y en líneas generales, la amenaza del fin del universo causado por el flux (el macguffin de turno) ha estado bastante bien, aunque algún episodio ha sido un tanto lioso y complejo de seguir. Y a pesar de que entre los villanos de la serie, los daleks son los que menos me gustan, el bucle temporal del especial de Año Nuevo estuvo también muy bien. Los tiempos de Whittaker como Doctor están contados. Parece que vienen dos o tres episodios especiales aislados para despedirla antes de su nueva reencarnación. Es una pena que no haya dejado más impacto en la serie; aunque materia para ello había.
Y de repente nos reencontramos con Dexter Morgan en una nueva miniserie, Dexter: New Blood, que rescata el personaje del psicópata y asesino en serie favorito de muchos de nosotros, después de que se despidiera de nosotros en 2013, tras ocho entretenidas temporadas acompañando sus aventuras y desventuras como especialista de laboratorio forense para la policía metropolitana de Miami. Sinceramente, para mí el personaje estaba cerrado. Había dado de sí lo que había de ser y ya está. Así que afronté con cierta desconfianza el regreso del personaje, que sonaba más a oportunismo para hacer ingresos que a una necesidad creativa real.
Encontramos a Dexter (Michael C. Hall) viviendo con el nombre de Jim Lindsay en una comunidad rural en el norte del estado de Nueva York, en la que hay también una reserva de nativos americanos de la tribu séneca, a la que pertenece la jefa de policía del lugar (Julia Jones), que es la novia de Jim/Dexter. Por supuesto, sin conocer la auténtica identidad del protagonista. Pero la pacífica vida de Dexter se trastoca cuando en un altercado con el malcriado hijo de un ricachón local tiene un encontronazo con el antiguo técnico de laboratorio y acaba… muerto, claro. Y al mismo tiempo, se presenta en casa de Dexter su hijo (Jack Alcott), que dejó al cuidado de una vieja amiga, que ha fallecido. El adolescente y su padre tendrán un difícil reencuentro. Y el padre del malcriado fallecido tampoco es ningún santito. Y hay una serie de misteriosas desapariciones de mujeres jóvenes… Mmmm… mézclese en una coctelera, agítese y adivinad qué sale. Relativamente previsible si conoces los antecedentes. Una serie probablemente innecesaria, porque no aporta gran cosa al personaje. Pero por lo menos está bien hecha, bien interpretada y la trama tiene un razonable interés, por lo que se puede ver sin problemas.