El sapiens es Juan Luis Arsuaga, biólogo paleoantropólogo, catedrático universitario, y uno de los principales responsables de los yacimientos del pleistoceno de la sierra de Atapuerca en la provincia de Burgos, donde se han realizado importantes hallazgos en el ámbito de la evolución del género humano en Europa. El neandertal es Juan José Millás, conocido y afamado escrito español, que en mi historia particular como lector tiene el récord de que sólo he terminado de leer uno de los tres libros de ficción escritos por él que en un momento decidí abordar. Y además, los personajes del libro que leí de él… me cayeron mal. Vamos,… que no me gustó mucho. Lo dejé estar.
Este es un libro de conversaciones. Escrito en realidad por Millás, en él se narran los encuentros y conversaciones que mantuvo con Arsuaga en distintos puntos de la geografía española, en general, y madrileña, en particular. Y en ellos se discuten diversos conceptos relacionados con lo que significa la evolución biológica, con especial detalle a la evolución del género humano. Y, consecuentemente, entran a reflexionar sobre lo que significa ser humano, lo que nos hace similares a otros animales, y lo que nos hace diferentes.

Por experiencias previas, me gustan los libros de conversaciones. Mi primera experiencias con ellos fueron las conversaciones de Truffaut con Hitchcock, un libro con el que me lo pasé estupendamente. Posteriormente, otro conocido director de cine, Cameron Crowe, decidió repetir la experiencia con Billy Wilder, y también me lo pasé muy bien, aunque Crowe no tiene el mismo nivel que Truffaut conversando y escribiendo. Quizá se le note su cultura norteamericana. Pero muy bien, también. Otro ejemplo que me interesó mucho, saliéndonos del cine, es el libro de conversaciones de Murakami con el director de orquesta Seiji Ozawa. Un libro que me costó bastante terminar. Cada vez que hacían referencia a una obra musical, la buscaba en Apple Music y la escuchaba para intentar comprender mejor de lo que estaban tratando. Hay algún otro libro de este tipo que he leído, pero que ahora no me viene a la memoria, y no tengo tiempo para buscar lo que olvido. Así que esperaba que también me gustase. A esto hay que sumar que la cuestión de la evolución del género humano siempre me ha parecido apasionante. En los años 90 realicé incluso algún curso monográfico sobre el tema en la UNED, e intento seguir manteniéndome al día en los nuevos descubrimientos y la teorías consecuentes. Es curioso cómo ha evolucionado lo que se sabe sobre el tema en los últimos 30 años, gracias en especial a los avances en biología molecular, especialmente en el estudio del ácido desoxirribonucleico (ADN), que en estos momentos los científicos son capaces de extraer de fósiles que tienen decenas de miles de antigüedad.

El libro me ha entretenido bastante. Pero no ha estado, ni mucho menos, a la altura de los ejemplos que he puesto en el párrafo anterior. Se puede recomendar si ningún tipo de problema a mucha gente. A cualquiera que quiera mejorar su cultura con algunos conocimientos sobre los temas que trata. Le vendrá muy bien. Nunca he tenido la sensación de que el Homo antecessor propuesto por los científicos de Atapuerca sea realmente un antepasado directo del ser humano moderno. Como curiosidad, la Wikipedia en español sitúa a H. antecessor como antepasado de Homo heidelbergensis, que en Europa se continuaría con Homo neandertalensis, del cual todos tenemos un pequeño porcentaje de ADN en nuestro genoma, que demuestra los cruces entre esta especie y Homo sapiens. Sin embargo la Wikipedia en inglés sitúa a H. antecessor en una rama colateral a H. heidelbergensis, sin continuidad en la evolución humana. Una vía muerta. En realidad, nada de esto importa, sin interpretamos correctamente cómo funciona la evolución biológica. Las mutaciones que van generando variaciones en los individuos de una especie, y que se van acumulando hasta que los estudiosos deciden que los descendientes son de otra especia, son producto del azar. La evolución no tiene una línea precedente. No hay intencionalidad. Estamos como podría no estar. El estudio de todas las ramas de nuestro árbol genealógico familiar es importante y pertinente para entender mejor quienes somos. Y ramas convertidas en vías muertas en el árbol de la filogenia hay muchísimas; más que ramas que continúan en activo. Muchas de las cuales, la nuestra entre ellas, acabarán por desaparecer. Y serán olvidadas. Más que nada porque no habrá nadie para recordar. Probablemente. Si nos interesa en estos momentos es porque quizá conociéndonos mejor, podemos perdurar en la realidad, o en la memoria, más que si nos mantenemos ignorantes sobre cómo funciona el universo en general y la vida en particular.
