Para este día de Navidad, en el que como de costumbre en estas fechas, estoy un poco perezoso, una entrada breve y sencilla, que servirá como recomendación fotográfica. Y además me apetece salir a la calle. Las temperaturas, y el tiempo meteorológico en general, son impropias de estas fechas. Aunque hoy no van a subir tanto como ayer, vamos a tener tiempo soleado, cuando la costumbre son las nieblas densas, y temperaturas de hasta 17 ºC según el pronóstico, ayer subieron más aún, cuando difícilmente suben de los 10 ºC habitualmente. O se quedan cercanas al 0 ºC cuando las nieblas son densas y persistentes. Vamos… que lo que apetece es salir a caminar, a ser posible con una cámara fotográfica. Pero vamos con Youqine Lefèvre y su profunda reflexión fotográfica de la política de hijo único de los capitostes del Partido Comunista Chino para la República Popular China.

Lo comenté hace unos días someramente, cuando incluí el trabajo de Lefèvre en mis recomendaciones fotográficas. La fotógrafa fue adoptada en julio de 1994 por un matrimonio belga, cuando tenía pocos meses de edad; aparentemente su fecha de nacimiento fue el 9 de diciembre de 1993. Su futuro padre se desplazó, junto con otras parejas o miembros de parejas belgas, con intención de adoptar a la pequeña Yue Qing (su nombre original, que le fue dado en el orfanato permaneció en su identidad final) a la ciudad de Yueyang. Y regresó a Bélgica con la pequeña, convertida en su hija de pocos meses. Años más tarde, en octubre de 2017, la fotógrafa realizó un viaje de unas semanas con el padre, a la ciudad y provincia donde nació. La primera vez que visitaba China desde su adopción. Con posterioridad, volvió sola, con estancias de algunos meses, con intención de documentar las consecuencias, terribles en muchas ocasiones, de la política de hijo único que aplicó el régimen totalitario chino.

El libro me ha impresionado, gratamente, mucho más de lo que me esperaba. Con grandes fotografías que ocupan dos páginas de buen tamaño cada una, hace un recorrido de personas y paisajes bastante notable, y que conmueve de vez en cuando. Se acompaña de algunos textos que conviene leer para situar el contexto y conocer mejor la historia de quienes allí aparecen. Hay una primera parte, introductoria, con fotografías que no están realizadas por ella ya que son del viaje del padre adoptivo en 1994, cuando fue a recogerla, pero que son totalmente pertinentes. Entre todas las historias que fotografía y narra, la suya es una más. Todavía no le he sacado el jugo que ofrece; poco a poco. Pero os puedo asegurar que es uno de los libros de fotografía que más me ha impresionado últimamente, por su autenticidad y significación más que por otras cosas. Y eso es importante.
