[TV] Cosas de series; épica magicomedieval por episodios

Televisión

Tras volver de Múnich a mitad de agosto decidí probar con una serie de época surcoreana, Hwanhon [환혼, nupcias de alma, o algo así], conocida internacionalmente en inglés como Alchemy of souls en inglés, o Alquimia de almas en castellano. El caso es que con 20 episodios en su primera temporada, de 70 minutos aproximadamente cada uno de ellos, es decir, un montón de horas de televisión, me ha entretenido mucho. Fundamentalmente, por la empatía y buen rollo que generan sus personajes protagonistas (Jung So-Min en el papel femenino protagonista especialmente, y Lee Jae-Wook como su contrapartida masculina). Es, como muchas de estas producciones históricas de la televisión surcoreana, una mezcla de géneros, el de acción y aventuras con la comedia/drama romántica. Y la época en la que sitúa la acción en un país imaginario, un reino feudal con espadas, arcos y lanzas, pero en el que también existe la magia. Y la posibilidad de que, mediante hechizos, el alma de una persona pase a residir en el cuerpo de otra. No ha terminado. Tendrá una segunda temporada de diez episodios a partir de diciembre, creo. En Netflix.

Ilustraremos esta entrada con motivos orientales, ya que hemos empezado con el comentario de una serie surcoreana. Así que nos daremos un paseo por las murallas y los palacios de la ciudad de Suwon.

En ese entorno encontraremos amistad, compañerismo, amoríos ligeros, romances profundos, intrigas políticas, el tradicional enfrentamiento entre el bien y el mal, luchas de capa y espada, con hechizos incorporados en ocasiones, seres sobrenaturales… Sí. Exacto. Esta descripción conviene perfectamente a sagas occidentales de origen literario tan famosas como El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien o Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Es un pena que la inicial de mi segundo nombre sea A. Si hubiese sido R. R. hubiera considerado la posibilidad de forrarme a base de escribir aventuras medievales mágicas y vender los derechos de cine y televisión. Bueno… esas dos,… y a pléyade de imitaciones que han ido surgiendo en las últimas décadas por parte de escritores y escritoras mejores o, más bien, peores.

Lo cierto es que el género es antiguo. Muy antiguo. Las fantasías heroicas se encuentran en buena parte de las mitologías de culturas de todo el mundo. Y si hemos de buscar inspiración directa habrá que hablar de sagas como las Edda nórdicas o el Mito artúrico, junto con algunos acontecimientos históricos. Es conocido que la inspiración original de Martin para su Canción de… fue la Guerra de las Dos Rosas, entre los Lancaster (Lannister) y los York (Stark). Denominaciones de lugares como la Tierra Media de Tolkien son frecuentes en todo el mundo, tanto en los mitos como en la realidad, siendo una de las potencias mundiales actuales, China, un ejemplo. Su nombre en mandarín es Zhōngguó 中国, en japonés Chūgoku con los mismos caracteres, viene a significar el País Medio o Tierra Media. Una de las regiones japonesas también se denomina Chūgoku, aunque para no liarse la suelen denominar Chūgoku-chiho 中国地方, región de Chūgoku. Como curiosidad, el centro geográfico de las tierras emergidas de la superficie terrestre se encontraría en el Middle East, el Oriente Medio.

Y para acabar de arreglarlo, en pocas semanas nos hemos encontrado con el estreno de dos series de televisión que vuelven a los universos más famosos y ya mencionados en esta entrada de las sagas de fantasía heroica o medievo mágico. Ya podemos ver los lunes las nuevas aventuras de los ambiciosos señores y caballeros de Westeros en House of the Dragon en HBO, y los viernes nos acercaremos a la Segunda Edad de la Tierra Media en The Lord of the Rings: The Rings of Power en Amazon Prime Video. He visto tres episodios de la primera y dos de la segunda. Y de momento todo bien. Las estoy disfrutando, aunque son series de largo recorrido,… en el caso de que triunfen, claro. Con la segunda, muchos fanáticos de la saga están demostrando ser tan imbéciles cenutrios como los de Star Wars cuando les pareció mal que las mujeres tuvieran un papel protagonista y activo, o porque haya mezcla de orígenes étnicos entre los intérpretes. Dicen que no se es fiel a Tolkien. Como si cien años más tarde hubiera una obligación estricta de ser fiel por completo a un integrista religioso católico, súbdito de un imperio que tradicionalmente despreció y consideró susceptibles de dominación y explotación al resto de los grupos étnicos y culturales. Por bien escritas e interesantes que sean las principales obras de Tolkien, no podemos negar que el señor eran un racista de mucho cuidado. Los buenos… altos, blancos y rubios. Los malos… feos, negros, morenos, pelos rizados… del sur. Parecidos a los orcos. Y si se mezclan las razas humanas, las gentes menguan. Estas son las cosas que escribía Tolkien. Compruébenlo.